
 
«¿No queríais democracia? ¡Pues toma 
democracia!». Así fue la reacción espontánea del interventor de Alianza 
Popular en una de las mesas principales de un municipio de la Región en 
las primeras elecciones de la Transición, tras constatar que su partido 
había doblado en votos a los de la izquierda y esto sin reparar en lo 
significativo de su expresión. 
La convocatoria de las generales por 
Pedro Sánchez, anticipadas a las autonómicas y municipales, me trae esta
 anécdota convertida para la ocasión en: «¿No queríais elecciones? ¡Pues
 toma elecciones!».
 El PSOE, un
 partido cuyo crecimiento se produce siempre desde la izquierda hacia la
 centralidad, y no al revés, ha esperado al momento de pillar a 
Ciudadanos con el pie cambiado, y le ha propinado un codazo para tratar 
de enclavarlo definitivamente en la derecha a fin de ocupar el codiciado
 espacio de centro sin perder el territorio ganado a la izquierda con la
 política, al menos esbozada, del poco más de medio año de gestión desde
 el Gobierno. 
El PSOE no compite tanto con el PP como con Ciudadanos, 
del mismo modo que los populares, pues las siglas históricas del 
bipartidismo sufren por igual a esa incómoda cuña. 
Los socialistas, que 
parecían huír hacia la izquierda despilfarrando parte de su patrimonio 
electoral, han aprovechado ahora que Ciudadanos aparece retratado en un 
territorio que también habita Vox, como antes Ciudadanos intentaba 
estigmatizar al PSOE identificando su posición con la de Podemos. ¿Quién
 se queda con el centro? 
El primero que fije a su competidor en una 
localización desplazada. El PSOE de Sánchez ha dado el golpe de la 
convocatoria en el momento preciso en que Ciudadanos aparece como la 
'tercera pata' de la derecha, y se propone invadir el núcleo electoral 
que determina el éxito.
 El Relator era Sánchez.
 Sánchez es un corredor que sorprende manejándose por todas las bandas, 
con el riesgo que verse arrinconado en una izquierda no funcional, pero 
también con la posibilidad, como ahora, de colocar a sus adversarios en 
la posición que, en el momento crucial, les resulta más inhábil. Ha 
conducido a toda la derecha, incluido Ciudadanos, a un aprisco en el que
 apenas se distingue la raza de las reses, incomodadas entre sí por el 
roce, y la izquierda que pretendía darle el sorpasso, Podemos, está en 
otro callejón sin salida, desactivada y anonadada entre perplejidades. 
En ese momento, Sánchez proclama el alto electoral, cuando la foto fija 
desvela que el lema 'elecciones ya' que dictan PP/Cs/Vox es justo el que
 más le favorece.
 Además, 
cambia el paradigma de manera ventajosa para los socialistas. Ya no 
serán las municipales y autonómicas la que incidirían sobre unas 
consecuentes generales, sino al revés. Y ahí tiene más valor gráfico la 
moneda de Vox. Si este partido se prefiguraba decisivo para los pactos a
 tres bandas que mantendrían en el poder a la derecha en municipios y 
Comunidades en el caso de que fuera posible la suma, será más complicado
 enfrentarse a las elecciones locales con esa perspectiva. 
Y es que el 
programa de Vox, las 'ideas fuertes' que arrastran a ese nuevo 
electorado, tienen todas un perfil de política nacional. El pacto en 
Andalucía no ha sido especialmente doloroso porque Vox carece de 
política autonómica y municipal; todas sus propuestas importantes 
dependen del Gobierno central. 
Gobernar en un municipio con el apoyo de 
Vox tal vez no suponga un gran desgarro a la política del PP, pero si 
éste tuviera que armar un Gobierno nacional con Abascal el impacto en la
 política general sería muy sustantivo. 
Produciéndose esto en el mismo 
trayecto de la campaña electoral de las autonómicas y municipales, 
inmediata a la solución dada por las urnas para el Gobierno del Estado, 
se generaría, sin duda, una gran sacudida en los sectores moderados de 
la sociedad que podría beneficiar, de rebote, a la izquierda, es decir, 
al PSOE, que es el organismo más vivo de ésta en la fase de decadencia 
de Podemos, un partido en crisis que no convoca expectivas más allá de 
las testimoniales.
 Quiero decir
 que el lema 'elecciones ya' enarbolado en la madrileña plaza de Colón 
perjudica gravemente, de partida, a sus promotores, a la vista de que se
 ha consumado de manera instantánea. 
