MADRID.- La peste porcina mata al 50% de la 
cabaña china, lo que ha elevado un 80% las exportaciones desde España al
 país y ha disparado un 22% los precios, poniendo en jaque a Campofrío, 
ElPozo o Argal, según estima Expansión.
La industria de los elaborados cárnicos 
en España se enfrenta a una factura equivalente al 12% de su cifra de 
negocio anual y que amenaza con presionar sus márgenes durante un lustro
 como consecuencia de la peste porcina africana. Este virus, que afecta a
 los cerdos -con un 100% de mortalidad-, pero no a las personas, no es 
nuevo, ya que los primeros brotes tuvieron lugar hace más de una década.
 Pero desde 2018 afecta a China, el país que genera el 46% de la 
producción de carne de cerdo del mundo, lo que está generando un efecto 
dominó en el resto del planeta.
Se estima que la peste matará al 50% de la cabaña porcina china este 
año, lo que reducirá un 25% la producción del país en 2019 y otro 15% en
 2020, según Rabobank. El país asiático ha reaccionado disparando sus 
importaciones de materia prima un 56% en 2019 y se espera que crezcan 
otro 25% en 2020, hasta duplicarse en dos años.
Su foco está 
puesto en Europa porque EEUU no es un mercado atractivo para el país por
 sus aranceles y porque usa un aditivo alimenticio (ractopamina) para 
criar los cerdos prohibido en China y en Europa. Y, dentro de Europa, el
 mercado que más está sufriendo las consecuencias de esta crisis es el 
nuestro.
El impacto en España
"Las 
exportaciones de España hacia China han aumentado un 80% desde la 
aparición de la peste porcina africana en el país asiático", señala 
Josep Collado, secretario general de la Federación Empresarial de Carnes
 e Industrias Cárnicas (Fecic), la patronal del sector. Esta realidad 
está elevando el coste de la materia prima en España a niveles récord. 
El
 precio del porcino de referencia subió un 22% en septiembre en 
comparación con el mismo mes de 2018, según un estudio de PwC, que 
indica que el precio del despiece ha llegado a crecer un 75% en el caso 
del tocino sin piel o más de un 35% en el caso de la panceta, la 
espalda, la papada sin piel o el jamón york.
La
 situación está generando un importante crecimiento de los ingresos de 
los ganaderos, los mataderos y las salas de despiece. Los primeros están
 logrando un margen bruto del 40% en su negocio, cuando lo habitual era 
un 12% antes de que se precipitara la situación, indican algunas fuentes
 sectoriales. 
Mientras, el incremento de las exportaciones y de los 
precios está perjudicando especialmente a las empresas de elaborados 
cárnicos, ya que el precio de la materia prima representa el 50% de sus 
costes totales.
Fecic, que agrupa tanto a empresas familiares como
 a los gigantes del sector, con Campofrío, ElPozo, Tarradellas, 
Incarlopsa, Argal o  Noel Alimentación a la cabeza, cuantifica este 
impacto en 915 millones de euros en lo que va de año y prevé que 
ascienda a 1.220 millones al finalizar el ejercicio, lo que supone más 
del 10% de los ingresos de la industria de elaborados cárnicos, que el 
año pasado facturó 10.295 millones de euros y representó el 40% del 
negocio de todo el sector cárnico.
"Se han hecho subidas de 
precio, pero muy limitadas, y probablemente se tendrán que hacer más, 
pero no se va a poder repercutir todo el impacto a los precios finales 
que paga el consumidor, así que la solución pasa por buscar formas de 
bajar los costes de producción", indica Collado. Fecic se reunió (ver información adjunta) con sus asociaciones homólogas de 
Francia e Italia para buscar soluciones.
"La situación no está generando por ahora escasez de materia prima", 
señaló Paulo Soares, director general de Campofrío en el Sur de Europa, 
durante su participación en el Congreso Aecoc, la patronal de gran 
consumo, celebrado el Bilbao hace dos semanas. 
No obstante, el propio 
Ministerio de Agricultura chino espera que la producción en el país 
caiga hasta 2020 y no recupere su situación previa a 2018 hasta 2024, 
pese a que se están tomando medidas desesperadas como aislar a la cabaña
 porcina sana en granjas de hasta nueve plantas de altura y situadas en 
zonas montañosas para evitar que el impacto sea mayor. 
"Tenemos 
cinco años por delante de alta demanda, precios elevados y mucha presión
 sobre los márgenes del sector. Además, lo que ahora es un tema de 
precios se puede convertir en un problema de desabastecimiento a medio 
plazo. Y también puede tener un impacto sobre el empleo del sector", 
considera Josep Collado.
Una industria en peligro
El
 porcino es el principal negocio de la industria cárnica española, ya 
que representa el 64,5% de la producción -4,52 millones de toneladas al 
año-, el 66% de las empresas -cerca de 2.500- y el 45% del trabajo 
-43.400 personas- del sector. 
La industria está muy atomizada en cuanto a
 sus actores, ya que el 65% de las empresas tienen menos de 10 empleados
 y sólo un 1,3% supera los 250. No tanto en facturación, ya que las 30 
mayores compañías del sector, entre las que destacan las citadas 
Campofrío, ElPozo, Tarradellas, Incarlopsa, Argal o Noel, generan el 
42,5% de la facturación, es decir, cerca de 4.400 millones de euros.
La
 crisis desatada ahora amenaza precisamente por ello más a las pequeñas 
compañías de la industria, señala Fecic. Campofrío, el líder del sector,
 indicó hace 15 días que si prosiguen los problemas "compensará" la 
caída "con un crecimiento de la oferta de otras proteínas como el pavo",
 según indicó Soares. Pero no todas las compañías que basan su negocio 
en el porcino tienen el tamaño, el músculo financiero y la capacidad 
para esquivar el golpe al menos en parte. 
"La situación está 
lejos de solucionarse y, mientras, la industria está teniendo que 
aportar millones de euros extra cada semana para mantener sus compras de
 materia prima. A partir del lunes, esperamos que se forme un Gobierno 
al que podamos dirigirnos para tratar el problema y solicitar su ayuda",
 sostiene Josep Collado.
Reunión de las patronales europeas
Fecic,
 que representa a la industria de elaborados cárnicos en España, se 
reunió el jueves en Barcelona con sus asociaciones homólogas de Francia 
(Fict) e Italia (Assica), dos de los países europeos que más se están 
viendo afectados, para buscar soluciones y plantear acciones conjuntas 
frente a la crisis que vive el sector. 
La industria está analizando, en 
concreto, tres líneas de trabajo, explica Josep Collado, secretario 
general de Fecic. 
La primera es impulsar un diálogo con la distribución 
para concienciarla sobre su situación y la necesidad de repercutir una 
mayor parte del impacto al precio final. 
Además, se quiere impulsar las 
exportaciones de elaborados a mercados con recorrido, como América 
Latina o África. 
Por último, a corto plazo, se quiere pedir a la 
Comisión Europea que active los acuerdos comerciales de la UE con 
Latinoamérica y Canadá para importar materia prima de estos mercados, 
con precios más bajos, y equilibrar así, en parte, la situación.