MADRID.- El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha hecho mención al 
problema de la corrupción como una de las cuestiones "que más debilitan 
la fortaleza moral de nuestra sociedad" durante su discurso en el Acto 
de Apertura de los Tribunales, en presencia del Rey, del ministro de 
Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón y de las cúpulas de las carreras 
judicial y fiscal. Ha advertido que la Justicia queda en evidencia 
cuando no es capaz de dar respuesta "solvente y tempestiva" a este 
problema.
Se ha referido seguidamente a la crisis económica "severa y prolongada", que pone a prueba el entramado institucional.
   "Si grave resulta la depauperación de amplios estratos sociales, 
el incremento del paro, la dificultad para hacer frente al endeudamiento
 público y privado, y otros tantos fenómenos sintomáticos de la recesión
 que no acucia, no menos grave resultaría que el inevitable sentimiento 
de desánimo derivase en desafección de la cosa pública", ha manifestado.
    No obstante, y pese a la "sombría realidad", el fiscal general 
asegura que existe una ciudadanía consciente de que "es fuente de toda 
legitimidad política" y ello pese al "sentimiento de decepción que puede
 suscitar la conducta poco ejemplar de algunos de sus representantes".
   El fiscal general se ha referido a la corrupción en la 
Administración pero también a la corrupción privada y ha citado las 
causas surgidas en relación con las participaciones preferentes emitidas
 por determinadas entidades financieras, casos que que calificó de 
complejos, "por lo que no admiten un tratamiento común".
   A su juicio, hay que discernir entre aquellos casos en que la 
ilicitud se produce en el momento de ideación de la emisión, mediante el
 empleo de artificios contables encaminados a camuflar la deficiente 
solvencia de la entidad, de aquellos otros en los que la ilicitud se 
concentró en la comercialización de títulos "mediante su colocacion 
entre grupos de clientes manifiestamente inidóneos" como discapacitados o
 personas "imposibilitadas para alcanzar una comprensión real de la 
naturaleza jurídica del negocio".
   Torres-Dulce ha incluido en su discurso las cifras más destacadas 
de la Memoria de la Fiscalía del pasado año, como la del aumento en un 
120,79 por ciento de los fraudes cometidos por autoridad o funcionario 
público y el incremento en un 23,85 por ciento de las calificaciones por
 delito de prevaricación administrativa; así como el descenso de las 
causas por malversación de caudales públicos en un 31,23 por ciento y 
por tráfico de influencias en un 22,37 por ciento.
Sentencias por corrupción
Las sentencias por delitos relacionados con la
 corrupción (cohecho, malversación, prevaricación administrativa, 
tráfico de influencias o fraudes comunitarios) se han incrementado un 
151% en los últimos tres años, según revela la Memoria de la 
Fiscalía General del Estado correspondiente al año 2012. 
   En el último trienio la incoación de causas por este tipo de 
delitos creció en un 17 por ciento con una clara preponderancia de la 
prevaricación administrativa, que supuso un 23 por ciento del total de 
delitos relativos a la corrupción que se iniciaron durante todo el año 
pasado. 
   En todo caso, los máximos históricos de corrupción en la 
presentación de escritos del Ministerio Fiscal se registraron en 2011, 
año en el que se presentaron un total de 235 acusaciones. El delito más 
repetido fue el de malversación de caudales públicos que durante ese año
 representó un 40 por ciento del total seguido del de prevaricación 
administrativa, que alcanzó un 26 por ciento. 
   Tras apuntar que la corrupción está vinculada a la etapa de la 
denominada "burbuja inmobiliaria", en la que "la sociedad en general y 
las administraciones públicas en particular disponían de una gran 
cantidad de recursos económicos", la Fiscalía advierte en su Memoria de 
los riesgos que puede afrontar la sociedad española si no se lleva a 
cabo "una actuación lo suficientemente decidida y enérgica contra la 
corrupción".
   "Se corre el riesgo, de un lado, de incrementar una sensación de 
impunidad que sirva para extender comportamientos irregulares o 
corruptos y, de otro, a que puedan generalizarse críticas infundadas o 
sectarias cuestionando irresponsablemente la labor de todos los 
servidores públicos, la inmensa mayoría de los cuales cumple 
honestamente con su deber", apunta la Memoria.
    En este sentido, el Ministerio Público advierte de que en un 
importante sector de la ciudadana ha calado "la idea de que la Justicia 
no trata igual al poderoso que al resto, y que existe ideología en la 
respuesta judicial".
 "Desmontar este estado de opinión es una tarea que 
recae principalmente en los que formamos parte de la Administración de 
Justicia", señala.
   A su juicio, los delitos de corrupción constituyen "una de las 
formas más graves de delincuencia" porque "provocan el desvío de fondos 
públicos a fines privados" y suponen, además, "un ataque a las 
instituciones y al sistema democrático y, en definitiva, al Estado de 
Derecho.
   Según el Ministerio Público, el "incremento cuantitativo y 
cualitativo" que la corrupción ha experimentado en los últimos años 
contribuye a crear "un estado de opinión" y afecta al propio 
funcionamiento de la Administración de Justicia, "poniéndola muchas 
veces en evidencia en tanto que no es capaz de dar una respuesta 
adecuada en el tiempo y en el resultado final del propio procedimiento".
   Para hacer frente a esta situación, la Fiscalía propone reforzar 
la oficina fiscal, dotándola de "auténticas unidades de investigación 
criminal", potenciar las unidades de Policía Judicial y dotar de apoyo 
tecnológico a las investigaciones telemáticas.
 