Por mucho que la oposición al PSOE 
pretenda apuntarse que la convocatoria se ha producido por arrastre de 
su proclama, la realidad es que el adelanto de las generales respecto de
 las autonómicas beneficia sobre el papel a Sánchez, quien además acaba 
de mostrar su desenganche de los nacionalistas con el regreso a su 
posición natural, pero esto tras mostrar que Torra y compañía prefieren 
el «cuanto peor, mejor» (es decir, que gobierne la derecha para agitar 
la desafección catalana a España) tras ofrecerles una abierta mesa de 
negociación, tan abierta que ha provocado un inicio de crisis interna en
 el PSOE, y ni con ésas. 
La consecuencia de ese aparente derrape ha sido
 la de llevar a Ciudadanos al territorio PP y Vox, para con una finta 
regresar al centro y dejar colgados en la brocha a los de Rivera.
 Al final, el famoso Relator incógnito va a resultar que era el propio Pedro Sánchez.
 En el PSOE murciano.
 En la política regional, es obvio que esta jugada, la del adelanto 
inmediato de las generales, provoca una convulsión y cambia los tiempos 
de todos los partidos, pues han de anticipar sus candidaturas a Congreso
 y Senado. Y esto, empezando por el propio PSOE. 
El valor en que éste 
más ha invertido en política nacional es Pedro Saura, secretario de 
Estado de Fomento, y a cuya 'cartera' se deben las iniciativas más 
solventes del Gobierno de Sánchez en Murcia. 
Cabría suponer que es la 
personalidad más adecuada para encabezar el cartel. María González 
Veracruz estaba destinada de antemano, con toda probabilidad, a la 
Asamblea Regional, para proyectar la imagen de la pacificación interna 
del PSOE murciano, ya que fue quien compitió en primarias con Diego 
Conesa por el liderazgo regional del partido. 
Ese ticket reforzaría, sin
 duda, la opción socialista, pues con él, en Murcia, se proyectaría una 
impresión diferente a la de una Susana Díaz que en Andalucía relegó a 
los partidarios de Sánchez lo que, en parte, pudo ser consecuencia de la
 demovilización de los socialistas, que fue, según todos los analistas, 
lo que provocó su derrota. 
Pero queda por conocer si Joaquín López, el 
vicesecretario general, puede tener un papel en esa candidatura o si 
acaba en la delegación del Gobierno en sustitución del propio Conesa. 
López ha insinuado en su entorno un asomo de retirada para dedicarse a 
su actividad profesional, pero es un gesto poco explicable a la vista de
 la baraja política de que dispone. 
Es cierto que en el PSOE se prevén, 
en todas las provincias, unas listas estrictamente revisadas por el 
equipo de Sánchez, ya que éste no querrá repetir la experiencia de las 
'deslealtades' que en su día lo expulsaron de la dirección. 
López está 
en línea, pues es la mano derecha de Conesa, pero no es estrictamente un
 'pata negra' de Ferraz por diversos motivos. Con independencia de la 
composición de la candidatura a las generales, el PSOE tiene una buena 
posición de partida, pues puede presentar una gestión eficaz en el 
escaso tiempo de permanencia del Gobierno central de su color.
 El PP lo tiene crudo.
 Quien lo tiene más complicado es Fernando López Miras, pues si el PP no
 resuelve satisfactoriamente el test del 28 de abril en Murcia se le 
agravarán la expectativas de las autonómicas, aunque fuera solo por un 
efecto psicológico. Sobre el papel, hay dos partidos que comen de su 
electorado, en el caso de Ciudadanos con más avidez que antes y, por si 
fuera poco, ahí está Vox, que hasta podría rebañar diputados, en plural. 
Además, el partido de Alberto Garre, Somos, no renunciará a 
presentarse; no obtendrá representación, pero sumará votos procedentes 
de la misma cantera, los suficientes seguramente para restar empuje al 
'partido madre'. 
Si el PSOE empata con el PP o lo rebasa, lo que es, 
como todo, posible, las autonómicas pueden ser un calvario para los 
populares. No es probable que Teodoro García venga a reforzar, bien por 
esta consecuencia o porque el lugar del secretario general del PP 
estaría en Madrid.
 Ciudadanos algo anarcos.
 En cuanto a Ciudadanos, qué decir. En Murcia, al menos, es lo más 
parecido, visto dede fuera, a un partido anarquista. Han llegado al 
extremo de dejar las primarias para ultimísima hora, sin que ni la 
militancia ni la sociedad perciban la voluntad de modelar un panel de 
liderazgos. 
El diseño de sus primarias es verdaderamente infartante: 
cualquiera se puede presentar a ellas, sin necesidad de avales, lo cual 
puede producir aglomeraciones como la que se ha dado en las relativas a 
las europeas, donde un militante desconocido del barrio de Santa María 
de Gracia ha quedado situado en segundo lugar, tras Garicano, tan solo 
por obtener un centenar de votos. 
