MURCIA.- La organización Greenpeace acaba de responder al informe de los que llama "expertos de Ródenas" asegurando que este grupo de expertos no ha rebatido con datos científicos su informe sobre la existencia de aguas subterráneas suficientes para prescindir en tres años del trasvase Tajo Segura, según la Cadena Ser.
Para Greenpeace se trata "de generalidades basadas en creencias y opiniones asentadas desde antiguo
 pero que no tienen en consideración los nuevos estudios de la CHS 
realizados entre 2005 y 2009 y que indican que se puede aportar, ahora 
mismo, un volumen de agua subterránea que es casi la mitad de la 
aportación del trasvase Tajo-Segura.
En cuanto a la afirmación de que los datos climáticos y balances hídricos de la cuenca son correctos, esta organización discrepa
 y dice que se han hecho prescindiendo de la legalidad vigente. 
El Plan 
Hidrológico del Segura, recuerda Greenpeace está recurrido ante el 
Tribunal Supremo, entre otras cosas, porque no contemplar aguas subterráneas como
 si contempla el Plan del Júcar.
También dice la organización ecologista que no es cierto que los acuíferos del Segura estén sobre explotados
Greenpeace responde así a la carta de los 25 expertos que criticaban 
el informe 'La trama del agua en la cuenca del Segura, diez años 
después' y lo calificaban de "falsedades pseudocientíficas".
Los argumentos de Greenpeace
En primer lugar, Greenpeace defiende un uso racional del agua, por boca de Julio Barea y el hidrogeólogo Francisco Turrión, dentro de la legalidad mediante una correcta gestión de los recursos hídricos. El informe de Greenpeace, “La Trama del Agua”
 demuestra la posibilidad de que la cuenca del Segura pueda ser 
autosuficiente utilizando sus propias aguas subterráneas (solo usando 
sus recursos renovables) y desaladas. Esto permitiría abandonar el 
trasvase Tajo Segura en tres años. 
De esta manera podría producirse el 
inicio de la recuperación ambiental del río Tajo, sin que los caudales 
ecológicos, el abastecimiento público, los regadíos (que sean 
sostenibles y legales) y demás usos de la cuenca del Segura se vieran 
perjudicados. Pero en ningún caso supone barra libre para expoliar las 
aguas subterráneas (auténticas reservas estratégicas para el futuro) y 
seguir con la política de permitir la ampliación de regadíos en una 
cuenca que hace tiempo alcanzó el límite de crecimiento de estos 
cultivos intensivos. 
Con su informe Greenpeace pretende aportar nueva información al 
debate del agua en la cuenca del Segura, que no solo no crea alarma 
social, sino que puede ayudar a clarificar conceptos e ideas en los que 
debería ser una puesta en común sin estridencias y alarmismos 
injustificados.
En cuanto a las “falsedades pseudocientíficas”, no 
vemos en la carta un detalle enumerado, pormenorizado y rebatido de las 
mismas. Se apuntan generalidades basadas en creencias y opiniones 
asentadas desde antiguo, pero que quizá no hayan tenido en consideración
 los nuevos estudios de la CHS en relación con la nueva Red Oficial de 
Piezometría y con la Batería de Pozos de Sequía (BES) realizada en los 
años 2005-2009 y que es capaz de aportar, ahora mismo, un volumen de 
agua subterránea que es ya casi la mitad de la aportación media del 
trasvase Tajo-Segura.
En cuanto a la afirmación que los datos climáticos y los balances hídricos en el Plan Hidrológico del Segura son correctos,
 tenemos que discrepar puesto que se han hecho prescindiendo de la 
legalidad vigente. En efecto, quien tiene que decir lo que llueve, se 
evapotranspira y quien tiene que definir los modelos regionalizados de 
predicción del cambio climático es la Aemet, del Ministerio de 
Agricultura como prescribe la Instrucción de Planificación Hidrológica; y
 no el Cedex del Ministerio de Fomento, que es quien los ha hecho 
utilizando “pluviómetros ficticios” en las zonas de montaña (que es 
precisamente donde más llueve). 
Hay que recordar que el Plan Hidrológico
 del Segura está recurrido ante el Tribunal Supremo por no cumplir la 
normativa vigente, entre otros, por este asunto.
En cuanto a que los acuíferos de la cuenca del Segura se encuentran sobreexplotados en gran medida,
 los últimos datos revelan que es otro error. Porque la medida del 
estado cuantitativo de los mismos no se ha realizado en lo que la 
Instrucción de Planificación Hidrológica denomina “puntos 
representativos”, que son la Red Oficial de Piezometría construida por 
el Gobierno de España en 2008 y 2009, compuesta por pozos que no bombean
 y alejados de focos de bombeo. 
Se sigue midiendo el nivel del agua en 
los acuíferos en pozos de intenso bombeo e interpretan luego los 
descensos acumulados producidos a los largo de los meses, como un 
vaciado de un embalse y no como una variación de la presión de 
confinamiento en un acuífero confinado.
Otras razones por las que los acuíferos no están sobreexplotados es 
que no se ha cuantificado el volumen de agua que contienen. Tampoco se 
han calculado las transferencias laterales entre acuíferos, como exige 
la Instrucción de Planificación Hidrológica, algo que sí ha hecho el 
Plan del Júcar. La estimación de las extracciones de agua de los 
acuíferos no se ha hecho a base a un inventario actualizado de campo, 
sino con datos del Registro de Aguas de los años 80 que están 
sobredimensionados en muchos casos.
Por otro lado, se mezclan los datos piezométricos de acuíferos 
inferiores con los superiores. Solo se ha definido un acuífero inferior 
(Sierra de Segura) pero no se le asigna ningún volumen de recurso de 
agua. Es decir, para el Plan del Segura el mayor acuífero de la cuenca, 
que ocupa el 8% de su superficie y de más de 1.500 km2 de extensión, 
está seco.
Además, cuando se observa la evolución en el tiempo del nivel del agua en piezómetros no afectados por bombeos,
 se comprueba que los acuíferos del Segura se encuentran estables y en 
equilibrio en los últimos 40 años. Y que salvo en el 5% del territorio 
de su cuenca, donde la interacción de conos de bombeo y la 
reprofundización de pozos hacia acuíferos profundos (que descuelgan los 
niveles piezométricos superiores). 
En el resto de los acuíferos de la 
cuenca del Segura (en el 95% de la superficie restante) están en 
equilibrio hidrodinámico e infrautilizados. No se debe obviar que el 
IGME estimó en más de 100.000 hm3 el agua acumulada en los embalses 
subterráneos de la cuenca del Segura (100 veces más que la capacidad de 
sus pantanos) y que el Plan del Segura, en contra de los prescrito en la
 citada Normativa, no los incluye en el inventario de agua disponible.
Los balances de las componentes del ciclo hídrico dicen los autores 
que están bien, pero no lo argumentan. Hemos demostrado, en cambio, que 
el supuesto déficit del Segura se basa en un importante error de cálculo.
Sobre las transferencias laterales al mar que no pueden existir, nos 
remitimos a la Nota Técnica nº 100 del Estudio Hidrogeológico Alto Júcar
 Alto Segura, del IGME, donde se habla de que existe un Trasvase hidrogeológico de agua subterránea en la cabecera del Segura, desde ésta
 hacia otras cuencas hidrográficas, como la del Júcar por ejemplo, que 
debería ser aprovechado trasvasándolo hacia la del Segura, porque son 
agua propias de ésta.
Por otra parte, si los recursos naturales de la cuenca del Segura son
 del orden de los 1.400 hm3/año y unos 900 son escorrentía (agua 
fluvial), ¿dónde están los otros 500 si no han fluido subterráneamente hasta el mar?
 Por último, desde aquí invitamos a los firmantes a debates serios sobre
 el cumplimiento de la Normativa en materia de aguas subterráneas en la 
planificación hidrológica en España.

 
 


















