Poco a poco la razón se abre camino. En 
una reunión a puerta cerrada del grupo parlamentario socialista, Sánchez
 parece haber dicho que hay que contar con los indepes catalanes para 
garantizar la gobernabilidad del reino. Es preciso, dicen que ha dicho, 
sacar a estos catalanistas del limbo. 
 
Sanos y racionales propósitos. 
Carece de sentido despreciar ocho posibles votos, quien sabe si 
diecisiete, por un juicio de intenciones respecto a cuáles sean las  de 
los nacionalistas catalanes. Sin olvidar que Francesc Homs hace un par de días formuló la predisposición catalanista a la tarea sin la condición previa del referéndum. Palinuro calificó el gesto de giro copernicano y parece que Sánchez lo ha entendido. 
Es
 decir, el que ha salido del limbo es el propio Sánchez. La combinación 
PSOE+Podemos+indepes catalanes y PNV son 178 escaños, mayoría absoluta. 
Fuera Rajoy y el PP. Inicio de una etapa de regeneración democrática en 
todos los sentidos del término. Sería mayúscula irresponsabilidad no 
lograrla.
Visto
 que el grupo socialista ha aceptado con agrado (y alivio, supongo) el 
nuevo propósito de Sánchez, este ya solo tiene que convencer al Comité 
Federal de que retire esa ridícula y autoritaria condición de no aceptar
 nada de los indepes catalanes, ni siquiera su abstención. Los del 
Comité Federal no precisan salir del limbo porque no están en él. En 
realidad, no hay sitio para ellos en la mitología católica. Sería más 
apropiado verlos en el Erebo de la mitología clásica, que es el lugar 
del reino de Hades reservado a él mismo y a Perséfone y desde el que se 
asciende directamente al Olimpo, sede exclusiva de los dioses. Los 
católicos admiten que, tras unos trámites, las almas salen del 
Purgatorio, camino de la gloria del Señor. En Grecia, las almas 
permanecen perpetuamente en una zona de felicidad no olímpica, los 
campos elíseos. Las que no alcancen esa ventura se quedan en el campo de
 los asfódelos, que es una especie de limbo griego.
Con
 esta decisión de Homs y Sánchez, el juego parlamentario está ahora en 
campo abierto. Mr. Sobresueldos ya sabe que no tiene apoyos para la 
investidura, y puede repetir la espantada del 20 de diciembre. Lo anima 
seguramente el cálculo de que la decisión/no decisión (tema 4 de la 
teoría de la elección racional) provocará las terceras elecciones 
generales en un año para exasperación de la parroquia. Y así será salvo 
que la izquierda -con el apoyo del PDC y el PNV que, al lado del PP son 
casi grupos espartaquistas- se aglutine y garantice el gobierno citado 
con sus 178 votos. Cosa esta probable por cuanto los socialistas y los 
indepes han hecho lo primero, y quizá lo único, que deben hacer los 
politicos: hablar.
Con
 estas conversaciones/negociaciones, el PSOE afirma su posición pues, 
habiéndose distanciado de C's, no queda reducido al diálogo con Podemos;
 tiene más interlocutores. El afianzamiento es obvio: si Homs y los 
suyos no ponen el referéndum como condición, ¿qué sentido tiene que lo 
haga En Comú Podem que, además, no es independentista? Si 
Domènech cambia su anunciado voto negativo por otro positivo, se habrá 
restaurado la unidad de voluntad de Podemos. Y ya estaríamos todos en el
 campo de los asfódelos, a un paso de los campos elíseos. Los de 
izquierdas sabemos que los mortales no tenemos acceso al Olimpo. Los 
católicos, que sí se creen inmortales, aspiran a llegar a la gloria, al 
cielo, a veces, al asalto. Las izquierdas socialdemócratas, más 
realistas, se conforman con el elíseo que, con relación a la gloria 
cristiana, es como el Estado del bienestar frente a la sociedad sin 
clases.
Y
 ahí es donde está ahora el meollo de la negociación. A ver si Podemos 
encuentra alguna razón para frustrar la formación de un gobierno de 
izquierdas. Camino parece haber emprendido con esos chanchullos para la 
composición de la mesa del Congreso que demuestran dos cosas: a) que los
 de la "nueva política" son como los de la vieja y revenidos; b) que el 
líder parece de nuevo empeñado en una de esas fintas que él considera de
 refinamiento florentino pero suelen terminar como un gag de Buster Keaton.
Y,
 pues la teoría y la praxis se alimentan mutuamente, hoy es el momento 
de aplicar la doctrina que su máximo referente intelectual, Gramsci, 
llamaba la "filosofía de la praxis". De no darse esa solución, la mesa 
del Congreso estará presidida por doña Ana Pastor, ministra en funciones
 y con la marca de ganadería apropiada con la S de sobresueldos. Contará
 asimismo con dos miembros más del PP y dos de C's. Los otros cuatro, 
para PSOE y Podemos. Predominio de la derecha en un Congreso con mayoría
 de izquierda. Califiquen ustedes esto y no sean muy duros en los 
adjetivos. Difícil, ¿verdad?
La
 composición de la mesa es la prueba de fuego de la intención de formar 
un gobierno de izquierdas. La composición podría ser: dos del PSOE (con 
la presidencia), dos de Podemos y un catalán. Los otros cuatro, a 
repartir entre PP y C's como San Cosme y San Damián se lo aconsejen.
Detrás
 de estas combinaciones hay toneladas de ideología, doctrina, política, 
idea nacional y mil cosas más para solaz de analistas, expertos y 
columnistas. Pero el objetivo esencial, desalojar del poder a la 
derecha, se cumplirá.
España
 no puede seguir al mando de un gobierno minoritario de la derecha (¡y 
qué gobierno! ¡Y qué derecha!) cuando la mayoría del Parlamento es de 
izquierdas.
Porque lo es. Ahora mismo. 
 
