PARÍS.- Diversos expertos y estudios desmientan a Geert Vanden Bossche, virólogo 
supuestamente alemán, quien afirma que las vacunas contra el covid-19 
destruyen el sistema inmunológico. Además, el consultor independiente en
 investigación de vacunas -según su currículum- asegura que el 
medicamente puede seguir propagando la enfermedad y que propicia el 
desarrollo de variantes más peligrosas, informa la agencia de noticias France Presse (AFP).Un texto publicado por 
varios sitios web, y que han compartido en redes sociales unos 3.000 
usuarios desde junio de 2021, recopila afirmaciones de un virólogo 
“alemán”. Entre ellas, destaca que las vacunas contra el coronavirus “destruyen el ‘sistema inmunológico innato’”.
Por su parte, la OMS y los gobiernos apuestan por la vacunación para frenar la expansión del virus y sus nuevas variantes, y los especialistas insisten en que la vacuna sirve para activar el sistema inmunitario, no para destruirlo.
El virólogo mencionado por el artículo en español, sin embargo, no es
 alemán sino originario de la región belga de Flandes, y se presenta en 
Twitter como “consultor independiente en investigación de vacunas”. 
Según su currículum, ha trabajado en varias empresas farmacéuticas y para la Fundación Bill & Melinda Gates.
A través de un reporte de AFP Factual, estudios y expertos refutan las teorías que ha publicado Vanden Bossche sobre las vacunas.
El sistema inmunológico innato
“Cualquiera que se ponga la vacuna COVID está destruyendo su sistema inmunológico innato”, dice en el video Vanden Bossche, según la traducción al español que hace el artículo viral.
El inmunopatólogo Michel Moutschen,
 jefe del servicio de infectología y profesor en la Universidad de 
Lieja, explicó en marzo de 2021 a la AFP que las afirmaciones de Vanden 
Bossche “no tienen ningún sentido”, y confirmó que las vacunas “no tienen ningún impacto sobre la inmunidad natural”.
Una página
 sobre vacunas del Gobierno español, firmada por la inmunóloga Carlota 
Dobaño, explica el mecanismo de éstas para “activar el sistema 
inmunitario”.
“Las vacunas incorporan los elementos fundamentales de la reacción 
inmune: el adyuvante, que estimula la inmunidad innata; y el antígeno, 
que estimula la inmunidad adaptativa; formulados con un vehículo que las
 introduce en las células del sistema inmune”, dice el texto de la 
experta
En ese sentido, agrega que “la inmunidad innata es la primera línea de defensa tras el contagio inicial. Actúa de una manera rápida, no es específica y no tiene memoria, pero se puede entrenar”.
Las vacunas ofrecen una característica clave para la inmunidad adaptativa, que es “una defensa a largo plazo”,
 según Dobaño. “Tarda más en actuar, porque debe ser activada por la 
inmunidad innata y madurar. Es específica y tiene memoria, de manera que
 cuando le presentan un patógeno, recuerda si ya lo ha visto 
anteriormente y, en ese caso, responde más rápidamente”, dice.
La comunidad científica mantiene el consenso a favor de la vacunación, recordó en marzo la Agencia Europea del Medicamento (EMA)
 a la AFP. “Conviene destacar que existe un consenso muy amplio en la 
comunidad científica mundial sobre la capacidad de las vacunas para 
prevenir las enfermedades infecciosas, incluido el covid-19”, 
aseveraron.
“Las vacunas seguras y eficaces contra el covid-19 protegen a
 los individuos contra el desarrollo de una enfermedad grave que podría,
 de otro modo, implicar una hospitalización o un fin fatal. 
Esto es particularmente importante para los profesionales sanitarios y 
las poblaciones vulnerables, como personas de edad avanzada o con 
enfermedades crónicas”, añadieron.
