
 
Siempre he nadado contra corriente.  
Ahora, también. Cuando el CIS condena al PSOE al baúl de los recuerdos 
en beneficio de esta adorable tropa tan consistente y responsable; 
cuando todo el mundo se rinde a la evidencia de que la razón asiste a 
quien ninguna prueba de ello tiene salvo su desparpajo; cuando el 
gobierno, secretamenete satisfecho de que el CIS siga garantizándole el 
primer puesto contra todo sentido común, pero muy a favor del sentido de
 la propia conveniencia, se regocija del triste sino de los socialistas;
 cuando los medios entonan el gori-gori del partido del viejo Iglesias y
 los laudes del del nuevo Iglesias; cuando los finos analistas advierten
 de cómo el viento de la historia se ha rejuvenecido y limpia los 
hediondos establos de la "vieja" izquierda mientras deja incólumes los 
de la no menos vieja derecha; cuando los profetas del pasado anuncian un
 porvenir que nace muerto; cuando todo eso pasa, encuentro razonable 
publicar esta entrevista que me hizo un medio andaluz hace un par de 
días.
La musique qui marche au pas, cela ne me regarde pas, que decía Brassens. Moi, non plus.
La
 entrevista es esta. Ya sé que no va a ganarme muchos amigos entre los 
prebostes de la nueva situación, especialmente los que predican hoy con 
la seguridad que da haber sido hasta ayer partidarios acérrimos del 
neoliberalismo de C's.
 
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No
 es sospechoso de derechista precisamente. Fue ideólogo del PSOE en la 
época de Felipe González. Luego apoyó a Podemos, pero ahora es el primer
 gran disidente de la formación morada. Desde hace algún tiempo el 
catedrático de Ciencias Políticas es el azote de Pablo Iglesias, al que 
acusa de desleal y de ser el instrumento con el que Julio Anguita se 
cobra sus venganzas del pasado. “¿Va quedando claro que este hombre 
además de narcisista es tonto?”, le soltó al líder podemita en Twitter.
Cotarelo,
 recordemos, fue ideólogo de González y apoyó la entrada de España en la
 OTAN. Hace un par de años se ilusionó con la creación de Podemos, pero 
fue de los primeros en caerse del caballo. Su diagnóstico: es el viejo 
comunismo de siempre. “Pablo Iglesias nunca quiso pactar con el PSOE”, 
dice como quien muestra la prueba del algodón.
Nadie
 está exento de contradicciones, y este profesor universitario se 
considera “nacionalista español”, al tiempo que es partidario de un 
referéndum sobre la independencia de Cataluña. Pero diga lo que diga, ya
 es un maldito para los podemitas que caen en aluvión sobre él cada vez 
que incendia Twitter con sus reflexiones sobre el partido morado, del 
que dice que tiene un apoyo mediático exagerado. Aún así -o precisamente
 por esto- asegura que “a Iglesias le molestan los periodistas que no lo
 ensalzan. Lo de siempre en España”.
¿Qué es lo que ha cambiado en Podemos?
No
 me parece correcto que un proyecto que pretendía ser autónomo entre las
 dos izquierdas tradicionales -la comunista y la socialdemócrata- en 
lugar de mantener su autonomía se haya fusionado con IU. Si uno critica 
el régimen de 1978 debe saber que tan régimen son los socialistas como 
los comunistas.
¿Quizá esperaban mejores resultados el 20 de diciembre?
Tras
 el 20-D les entró miedo porque se dio cuenta de que las cosas no son 
tan fáciles, que no iban a barrer. Bajaron en las encuestas, se 
asustaron y se abrazaron a los comunistas. Al echarse en los brazos de 
IU lo que está diciendo es que ellos también son comunistas. Que digan 
ahora que no hay que asustar hablando de ‘que vienen los comunistas’ ya 
quiere decir algo.
¿Acaso no es la alianza de Podemos con IU más natural que con el PSOE? Ambos son comunistas, ¿no?
Totalmente.
 Pablo Iglesias militó en las Juventudes Comunistas, es amigo de Anguita
 y ahora éste lo usa como instrumento para sus venganzas.
¿Y por qué Iglesias niega ser comunista?
Unas
 veces sí lo reconoce y otras no. Claro que es comunista, hace tres años
 lo decía abiertamente. Pero son tácticas que no engañan a nadie. En 
estos tiempos no puedes decir algo falso cuando llevas hablando no sé 
cuántos años en televisión porque viene alguien y lo demuestra. Lo que 
muchos creemos es que Iglesias, que pretendía hacer algo nuevo, al final
 no lo ha logrado.