 
El franquismo sigue vivo y gobierna
 
 
Ayer tuve el privilegio de intervenir en una tertulia de Catalunya Ràdio titulada Les ferides obertes del franquisme
 juntamente con Monserrat Ginès, presidenta de l'Associació de Víctimes 
de la Repressió Franquista en Tarragona y Andreu Mayayo, catedrático de 
Historia Contemporánea de la UB. El tema, como corresponde al 
aniversario de un 18 de julio, era el franquismo en España. El programa 
entero se encuentra en el enlace aquí. 
Tiene
 poco sentido que me repita. Dije cuanto quería decir en total libertad.
 Agradezco infinito a Catalunya Ràdio la oportunidad que me dio de 
expresarme. Una vez más, los medios catalanes emiten un discurso del que
 los medios españoles no quieren ni oír hablar. Ninguno me llama jamás a
 hablar de este o de cualquier otro tema. Y lo entiendo: tienen gente 
mucho más preparada y capaz de decir cosas más originales e interesantes
 que el pobre Palinuro. No hay más que oírlos y verlos.
Dos
 veces tuve reparos que oponer a las opiniones de mi colega Mayayo, por 
lo demás hombre ponderado y sabio. Una lo hice en antena y la otra la 
dejé pasar por ese prurito que tiene uno de no discrepar demasiado de 
una sola vez. Pero ahora, con la calma del distanciamiento puedo hacerlo
 porque, entre otras cosas, ambos puntos son muy significativos.
El
 primero fue cuando Mayayo insistió en lo que, a mi parecer, era reducir
 el franquismo a la guerra civil. Esa precisión sí la hice y no merece 
la pena extenderse. El franquismo fue mucho más que la guerra civil: fue
 una dictadura cruel, genocida, basada en el terror, la represión, el 
asesinato indiscriminado de una población inerme durante 40 años Fue un 
régimen de delincuentes que convirtieron todo concepto de ordenamiento 
legal, derecho, seguridad jurídica de las personas en una burla y que se
 basó en el miedo que inculcó en la población y que todavía dura. 
 
El intento de reducir el franquismo a la guerra civil es el proemio a 
la afirmación de que ambos bandos cometieron barbaridades en dicha 
guerra. Al margen de que eso tampoco es cierto pues las barbaridades de 
los fascistas fueron cuantitativa y cualitativamente muy superiores a 
las de los republicanos, está la cuestión de que la esencia del 
franquismo se manifestó no en la guerra, sino en la postguerra, en los 
40 años de "Victoria" y terror que sus seguidores, hoy gobernantes, 
continúan celebrando no como un golpe de Estado de uno militares felones
 y perjuros, sino como el glorioso alzamiento nacional. 
El
 segundo, que no precisé entonces, pero lo hago ahora se dio cuando 
afirmé que la diferencia entre la derecha demócrata europea y la 
no-demócrata española (o sea, el PP) es que la europea se enfrentó al 
fascismo con las armas en la mano mientras que la española es la 
heredera directa de ese fascismo triunfante. Esa diferencia me parece 
esencial. Sin embargo, Mayayo vino a decir más o menos que en todas 
partes cuecen habas y que también en Alemania y otros países fascistas, 
personajes de esta calaña habían conservado su puestos en empleos 
importantes. 
 
Es una relativización absolutamente inexacta. En Alemania 
hubo un proceso de desnazificación: los principales dirigentes nazis 
fueron ajusticiadoss, otros pagaron con años de prisión (Hess, por 
ejemplo) y muchos, muchísimos otros, miles, pasaron por los campos de 
desnazificación. ¿Que hubo casos en que dirigentes nazis consiguieron 
sobrevivir y hasta prosperar? Sin duda. 
 
Pero es que en España sucedió al
 revés: además de los asesinatos y prisiones, todas las profesiones 
civiles y militares fueron "depuradas" durante el franquismo. Decenas de
 miles de maestros, profesores, médicos, abogados, jueces, cuando no 
fueron asesinados o encarcelados o se les robaron sus propiedades, 
sufrieron inhabilitación y ostracismo.  Nada de eso pasó en la 
transición. Nada. Ni un juez de los delincuentes que formaron el 
Tribunal de Orden Público de Franco, por ejemplo, fue molestado; ni un 
policía torturador; ni un periodista o cura delatores. Nadie. No hay 
punto de comparación.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED