MADRID.- BBVA afronta un año 2025 marcado por 
varios retos, algunos de ellos comunes al resto de la banca española y 
europea, pero otro específico, como es la opa, y posterior fusión, que 
quiere lanzar sobre Banco Sabadell con el objetivo de ganar escala y 
tener mayor peso en un mercado desarrollado como el español.
Más
 allá de la búsqueda de rentabilidad en un entorno con tipos más bajos 
que en 2023 y 2024, y que ya están encarando todos los bancos, la 
entidad presidida por Carlos Torres lleva ya varios 
meses inmersa en armar la operación, que incluye su aprobación por parte
 de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), de 
la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y del propio Gobierno
 --si finalmente opta por una fusión por absorción entre ambas 
entidades--.
Siete meses han pasado ya 
desde que el banco hiciera una oferta formal al consejo de 
administración de Banco Sabadell para fusionar ambas entidades, una 
propuesta que, sin embargo, fue rechazada por la 'cúpula' de la entidad 
vallesana. 
Esto motivó que, a principios de mayo, BBVA anunciara que 
extendía su oferta --en prácticamente los mismos términos que al consejo
 de administración-- a los accionistas en forma de una opa de carácter 
'hostil'.
Para ello, presentaba un 
calendario que incluía la posibilidad de contar con las autorizaciones 
en un plazo máximo de ocho meses para poder lanzar la opa que le 
llevaría a cerrar la fusión a mediados de 2025. Entre los requisitos 
para abrir el periodo de aceptación de la opa estaba el contar con la 
autorización del Banco Central Europeo (BCE), de la CNMV y del regulador
 financiero británico.
Además, para 
conseguir la eficacia de la operación, el banco establecía el lograr un 
50,01% de aceptación del capital --aunque la oferta se lanzará sobre el 
100% de las acciones-- y lograr la autorización de la CNMC.
A
 cierre de 2024, BBVA ha logrado la 'no oposición' del BCE, que mide la 
solvencia de la entidad resultante, y de la Autoridad Prudencial 
británica (PRA, por sus siglas en inglés), así como de otros organismos:
 la Comisión Europea, México y Marruecos, Francia o Portugal, entre 
otros.
Sin embargo, para 2025, quedarán
 pendientes dos de las grandes autorizaciones: las de la CNMC y la CNMV,
 que podría aprobar el folleto de la opa sin tener el 'visto bueno' de 
Competencia, pero que ya ha anunciado que esperará a conocer el dictamen
 sobre la concentración bancaria para que los inversores puedan acudir a
 la operación con la mayor cantidad de información posible.
Análisis de competencia
La
 operación, por tanto, se encuentra a la espera de lo que la CNMC 
concluya sobre el posible impacto en la competencia del sistema bancario
 en España.
A mediados de noviembre, la
 CNMC acordaba elevar a fase 2 el análisis de la OPA al no poder 
descartar un riesgo de empeoramiento de condiciones comerciales para 
pymes, reducción del crédito también a pymes ni de empeoramiento de 
condiciones del negocio de aquerencia, tras analizar los compromisos 
dados por BBVA para que se aprobase en fase 1.
En
 su nota sucinta, publicada el 20 de noviembre, Competencia explicaba, 
por ejemplo que la operación daría lugar a cuotas superiores al 30% en 
España en el mercado de TPVs por lo que la entidad resultante sería 
líder en el país: concentraría el segundo y tercer operador de TPVs y 
eliminaría una "fuerza competitiva importante".
En
 cuanto al riesgo de reducción de crédito a pymes, señalaba que el test 
de mercado realizado en fase 1 no fue concluyente, puesto que "ciertos 
actores bancarios consideran que las necesidades de diversificación de 
las pymes tras la concentración podrán ser satisfechas por otros 
operadores, mientras que las asociaciones identifican el riesgo 
mencionado".
Resaltaba, además, que los
 informes económicos de BBVA y Sabadell "diferían" en cuanto al nivel de
 diversificación de las pymes a nivel agregado y se observaba "algunas 
carencias" en el modelo presentado por Sabadell, que "cuantifica la 
posible reducción del crédito que pudiera resultar de la transacción".
