BARCELONA.- Lo que viene «va a llegar después de una pandemia incrustada en una crisis que comenzó hace 15 años», contextualiza el doctor en Economía Santiago Niño-Becerra,
 catedrático emérito de la Universidad Ramon Llull, profesor de 
Estructura Económica en la IQS School of Management, y autor de El crash del 2010. Tras la pandemia del covid, la invasión de Ucrania. Ante el solapamiento de desastres, cabe hacerse la pregunta que arroja el economista en Futuro, ¿qué futuro? «Esto es un desastre continuo que hacia el 2024 o 2025 se acabará», comienza.
—Pero con la invasión de Putin, en principio, no contábamos... 
—Cuando se produjo la invasión de Ucrania, mi libro 
estaba saliendo de máquinas, pero sí digo en él que se está gestando un 
cambio en el orden internacional que se diseña en 1991, que adelanta 
Fukuyama en su artículo ¿El fin de la historia? Un nuevo orden 
se implanta en el 91 con la disolución de la Unión Soviética y el 
triunfo del modelo liberal, democrático. Ahí nadie supuso que China iba a
 convertirse en lo que se ha convertido.
—¿Ignoramos demasiado a Rusia? 
—Creo que a Rusia se le trató mal y además se le dio por 
muerta. En el acuerdo de Malta, se dijo que la OTAN no iba a acercarse a
 Rusia. Eso se incumplió y, en el 2010, Rusia empezó a reforzarse con 
Putin. Hay dos aspectos que definen la personalidad de este señor: Putin
 fue Jefe del Comité de Relaciones Exteriores de la alcaldía de San 
Petersburgo. ¿Sabe qué retrato tenía colgado en su despacho? No el de 
Yeltsin, entonces presidente, sino el del zar Pedro I. 
El segundo hecho 
que define a Putin es que la mayor desgracia que le ha pasado a Rusia 
fue para él la disolución de la Unión Soviética. Cuando Rusia empieza a 
elevar la voz, el nuevo orden del 91 había cambiado. Hablamos de los 
años 2012, 13 y 14: China empieza a ser una potencia. Si miramos el 
mapa, Letonia, Estonia y Lituania son miembros de la OTAN; por abajo, en
 Moldavia ya está el Transdniéster, la zona rusohablante; en Georgia ha 
intervenido Rusia; en la zona de Osetia hay movimientos prorrusos... 
Y 
Rusia dice: «Si Ucrania entra en la OTAN, tengo a la OTAN dentro de 
casa». La OTAN/Europa/ EE.UU., al margen de lo agresivo que haya sido el
 señor Putin, intervenir en Ucrania se lo han puesto en bandeja.
—¿Presionará Putin el botón nuclear? Ha cumplido ya sus otras amenazas. 
—En el 2018, Rusia ya ha renovado todo su arsenal 
nuclear. Tiene los misiles hipersónicos y tiene drones submarinos. En 
resumen, ha renovado su armamento y ha entrado en Ucrania en defensa de 
la zona rusohablante, lo que recuerda a lo que hizo Alemania en los 
Sudetes. A Putin le interesa el Donbás, conservar Crimea y un pasillo 
que incluya Odesa hasta el Transdniéster. La guerra en sí, en dos o tres
 semanas, habrá acabado.
—¿No será una guerra de desgaste? 
—Fíjese las fotos de los tanques que está usando Rusia, 
es chatarra. Está usando armamento muy antiguo. Está haciendo lo mismo 
que hicieron los Estados Unidos en Vietnam en el primer año. Ese primer 
año en Vietnam, Estados Unidos solo utilizó chatarra, para sacarse de 
encima el excedente que tenía. Rusia está usando soldados de reemplazo. 
¿Dónde está el Ejército profesional ruso? No está utilizando armamento 
realmente moderno, que lo tiene. Está usando el Sukhoi 35, un avión muy 
antiguo. ¿Por qué? ¿Para no dar la imagen de que quiere provocar? 
    
    
        
    
—¿Saldrá ganando alguna potencia de esta situación? 
—La ganadora clara va a ser China. Si alguna relación 
había entre Rusia y Europa, queda rota. Rusia, claramente, se va a 
convertir en un aliado de China, con lo cual toda la tecnología a nivel 
militar la va a compartir con China. Estados Unidos atraerá 
completamente a Europa y la que va a perder, claramente, será Europa.
—¿Pero a China le conviene esta guerra, un cambio en el orden internacional?
—Sin duda. China sale reforzadísima. La imagen que yo 
tengo ahora es la de China sentada en un sillón fumando un puro, viendo 
el cambio que está sucediendo en el tablero internacional, y ella 
intocada, viendo que va a ganar. ¿Se ha enterado de la tecnología 
interceptadora de drones que usa Rusia? Está haciendo caer todos los 
drones de Ucrania con tecnología china, y la empresa que ha creado esta 
tecnología dice que le han hackeado los rusos. ¿Usted se cree esto? 
Lo 
que yo no tengo claro es que Rusia gane. A Rusia le iba muy bien la 
situación de proveedora de gas a Europa, era una situación cómoda, había
 mucho intercambio comercial. Es mucho más fácil tratar con un alemán, 
con un francés o con un sueco que con un chino. Al margen de los efectos
 que esta invasión está teniendo, que está generando inflación, no 
sucede, como dice el Gobierno, que la inflación sea culpa de la guerra. 
En absoluto.
(...) El concepto de Estado, de país, de nación está claramente
 en declive y vamos al concepto de área, de zona, de clúster, donde las 
corporaciones tendrán presencia y habrá zonas completamente vacías. 
Sobrevivir más allá de la pandemia en este nuevo orden internacional que
 se está gestando, precisa una serie de cosas: enorme flexibilidad, 
tener capital, una alta productividad... y esto ciertas zonas lo tienen y
 otras no lo tienen.
—¿Lo tienen cada vez menos zonas, menos corporaciones, menos manos? 
—Exacto. Entonces, a nivel social y personal, la 
población va a tener que (y esto no sé cómo decirlo) conformarse con 
menos. No todo el mundo va a poder tener un Ferrari... El concepto de 
propiedad que teníamos nosotros ha cambiado. La generación Z va a ser la
 gran perdedora. La T, los que vienen después, será ya la generación del
 nuevo modelo; no habrá conocido otra cosa, no arrastrará nada del 
pasado y estará totalmente integrada. La T vivirá carencias, pero no 
habrá conocido la abundancia. No tendrán propiedades, habrá mucha 
precariedad laboral... 
Pero la generación Z lo tiene muy negro. Quienes 
sean muy inteligentes y tengan contactos sobrevivirán. En esa 
supervivencia, habrá que ser superflexibles y resilientes. La gente 
tendrá que montarse su película.
—¿Quizá será un poco como lo pinta «Black 
Mirror»? Igual los jóvenes no tendrán un buen empleo ni buena comida, 
pero sí «smartphones»... 
—Sí, eso sí, porque el smartphone además es un 
instrumento de ocio. En lo de no poder comer, entra la renta básica. 
Habrá renta básica porque habrá que comprar la paz social. Yo hablo del 
trinomio social: renta básica, marihuana legal y ocio gratis. Y ahí 
entra el metaverso...
—¿Qué cabe esperar del metaverso? 
—Al margen de que se utilice para trabajar, el metaverso 
básicamente estará orientado al ocio. Y ahí tendremos a buena parte de 
la población...
—¿Anestesiada? 
—Exactamente. El Gran Reset, mire en la página del Foro 
Económico Mundial (WEF), dice cosas como: «Será más feliz el que menos 
cosas tenga» ¿Pero por qué? Porque no se va tener lo que se quiere. En 
los años del «España va bien», usted recordará que uno iba al banco, 
pedía un crédito e iba de vacaciones a las Maldivas. Eso se acabó. Irá a
 las Maldivas el que tenga avión privado. Los millennials creo 
que lo han integrado bien, pero la generación Z ha pillado la parte más 
negra: el inicio de la crisis en el 2008, la de la deuda del 2021 y la 
pandemia. ¡Estos lo han cogido todo!, y sus consecuencias... Sería 
interesante saber la distribución por edades de las consultas de 
psicólogos y psiquiatras.
—¿Será distinto en otros países?
—Un danés o un noruego lo tiene menos complicado que un 
español... Una alumna mía me consultó sobre si irse a Noruega porque a 
su pareja le había salido un empleo y ella tenía la opción de trabajar 
allí como economista. Se fue y está de fábula. Hace una semana le 
concedieron la nacionalidad noruega. ¿Quiénes se van? Los más capaces, 
inteligentes, con una mayor cultura del esfuerzo. 
Esto es lo malo: se 
van fuera los mejores. España se está descapitalizando de capital 
humano. Unos se van y otros están subempleados. La palabra sobrecualificación
 es una trampa. El problema no es de los chicos o las chicas que han 
estudiado. El problema es que aquí no hay demanda de trabajo para su 
cualificación. El mundo pospandemia va a ser un mundo duro...
—Un mundo de filosofías, sino de habilidades, señala, «independientemente de como las hayamos obtenido».
—Exactamente. Tesla hizo una contratación de 
programadores hace unos meses y no pidió ningún título. Les puso una 
prueba y el que la pasó entró; es un cambio radical respecto a lo que 
hemos estado viendo. ¿Sabes la implicaciones que tiene eso? Por eso 
recalco en el libro que «lo necesario es lo importante». ¿Esto es 
necesario? Es importante. Si noes necesario, si lo puedes pagar o lo 
quieres hacer por tus medios... adelante, si no no. Esta es otra 
película, otro mundo. Hay países, zonas y empresas muchísimo más 
preparadas que otras. 
    
    
        
    
—¿España no está entre los mejor preparados?
—Hay zonas que sí. El gran problema que tiene España es 
la dependencia. En España hay 17 plantas de ensamblaje de automóviles. 
Todas dependientes de empresas cuyas sedes no son españolas. Imagínese 
que mañana PSA Citroën decide cerrar la fábrica de Vigo. O Volkswagen 
decide cerrar la planta de Barcelona... Una catástrofe. ¿Qué puede hacer
 España para evitar eso? Nada. ¿Qué ha pasado con Alcoa en San Cibrao? 
Esa dependencia de España, a nivel industrial, tecnológico, etcétera, es
 tremenda. El 75 % de la energía que consume España, la importa. El 
turismo... España es potente en turismo. Sí, pero el turista ha de 
venir, no se le trae agarrado de una oreja. Si la familia alemana que ha
 venido aquí durante cinco años seguidos a Tossa de Mar decide este año 
irse a Croacia, no vendrá aquí.