 MADRID.-  Estados Unidos ha dejado de pagar la factura del accidente de  Palomares.  Este año, por primera vez en más de 40 años, Washington no  ha pagado la  vigilancia de la contaminación por plutonio ni los  análisis de sangre a  los 1.500 habitantes de la pedanía de Cuevas de  Almanzora (Almería) sobre la que en 1966  cayeron cuatro bombas  nucleares. Los 403.000 dólares (unos 314.000  euros) que pagaba  anualmente EE UU han sido asumidos por España, que ve  cómo la Casa  Blanca endurece su postura sobre Palomares justo cuando  debía  acometerse la limpieza definitiva, revela hoy 'El País'.
MADRID.-  Estados Unidos ha dejado de pagar la factura del accidente de  Palomares.  Este año, por primera vez en más de 40 años, Washington no  ha pagado la  vigilancia de la contaminación por plutonio ni los  análisis de sangre a  los 1.500 habitantes de la pedanía de Cuevas de  Almanzora (Almería) sobre la que en 1966  cayeron cuatro bombas  nucleares. Los 403.000 dólares (unos 314.000  euros) que pagaba  anualmente EE UU han sido asumidos por España, que ve  cómo la Casa  Blanca endurece su postura sobre Palomares justo cuando  debía  acometerse la limpieza definitiva, revela hoy 'El País'.
El  Departamento de Energía (DOE, en sus siglas en inglés) explica en  su  presupuesto de este año que "el programa de Palomares fue un esfuerzo   común de EE UU y España para dar supervisión médica a la población   expuesta y el control ambiental de la contaminación por plutonio", pero   añade que "la obligación financiera del DOE con este programa concluyó   en 2009".
 "El DOE continuará  aportando apoyo técnico cuando sea  requerido", añade y certifica que  esto supone acabar "con más 41 años de  cooperación financiera". Así, EE  UU no ha renovado los acuerdos que  desde 1966 ha firmado sucesivamente  con España.
El pasado mayo,  cuando  el vicepresidente de EE UU, Joe Biden, visitó Madrid el asunto  estuvo  en la agenda. Los representantes españoles preguntaron a sus  homólogos  estadounidenses cómo era posible que desde el 7 de septiembre  de 2009  EE UU dejara de abonar el dinero.
El  tema quedó para una  reunión el pasado 8 de julio en Washington. Allí,  representantes del  CIEMAT, el centro público español encargado de la  gestión de la zona  contaminada, se entrevistaron con miembros de los  departamentos de  Estado, Energía y Defensa estadounidenses, que  escucharon la  reivindicación española y se comprometieron a estudiarla.
El  17 de  enero de 1966 dos aviones militares estadounidenses chocaron en  el  cielo de Palomares durante un repostaje. Se incendiaron y se   estrellaron. Uno ellos soltó cuatro bombas nucleares. Dos quedaron   intactas. A las otras dos les falló el paracaídas, liberaron carga y   marcaron a la localidad para siempre. El 25 de febrero de ese año, los   dos países firmaron el primer acuerdo que regulaba la investigación y   que contaba con financiación estadounidense.
Se  llamó el acuerdo  Hall-Otero y desde entonces, cada año grupos de  habitantes de Palomares  viajan al CIEMAT, en Madrid, a someterse a  análisis de sangre. El centro  no hace públicos los resultados aunque  asegura que no ha detectado  ningún problema de salud ni mortalidad  anormal. La web del Departamento  de Energía ofrece mucha más  información y documentación sobre el suceso y  sus consecuencias que la  del Gobierno español.
Que EE UU ya no   pague por Palomares no solo es simbólico, sino que anticipa un  problema  mayor. Desde 2004, el Gobierno emprendió un plan de limpieza  de la zona  afectada. Lo comenzó un año después de que el Consejo de  Seguridad  Nuclear alertara de que el movimiento de tierras para  construir  viviendas podía levantar plutonio y acarrear problemas de  salud al  facilitar su ingestión.
  "La introducción de nuevas actividades agrarias o  de construcción  podrían modificar sustancialmente la situación  radiológica actual  debido a que estas implican movimientos  significativos de tierras",  decía ese informe.
En 2007, los dos   Gobiernos firmaron el acuerdo que regulaba los análisis y añadieron un   anexo sobre los trabajos de limpieza. El CIEMAT (Centro de   Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), adscrito   al Ministerio de Ciencia, ha elaborado un mapa tridimensional con la   contaminación de Palomares.
Tras  realizar miles de muestreos, no solo  detectaron que la contaminación de  las bombas llegó a un lugar de la  sierra hasta ahora desconocido, sino  que hallaron incluso las dos zanjas  en las que el Ejército de EE UU  enterró los materiales que le quedaban  antes de partir.
Aunque  los soldados estadounidenses se llevaron la  mayor parte del material,  quedan restos de plutonio y americio en unas  20 hectáreas. En el  acuerdo, EE UU anuncia su disposición a pagar otros  750.000 dólares  (casi 590.000 euros) en 2008 y 850.000 dólares (670.000  euros) en 2009,  y ambas partes mostraban su intención de compartir  gastos.
Ahora,  una vez conocida cuál es la contaminación, España y  EE UU debían  acordar la limpieza de la zona para zanjar el incidente.  El coste de la  operación no está detallado, pero puede rondar los 25  millones de  euros, según fuentes próximas a la investigación. Se trata  de pasar la  tierra contaminada por una especie de tamiz y separar los  restos  contaminados con plutonio o americio.
Lo  esencial no es  quién paga la operación, sino si EE UU acepta llevarse  el plutonio. En  las conversaciones entre técnicos no hubo problemas  pero ahora la  Administración de Barack Obama aparece "muy hermética",  según fuentes  próximas a la negociación.
España  no tiene capacidad para albergar  plutonio. No tiene un almacén nuclear  y los residuos no pueden ir al de  residuos de baja y media actividad  de El Cabril, en Córdoba. El plutonio  tarda 24.000 años en  desintegrarse a la mitad. Además, sería  difícilmente explicable que  España se quede con un problema en el que no  tuvo nada que ver.