Los países desarrollados no se libran de la represión contra los 
activistas verdes. Los métodos que gobiernos, empresas y particulares 
emplean contra ellos son simplemente de otro tipo. El caso más reciente 
en España es el del histórico líder ecologista  Juan Clavero,
 al que un desconocido le introdujo más de 40 gramos de cocaína en su 
coche, tras unas protestas y poco antes de que la Guardia Civil lo 
parara y registrara hasta encontrar la mercancía ilegal.
 En apenas dos semanas, un juzgado ha archivado la causa, señalando que pudo ser " víctima de actuaciones malintencionadas por parte de terceros ,   que
 pretenden alejar al mismo de sus actividades habituales, involucrándolo
 en un delito del que no existe indicio" para imputarlo.
  Clavero se vio respaldado, desde el primer momento, no sólo por su organización, sino por 
 la práctica totalidad de responsables políticos, entidades sociales y 
ciudadanos, que mostraron "su total incredulidad ante la acusación 
contra Juan Clavero, apoyando la hipótesis de que se le había tendido 
una trampa para intentar desacreditarlo".
 El precio de defender el medio ambiente
 
 Trampas, sobornos, denuncias falsas, agresiones, amenazas de muerte, 
destrozos, difamaciones... Ese es el precio de defender el medio 
ambiente en España. Lo que le ha ocurrido a Clavero con la droga "ha 
sido increíble, probablemente lo más gordo que me ha pasado 
últimamente", explica él mismo a eldiario.es Andalucía. 
 
 Los activistas recuerdan que el boom inmobiliario supuso en España uno 
de los mayores conflictos a los que se tuvieron que enfrentar. El propio
 Clavero tuvo que solicitar protección policial. 
"En el Puerto de Santa 
María (Cádiz) aparecieron panfletos con la fotografía de mi casa, 
diciendo que en aquella casa olía a gasolina. Tuve que acudir a la 
subdelegación del Gobierno para que me pusieran escolta, porque me iban a
 quemar la casa". 
  El patrimonio suele ser objeto de la ira de aquellos que los ecologistas denuncian ante la opinión pública y los juzgados.  
"Una protesta contra Puerto Sherry terminó con varios de nuestros 
coches pintados, rayados y destrozados. Mi coche me lo quemaron poco 
después en la puerta de mi casa", afirma el ecologista gaditano. 
  ¿Quiénes
 suelen ser los responsables? "Los peores son los encargados, los 
guardas de las fincas, ciertos trabajadores a los que las empresas 
consienten que hagan este tipo de cosas y que contratan a gente 
peligrosa, que son más papistas que el papa", indica Clavero.
 En algunos casos, son los alcaldes los que se toman la justicia por su 
mano. "Hace ya algunos años, un alcalde me soltó aquello de: "Tú no 
sabes con quién estás hablando". Me dijo que no me acercara por su 
pueblo, que allí mandaba él", relata un activista que prefiere mantener 
el anonimato. 
 Tras la sentencia del Tribunal Supremo
 que limitaba la comercialización del cangrejo rojo tras una denuncia de
 Ecologistas en Acción, el pleno del Ayuntamiento de Isla Mayor propuso 
declararlos 'persona non grata'.  Lola Yllescas,
 portavoz andaluza de la organización, señala que "les contestamos que a
 los que debían declarar 'persona non grata', en todo caso, era al 
Tribunal Supremo". 
"Vas a salir con los pies por delante"
  Beltrán Ceballos,
 responsable del centro ambiental Dehesa de Abajo (Puebla del Río, 
Sevilla), apunta que "todos los que estamos involucrados en la defensa 
de la naturaleza sufrimos amenazas. Si no nos hace daño físicamente, se 
lo hacen a nuestras propiedades, allegados o mascotas". Un activista 
explica que las amenazas son constantes, que han dañado su coche en más 
de una ocasión y que una vez le dijeron que iba a "salir con los pies 
por delante".
 Beltrán, por ejemplo, ha actuado en 
África, América y Europa. "Afortunadamente aquí tenemos mesas de debate,
 juzgados y leyes que nos protegen. Fuera de Europa corren las balas y 
tienes la sensación de que peligra tu vida". Con la crisis del cangrejo 
rojo, proliferaron las amenazas. "Pues ya sabemos lo que hay que hacer 
cuando se vea en el pueblo un coche de estos perros", amenazaba por 
Facebook un individuo de Isla Mayor. Cuando hay un riesgo real, los 
ecologistas no pasan por alto las amenazas: "Allí no vamos, esta gente 
es de temer", critica Yllescas.
¿Suelen denunciar los ecologistas?
 ¿Denuncian los ecologistas cuando les dicen cosas como "me han traído 
aquí para te dé una hostia"? Las denuncias son contadas. Según Beltrán, 
"asumimos que corremos ese riesgo, que es algo consustancial a nuestra 
forma de trabajar. Por regla general no he ido al juzgado, porque es un 
pérdida de tiempo, ya que tienes que demostrar una cosa que no puedes. A
 nivel jurídico, nos interesa más proteger a aquellos que no tienen voz 
que a nosotros mismos". El ecologista Juan Romero explica que  nunca ha querido denunciar a los trabajadores que
 le han llegado a amenazar y ha preferido siempre el diálogo o "aguantar
 el tipo cuando he recibido insultos y evitar así agresiones".
 Según Global Witness, la oleada de violencia contra los ecologistas "es
 impulsada por una intensa lucha por la tierra y los recursos naturales,
 ya que las empresas mineras, madereras, hidroeléctricas y agrícolas  pisotean a las personas
 y al medio ambiente en su búsqueda de ganancias". Al igual que en 
otros continentes, la minería, la agricultura y las energías son las 
industrias más conflictivas. En España, habría que incluir la 
urbanística.
 En Andalucía, agricultores ilegales de 
Huelva, petroleras del Estrecho de Gibraltar y ciertos constructores son
 señalados por los ecologistas como sus mayores fuentes de conflicto. 
"Cuando tratas de parar una carretera que afecta a un lince o un campo 
de golf, sabes que te estás creando enemigos", indica Ceballos.
 "En una ocasión me amenazaron por temas mineros, que son los míos. Yo 
tengo mal carácter y poco que perder, así que el individuo ha procurado 
no volver a cruzarse conmigo en el el pueblo en el que vivimos. No lo 
denuncié", señala un ecologista veterano.
 Un 
activista que trabaja en la zona del Estrecho de Gibraltar dice llevar 
casi 25 años recibiendo amenazas e intentos de soborno por parte de las 
petroleras a las que ha denunciado en múltiples ocasiones por verter 
hidrocarburos al mar. "Al final nos quedamos siempre solos, porque los 
medios de comunicación viven aquí de estas empresas contaminantes, que 
les patrocinan", denuncia.
"Ten cuidado que cabes en un pozo"
 En los regadíos del entorno de Doñana, donde abundan los cultivos y 
pozos ilegales, la situación llega a ser de máxima tensión. "Ten cuidado
 que cabes en un pozo", le llegaron a decir a un ecologista que trabaja 
en la zona. Este activista señala que "nuestro trabajo es duro, porque 
nos toca bailar con la mafia. Sabemos a lo que nos exponemos, porque 
hacemos el trabajo que la Administración no es capaz de hacer. Debería 
ser la Administración la que denuncie pozos".
 Los 
ecologistas no son los únicos que sufren las iras de los agricultores 
que, ilegalmente, esquilman aguas subterráneas y ocupan tierras de 
cultivo que no les pertenecen. En noviembre de 2014, tres  guardas fueron amenazados y agredidos por más de 200 personas durante la inspección de una finca ilegal en Lucena del Puerto.  
 Al igual que ha ocurrido con Juan Clavero, los enemigos del medio 
ambiente tratan de servirse de las fuerzas del orden y de la justicia 
para atacar a los activistas. En el caso de  Juan Romero,
 el Puerto de Huelva le puso una denuncia tras unas protestas contra la 
construcción de unas balsas con lodos tóxicos y peligrosos. "Me pusieron
 a disposición judicial, metiéndole mano a mi nómina y embargándome el 
coche y la moto. Nuestra revuelta había sido pacífica y los trabajadores
 del Puerto de Huelva y de Canal Sur que testificaron en el juicio, lo 
hicieron a mi favor". 
  Juan Terroba,
 ecologista de la Sierra de Málaga, también se ha tenido que enfrentar a
 la justicia. Su trabajo como policía municipal era un arma de doble 
filo: con él no valían las amenazas violentas, sino las judiciales. 
"Hace diez años, luchamos aquí contra el complejo urbanístico de Los 
Merinos de Ronda. Para atacarnos, la empresa nos puso denuncias falsas 
por prevaricación. Afortunadamente aquellas denuncias terminaron 
archivadas y luego, curiosamente, los jueces no quisieron investigar 
nuestras denuncias por denuncias falsas".
 Aunque las 
denuncias personales no prosperaron, sí consiguieron frenar el proyecto:
 el Tribunal Supremo tumbó un proyecto que afectaba a 800 hectáreas. 
"Querían construir en un espacio protegido: un encinar de la Sierra de 
las Nieves, situado sobre un acuífero. La justicia nos dio la razón, 
mientras ellos trataban de taparnos la boca".
 En su 
lucha por el patrimonio natural, la ley y la opinión pública son sus 
mayores aliados. Para eso, necesitan tener un currículum inmaculado: ser
 escrupulosamente rigurosos en lo que denuncian y no tener cuentas 
pendientes con la justicia. Eso explica, en buena medida, que cuando se 
acusó a Juan Clavero de narcotráfico, ciudadanos, políticos e 
instituciones de todo tipo no dudaran en poner la mano en el fuego por 
él.
 "Si somos la voz de la naturaleza, tenemos que 
ser de una honradez intachable. No puedes jugar con cosas feas si eres 
la voz del buitre negro, la encina o un espacio protegido. Un buen 
conservacionista no puede ni engañar a su pareja. Todos nos equivocamos,
 pero tenemos que procurar tener una conducta social y moral 
intachable", concluye Beltrán Ceballos.