A Iceta, el líder de los socialistas 
catalanes, le han enviado un manual de campaña en el que los estrategas 
de imagen de su propio partido le exigen que en los actos electorales 
del 21D no prescinda de la corbata y, sobre todo, que no se le ocurra 
bailar. El candidato a la Generalidad ha replicado que hará lo que pueda
 para atender esas indicaciones, pero que no puede prometer nada. Es 
obvio que en algún momento se saltará esas reglas, pues los hay 
irreductibles. Y, además, ciertas reglas están para esquivarlas.
 En
 la Región contamos con algún político al que los manuales de imagen les
 traen al fresco. Puede que acaten el resto de normas de régimen 
disciplinario que conlleva la militancia en un partido, pero en lo que 
se refiere a guardar determinadas composturas se resisten como esos 
niños que se niegan a reglamentarse y aspiran a crecer asilvestrados. 
Un
 caso obvio es el de Miguel Sánchez, portavoz de Ciudadanos. Sus 
compañeros lograron hace algún tiempo que se sometiera con regularidad a
 un tratamiento de peluquería y vestuario que el protagonista abandonó 
al poco dejando plantados a sus benefactores. Tal desentendimiento le 
costó el pasado verano una bronca, cariñosa pero no menos intensa, de la
 líder de su partido en Cataluña, Inés Arrimadas. Ocurrió en la 
manifestación ciudadana posterior a los atentados yihadistas de 
Barcelona. Varios representantes de Ciudadanos en Murcia acudieron a ese
 acto, para lo que recibieron de su partido una comunicación con normas 
de vestuario que Sánchez no acató. 
Se trataba de lucir, en cuanto a los 
varones, algún pantalón sport, camisa clara y chaquetilla fina o 
cazadora ligera (recuérdese que aquellos sucesos ocurrieron en pleno mes
 de agosto), pero el líder murciano se presentó en bermudas, obviando el
 protocolo y atendiendo con más lógica a la presión atmosférica. 
Ocurría, además, que la delegación murciana había sido situada en un 
lugar preferente de la representación del grupo de Ciudadanos, de modo 
que la indisciplina no pasó desapercibida para Arrimadas, quien se 
dirigió a Miguel Sánchez sin demasiada contención: «¡Pero Migueeel...! 
¿Cómo se te ocurre venir así?». 
Todo quedó en esa amonestación casi 
maternal, aunque en el fondo algunos de los presentes envidiaron que la 
jefa del partido en Cataluña hubiera prestado una atención preferente a 
Sánchez, aunque fuera por causa del atuendo.
POLÍTICAS DE IMAGEN.
 La imagen.
 No vamos a descubrir ahora su importancia en la vida política, aunque 
en ocasiones los preceptos de los gurús, quizá para pretextar su 
función, aprieten demasiado las tuercas y violenten a políticos como 
Iceta, Miguel Sánchez y otros que, en cierta forma, han conquistado 
parte de su relevancia pública al desprenderse de normas de 
estandarización y actuar en la política con una desenvuelta 
espontaneidad, que a fin de cuentas es uno de los aspectos que exige la 
nueva política, si acaso quedara algo de ella.
 A Ciudadanos 
empieza a interesarle mucho la imagen a partir de esta temporada, pero 
no tanto ya en cuestiones superficiales como las que comento más arriba,
 sino respecto a su política, que parece dar frutos a pesar de que 
transita por iniciativas arriesgadas. Hay un fenómeno fácilmente 
detectable: el partido está de subidón. No sólo se aprecia en las 
encuestas, donde podría alzarse por encima de Podemos, sino también en 
el observatorio de la calle. Hay una nueva corriente de simpatía hacia 
los de Rivera, no tanto por éste como por el ´efecto Arrimadas´, que se 
está traduciendo en un río de solicitudes de militancia. 
Es verdad que 
se combinan dos fenómenos: uno, la buena recepción de la actitud de 
Ciudadanos respecto a la cuestión catalana y el cupo vasco, lo cual crea
 nuevas disposiciones naturales a apoyar esa opción. Otra, más forzada, 
procede del hecho de que las listas electorales de ese partido se 
seguirán elaborando mediante un sistema de primarias que requerirá de 
cada aspirante la disposición de activistas internos que defiendan su 
opción no solo con su voto sino también con su movilización para 
obtenerlo. Esto es lo que impulsa a algunos dirigentes a incrementar las
 gestiones para captar nueva militancia, especialmente entre los 
respectivos círculos de confianza. Pero incluso en este caso no sería 
fácil la incorporación de nuevos militantes si no existiera una buena 
siembra política para los potenciales seguidores.
 
EL ´EFECTO ARRIMADAS´.
 El
 ´efecto Arrimadas´ está dando mucho juego. Incluso dentro de Ciudadanos
 se escuchan voces que la prefieren a Rivera sin que esto signifique el 
germen de una desafección hacia éste; a fin de cuentas el staff murciano
 está compuesto por decisión de los colaboradores directos del jefe 
nacional. No cabe duda de que la catalana lo tendrá complicado el 21D y 
que no cabe esperar milagros, a pesar de que lidera la oposición por 
encima del PSC y del PP, pero un buen resultado todavía lanzará con más 
energía a Ciudadanos tanto en España como en la Región de Murcia, un 
terreno propicio por causa de las ´movidas´ a que ha estado sometido el 
PP, de modo que la transferencia electoral, en teoría, será menos 
sufrida.
 La baza principal de Ciudadanos para impulsar su 
crecimiento se la ha ofrecido el propio PP, es verdad que no 
voluntariamente, como cabe suponer, aunque de manera obligada. Para 
conseguir el sí de Ciudadanos a los presupuestos de 2018, el Gobierno 
popular ha tenido que aceptar enmiendas de los de Miguel Sánchez de un 
alcance inusitado hasta ahora: 175 millones de euros, más del doble de 
los que les concedió para los de 2017 a fin de conseguir la abstención 
entonces. 
Como cabe suponer, las enmiendas de Ciudadanos no se han 
referido a capítulos en que refrendan políticas impopulares, sino todo 
lo contrario. Son epígrafes dulces que aluden a sectores importantes y 
atienden demandas retenidas hasta ahora, políticas sociales, de 
inversión y de servicios. Es decir, Ciudadanos se va a poner muchas 
medallas si consigue, en el seguimiento de los próximos presupuestos, 
que éstos se cumplan y sabe vender que los beneficios que aporten 
proceden de su colaboración. Porque esa es otra: el pacto presupuestario
 con el PP incluye que éste no debe interferir en la publicitación de 
los resultados políticos de ese derrame presupuestario de 175 millones.
 
DOS ´GOBIERNOS´.
 De
 este modo, casi podría decirse que habrá dos Gobiernos: el que gobierna
 propiamente y el que ha aprobado los presupuestos de la gobernación y 
venderá públicamente que la ejecución de los 175 millones de euros, uno a
 uno, ha dependido de su voluntad. Al parecer, Ciudadanos va a poner 
todo su empeño en lanzar a la sociedad el mensaje de que su 
´colaboración´ con el PP no responde a sumisión a las políticas de éste,
 sino que es el PP, al necesitar a Ciudadanos, el que se ha visto 
obligado a cederle una parcela de actuación precisa y definida que, 
además, deberán ejecutar dócilmente los consejeros populares.
 2018
 es el año decisivo para la consolidación del futuro marco político de 
la Región, y las cuestiones de imagen pública van a jugar un importante 
papel, más que hasta ahora. Pero aparte de los aspectos anecdóticos con 
que se iniciaba este artículo, lo que nos venderán PP y Ciudadanos no 
será una pasarela de moda de vestir sino acción política. No compartida,
 sino repartida. Es el diseño que viene.
Junts per Puerto Lumbreras
En Puerto Lumbreras no ganan para sustos 
con las cosas de la vida política. Lo último: Jordi Sánchez, presidente 
de ANC, una de las asociaciones supuestamente culturales del activismo 
independentista catalán, ahora encarcelado junto al otro Jordi, éste 
Cuixart, de Omnium Cultural, tiene sus raíces en esa localidad. Nada que
 pueda extrañar demasiado, a la vista de que la mayoría de los nombres 
de referencia del independentismo tienen parientes murcianos o 
andaluces, pero en Puerto Lumbreras salen primos del de ANC desde cada 
esquina y corre que vuela su árbol genealógico. 
El abuelo de este Jordi 
se llamaba Juan Sánchez, tenía una panadería detrás de la iglesia del 
pueblo, la de Los Benignos. Los padres del que será número dos para el 
21D, tras Puigdemont, en la candidatura de Junts per Catalunya, 
emigraron en los años 60 a Badalona, donde abrieron una carnicería, que 
era conocida como La Murciana. A la familia que queda en Puerto 
Lumbreras se la denomina de ´los Sánchez´ y hay quien especula con que 
pudiera tener un parentesco lejano con otros Sánchez, los de la rama del
 exalcalde del pueblo y luego presidente de la Comunidad. 
En el carné de
 identidad del padre del Jordi lumbrerense se indicaba que había nacido 
en Lorca, pues fue expedido antes de que Puerto Lumbreras se 
municipalizara. Tal vez el espíritu independentista del ahora 
encarcelado nazca de los paisanos de sus padres que en su día 
promovieron con éxito que ese núcleo se segregara de Lorca, del que 
hasta entonces era una pedanía, cosa que ocurrió en 1958.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/11/26/ciudadanos-subidon/878290.html