En apariencia, el 'aparato' del 
partido no tiene favoritos para las autonómicas y las municipales de 
Murcia, por lo que supuestamente la elección de los candidatos quedará 
al albur de una militancia que no conoce a los precandidatos a los que 
deberá votar en un tiempo fulgurante. 
Hay evidencias ya constatables, 
como que Miguel Sánchez no repetirá candidatura a la presidencia de la 
Comunidad autónoma, y esto no puede deberse a su voluntad, sino al hecho
 de que se le ha pedido su retirada, tal vez ayer mismo por el 
secretario de Organización, Hervías, con quien el murciano nunca 
empatizó. 
Pero ¿para sustituirlo por quién? En cuanto a las generales, 
también tocan primarias relámpago, pero a Garaulet, por mucho que 
presente logros de gestión e iniciativa, se le puede oponer un pelotón 
sin necesidad de aval alguno. 
O en Ciudadanos tienen una reserva secreta
 o se exponen a una lotería que le puede tocar a cualquiera que pase por
 ahí, lo cual no es propio de un partido que aspira a tocar poder, bien 
por obtener la hegemonía o bien a través de pactos en los que, de una 
manera u otra, es previsible que siempre esté presente. Tiempo han 
tenido para organizar las alternativas correspondientes si consideraban 
que sus actuales líderes institucionales carecían de mayor recorrido.
 Podemos, y el 'vamos o volverán'.
 En cuanto a Podemos, el adelanto de las generales les invita a mantener
 la opción Unidos Podemos, que incluye a IU, con la que no ha sido 
posible un acuerdo de ámbito autonómico. Habrá que saber si IU se 
conforma con protagonizar la candidatura testimonial al Senado, como en 
las anteriores elecciones, y también si el diputado en ejercicio Serna, 
que viene reprochando al líder regional, Urralburu, falta de voluntad 
para coaligarse con IU en las autonómicas y locales, estaría dispuesto, 
para dar ejemplo de unidad, a ceder su posición en favor de un 
representante del partido de Garzón. 
El problema de Podemos es que parte
 de su electorado podría abrazar la teoría del voto útil desplazándose 
hacia el PSOE como 'mal menor' ante la evidencia de que los de Iglesias 
exhiben una crisis interna que, como tal, suele disuadir a los votantes 
de cualquier signo. 
En este sentido, Sánchez ha pagado el apoyo de 
Podemos (que siempre ha sido, es cierto, volátil) con un adelanto 
electoral que llega en un momento especialmente crítico para quienes han
 sido sus principales aliados. 
Ahora se trata de si, con el lema «Si no 
vamos, ellos volverán», los socialistas convencerán a los votantes de 
Podemos para reunir los votos que los impulsen por encima del centenar 
de diputados. Pero si el PSOE solo crece a costa de Podemos, se quedará 
clavado: ganará, pero no gobernará, de modo que tiene que meterle mano 
también al núcleo de Ciudadanos desencantado con las 'compañías 
peligrosas'.
 Garre moviliza.
 En el mapa regional también interviene Somos Región, el partido de 
Garre. La irrupción de Vox parece haberlo aparcado como opción con 
posibles para rebañar apoyos al PP, pero no hay que hacer juicios 
precipitados. Al margen de las encuestas, hay una evidencia gráfica: los
 actos que protagoniza Garre a lo largo de la Región suelen estar 
ampliamente nutridos y ha acogido a muchos militantes con perfiles 
profesionales y de respeto ciudadano de muy estimable consideración, con
 independencia de su popularidad general. 
Ayer, sin ir más lejos, en el 
acto que protagonizó en Lorca para presentar a su candidata a la 
alcaldía, Rosario Segura, intervino Emilia Collado, quien fue juez 
sustituta en la Audiencia Provincial (es sobrina del expresidente 
socialista Carlos Collado), quien sin duda representará a la comarca en 
la lista a las elecciones autonómicas. 
Uno se queda favorablemente 
sorprendido, con frecuencia, de las personalidades que se declaran 
militantes de esta opción, lo que muestra el hecho de que no se trata de
 un partido de 'desechos de tienta' del PP. 
El adelanto de las generales
 es un nuevo revés para Garre, pero lo ofrece la oportunidad de que 
muestre el músculo de su militancia con candidatos solventes, aun a 
pesar de la casi imposibilidad de obtener un escaño, ya que tendría que 
recibir más de 60.000 votos. 
Las generales serán para este partido un 
ensayo, un entrenamiento y un modo de darse a conocer como alternativa 
real una vez que el propio Garre tiene ganado el título, en las 
encuestas, de 'político más valorado de la Región'.
 En
 definitiva, tal vez la reivindicación de los partidos que acudieron a 
la plaza de Colón («elecciones ya») debiera haber ido acompañada de un 
estrambote: «Pero sin tanta prisa».
(*) Columnista
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/02/17/elecciones-pronto/997594.html