
Algunos tiroteos y ajustes de cuentas, con muertos incluidos, ya ha habido en el sur de Alicante entre mafias rusas. Y eso es lo que se quiere trasladar a la Región de Murcia, incluida Jumilla y el Campo de Cartagena, a un paso de la capital, se diga lo que se diga. Preguntemos a los vecinos de Cabo Roig, que ya saben mucho de esto porque han visto de todo. O a algunos de "Altorreal" con experiencia vivida en secuestro express por parte de paramilitares sin fortuna de países exsatélites de Moscú. O a los servicios de seguridad de "El Corte Inglés" en Alicante-Cartagena- Murcia. También se quiere atraer a indeseables del Reino Unido, a quien Blair está facilitando su instalación entre nosotros al considerarnos la cloaca de la Unión Europea por gallitos en Bruselas.
Un capitalismo mal entendido y una globalización anárquica, sirven también de coartada a financieros sin escrúpulos, con fuerte presencia y negocio de moneda en la zona, para animar a nuevas empresas de chicha y nabo a que hagan sus negocios donde puedan rascar un euro, sin importarles luego las consecuencias de todo tipo para la sociedad murciana y otros residentes extranjeros. Lo importante para ellos es captar pasivo sin preguntar su procedencia. "Non olet", que decía el prestamista medieval valenciano a su hijo. Por eso tenemos aquí poco o ningún futuro con el cliente británico, alemán y nórdico de calidad. Que no nos engañe más "Polaris".
Habrá que tomar nota, cara al futuro, de esa misión comercial inversa organizada por la Cámara de Comercio de Cartagena, para que periodistas y agentes inmobiliarios rusos visiten estos días el litoral de Águilas a Los Alcázares, y luego lo promocionen al regresar a Moscú y San Petesburgo. En principio nada que objetar cuando, además, unos 300 turistas rusos ya residen entre nosotros durante el invierno. Pero cabe pensar que no es esa, por razones obvias, la gran alternativa turística para esta tierra aunque se trate de vender a un tiempo, el doble concepto de una costa barata para rusos en el protocapitalismo, y mansiones por encima de lo 500.000 para los más pudientes, que todos podemos imaginar a qué se dedican, con el señuelo falso de que luego tienen una fuerte revalorización y fácil venta. ¿Se trata de ofrecer, de verdad, inversiones o de facilitar de paso algún blanqueo, señor Rosique, nuevo presidente de la entidad cameral?
No se sabe si el Estado le habrá dicho a la Cámara (ya con el secretario Ramiro Alonso, jubilado) si hay cosas que se deben consultar antes de hacerlas. Pero ofrecer la costa murciana como refugio discreto a las mafias rusas del gas y el petróleo, tal como se pretende y no se esconde, es algo más que temerario porque podemos lograr el triste record de llegar a ser la hucha del dinero procedente de todos los negocios ilícitos de la Europa del Este sin necesidad de pasar por islas Caimán. A ver cómo se explica ahora todo esto a los votantes de una tierra de apáticos susceptibles de embestir cuando se hartan.
Esas son las cosas que no cuenta el presidente Valcárcel, que debe saberlas o, al menos, intuirlas. Ni una patronal cartagenera, COEC, que, presidida por un tal Illán, premia este año la excelencia empresarial de dos empresas promotoras/constructoras de la comarca, muy cuestionada cada una por distinto motivo: "Urdemasa" y "Polaris".
Y las mismas cosas que dañan la imagen de una Región de Murcia en manos de descerebrados políticos, que luego echan en cara al fiscal-jefe la proliferación de tanta delincuencia y demandan más policía, y hasta la creación de un cuerpo autonómico de seguridad. Algunas nuevas fortunas, seguro que tienen truco.
Y las mismas cosas que dañan la imagen de una Región de Murcia en manos de descerebrados políticos, que luego echan en cara al fiscal-jefe la proliferación de tanta delincuencia y demandan más policía, y hasta la creación de un cuerpo autonómico de seguridad. Algunas nuevas fortunas, seguro que tienen truco.