La proteína espiga
“La proteína de la espiga en la variante es una versión diferente de la que se utiliza en las vacunas (…) lo que significa que esta vacuna pueden seguir propagando el virus”, es otra frase de la grabación del virólogo belga, según la traducción al español.
El doctor Jaime Jesús Pérez-Martín
 contó por teléfono a AFP Factual: “Por mucho fundamento que le quiera 
dar” Vanden Bossche al razonamiento de los anticuerpos y la proteína 
espiga, estos “son tonterías”. Hasta el momento “han aparecido variantes
 después de la original” descubierta en Wuhan “y nada” de lo que dice el virólogo belga “ha sucedido”.
“Lo que se ha demostrado” con las vacunas “es que disminuye la 
gravedad, que protege frente a la enfermedad, frente a la infección y 
muchísimo frente a la hospitalización”, consideró Pérez-Martín. Para él,
 las palabras del virólogo belga se basan “en futurología (…) uno puede 
plantear hipótesis” sobre lo que ocurrirá, pero “cuando alguien plantea 
una hipótesis tiene que plantear una alternativa”. 
“¿Cuál es la alternativa?”, se preguntó el médico español, quien 
recordó la situación en los meses iniciales de pandemia, cuando aún no 
se habían desarrollado las vacunas.
“Las vacunas diseñadas frente a la variante originaria de Wuhan han protegido frente a todas las variantes que hemos tenido hasta el momento con una eficacia muy alta,
 más del 90% frente a enfermedad grave y hospitalización”, señaló Pérez,
 que matizó que “en algunos momentos puede bajar esa efectividad, con el
 tiempo transcurrido”.
Todos los virus mutan para sobrevivir y escapar a medicamentos, 
anticuerpos y vacunas. Los científicos vigilan la aparición de estas 
variantes y mantienen la insistencia en las vacunas y la higiene como 
medidas para frenar su avance.
Pero los coronavirus tienen la particularidad de ser más estables que otros virus del mismo tipo, según el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica francés (INSERM).
“A diferencia de otros virus de ARN, los coronavirus tienen un 
sistema de corrección de errores de copia”, contó a la AFP Moutschen. 
“Hay que entender que la parte de la proteína espiga que sufre estas 
mutaciones ‘de escape’ es precisamente la que el virus utiliza para 
infectar nuestras células”. dice.
Por tanto, el número de mutaciones que permiten la evasión 
inmunitaria sin afectar la virulencia del virus es limitado. El virus 
“no puede permitirse todas las cosas. Es como un vehículo: puedes cambiar hasta el infinito el color de las ruedas, pero no verás jamás un vehículo con las ruedas cuadradas”, expuso el infectólogo.
Las vacunas aprobadas contra el coronavirus ya cuentan con las 
posibles mutaciones de la espiga y un estudio de la Universidad de 
Southampton descubrió que las propiedades clave de las proteínas espiga 
del virus coinciden con las desarrolladas en laboratorio imitándolas.
El Centro Europeo para la Prevención y Control de las Enfermedades (ECDC) insiste en la vacunación como herramienta frente a las nuevas variantes del virus.
El “escape inmunológico”
Vanden Bossche afirma que las mutaciones del virus “harán que las 
variantes tengan ventaja”. La teoría del virólogo belga parte de que las
 campañas de vacunación pueden llegar a ser más peligrosas que el virus,
 por un “escape inmunológico”, ya que se desarrollarían variantes más 
resistentes a las vacunas y más peligrosas.
Según los expertos, parar las campañas de vacunación no impediría que aparecieran nuevas variantes. Al contrario, dejar el virus circulando libremente favorecería las mutaciones del virus y, por tanto, el riesgo de aparición de variantes más infecciosas o más peligrosas.
“La inmunidad natural tampoco es definitiva y pueden escapar las 
nuevas variantes”, comentó el experto Pérez-Martín. Según él, una de las
 variables que se mide cuando aparece una nueva variante “es si escapa a
 la inmunidad natural o a las vacunas, siempre se consideran” ambas 
porque “tienen unas semejanzas que hacen que las variantes, si escapan, 
escapen a las dos”.