Sobre
 el posible empeoramiento de condiciones comerciales, la CNMC explicaba 
que la entidad resultante tendría "incentivo y capacidad" para modificar
 las condiciones [...] a las pymes, "sin riesgo de perder clientes en 
favor de otra entidad", allí donde quedase como único operador o con 
reducida competencia, entre otras cuestiones.
Alegaciones y ampliación del calendario
La
 apertura de fase 2 por parte de la CNMC permitía la posibilidad de 
tanto Sabadell como otras partes con interés legítimo en la operación 
podían presentar alegaciones, mientras que permite que BBVA aporte más 
información. 
Para formalizar esta personación, se abría un periodo de 
diez días tras la publicación de la nota sucinta, ante lo cual se 
personaron una quincena de organismos como patronales empresariales de 
Cataluña, Asturias o Galicia, cámaras de comercio y sindicatos como UGT o
 CCOO.
No obstante, la CNMC ha 
rechazado todas estas personaciones salvo la de Sabadell, puesto que es 
el único implicado que tiene un interés legítimo, y no un interés 
general en la operación. 
Además, en este proceso, y tal y como está 
previsto en la Ley de Defensa de la Competencia, la CNMC recabará 
informes de las autoridades del ramo de Cataluña y Comunidad Valenciana,
 las dos regiones que tendrían mayor impacto por la operación.
Elevar
 a fase 2 la operación supone, en la práctica, ampliar el calendario de 
la OPA que maneja BBVA. Esta fase puede durar hasta tres meses, si bien 
no se cuentan en este plazo las posibles suspensiones que Competencia 
pueda aplicar para solicitar más información.
Una
 vez concluido este análisis en profundidad, Competencia podrá aprobar 
la operación sin condiciones, con ellas o prohibirlas. 
En el caso de los
 dos últimos supuestos, la operación sería elevada al Ministerio de 
Economía que podría llevarla, a su vez, al Consejo de Ministros y que se
 pronunciaría sobre criterios distintos a la competencia, como la 
defensa y seguridad nacional o la garantía de un adecuado mantenimiento 
de los objetivos de regulación sectorial.
Conviene
 recordar en este punto que el ministro de Economía, Comercio y Empresa,
 Carlos Cuerpo, se ha pronunciado varias veces en contra de la operación
 al señalar un posible impacto, no solo sobre la competencia en el 
sector, sino también sobre la inclusión financiera, el impacto en 
materia de empleo o de cohesión territorial.
Visión de analistas
Preguntado por esta operación, el analista de XTB Javier Cabrera
 cree que las perspectivas de la operación no han cambiado demasiado 
tras la decisión de la CNMC. Considera que el mayor problema que puede 
enfrentar BBVA es si la CNMC pone condiciones y la operación pasa al 
Consejo de Ministros, donde el Gobierno puede "presionar" poniendo 
condiciones que perjudiquen la rentabilidad de la operación.
 "Este es el
 peor escenario, dadas las declaraciones que ya han realizado algunos 
miembros del Gobierno", apostilla.
Cabrera
 señala que hay todavía una división de "opiniones" sobre la resolución 
de la opa, si bien XTB cree que finalmente se realizará siguiendo la 
posición del BCE y de la "relativamente reciente fusión" --en 2021, de 
CaixaBank y Bankia, que "hace difícil justificar unas condiciones muy 
agresivas por parte del Gobierno".
Sin 
embargo, señala que cuanto más tiempo pase para aprobar la opa, "más 
riesgo existe" de que se realice, puesto que la banca enfrenta un 2025 
"desafiante" con bajadas de tipos "agresivas" por parte del BCE, la 
ralentización económica de Europa y el impuesto a la banca.
Además,
 a medida que pase el tiempo, mayores pueden ser los costes para BBVA, 
que deberá ir ajustando el precio que quiere ofrecer a los accionistas a
 los dividendos que reparta la propia entidad como Banco Sabadell.