No tenemos arreglo. La región de Murcia 
se ha convertido en una caricatura grotesca de sí misma. Solo así se 
puede entender que una de las firmas agrícolas señaladas por el fiscal 
en su denuncia por contaminación al Mar Menor, haya recibido 
recientemente un premio regional al desarrollo sostenible. Conviene 
subrayar que formaba parte del jurado que concedió los premios, entre 
otros, el director del IMIDA dependiente de la Consejería de 
Agricultura, Luis Navarro. 
La empresa en cuestión, según el fiscal, 
habría vertido al Mar Menor, a través de la rambla del Albujón, el 
equivalente a 316 piscinas olímpicas de agua con salmuera y nitratos sin
 tratamiento de ningún tipo. Todas las empresas del grupo premiado por 
su contribución al desarrollo sostenible, habrían vertido durante cinco 
años el equivalente a 1.400 piscinas olímpicas de agua contaminada al 
Mar Menor donde, lamentablemente, ha dejado de nadar el caballito de 
mar, aunque el delegado del Gobierno, Bernabé, va diciendo que «a 
efectos de la vida biológica, está sano».
De secano a regadío.
El
 Mar Menor no tiene espera, pero tendrá que esperar al 1 de febrero de 
2018 para disponer de una Ley Integral de Medidas Urgentes cuyo trámite 
parlamentario se presenta arduo, pese a la dura denuncia del fiscal, 
porque sus señorías andan enredados con los matices. Y es así porque los
 populares ya han advertido de que «no van a facilitar que prosperen 
iniciativas que aumenten el riesgo de romper el equilibrio entre la 
agricultura, el turismo y el ecosistema de la laguna», como si el 
equilibrio no se hubiese ido al traste hace años precisamente por la 
inacción de unos y la voracidad de otros.
Basta con hacer un recorrido por 
determinadas zonas de la región de Murcia para comprobar que muchas 
áreas que antes de 1998 eran de secano se han transformado en regadío y 
que donde había faldas de monte, mediante roturación y aterrazado, hay 
ahora grandes extensiones de regadío, especialmente en el campo de 
Cartagena; aunque legalmente no está permitido porque, ya en 1986, el 
Real Decreto Ley 3/86 sobre Medidas Urgentes para la ordenación de 
aprovechamientos hidráulicos en la cuenca del Segura, alertaba en su 
preámbulo de la «existencia de una grave sobreexplotación en numerosos 
acuíferos hidráulicos en la cuenca del Segura» y de «un déficit muy 
importante en muchas zonas regables». 
La filosofía de ese Real Decreto 
Ley era, y sigue siendo, no dar nuevas concesiones de agua a nadie salvo
 excepciones mínimas relacionadas con acuíferos aislados.
En el 
campo de Cartagena se ha pasado en los últimos años de un cultivo de 
secano típico del Mediterráneo, cereales o algunos árboles frutales, a 
los cultivos de regadío que, obviamente, necesitan mucha más agua como 
los árboles frutales y las hortalizas y subraya el fiscal en su denuncia
 «la desmesurada e incontrolada roturación del campo de Cartagena para 
fines agrícolas y la consecuente ampliación de regadíos ha supuesto un 
aumento de más de 20.000 hectáreas sobre las inicialmente previstas, 
considerándose al menos ese número en situación de ilegalidad». 
Una 
aseveración rápidamente contestada por el consejero de Agricultura, 
Francisco Jódar, que no sabe de dónde saca esa cifra el fiscal porque 
dice que «es imposible que haya tal número de hectáreas de regadío 
ilegal».
Y es ´imposible´ porque Jódar conoce el truco del 
almendruco y sabe que a cuenta de los sucesivos planes de cuenca del 
Segura se han venido amnistiando con carácter retroactivo prácticamente 
todos los regadíos ilegales aunque la ley no permite la creación de 
nuevos regadíos o ampliación de los ya existentes ni siquiera a cuenta 
del agua desalada. 
La versión oficial que ofrece la Confederación 
Hidrográfica del Segura, CHS, es que «no ha habido amnistía, sólo una 
normativa que permite la posibilidad de regularizar regadíos no 
inscritos creados antes del plan de cuenca 2009-2015 y al año 1998, 
dependiendo de si son regados con aguas desaladas o con recursos 
propios». ´Regadíos no inscritos´, curioso eufemismo para regadío 
ilegal.
 
Unidades de Demanda Agraria.
Supuestamente, 
el regadío neto en la cuenca del Segura debería haberse mantenido 
prácticamente inalterable, pero no ha dejado de aumentar a cuenta de las
 denominadas UDAS o Unidades de Demanda Agraria que delimitan las zonas 
brutas regables de la cuenca del Segura creadas en 1998. 
Así es como el 
organismo de cuenca justifica que donde ayer había olivar, hoy hayan 
plantado naranjos o alcachofas y, por tanto, no se pueda hablar de 
regadío ilegal. «Basta con que esté dentro del perímetro de la UDA y que
 no suponga aumento de la demanda de agua», dicen desde el organismo de 
cuenca. 
Por eso dicen con tanta seguridad desde Confederación y desde la
 consejería de Agricultura que no hay regadíos ilegales, aunque 
realmente no han dejado de aumentar como asevera el fiscal porque todo 
regadío sin concesión de agua es ilegal esté dentro o fuera de una UDA y
 perjudica gravemente al que sí riega y produce legalmente, sobre todo, a
 los pequeños agricultores.
 
