MADRID.- Agotado el plazo que la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, había dado a Murcia para retirar el pin parental”, hoy ha acudido a la vía judicial, como había anunciado, al considerar que es una iniciativa “dirigida a socavar el derecho a la educación y censurar la actuación de los centros docentes y su profesorado”.
El departamento de la ministra Isabel Celaá ha solicitado también, con carácter de urgencia, la adopción "como medida cautelar consistente en la suspensión de las instrucciones recurridas".
Educación ha presentado ese recurso ante el TSJ de Murcia de manera que el «pin parental» podría quedar desactivado en menos de un mes si el tribunal decreta, como medida cautelar, la suspensión de la norma al considerar que su aplicación está provocando un daño a los menores.
De
 hecho, Educación ha informado de que ha solicitado que se suspendan las
 instrucciones de Murcia con la adopción de una cautelar consistente en 
la suspensión de las instrucciones recurridas. 
Pero también puede 
ocurrir que el juez desestime aplicar la medida cautelar y no se 
pronuncie hasta que haya sentencia, lo cual podría tardar, por lo menos,
 un año, dependiendo del volumen de trabajo de los tribunales.
Murcia
 quiere que los padres de los alumnos tengan que autorizar de manera 
previa y expresa la asistencia de sus hijos a las actividades en el 
centro escolar, recibiendo una información anticipada de todas ellas. 
Educación considera que esta práctica “es contraria a la Ley Orgánica de
 Educación (LOE), las propias normas autonómicas de esta región, así 
como a la Ley Contra la Violencia de Género”
Según
 Celaá, cree que “es ilegal” porque “cualquier norma que recogiera esta 
censura previa, este veto, vulneraría los derechos de los alumnos y 
alumnas a recibir una educación integral, para el pleno desarrollo de la
 personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de 
convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
Del mismo modo, Educación
 ha argumentado que el “pin parental” colisiona con el derecho 
constitucional fundamental a la educación, contraviene diversos tratados
 internacionales ratificados por España (Convención sobre los Derechos 
del Niño, Declaración Universal de los Derechos Humanos), así como el 
Memorándum de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia, 
la normativa educativa, la legislación sobre la violencia y la normativa
 específica en materia LGTBI.
Además
 considera que los docentes, basándose en la autonomía pedagógica de los
 centros, “tienen la competencia para diseñar las actividades 
complementarias que consideren convenientes y dar así cumplimiento a lo 
establecido en los currículos correspondientes”.
Celaá también se basa 
para justificar su acción en diversas sentencias del Tribunal 
Constitucional, que señalan que “el derecho a la objeción de conciencia 
solo existe en nuestro ordenamiento en los casos expresamente 
contemplados por la Constitución y las leyes”.
Murcia
 no está dispuesta a dar ni un paso atrás, tal y como dijo ayer el 
consejero de Presidencia y Hacienda, Javier Celdrán, que ayer aseguró 
que no retiraría el “pin parental” a menos que así lo exija un juez. De 
hecho, se mostró confiado en contar con los avales jurídicos y de 
inspección para esa medida.
Celdrán
 ha reconocido que el Ejecutivo regional cuenta con la posibilidad de 
que el juez decrete la suspensión cautelar del veto hasta que se 
resuelva el asunto judicialmente y, si es así, lo acatarán, pero ha 
insistido en la idea de que el proceso es una “cortina de humo” para 
evitar resolver el problema catalán.
En
 su opinión, el asunto se debería haber abordado desde el diálogo, pero 
el presidente Pedro Sánchez “no ha atendido las llamadas de Fernando 
López Miras ni de los consejeros murcianos, al contrario de lo que hace 
con los políticos independentistas”.
El
 secretario general de Escuelas Católica, Luis Centeno, ha insistido en 
la idea de que “el pin parental" en nuestros colegios, o en aquellos con
 ideario o proyecto educativo, no es necesario porque las familias 
tienen la seguridad de que todas las actividades y contenidos que se 
impartan a los alumnos tienen que estar en consonancia con dicho 
ideario”.
Sin embargo,
 cree que otros centros, como los públicos, que "tienen la obligación de
 ser neutros ideológicamente ( art 18 de la LODE y sentencias del 
Tribunal Constitucional) y aquellos privados, sin un ideario definido, 
tienen que garantizar el derecho de los padres a que sus hijos o a que 
la formación que reciban en aspectos morales o de conciencia sean 
acordes con la voluntad de los progenitores (art. 27.3 de la 
Constitución. 
Por lo tanto, en los centros públicos consideramos que sí 
que puede tener fundamento exigir una información y consentimiento 
previo de las familias para que los alumnos reciban cualquier contenido 
que afecte a cuestiones ideológicas, morales o de conciencia”, ha 
manifestado.
El polémico permiso parental es una medida impulsada por Vox en Murcia a cambio de apoyar al Gobierno del PP y Ciudadanos de dicha región y se alega que los padres deben dar su permiso para que sus hijos participen de actividades y charlas, en especial sobre las que tratan temas de diversidad y afectivo-sexuales.
Desde el principio ha contado con el rechazo del Gobierno central y de la gran mayoría de autonomías y la comunidad educativa. Andalucía y Madrid, comunidades donde Vox también quería implantar el permiso parental, se han desmarcado de la medida.
El polémico permiso parental es una medida impulsada por Vox en Murcia a cambio de apoyar al Gobierno del PP y Ciudadanos de dicha región y se alega que los padres deben dar su permiso para que sus hijos participen de actividades y charlas, en especial sobre las que tratan temas de diversidad y afectivo-sexuales.
Desde el principio ha contado con el rechazo del Gobierno central y de la gran mayoría de autonomías y la comunidad educativa. Andalucía y Madrid, comunidades donde Vox también quería implantar el permiso parental, se han desmarcado de la medida.

 
 