El microbiólogo Kai Kupferschmidt explicó en este artículo en enero de 2021 que, históricamente, “pocos virus han logrado desarrollar una resistencia a las vacunas, a excepción de la gripe estacional, que evoluciona tan rápidamente por sí misma que necesita una nueva vacuna cada año”.
El epidemiólogo y bioestadístico Pascal Crépey,
 de la Escuela de Altos Estudios en Salud Pública francés, comentó a la 
AFP en febrero de 2021: “La estrategia ideal es mantener un nivel de 
circulación lo más bajo posible y vacunar lo más rápidamente posible 
para dejar el menor tiempo y oportunidades posibles al virus de 
desarrollar resistencia a las vacunas”.
Ante cualquier variante “por diferente que fuera, algo de protección 
nos darían las vacunas”, destacó Pérez-Martín. “En el peor de los 
casos”, que es que surgiera una variante muy diferente y las vacunas no 
protegieran en absoluto, “habría que rediseñar una vacuna más 
específica”.
Esta conclusión la comparten científicos de Flanders Vaccine, 
plataforma de expertos en inmunoterapia y en vacunas en humanos y 
animales. Una vez desarrolladas, las vacunas pueden adaptarse 
rápidamente a las nuevas variantes. “Es bastante fácil adaptar las vacunas a las nuevas mutaciones”,
 explicó uno de los investigadores de la plataforma a la AFP en marzo de
 2021, subrayando que las “vacunas de segunda generación (…) incluyen ya
 nuevas mutaciones” del virus.
Los “peligros” de la vacuna para los niños
El artículo sobre el doctor Vanden Bossche hace referencia al final a
 otro especialista, Sucharit Bhakdi, quien alerta de los “peligros” de 
la vacuna en los niños. Bhakdi es un microbiólogo retirado y fue 
profesor de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, en Alemania, 
donde trabajó en el departamento de Microbiología e Higiene Médica. El equipo de verificación de AFP publicó artículos sobre otras declaraciones suya. 
Aparte de enfatizar que las vacunas hacen que el sistema inmunológico
 “explote” para combatir al virus, pide no inocular a los niños “porque no tienen absolutamente ninguna posibilidad de defenderse por sí mismos”.
La vacuna contra el coronavirus se aplica en adolescentes en países 
como Estados Unidos o España, de momento, aunque el laboratorio 
Pfizer/BioNTech anunció en octubre de 2021 que su vacuna tenía una 
eficacia del 90,7% en la prevención de casos sintomáticos de covid-19, 
según un ensayo clínico con niños de entre cinco y 11 años.
El Instituto Robert Koch (RKI) alemán explica en su página: “El 
sistema inmunológico del niño, que está bien equipado para esta tarea, se ocupa de una cantidad mucho mayor de antígenos a diario que en el caso de las vacunas”.
Por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de 
Enfermedades (CDC), resumen que el sistema inmunitario de los bebés 
“puede luchar contra la mayoría de los microbios, pero hay algunas 
enfermedades mortales que no puede combatir”, por lo que necesitan que 
las vacunas “refuercen su sistema inmunitario”. 
“Las vacunas usan cantidades muy pequeñas de antígenos para 
ayudar al sistema inmunitario de su hijo a reconocer y a aprender a 
luchar contra enfermedades graves. Los antígenos son partes de 
microbios que hacen que el sistema inmunitario del cuerpo se ponga en 
funcionamiento”, concluye el sitio de los CDC.
Ya en 2002, el American Journal of the Academy of Pediatrics abordó 
las preocupaciones habituales de los padres sobre las vacunas, entre 
ellas el miedo a un sistema inmunológico debilitado o agotado. 
“Los niños vacunados no tienen mayor riesgo de infecciones posteriores con otros patógenos que los niños no vacunados”, consideraron los autores del artículo.