 Por otra parte, cómo nos vamos a 
creer que no aumenta la superficie en producción si el propio ministerio
 de Agricultura reconoce que las necesidades de agua para riego han 
crecido en 105 hectómetros en los últimos años. Por otra parte las UDAS,
 como el camarote de los hermanos Marx, han ido engullendo la mayoría de
 roturaciones ilegales que se han producido de tal forma que muchos 
regadíos de hecho se han transformado en regadíos de derecho aunque no 
dispongan de concesión de agua porque se encuentran en una zona 
delimitada como regable. 
Solo han tenido que comprar el agua porque 
siempre ha habido gente dispuesta a venderla y tuberías enterradas para 
transportarla. Es esclarecedor comprobar cómo han ido cambiando los 
perímetros de las UDAS a cada vuelo de avioneta y todo lo que dentro de 
ellas se ha transformado en regadío.
 
La cota 120.
Y 
luego está la cota 120 del campo de Cartagena que, según admiten los 
lugareños, «ha sido el coladero de muchos regadíos»; y admito que se ha 
convertido en una especie de sudoku porque cuanto más pregunto por ella,
 menos entiendo ya que las respuestas que recibo son contradictorias. La
 CHS dice que la cota 120 «se creó antes de la llegada de las aguas del 
trasvase y posteriormente se incluyó en la zona regable del acueducto 
mediante resolución del organismo del cuenca». 
Sin embargo, desde la 
Comunidad de Regantes de Cartagena aseguran que la cota 120 «no riega 
del trasvase sino de recursos de la cuenca y la reutilización porque no 
tiene concesión de agua del trasvase», aunque los lugareños con parcela 
en esa cota dicen que riegan con agua del acueducto del Tajo. 
La cota 
120 es una franja gigantesca de regadío (más de 11.000 hectáreas) junto 
al Mar Menor que seguro resulta muy interesante al fiscal jefe Díaz 
Manzanera porque se creó mediante una resolución de agosto de 1986 
(varios años después del trasvase) firmada por el entonces presiente de 
la CHS, Emilio Pérez Pérez por la que autorizaba «en precario y de 
manera provisional» a la comunidad de regantes de Cartagena a plantar 
hortalizas (nunca árboles frutales) en esa franja de terreno. 
Una gran 
extensión de terreno donde se plantan árboles frutales desde 2004 
gracias a otra resolución del entonces presidente de Confederación, 
Fuentes Zorita, quien levantó la prohibición de plantar cultivos 
permanentes aunque éstos generen inmediatamente derechos de agua y 
tienen prioridad en caso de sequía.
 
 Esa autorización en precario 
que ampliaba la zona regable del trasvase del campo de Cartagena no se 
publicó en ningún Boletín Oficial del Estado. No consta orden 
ministerial. Bastó una autorización firmada por un presidente de 
Confederación. Tampoco aparece la cota 120 en el mapa de regadíos del 
trasvase que el Sindicato de Regantes tiene colgado en su página web. 
Esa resolución de agosto de 1986, en su punto cuarto, dice textualmente:
 «Dado su carácter de provisional y en precario, la presente 
autorización podrá ser revocada y dejada sin efecto por esta 
Confederación Hidrográfica cuando estime que existen causas para ello». 
Una duda: ¿La falta de agua y la contaminación del Mar Menor no son 
razones suficientes?
 
 Las asociaciones ecologistas no dejan de 
denunciar roturaciones ilegales de secano en regadío que la consejería 
de Agricultura reiteradamente minimiza. Las últimas denuncias 
registradas este año 2017 advierten de grandes roturaciones en La Murta,
 Marina de Cope y Sucina y algunas de ellas afectan a zona ZEPA, motivo 
por el que una de ellas ha sido puesta en manos del fiscal por parte del
 ayuntamiento de Murcia. Entre todas suman alrededor de cuatrocientas 
hectáreas de secano roturadas para plantar y regar cítricos u hortalizas
 con la tranquilidad de quien sabe que, como mucho, pagará una multa y, 
posiblemente, podrá alegar que está dentro del perímetro de una UDA. 
En 
los últimos cinco años la CHS ha abierto un millar de expedientes por 
regadío ilegal, más de la mitad en el campo de Cartagena ¿Cuántos han 
impuesto sanciones realmente coercitivas? ¿Cuántos han acabado en manos 
del fiscal por usurpación de caudales públicos? ¿Cuántos de esos 
expedientados han sido obligados a devolver el terreno a su estado 
original?
 
 Los agricultores esperan como agua de mayo la apertura 
de doscientos pozos de sequía en el campo de Cartagena. Les adelanto que
 el Ministerio no está por la labor porque no hay donde verter la 
salmuera y los nitratos y menos ahora que la fiscalía está exigiendo 
medidas cautelares. Por eso las declaraciones de impacto ambiental de 
esos pozos están en manos del ministerio desde hace cuatro o cinco meses
 pendientes de la autorización definitiva. 
No es que el presidente de la
 CHS, Miguel Ángel Ródenas, tenga manía a los agricultores y quiera 
fastidiarles la vida. La decisión compete al Ministerio cuya secretaria 
de Estado de Medio Ambiente, María García, en la última reunión del 
Consejo Nacional del Agua, recibió a Ródenas con un afectuoso abrazo del
 que debieron tomar buena nota los representantes de los regantes que 
horas antes habían exigido su cese con una manifestación por las calles 
de Murcia en defensa del agua que prometió Rajoy, que vuelve a Murcia 
por Navidad. 
Una manifestación que, como muchas otras, no va a servir 
para nada porque como ha dicho el presidente del Sindicato Central de 
Regantes, SCRATS, Lucas Jiménez «lo único que hoy en España se puede 
consensuar en materia hídrica es que el agua es H2O».
(*) Periodista y jefa de Informativos en Murcia de Onda Cero
 
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/12/23/uda-almendruca/885030.html