¿Fue un error que Iglesias no quisiera llegar a un acuerdo con el PSOE?
Fue
 una sinvergonzonería. Él nunca tuvo intención de llegar a un acuerdo 
con el PSOE porque Anguita no le iba a dejar, volvió a engañar a todo el
 mundo. Por su culpa tenemos nuevas elecciones generales y cuatro meses 
más de gobierno brutal de la derecha y la amenaza de que además haya 
otro Gobierno del PP cuatro años más. Lo que ha hecho Iglesias es de una
 inmoralidad y una irresponsabilidad tan absoluta que merecería la 
reprobación pública de toda la izquierda, es una traición.
¿Es Julio Anguita la persona que tiene mayor influencia sobre Pablo Iglesias?
Sí.
 Desde siempre. Lo ha tenido oculto, pero siempre ha sido así. Incluso 
Iglesias ha dicho que Anguita es su referente intelectual… ¡imagínese, 
Anguita intelectual!
¿El Pablo Iglesias del discurso de la cal viva es el más auténtico?
Fue
 una provocación típicamente comunista con manipulación, infundio y 
engaño, porque eso se lo dijo a quienes no tienen nada que ver con 
aquello.
¿Quizá
 usó palabras tan gruesas para bloquear el acuerdo con el PSOE y al 
mismo tiempo mandar un mensaje interno a los que en Podemos, como 
Errejón, querían el pacto?
No
 creo que llegara a tanto, me da la impresión de que se le calentó la 
boca. La consecuencia fue lo que transmitió a la gente más razonable de 
Podemos: que abandonen toda esperanza de pacto. La intención de Podemos 
de fagocitar al PSOE es lo que ya intentó Carrillo en los años 70 con el
 eurocomunismo y Anguita en los 90. Quítate tú para que me ponga yo.
Se habla mucho de Venezuela. ¿Nota influencia chavista en Podemos?
No
 tengo ni idea. En términos prácticos no lo sé, porque de Venezuela lo 
ignoro todo. En términos teóricos sí tengo un poco más de idea: me da la
 impresión de que al tratar de fabricar una renovación ideológica han 
cometido el típico error de los movimientos de izquierda de las 
sociedades industriales europeas, que es rendirse a las elucubraciones 
teóricas tercermundistas, en el caso de España las latinoamericanas.
Entonces, ¿han copiado el modelo chavista?
Están
 siempre dispuestos a importar las formas que vengan de América Latina 
porque les parecen innovadoras. No se dan cuenta de que hay dos factores
 que destruyen esa pretensión: primero, los discursos latinoamericanos 
no son más que los discursos europeos mal copiados; segundo, lo que 
tenga de genuino el discurso teórico latinoamericano no es extrapolable a
 Europa. No hay más que escuchar a Errejón (especialmente cuando habla 
de “la gente”) para darse cuenta de que es un intento de importación de 
unos elementos teóricos populistas que aquí no encajan.
¿Qué va a suceder el 26-J? ¿Habrá sorpasso?
El
 porcentaje de indecisos es altísimo. Y esto cambia mucho día a día. 
Parece que hay un interés en que se produzca un sorpasso controlado, 
algo que persiguen medios como La Sexta, que es un canal de Podemos, o 
digitales como Público o Diario.es, que son el BOE de Podemos. Coinciden
 con la derecha en lo del sorpasso. Podemos dice que va contra el PP, 
pero no es verdad: va contra el PSOE. No digo que las encuestas estén 
falsificadas, pero sí clarísimamente cocinadas. Además hay un dato que 
ignoran: el PSOE tiene mucho voto oculto.
¿No le parece llamativa la sobreexposición mediática de Podemos?
Es
 un bullying mediático. La presencia permanente de Podemos en los medios
 es un abuso. Roures reconoció el otro día que su cadena, La Sexta, ha 
aupado a Podemos. Podemos es un producto de la televisión igual que 
Bertín Osborne.
¿Qué efecto va a producir en la campaña?
Es
 contraproducente para Podemos porque ya han aparecido mucho. Me 
gustaría saber cuáles son las cifras de audiencia del debate del domingo
 pasado entre Rivera e Iglesias porque no conozco a nadie que lo viera. 
Sería cuestión de comparar la audiencia con la del primer cara a cara 
entre ambos en octubre. Si mi hipótesis es correcta, ha habido un bajón 
fuerte de Podemos que anuncia una tendencia de hartazgo. En mayo leí que
 Pablo Iglesias había aparecido 16 veces en televisión, Rivera 14, 
Sánchez seis y Rajoy una.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED