ALICANTE.- La Diputación, junto a los ayuntamientos de Alicante y Elche -sin
 mucho entusiasmo, como desde Autoridad Portuaria-, y el empresariado 
alicantino trabajan ya en la futura declaración de una «zona franca»
 en el puerto de Alicante, una zona logística exenta de pagar impuestos 
que permita una estrategia de recuperación del tejido industrial y 
empresarial de la provincia, publica hoy la edición alicantina de 'El Mundo'. 
El estudio preliminar está hecho. Las 
acciones políticas para un reconocimiento que depende del Gobierno 
central se paralizaron entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016, y de
 nuevo se han relanzado ante la seguridad de un nuevo inquilino en la 
Moncloa. Empresarialmente se ha contado ya con consultoras internaciones para que vendan las bondades del proyecto. Pero, ¿y las conexiones necesarias para que realmente se alcancen los datos previstos?
La patronal autonómica reactivó la semana pasada las presiones para que el Gobierno central se implique en el Corredor Mediterráneo
 aprobado por la Unión Europea (UE) en 2011. 
Lo que ocurre es que, a 
diferencia del resto del continente (con la excepción del tramo final 
entre Croacia, Eslovenia y Hungría), las presiones políticas forzaron en
 su día a la aprobación de un doble trazado en España bajo el mismo 
nombre genérico de «Corredor Mediterráneo», el corredor central entre Algeciras-Madrid-Zaragoza-Tarragona-Barcelona (con una posible variante por Huesca y un ramal hasta Sevilla, al suroeste atlántico de la Península), y el genuino corredor mediterráneo litoral, entre Algeciras-Cartagena-Almería-Murcia- Alicante-Valencia-Castellón-Tarrgona-Barcelona. 
 Este hecho a ha permitido que se estén financiado proyectos con dinero 
europeo en el central y que se olvide, consciente o inconscientemente, 
el corredor sur litoral (entre Alicante-Algeciras), con algunos tramos todavía en vía única. 
Un ejemplo es la conexión ferroviaria en alta velocidad por el centro de Madrid, entre las estaciones de Atocha y Chamartín adjudicadas a un consorcio integrado por FCC, ACS y Copisa por 206 millones de euros hace más de un lustro,
 que están a punto de finalizarse. Este proyecto está cofinanciado por 
las Ayudas RTE-T (Redes Transeuropeas de Transporte) 2007-2013 y el 
Banco Europeo de Inversiones (BEI). Mientras tanto los túneles de 
Alicante y Valencia siguen sin ejecutarse, paralizados por problemas de 
financiación.
Otro síntoma de esta diferencia de tratamiento es el proyecto llegado este año a la UE desde el Gobierno central de 500 millones de euros para dotar de ancho internacional al tramo entre Algeciras y Madrid.
Para el secretario autonómico de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, Josep Vicent Boira,
 «existe una estrategia clara desde el Gobierno central de priorizar el 
corredor central frente al del litoral». 
«No es extraño -manifiesta 
Boira-, Algeciras y Valencia compiten por el 
quinto puesto en los puertos del Mediterráneo. Así, mientras la conexión
 de Algeciras con Madrid continúa paso a paso, en el litoral los tramos 
de Murcia-Alicante y Castellón-Tarragona son dos nítidos puntos negros 
en las ejecuciones». 
A todo esto se suma que los nuevos responsables de Fomento ya han deslizado que quieren poner coto al continuo goteo de zonas logísticas,
 primando sólo las que tengan una conexión rentable. Un intención 
verbalizada por el presidente de Puertos del Estado, José Llorca Ortega,
 quien en un reciente encuentro aseguró que permitir todas las zonas 
logísticas actualmente en el planeamiento ha sido un error del Gobierno que
 ahora se trata de enmendar. 
Sea como fuere, desde
 Ineca incluso se apela a la declaración «como prioritaria» del Corredor
 Mediterráneo en el marco de las Redes Transeuropeas de Transporte
 para una posible financiación del proyecto de Zona Franca desde Europa:
 «implica una gran oportunidad para que aquellas inversiones enmarcadas 
en este Corredor, como que la Zona Franca de Alicante, puedan ser 
subvencionada y/o financiada por la Unión Europea en el próximo periodo 
de ayudas». Claro, si no se lo lleva el corredor central.
