Debo de ser el único columnista español que aún no ha escrito ningún 
artículo sobre Podemos. A mí, de Podemos, no me molestan su financiación
 chavista-bolivariana, ni sus líos con Hacienda, ni las corruptelillas 
que ya indican que serían, en cuanto llegaran, la misma casta contra la 
que marchan, la misma casta que constituyó siempre la extrema izquierda 
en cualquiera de los ´paraísos´ que gobernó: ahí están los setenta años 
de la Unión Soviética o los casi sesenta del castrismo. Por no hablar de
 la felicísima Corea del Norte. 
A mí lo que no me gusta de Podemos son 
sus ideas, pero, sobre todo, su sintaxis y su ortografía. El pasado 
miércoles, los líderes de Podemos en las ´naciones oprimidas´ (las tres 
más ricas de España, Vasconia, Cataluña y las Baleares, más la pobre 
Galicia engalizada) publicaron un artículo en Público (Podemos: 
plurinacionalidad y derecho a la autodeterminación) en el que exponían 
sus ideas y proyectos para una España a la que llaman ´el Estado´. 
Nada
 nuevo, curiosamente, estos que van de nuevos. Las mismas ideas 
expelidas por las burguesías reaccionarias desde el siglo XIX: una 
refundación plurinacional, plurilingüística y pluricultural ´del 
Estado´, donde todas las naciones podrán separarse si quieren y cada una
 decidirá su futuro. ¿Todas? No, pijo, todas no. Sólo las de siempre, 
las ´históricas´. Al resto que les den: fin del café para todos, que 
consideran el origen de nuestros males. Y defensa explícita de la 
asimetría: ellos serán más, tendrán más competencias y, por tanto, más 
pasta (lo que ya sucede, por cierto), y nosotros seremos ya, legalmente,
 de Segunda B. Como el Murcia. 
Es decir, los igualitaristas extremos de 
la extrema izquierda neocomunista consideran que la igualdad entre las 
regiones es la razón de nuestros males, porque ¿cómo van a ser ellos 
iguales que nosotros, copón? Lo rematan imponiéndonos la ordinalidad, 
tan solidaria (que cada uno reciba según contribuye, como sostiene la 
burguesía catalana), metiéndonos el catalán, vasco y gallego en el 
sistema educativo, así que sólo estudiaremos lenguas, y sin decir ni una
 palabrica de los privilegios fiscales vasco-navarros. Con esos no hay 
ordinalidad ni orden cana. 
En fin, que Podemos es una perfecta filial 
del PNV, Batasuna, Esquerra Republicana, el BNG, Convèrgencia, etc. Ya 
se han quejado los asturianos por el olvido de la primera nación de 
España y del bable, razón que llevan. Y no sé qué están esperando 
Podemos de Cartagena y Caravaca para exigir nuestro reconocimiento 
nacional. Dejaré para otra ocasión, en extenso, sus quejas lingüísticas y
 la más formidable de todas: la de que en España se estudia una sola 
Historia uniformizadora, cuando van ya por diecisiete. Son, en fin, lo 
mismo de siempre, la tabarra secular con coleta, los curas trabucaires, 
los carlistas enemigos de la Ilustración.
En cuanto a su lenguaje,
 produce la misma sensación de estar abriendo un alien churretoso que 
dan todos los textos de la penosa corrección política de nuestra 
izquierda (y cada vez más, de nuestra no menos penosa derecha). 
Empezando por el «Podemos somos€ la única fuerza€ que defendemos», donde
 expresan con claridad su confusión con los plurales (¡ah, los 
colectivistas!); hasta llamar a los conflictos ´episodios 
conflictuales´, en esa jerga tecno-burocrática propia de la LOGSE que 
recorre todo el texto; o referirse a una nueva Constitución como ´una de
 nueva´. 
No es demasiado importante, sólo un ´calco´ lingüístico, tan 
frecuentes en las zonas de contacto de lenguas, pero no puede tolerarse 
en alguien que escribe desde la atalaya que lo hacen estos nenes. Lo que
 indica que, seguramente, lo ha escrito la catalana Ubasart, nada menos 
que secretaria de Plurinacionalidad (¡joel!) de la ejecutiva de Podemos.
 A ello habremos de sumarle dos flagrantes (y fragantes, a ignorancia) 
faltas de ortografía: no saber acentuar un ´qué´ interrogativo y 
confundir ´aparte´ con ´a parte´. Y eso que Podemos es fuerza 
universitaria y la señora Ubasart doctora y profesora de ¡Políticas! de 
la Universidad de Barcelona: buena muestra de nuestras universidades y 
de los resultados de la inmersión lingüística. 
Si son como 
escriben, y así es siempre, nuestro futuro es el de una gran Guipúzcoa, 
una enorme Vic, todos semibatasunos y esquerros, plurinacionales y 
pluricretinos, escribiendo con un comisario político en la chepa, y un 
confesor para nuestros pecados españolistas. España, perdón, el Estado 
será uno ´de nuevo´, no que será uno, por Dios, sino que será nuevo, ´un
 de nou´ en catalán. Nuestros niños serán asimétricos (los de aquí 
abajo, más bajitos, como es lógico) y se levantarán por las mañanas con 
el himno de Podemos y diciendo Bon día, Bós días, Egunon, como mínimo: 
la única que no será necesaria será la lengua opresora. 
Pretenciosos
 y analfabetos, estos muchachos son, al parecer, nuestra esperanza para 
librarnos de los piratas. Por eso juego a la Loto y, sobre todo, al 
Euromillones con más ahínco cada día. Para irme a cualquier parte donde 
pueda librarme de este ´porsaco´ hispano de las nacionalidades, la 
asimetría y los fueros. Este narcisismo insoportable de una panda de 
catetos que Dios nos envió para compensar otros dones. Pero, Señor, te 
pasaste: dales la independencia, Señor, y a mí, un euromillones. ¿Tanto 
te cuesta?
(*) Profesor de Enseñanza Secundaria