Es un placer tener la 
oportunidad de escribir este artículo defendiendo las ventajas de un 
gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. En 
esta época de ruido, tácticas mediáticas de presión, amenazas de 
repetición electoral, ajedrez aleatorio, tertulias sobre cuándo se van a
 llamar los líderes por teléfono y semiótica experimental "de 
cooperación", creo que nos viene bien a todos dedicarnos un rato a 
hablar de lo importante, poner un poco de racionalidad y sensatez en el 
debate y llamar a las cosas por su nombre.
Así que, ¿por qué un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos? ¿Cuáles son sus ventajas?
En primer lugar, quiero aclarar que, para mí, las únicas 
ventajas importantes y, desde luego, de las únicas que voy a hablar, son
 las ventajas para la gente de mi país. Para mejorar sus condiciones 
materiales de vida y para que todo el mundo pueda tener más seguridad 
vital, más derechos y más esperanza en el futuro.
Porque
 quien, en esta coyuntura, sólo piense en las ventajas para su propia 
formación política corre el riesgo de ir en contra de los intereses, las
 necesidades y los anhelos de las personas que viven y trabajan en 
España.
Es legítimo buscar ventajas para la propia 
formación política y, de hecho, es lo que todos hacemos en las campañas 
electorales. Pero, cuando conseguir una ventaja para tu partido implica 
empeorar el país, no resulta ni moral ni responsable hacerlo.
Como mejor se entienden las cosas es con un ejemplo:
¿Era
 ventajoso electoralmente para Podemos que la moción de censura que hizo
 presidente a Pedro Sánchez saliera adelante? Es obvio que no. Lo 
sabíamos nosotros en ese momento y así se ha demostrado. La plataforma 
política llamada Moncloa suele dar una gran ventaja electoral al partido
 que la controla. Esto lo sabe todo el mundo.
Pero, 
¿era ventajoso para España que sacásemos al PP de la Gürtel del gobierno
 aunque eso pudiera perjudicar electoralmente a Podemos? Obviamente sí. 
Por eso trabajamos más que el PSOE para que esa moción de censura 
saliera adelante. En ese momento pusimos los intereses del país por 
encima de los intereses electorales de nuestro partido y estamos muy 
orgullosos de haberlo hecho.
Retomemos entonces desde 
aquí. ¿Por qué un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos? 
¿Cuáles son sus ventajas, no para los partidos sino para la gente de 
nuestro país?
La primera es que, si llegamos a un acuerdo de gobierno de coalición, acabaríamos de una vez con este bochorno
 que no se merecen los ciudadanos que se matan a trabajar y a pagar 
impuestos. A las personas que estamos en política nos votan y nos pagan 
para que nos pongamos de acuerdo para resolver los problemas del país, 
no para que nos pasemos dos meses y medio implementando tácticas de 
presión mediática para conseguir todo el poder sin negociar con nadie. 
La gente está harta y este modo de proceder degrada la política. Hay que
 ponerle fin.
En segundo lugar, si formamos un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, estaremos cumpliendo nuestras promesas de campaña
 y, por lo tanto, respetando la soberanía del pueblo español expresada 
en las urnas el 28 de abril. Nosotros dijimos claramente en campaña que 
nuestro objetivo era gobernar y Pedro Sánchez dijo en campaña que no 
habría ningún problema para que Unidas Podemos formase parte del 
gobierno. Traicionar lo que uno expresa en campaña también degrada la 
política y la democracia.
Tres.
 Si llegamos a un acuerdo de gobierno de coalición entre el PSOE y 
Unidas Podemos y Pedro Sánchez lo presenta al Congreso de los Diputados 
el próximo 22 de julio, conseguirá la mayoría simple de la cámara, se 
quedará muy cerca de la mayoría absoluta y será investido Presidente del
 Gobierno. Si llegamos a un acuerdo de gobierno de coalición, Pedro 
Sánchez tiene la investidura hecha y no hay
 ninguna necesidad de esperar hasta septiembre ni asustar a la gente con
 una repetición electoral. Para comprobar que esto es así, basta leer lo
 que han dicho los demás partidos con representación en el Congreso y 
coger una calculadora.
Nota
 al pie: Hasta hace poco el PSOE negaba este hecho y era una de las 
excusas que más repetían sus portavoces: "No dan los números. Unidas 
Podemos resta. Si entran en el gobierno la investidura tendrá menos 
apoyos que si no están." Hasta que Pablo Iglesias hizo una propuesta muy
 sencilla: "Llevemos un acuerdo de gobierno de coalición al Congreso y, 
si no sale adelante, nosotros nos replantearemos nuestra posición." El 
PSOE ya no repite este argumento. Todo el mundo sabe que los números 
dan.
 
Cuatro.
 En la actual situación, en la que PP, Ciudadanos y Vox están inmersos 
en una competición para ver quién es más reaccionario y hacerse así con 
el trono de la derecha (y por eso mismo ninguno va a prestar sus votos 
al PSOE), los 123 escaños del PSOE son menos que los 147 del bloque de 
la derecha. Por lo tanto, un gobierno de partido único del PSOE (aunque 
sea en la modalidad posmoderna "de cooperación") sería un gobierno débil
 e inestable. Por el contrario, un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos se asienta sobre una sólida base parlamentaria de 165 escaños que aportaría la estabilidad necesaria para afrontar los retos (algunos de ellos muy urgentes) que tiene España.
Cinco.
 Asumiendo la posibilidad de que, en algún momento, la guerra por el 
trono de la derecha se acabase y alguno de los tres partidos se abriese a
 llegar a pactos con el PSOE (algo que ha sido lamentablemente la 
primera opción de Pedro Sánchez a pesar de sus promesas en campaña y a 
pesar de lo que coreaban sus bases la misma noche electoral en Ferraz), 
un acuerdo de gobierno de coalición con Unidas Podemos sería 
precisamente, en ese escenario, la garantía de que el PSOE no se ve tentado de pactar medidas de derechas con Ciudadanos o el PP.
Hace unos días, la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús 
Montero, a la que tengo aprecio y presume de ser una persona de 
izquierdas, planteaba esto como un problema. Por el contrario, mí me 
parece que el hecho de que el futuro gobierno no lleve a cabo medidas de
 derechas es una ventaja para los españoles.
Nota
 al pie: Cuando mencionamos en alguna entrevista que, en 20 de 28 países
 de la Unión Europea, hay gobiernos de coalición, es habitual que se nos
 cite el ejemplo de Portugal para persuadirnos de que lo mejor es que 
los 3,7 millones de españoles que han votado a Unidas Podemos se queden 
fuera del gobierno. 
"En Portugal, el Bloco de Esquerda y el Partido 
Comunista Portugués dieron la investidura al socialista Antonio Costa 
sin entrar en el gobierno", nos dicen. Efectivamente esto es así, y 
también es un hecho que en los últimos meses Antonio Costa ha pactado 
con la derecha una reforma laboral para precarizar a los trabajadores y 
no reconocer los más de nueve años de congelación de salarios de los 
profesores de la educación pública. No queremos que lo mismo pase en 
España.
 
Seis.
 Si, cuando hay una fuerza política con casi 4 millones de votos, en la 
que sus dirigentes, sus militantes y sus votantes tienen voluntad de 
aportar sus ideas, sus propuestas y su trabajo a la gobernabilidad de 
España, se la veta de los espacios de gobierno sin dar ninguna razón 
convincente y por medio de la presión y la amenaza, se está lanzando un 
mensaje muy tóxico y muy peligroso para la democracia: "Hay votos de 
primera y hay votos de segunda. Más te vale votar a una opción que guste
 a los poderosos o, si no, vamos a usar todos los cañones después de las
 elecciones para que tu voto valga mucho menos que el voto de los que 
han votado bien."
Un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas 
Podemos contribuiría a recuperar la fe de la ciudadanía en la democracia como gobierno del pueblo y no como un juego amañado para que, al final, siempre gobiernen los mismos.
Nota
 al pie 1: Si vuelven a sacar a Portugal, la respuesta es muy sencilla: 
Ni el Bloco de Esquerda ni el Partido Comunista Portugués querían 
gobernar en coalición con el Partido Socialista. No es el caso en 
España. (A veces da un poco de vergüenza ajena tener que contestar a 
ciertos "argumentos", pero no perdamos la paciencia). 
Nota
 al pie 2: Las mismas consideraciones se aplican a los vetos personales.
 Si se lanzase una campaña de presiones para vetar a Pedro Sánchez 
diciendo que el Presidente del Gobierno tiene que ser un "independiente 
de reconocido prestigio" y no puede ser del PSOE, o que sí, que puede 
ser del PSOE, pero tiene que ser "un perfil técnico, no político", se 
estaría entonces diciendo a millones y millones de votantes del PSOE que
 las elecciones son un timo y que no tiene ningún efecto que hayan ido 
al colegio electoral el 28 de abril a votar a Pedro Sánchez. Algo muy 
irresponsable y muy peligroso para la democracia.
 
Siete.
 Un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, sin vetos, y 
con una representación de cada una de las dos fuerzas políticas 
razonablemente proporcional a los votos obtenidos en las elecciones situaría a España dentro de los parámetros de la normalidad democrática y de época.
 Como decía, en 20 de 28 países de la Unión Europea hay gobiernos de 
coalición con estas características y lo mismo ocurre o puede ocurrir en
 las comunidades autónomas de nuestro país en las que no ha habido 
mayorías absolutas.
Somos conscientes de que España viene de décadas de 
dictadura y después décadas de un bipartidismo casi perfecto, pero ese 
tiempo pasó. Los españoles ahora votan una mucho mayor pluralidad y más 
pronto que tarde la clase política, incluyendo la de los dos partidos 
dinásticos, tendrá que desarrollar esa cultura de la coalición que es 
más avanzada democráticamente y que es la norma en Europa.
Nota
 al pie 1: El PSOE repite mucho que el caso estatal es diferente porque 
PSOE y Unidas Podemos no sumamos mayoría absoluta en el Congreso y, en 
otros ámbitos, las fuerzas que componen el gobierno sí la suman. Este 
tampoco es un argumento válido. En muchos de esos 20 países de la Unión 
Europea los gobiernos de coalición son en minoría y no pasa nada. En 
Andalucía, la derecha ha configurado un gobierno de coalición en minoría
 y es posible que ocurra lo mismo en Murcia y en la Comunidad de Madrid.
 En Navarra, si finalmente hay acuerdo de progreso liderado por el PSN, 
seguramente se formará un gobierno de coalición en minoría. En 
Barcelona, Barcelona en Comú y el PSC han llegado a un acuerdo para 
gobernar juntos y que Jaume Collboni (del PSC) sea el primer teniente de
 alcalde de Ada Colau, aunque las dos fuerzas no sumen mayoría absoluta. 
Es
 muy habitual que haya gobiernos de coalición en minoría y hay que 
recordar además que la suma de 165 escaños que sumamos PSOE y Unidas 
Podemos está cerca de la mayoría absoluta (176 o 174 si tenemos en 
cuenta que hay cuatro diputados catalanes suspendidos) y esto conforma 
una base parlamentaria muy estable. La prueba, lo que ya comenté: que 
Pedro Sánchez ya tiene hecha la investidura si lleva al Congreso un 
acuerdo de coalición con nosotros. ¡Y eso que aún no ha negociado con 
nadie! 
Nota al pie 2: Además de los gobiernos de 
coalición en minoría, otra cosa habitual (por no decir imposible de 
evitar) es que los socios de coalición piensen diferente en temas 
importantes. Por eso sorprende la insistencia del PSOE en argumentar que
 el hecho de que pensemos diferente respecto del conflicto en Catalunya 
impide el gobierno de coalición. Si esto fuera así, no habría 20 
gobiernos de coalición en la Unión Europea, ni en Canarias, ni en 
Baleares, ni en la Comunidad Valenciana, ni en el Ayuntamiento de 
Barcelona. Sorprende además doblemente cuando Pablo Iglesias se ha 
comprometido a aceptar el liderazgo del PSOE en este asunto y respetar 
con 100% de lealtad lo que acordemos. No se deben poner como excusa 
temas de tanta importancia.
 
Ocho. Un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos sería capaz de llevar a cabo medidas más valientes que un gobierno de partido único del PSOE
 (aunque sea en la modalidad posmoderna "de cooperación") para recuperar
 derechos para las mayorías sociales, reducir la precariedad laboral, 
controlar los precios de los alquileres y la factura de la luz, 
acercarnos a la igualdad real entre hombres y mujeres, aumentar la 
justicia fiscal o recuperar la financiación de nuestra sanidad pública, 
nuestra educación pública, nuestro sistema público de dependencia y 
nuestro sistema público de ciencia y universidades.
La prueba de que 
esto es así: El Santander, la CEOE, Moody's, el fondo buitre BlackRock y
 Morgan & Stanley diciendo públicamente que nos quieren fuera del 
gobierno. Creo de verdad que los acuerdos entre diferentes pueden tener 
componentes virtuosas. En el acuerdo presupuestario entre el PSOE y 
Unidas Podemos que tuve el honor de coordinar junto a Ione Belarra, creo
 que la combinación entre la experiencia del PSOE y la valentía y la 
ausencia de deudas con los poderosos de nuestra formación política dio 
un buen resultado para mejorar la vida de los españoles.
Lamentablemente, el gobierno no cumplió importantes elementos de ese 
acuerdo, precisamente por tratarse de un gobierno de partido único de 
ordeno y mando. Un gobierno de coalición es también una mayor garantía de que los acuerdos programáticos se van a cumplir.
Nota
 al pie: Hay compañeros y compañeras dentro de Unidas Podemos que 
defienden que es mejor que demos la investidura a Pedro Sánchez a cambio
 de un acuerdo programático y que nos quedemos voluntariamente fuera del
 gobierno. Los argumentos que suelen manejar son dos (1) que entrar en 
el gobierno sería perjudicial para las perspectivas electorales de 
Unidas Podemos en las próximas elecciones porque (2) no íbamos a 
conseguir hacer nada desde el gobierno o se iban a invisibilizar 
nuestros logros. En primer lugar, decir que, incluso aunque este 
razonamiento fuera correcto, hicimos campaña diciendo que el objetivo 
era gobernar. Los casi 4 millones de personas que nos votaron lo 
hicieron con ese compromiso encima de la mesa. Renunciar a él después de
 las elecciones por un análisis teórico sería, cuando menos, irregular. 
Entrando
 a los argumentos concretos, creo que es enormemente difícil predecir el
 resultado de futuras citas electorales en la época en la que vivimos y,
 en todo caso, dar más importancia a las condiciones materiales de vida 
de mis compatriotas que a la evolución electoral de mi partido para mí 
es un principio ético fundamental en política. Porque sí creo que vamos a
 ser capaces de hacer cosas importantes para la gente de este país desde
 el gobierno. Si eso no fuera posible, ¿por qué las cloacas, los 
"independientes de reconocido prestigio", los modelos inéditos en el 
mundo entero "de cooperación", los perfiles "técnicos y no políticos", o
 las bonitas palabras del Santander, la CEOE, Moody's, el fondo buitre 
BlackRock y Morgan & Stanley?
 
Nueve. Un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos podría convertirse en un ejemplo para toda Europa de que otra política económica es posible.
 Un ejemplo de que el dogmatismo neoliberal de la austeridad que nos 
recetó precarizar los empleos y deteriorar nuestros servicios públicos y
 nuestro estado del bienestar como la única manera posible de salir de 
la crisis-estafa que los buitres financieros y la banca internacional 
provocaron no sólo ha generado un ingente sufrimiento humano, no sólo se
 ha demostrado ineficaz para reactivar la economía o bajar la deuda, no 
sólo ha creado una Europa de dos velocidades subalternizando a los 
países del Sur y no sólo es la causa principal del resurgimiento del 
antiguo fantasma del fascismo en el continente, es que además es una 
burda mentira que sea la única política económica posible.
Tomando como 
base el acuerdo presupuestario ya firmado entre el PSOE y Unidas 
Podemos, que podamos demostrar juntos que (incluso dentro de los 
estrechos márgenes fiscales de la actual Unión Europea) se pueden 
desarrollar políticas públicas que pongan la vida en el centro, que 
demuestren ser más eficaces económicamente y que sean faro en Europa es 
una oportunidad de país demasiado importante como para malograrla por 
intereses de partido.
Diez.
 Estoy convencido de que, del mismo modo que la moción de censura y el 
posterior acuerdo presupuestario entre el PSOE y Unidas Podemos 
(incluyendo la mayor subida del salario mínimo de la historia de nuestra
 democracia) amplió en España la base electoral progresista, de un 47,5%
 y 167 escaños el 26J de 2016 al 48,9% y 185 escaños el 28A de 2019, la 
conformación de un gobierno de coalición estable que pueda dedicarse con
 lealtad, con fuerza y con valentía a implementar las políticas 
descritas en los puntos anteriores seguiría ampliando el porcentaje de 
españoles que votan justicia social, servicios públicos dignos, cuidar a
 la gente corriente y poner límites a los privilegios de los poderosos.
Estoy convencido de que un acuerdo de gobierno de coalición entre el 
PSOE y Unidas Podemos serviría para seguir ampliando el campo de progreso en nuestro país,
 porque uno de los principios fundamentales que me empujó a abandonar 
temporalmente mi (mucho más tranquila) vida de científico es que creo en
 la inteligencia de mi pueblo y, por eso, sé que, si ponemos de lado las
 tácticas de partido y sabemos colaborar para mejorar la vida de la 
gente, eso se verá reflejado en futuras citas electorales que nos 
permitirán profundizar aún más en ese camino.
No planteemos la 
negociación de gobierno como una partida de ajedrez (aleatorio o 
normal), en la que siempre hay uno que pierde y otro que gana… y el que 
gana nunca es nuestro país. Si sabemos cooperar, un gobierno de 
coalición puede ser un win-win-win: Gana el PSOE, gana Unidas Podemos y ganan los españoles.