BARCELONA.- Las
 restricciones al paso de camiones impuestas por Protección Civil en la 
última semana en algunas carreteras españolas, como consecuencia del mal
 tiempo, han reavivado la polémica sobre las condiciones de trabajo de los camioneros. Trabajar para vivir o vivir para trabajar, el eterno dilema que trae de cabeza a los camioneros para conseguir un sueldo.
Las últimas nevadas han obligado a dar media vuelta a los camiones que llegaban de Francia
 y han provocado retenciones de hasta 6 km en la AP-7 en La Jonquera. El
 tráfico quedó restringido a los camiones de más de 7,5 toneladas el 
miércoles 28 de febrero. 
Una decisión que bloqueó a 6.500 camiones en 
áreas de servicio, arcenes o en la frontera de la Jonquera, a 2.000 en 
el aparcamiento de Port Aventura y a varios centenares más en Huesca. 
Enojó a muchos camioneros que, en algunos casos, no habían visto nunca 
una medida de tal calibre y se suma a la ecotasa con que Francia amenaza
 a los camioneros españoles.
Estos acontecimientos son una gota más en el vaso de un sector que lleva años reivindicando mejoras. Hace dos meses una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea
 (TJUE) rechazaba que, en el sector de los transportes por carretera, 
los conductores pudieran realizar en el propio vehículo el periodo de 
descanso semanal normal al que tienen derecho. 
“En cambio, el periodo de
 descanso semanal reducido puede efectuarse en el vehículo en 
determinadas condiciones”, reconoce la sentencia de 20 de diciembre 
pasado.
En países como Alemania, Bélgica o Francia se prohíbe el descanso semanal dentro de la cabina
 del camión, lo que obliga a los conductores a quedarse en casa, en un 
hotel o en instalaciones de la empresa preparadas para ese fin. En 
España, como en el resto de Europa, los conductores profesionales tienen
 la obligación de descansar los fines de semana 45 horas seguidas, 24 en
 caso de periodo reducido.
Con ello se pretende evitar que los camiones aparquen en los truck stop a descansar durante largos periodos, sobrecargando las rutas, los trucks stop y
 aumentando el riesgo de accidentes. También evitar la competencia de 
los camioneros de países de Este o extranjeros que trabajan en Europa a 
un coste menor, con otras condiciones.
Para
 muchos conductores, circular por carreteras con gran densidad de 
camiones que llevan productos agrícolas a las grandes capitales o al 
norte de Europa resulta peligroso, lento y poco eficaz y el peso que cargan acelera el deterioro de las carreteras.
El transporte combinado ferrocarril-camión es una solución
 cada vez más extendida en Europa. En España sigue siendo una asignatura
 pendiente. El problema cuando se aborde es ¿a qué se dedicarán entonces
 las decenas de miles de camioneros y sus vehículos en España?

 
 













