CARTAGENA.- El investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Julio Mas, advierte que la situación en el Mar Menor "no ha mejorado demasiado", puede observarse cierta recuperación, "pero no ha alcanzado unas mínimas condiciones ambientales saludables"; advirtiendo una caída del interés en los medios y en general en las administraciones, tras el paso del verano.
"Hay que seguir trabajando con la misma intensidad porque los problemas no se han solucionado",
 ha enfatizado, aconsejando a la Comunidad y al resto de responsables a 
"tomárselo con calma pero sin descanso" y teniendo en cuenta la opinión 
de expertos como los del Centro de Edafología y Bilogía Aplicada del 
Segura (CEBAS), "que aconsejan que la extensión de los filtros verdes debería de ser de dos kilómetros de anchura,
 a fin de eliminar de una forma efectiva los excesos de nutrientes y no 
la propuesta de las medidas de la CARM de prohibir únicamente cultivar a
 menos de 100 metros a partir de la orilla".
Sobre este tema como en otros muchos , 
Julio Mas ha señalado que las medidas deberían ser las aconsejadas por 
los especialistas, "teniendo en cuenta las diferentes consecuencias y 
sinergias que unas actuaciones u otras pueden sobre un ecosistema 
sometido a tantas y tan diferentes presiones ambientales". Y de forma 
previa estar consensuadas con expertos en otras áreas del conocimiento y
 de la problemática que actualmente presenta el Mar Menor. 
Así,
 ha destacado ciertas "discrepancias" entre la Comunidad y expertos 
sobre las 40 medidas puestas en marcha para la recuperación del Mar 
Menor, y es que, ha enfatizado, "hay medidas que son difíciles de asumir
 como el dragado de las golas para la entrada de agua del Mediterráneo 
al Mar Menor". Algo que califica de "perjudicial".
Ya en 1927, 
oceanógrafos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) como Francisco 
de Paula Navarro, explicaba el comportamiento y el funcionamiento del 
intercambio de aguas entre el Mar Menor y el Mediterráneo a través de 
las "golas" de las Encañizadas, Posteriormente, otros oceanógrafos como 
Lozano Cabo (1954), Arévalo y Aravio-Torre (1969), Luis Arévalo (1988, 
2010) y otros que lo han hecho después, han realizado estudios de la 
caracterización de las masas de agua y de la circulación y los 
movimientos de las aguas en el Mar Menor y su relación con las del 
Mediterráneo.
Por otra parte, ha recordado que los cambios más 
drásticos que ha sufrido el Mar Menor en tiempos recientes, tanto en sus
 características físico-químicas como en su composición como masa de 
agua, y en las comunidades de su fauna y su flora, "se debieron al 
dragado y ampliación del canal de El Estacio, para facilitar la 
navegación entre los dos mares".
En su opinión, "estas propuestas
 deberían tomarse con precaución" porque "lo que puede ser beneficioso 
para un aspecto, por ejemplo la dilución de la concentración de 
nutrientes, sales de nitrógeno y fósforo fundamentalmente y el aumento 
de la transparencia del agua, puede ser perjudicial para otras variables
 ambientales", ya que condicionaría "la salinidad y el rango de 
temperaturas del conjunto de las aguas de la laguna", y consecuetemente 
la posibildad de que algunas especies actuales no soporten bien esas 
nuevas condiciones, y sin embargo otras que actualmente no estan 
presentes sean capaces de colonizar el medio lagunar en esta nueva 
situación.
Igualmente ha comentado que las posibles soluciones de
 derivar los excesos de contaminantes hacia el Mar Mediterráneo, tampoco
 es una solución. Todos los indicadores señalan que el Mediterráneo 
"tampoco está en un buen momento ambiental pues hay indicios 
determinantes que así lo señalan, como una muerte sin precedentes de las
 nacras (Pinna nobilis) el mayor bivalvo de este mar y de diferentes 
especies de corales", debido entre otros factores al cambio climático y 
el consiguiente aumento de la temperatura del agua o a la contaminación 
creciente en un mar cerrado y con diferentes tratamientos ambientales en
 su ribera norte, comparada con la del sur.
El trasladar el problema al Mediterráneo, "sería un error que no debería cometerse",
 ha subrayado el investigador del IEO, quien, a su vez, resalta que 
"todo el frente mediterráneo de La Manga es una gran pradera de 
Posidonia oceánica" (una enorme extensión de plantas marinas fanerógamas
 que forman un ecosistema en sí mismo y de importancia vital para el 
equilibrio ecológico de esa zona costera), "y que al mismo tiempo son 
muy sensibles a los cambios de salinidad, luz y nutrientes", por lo que 
"la derivación del problema ocasionaría un auténtico desastre 
ecológico".
Ha asegurado que la recuperación del Mar Menor es un proceso "difícil, caro y lento",
 a la espera también, de si la propia laguna salada es capaz de 
recuperar su estado por sus propios mecanismos ecológicos, "como ha 
hecho tantas veces".
Al respecto, Julio Mas ha advertido de que 
en muchas de esas ocasiones la recuperación del Mar Menor no ha sido 
total, "perdiendo capacidad de respuesta en un sentido de plasticidad 
del ecosistema". Por lo que, en su opinión, la laguna podría no poder 
recuperarse en esta ocasión por sí misma, "tras permanecer tanto tiempo,
 más de un año, en condiciones tan desfavorables".
Así, ha 
recordado que determinados malos hábitos de cierta agricultura 
intensiva, como la entrada de gran cantidad de sedimentos y nutrientes 
Mar Menor, "ocasionó la turbidez de sus aguas durante más de un año, 
quedando el fondo sin luz y acabando con la vida de la fauna y la flora 
asociada".
El
 investigador del IEO echa en falta, asimismo, que los grupos de trabajo
 puestos en marcha dentro del Comité de Asesoramiento Científico del Mar
 Menor, no estudien alternativas y propuestas en ecosistemas similares, 
"se trataría de una ayuda extra de forma artificial por si la laguna 
salada no fuera capaz de recuperarse por sí misma, sin ser ahora el 
momento de implementarla, pero sí de estudiar esa posibilidad con 
suficiente antelación".
Julio Mas piensa, al hilo de estas 
reflexiones, en fórmulas de desnitrificación de los vertidos de las 
escorrentías, y de un método similar para el contenido del acuífero del 
Cuaternario, u otro tipo de filtro verde marino, a través de especies 
filtradoras como los bivalvos, por ejemplo.
Para insistir en que 
son ideas, pero también, "para ir estudiando con la suficiente prudencia
 y previsión", igualmente, sigue llamando su atención "la falta o 
ausencia de comentarios sobre efectos o consecuencias, sin duda más 
lejanos, como la colmatación o la erosión en la franja costera debida a 
la elevación del nivel medio del mar y la dilatación de la masa de 
agua", que aunque no tan inmediatos "y urgentes como los que nos 
preocupan en la actualidad", tienen un horizonte temporal relativamente 
cercano.
Finalmente, Julio Mas ha destacado que el ecosistema en 
sí mismo que forma el Mar Menor "es complejo y con muchas interacciones 
entre los diferentes agentes que intervienen en él, naturales y no 
naturales", lo que plantea "muchas dudas a la hora de tomar decisiones 
que sean, realmente, efectivas y no contraproducentes entre sí".