 Están empezando a ejercer presión los populares para que Ramón Luis Valcárcel se presente a la reelección como presidente de la Comunidad. Primero fueron unas declaraciones de Sánchez Carrillo en este diario, y ahora, de cara al congreso, cuentan que los pedáneos y delegados dicen que “tenemos que convencerle para que siga al menos otros cuatro años más”.
Están empezando a ejercer presión los populares para que Ramón Luis Valcárcel se presente a la reelección como presidente de la Comunidad. Primero fueron unas declaraciones de Sánchez Carrillo en este diario, y ahora, de cara al congreso, cuentan que los pedáneos y delegados dicen que “tenemos que convencerle para que siga al menos otros cuatro años más”.“Todos queremos que se vuelva a presentar, pero él no quiere, y vamos a ver si le convencemos”, insisten los históricos, pasando por los delfines hasta llegar a los militantes de base. Sin embargo, desde hace tiempo es sabido que entre los populares murcianos no se mueve un papel sin el consentimiento del todopoderoso presidente.
Las palabras y las decisiones políticas de Valcárcel son un poco veletas desde su llegada a San Esteban. Además, el veterano presidente es muy aficionado a plantearse teóricos problemas que sólo él puede resolver, entreteniendo de paso al personal.
Decían de un histórico socialista regional que era tan conspirador que cuando no tenía contrario conspiraba en solitario contra él mismo. La historia política de Valcárcel como presidente empezó con un compromiso al que nadie le obligaba de estar sólo ocho años en San Esteban. Luego haciendo caso a las peticiones sociales en un principio rompió la promesa. Un tiempo después diría que fue por el compromiso del Aeropuerto Regional.
En las pasadas autonómicas, sin que nadie se lo pidiera ni le obligara, volvió a crear un foco de atención. “Será mi última legislatura”. No concretó fecha de salida y dio pie a especulaciones sobre las generales o sobre las europeas. Él sólo se encargó de plantear la sucesión y el delfinato. Ahora parece cada vez más claro que agotará legislatura e incluso que aspirará a una nueva reelección.
“Amortizados en nombre de la crisis”
Los secretarios autonómicos, como se adelantó en este diario, han sido formalmente los grandes amortizados en la reducción de altos cargos por la crisis económica. En general ha habido bastante recolocación de los cesantes de las consejerías suprimidas, escasas sorpresas y pocas incorporaciones.
En algunos casos, como los consejeros Ballesta y Marín, han congelado organigrama concentrando competencias. Bascuñana, Reverte, García y Cerdá mantienen el mayor número de altos cargos, moviéndose en abanicos entre los ocho y nueve.
 
