MADRID.- El Ministerio de Hacienda que dirige Cristóbal
 Montoro tendrá el poder de sancionar a los altos cargos de "cualquier 
administración pública", Estado, CCAA o ayuntamiento, que vulneren la 
Ley de Estabilidad Presupuestaria, según se recoge en el anteproyecto de
 Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno 
que este viernes ha aprobado el Consejo de Ministros. Entre las 
sanciones figura la "destitución en los cargos públicos que ocupen, 
salvo que ya hubieran cesado en los mismos".
   La Ley de Transparencia consagra un régimen sancionador 
estructurado en tres ámbitos: infracciones en materia de conflicto de 
intereses, en materia de gestión económico-presupuestaria y en el ámbito
 disciplinario. Además, se incorporan infracciones derivadas del 
incumplimiento de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y 
Sostenibilidad Financiera, según figura en el texto dado a conocer por 
el Ejecutivo.
   La comisión de estas infracciones tendrá como consecuencia 
sanciones como la destitución en los cargos públicos, la no percepción 
de pensiones indemnizatorias, la obligación de restituir las cantidades 
indebidamente percibidas y la obligación de indemnizar a la Hacienda 
Pública. Además, se establece la previsión de que los autores de 
infracciones graves y muy graves podrán ser inhabilitados por un periodo
 de entre cinco y diez años.
   La norma establece que el órgano competente para "ordenar la 
incoación" cuando los altos cargos tengan la condición de miembro del 
Gobierno o de secretario de Estado será el Consejo de Ministros a 
propuesta del ministro de Hacienda. En los demás supuestos, el órgano 
competente será el titular de Hacienda. 
   En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la 
vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha subrayado 
que entre las sanciones que figuran en la Ley está la relativa a "la 
pérdida de la condición de alto cargo".
 "La inhabilitación, como es una 
pena, la hará un órgano jurisdiccional", ha aclarado.
   Hace un par de meses, se preguntó a la portavoz si, en caso de
 que un consejero no envíe un plan de ajuste a Hacienda, el responsable 
podría ser el  presidente autonómico. Santamaría hizo hincapié en que 
"el responsable solo puede ser el competente".
 "La competencia determina
 la responsabilidad", recalcó entonces.
  Tras recordar que la norma se sometió durante 15 días a un 
proceso de consulta pública --que recibió alrededor de 3.700 
aportaciones de particulares y organizaciones--, la vicepresidenta ha 
señalado este viernes que el Gobierno "ha aceptado" la sugerencia de 
"muchos ciudadanos" para que se someta a la futura norma a los colegidos
 profesionales como corporaciones de derecho público. También se 
incluirá a los adjudicatarios de contratos públicos que llevan a cabo la
 gestión de responsabilidades administrativas.
   Sin embargo, Sáenz de Santamaría ha admitido que, pese a las 
solicitudes de algunos ciudadanos y colectivos, la Casa del Rey queda 
fuera del margen de aplicación de la Ley de Transparencia por no ser una
 administración pública. Según ha destacado, la normativa internacional 
prevé que las monarquías "no estén sujetas a este régimen".
   Entre las novedades hay un impulso de la adopción de 
mecanismos que garanticen la accesibilidad, calidad y reutilización de 
la información publicada; se amplía la información 
económico-presupuestaria que debe hacerse pública, entre la que tendrá 
que incluirse lo relativo a los contratos; y se establece la 
obligatoriedad de hacer públicos los informes de auditoría y 
fiscalización, así como más datos sobre los contratos, entre los que 
deberán incluirse los contratos menores.
   La portavoz del Ejecutivo ha señalado que han decidido 
mantener en la norma el silencio negativo, desestimando la solicitud de 
que convertirlo en silencio positivo, por considerar que hay materias 
que son "sensibles" como la seguridad ciudadana, la defensa nacional o 
que pueden afectar a personas vinculadas a procedimientos 
administrativos. "Actuar de otra manera supondría perjuicios a intereses
 públicos o de terceros que hay que preservar", ha enfatizado.
   Para canalizar las respuestas a las demandas de los ciudadanos
 y las obligaciones de publicidad, la Ley contempla la creación de un 
Portal de la Transparencia. Santamaría ha concretado que "es una web 
única para la Administración General del Estado en la que todos los 
ministerios y entidades incluirán su información" para que los 
ciudadanos dispongan de ella y hagan sus peticiones a "un único órgano 
que se encargará de redistribuirla".
   Las reclamaciones se efectuarán ante la Agencia Estatal de 
Transparencia, Evaluación de las Políticas Públicas y Calidad de los 
servicios, que se va a "dotar de más independencia", de forma que el 
nombramiento y las causas de cese de su presidente se equipararán a los 
de los organismos reguladores, según la vicepresidenta.
   Otra de las novedades del anteproyecto de ley se recoge en las
 disposiciones adicionales a través de un plan de calidad y 
simplificación normativa que tiene como objetivo disponer de "menos y 
mejores" leyes, poniendo un freno a la "inflación reglamentaria". Según 
Sáenz de Santamaría, ese plan redundará en dar más facilidades en el 
tráfico económico y jurídico, reduciendo la litigiosidad.
  El Gobierno enmarca esta norma en su programa de regeneración 
democrática y considera  que "tendrá efectos económicos porque genera 
confianza y aumenta la responsabilidad de los gestores públicos". Una 
vez aprobado el anteproyecto, el Consejo de Ministros ha acordado su 
remisión a la Agencia Española de Protección de Datos y al Consejo de 
Estado, como paso previo a su envío al Congreso para su tramitación 
parlamentaria.
       Sáenz de Santamaría ha manifestado que se trata de una norma 
"compleja" pero que el objetivo del Gobierno es que esté aprobada en el 
próximo periodo de sesiones. Dicho esto, ha agregado que la parte de la 
ley relativa al Código de Buen Gobierno entrará en vigor el mismo día 
que se publique en el Boletín Oficial del Estado, mientras que la parte 
relacionada con la transparencia y la documentación el plazo de entrada 
en vigor será en torno de un año, con el fin de que los ministerios y 
organismos puedan adaptar sus sistemas informáticos y sus páginas web.