ATENAS.-  La falta de transparencia y el clientelismo, problemas endémicos de   Grecia, han fomentado la corrupción y el despilfarro de los fondos   públicos y europeos, lo que ha contribuido a hundir al país en la crisis   sin precedentes que atraviesa, según los analistas.
"Hay una importante  falta de transparencia  tanto en la gestión de los fondos nacionales  como en las subvenciones  europeas, a menudo desviadas de sus objetivos  iniciales", afirma el  politólogo Vassiliki Georgiadou.
Grecia, miembro de la Unión  Europea (UE)  desde 1981 y de la zona euro desde 2001, es un país que ha  disfrutado  durante tres décadas de las subvenciones europeas.
Hasta  2005, esos fondos representaban en  promedio anual el 4% del Producto  Interno Bruto (PIB) del país. Luego,  los montos se fueron reduciendo y  las subvenciones ascienden hoy a un  1,5% del PIB anual.
En 30  años,  Grecia recibió en total más de 240.000 millones de euros en ayudas  de  la UE, o sea el equivalente del PIB griego en 2010.
Sin  embargo, según varios expertos, la  asignación y gestión de esos fondos  han tenido más que ver con  motivaciones clientelistas que con criterios  de eficiencia económica.
El dinero europeo "no se administró con   racionalidad", pues en lugar de ir al "fortalecimiento de la   competitividad y la productividad" fue "destinado al consumo y al   sobreconsumo", dice Georgiadou.
Los  años 80 y 90 estuvieron  marcados por varios escándalos: las  subvenciones de la UE a los  agricultores desviadas para la compra de  coches de lujo o la renovación  de sus viviendas, sin olvidar la  contratación de parientes de algunos  directores de centros de formación  financiados por UE.
Algunos   organismos públicos terminaron por revelarse como lo que eran: entidades   con finalidades dudosas.
El ejemplo  más reciente fue sacado a la  luz el el miércoles por los medios de  comunicación: un centro público de  danza y teatro cuyos gastos de  funcionamiento representan un tercio del  dinero que se supone debe  redistribuir para realizar actividades  culturales.
Según George Pagoulatos, profesor de  economía en la  Universidad de Atenas, el despilfarro y la corrupción se  explican en  parte por una especie de "tolerancia" en la sociedad  griega.
Toda  la pirámide social, de  los ingresos bajos a los altos, sin exceptuar a  los políticos,  "aprovecha y tolera las ventajas, la corrupción y la  evasión fiscal:  para los primeros es una manera de completar sus  ingresos mensuales,  para los segundos, de enriquecerse", explica este  especialista en un  reciente artículo publicado en el periódico  Kathimerini.
Para Georgiadou, "este desperdicio se debió  a la  falta de un control real en Grecia y también a escala europea, ya  que  hasta la adopción del Tratado de Maastricht (1993) la Unión  Europea no  preveía un proceso estricto de supervisión de la gestión de  sus  subvenciones.
Según un estudio  realizado por la ONG Transparenca  International, la crisis financiera  griega se debe en buena parte a la  corrupción, con unos 790 millones de  euros pagados en sobornos en 2009,  por ejemplo, en alza de 50 millones  con respecto a 2008.
Los  sectores  más afectados por la corrupción en el dominio público griego  son los  hospitales, los servicios de planificación urbana y la  administración  tributaria.