Por otro lado, desde el looby se insiste en que «el Fondo Europeo de Desarrollo Regional»
 pensado «en las prioridades fundamentales, tales como el apoyo a las 
pequeñas y medianas empresas, con el objetivo de duplicar las ayudas de 
70.000 millones de euros a 140.000 millones a lo largo de siete años».
¿Puede acoger el puerto de Alicante un volumen de mercancías
 semejante al de otros competidores en el Mediterráneo español como 
Algeciras, Valencia o Barcelona? ¿Lastra la capacidad del puerto 
alicantino un proyecto como la zona franca impulsada desde Diputación? 
En Alicante hay opiniones muy diferentes para estas preguntas. Los datos
 anuales refuerzan a los escépticos pero el apoyo del Gobierno central 
es el mejor argumento para los más optimistas.
El puerto 
de Alicante movió en 2015 la nada desdeñable cifra de 2,5 millones de 
toneladas y a falta del cierre de 2016 se espera que el volumen total 
ascienda a 3 millones de toneladas. Unas cifras que contrastan con los 98 millones de toneladas del los puertos de Bahía de Algeciras y los 70 millones de los puertos de Valencia durante ese mismo año. 
Y
 es que si mientras en Alicante pueden entrar barcos con capacidad para 
1.000 contenedores, en Valencia pueden hacerlo naves con capacidad para 
18.000 contenedores. Ante estas magnitudes los escépticos con la zona 
franca aseguran que es imposible competir en el corto, medio y largo 
plazo. 
Una de las personas que ya mostró sus reservas 
sobre el proyecto hace ahora un año fue el propio presidente de la 
Autoridad Portuaria, Juan Antonio Gisbert, quien 
recordó que la provincia ya cuenta en este momento con 60 depósitos 
aduaneros instalados en polígonos industriales o zonas empresariales 
(dos de ellos en el puerto), gracias a los que las empresas ya pueden 
obtener «beneficios fiscales». Gisbert dijo entonces que la zona franca 
sería bienvenida «si viene acompañada de la instalación de una gran empresa»
 que, normalmente, provoca un efecto «arrastre» de otras de menor 
tamaño, lo que ayuda a la generación de actividad económica y empleo.
Es el caso del puerto de Vigo, por ejemplo, que concentra un gran stock de mercancías de la factoría de Citroën. 
Actualmente se explora la posibilidad de que grandes corporaciones de otros continentes, como por ejemplo China,
 se instalen en la futura zona franca alicantina. Según explican los 
expertos, si una empresa de estas características trajese sus 
componentes a esta zona logística para montarlos y distribuirlos, con el
 consiguiente impacto del empleo en la provincia, luego podría utilizar 
el sello de la UE para venderlas en el continente gracias al marchamo de
 mayor calidad. En cambio, una zona franca y logística por encima de las
 posibilidades que ofrece el sector empresarial alicantino terminaría en
 quiebra. 
Actualmente hay cuatro zonas francas en España, en Barcelona, Vigo, Las Palmas y Cádiz,
 y está a punto de entrar en funcionamiento la quinta, en Sevilla. De 
hecho, la constitución de ésta última ha suscitado todo tipo de 
polémicas ya que compite directamente con la de Cádiz, que suma ya un 
millonario agujero de pérdidas para el consorcio que la gestiona. 
En el 
caso de Alicante, el propio informe de Ineca establece que «la 
rentabilidad final del consorcio de la zona franca dependerá de la 
gestión de las diversas fuentes tanto de ingresos como de gastos, y 
teniéndose que ajustar en cada momento a la oferta/demanda de las 
empresas interesadas, de sus expectativas de facturación, y la 
rentabilidad y repercusión económica de la zona». 
Así pues, los últimos 
responsables serán Administración General del Estado, los ayuntamiento 
de Alicante y Elche, la Diputación Provincial y el Puerto de Alicante.