MADRID.- PSOE y Podemos se han unido este martes para pedir el cese de Federico 
Trillo como embajador de España en el Reino Unido después de que el 
Consejo de Estado haya determinado la responsabilidad del Ministerio de 
Defensa, que él dirigía entonces, en el accidente del Yak-42 en el que 
murieron 62 militares españoles en 2003.
"Un Gobierno a la altura de su gente no puede mantener a 
Trillo como embajador tras el informe del Consejo de Estado", ha 
afirmado Iglesias en su cuenta de Twitter.
El Consejo de Estado ha responsabilizado al Ministerio de 
Defensa del accidente registrado en Turquía en el que fallecieron los 62
 militares españoles cuando regresaban de una misión en Afganistán.
Al igual que PSOE y Ciudadanos, el grupo parlamentario de 
Unidos Podemos ha pedido la comparecencia de la ministra de Defensa, 
María Dolores de Cospedal, para que dé explicaciones tras el informe del
 Consejo de Estado.
Asimismo, ha registrado varias preguntas escritas dirigidas 
al Gobierno en las que critica al presidente del Gobierno, Mariano 
Rajoy, por asegurar que el caso del Yak-42 "ya está sustanciado 
judicialmente".
Tras el dictamen del Consejo de Estado que responsabiliza a 
Defensa del accidente, el portavoz de este área del PSOE en el Congreso y
 responsable del Área Internacional y la UE de la Gestora, Ricardo 
Cortes, ha reclamado al Gobierno que asuma responsabilidades políticas 
"inmediatas" apartando a Trillo de la Embajada en Londres. 
"El Gobierno 
de Mariano Rajoy tiene ahora la oportunidad de demostrar que, esta vez 
sí, va a estar a la altura del dolor de las familias de las víctimas" 
asumiendo "de una vez por todas" responsabilidades políticas por las 
"escandalosa" gestión del entonces titular de Defensa, ha señalado 
Cortés.
El dictamen del Consejo de Estado responde a la petición de 
291 familiares de 55 de los fallecidos que reclamaron la responsabilidad
 patrimonial del Estado en este caso. El dictamen se refiere a la 
existencia de "hechos" anteriores al siniestro que habrían permitido a 
la Administración ponderar el "especial riesgo" que concurría en el 
transporte contratado para el traslado de las tropas.
"Dicho con otras palabras -señala el documento-, pudieron 
ser advertidas circunstancias que habrían llevado a la adopción por los 
órganos competentes de medidas que pudieran haber despejado el riesgo 
que se corría".
El dictamen admite, como lo hizo la Audiencia Nacional al 
archivar definitivamente el procedimiento penal abierto contra seis 
mandos militares por un delito de imprudencia con resultado de muerte, 
que la causa del accidente fue el agotamiento y el estrés de los pilotos
 del Yak-42 y su falta de formación para afrontar situaciones como la 
que vivieron.
Sin embargo, frente a la tesis de que la responsabilidad del
 siniestro fue exclusivamente de la agencia de la OTAN con la que 
Defensa había acordado delegar la gestión de los transportes de tropas, 
NAMSA, el Consejo de Estado entiende que el procedimiento exigía al 
Estado la obligación de comprobar e inspeccionar la actividad de sus 
contratistas, y más en actividades de riesgo.
Según los autores del dictamen, el acuerdo de ventas 
suscrito con NAMSA no permite suponer una desvinculación total de la 
administración militar de sus competencias en materia de seguimiento y 
control de las empresa subcontratada que se encargó del viaje.
Consideran que la Ley de Contratos de la Administración 
Pública impone a éstas el deber de velar por el cumplimiento de los 
requisitos aplicables mediante labores de comprobación, verificación, 
inspección o investigación de las empresas contratadas.
Labores previas que consideran de "especial importancia" cuando la actividad a realizar presenta "riesgos".
El Consejo de Estado valora, a tenor de los informes 
aportados en las pruebas judiciales, que la tripulación ucraniana 
carecía de la preparación y de la formación suficiente para enfrentarse a
 las dificultades que se le plantearon al tratar de aterrizar en el 
aeropuerto de Trebisonda, una zona de complicada orografía.
Sin embargo, a diferencia de lo mantenido por la 
jurisdicción penal, estima que los datos que la administración española 
aseguró desconocer no sólo eran de "gran trascendencia" sino que exigían
 la adopción de medidas de supervisión para garantizar el transporte en 
condiciones de seguridad.
A juicio de este órgano, la larga cadena de 
subcontrataciones realizada, que permitió reducir el precio inicial del 
transporte de 149.000 euros a 38.442 dólares estadounidenses, hacía 
"razonable" pensar en que dicha rebaja afectó también a las condiciones 
exigidas al contratista.
El informe señala que la administración militar podía 
conocer esta situación y se apoya en un informe previo de un teniente 
coronel de Infantería hecho en Kabul en el que advertía de que "se están
 corriendo graves riesgos" al transportar personal militar en aviones de
 carga de la antigua URSS, con un mantenimiento que calificaba el autor 
de "muy dudoso".
Esta advertencia de posibles consecuencias perjudiciales 
para la seguridad de las tropas, señala el dictamen, debía haber 
motivado una actuación previa por parte de las autoridades militares 
para verificar la situación.
El Consejo de Estado se apoya también en el testimonio de un
 capitán noruego que pilotó previamente el mismo avión, a cuya 
finalización puso en conocimiento de sus superiores que había estado 
"muerto de miedo al volar en aquella chatarra".
El dictamen descarta, sin embargo, la posibilidad de que los
 familiares de víctimas que acudieron a la vía civil para ser 
indemnizados puedan serlo una segunda vez a través de la responsabilidad
 patrimonial imputada al Estado.
Por otra parte, se hace una breve mención al procedimiento 
penal que supuso la condena de un médico militar por la identificación 
errónea y defectuosa de los cadáveres de las víctimas, al señalar que 
con la indemnización acordada en sentencia "puede tenerse por resarcido 
el concreto daño moral sufrido por las familias". 
Piden que se reabra el caso tras el dictamen 
 
Francisco Cardona, vicepresidente de la asociación de víctimas del 
Yak-42 y padre de uno de los militares que fallecieron en el siniestro, 
ha vuelto a arremeter contra la ocultación y la falta de asunción de 
responsabilidades que han rodeado toda la investigación del accidente 
del Yak-42, en el que fallecieron 62 militares el 26 de mayo de 2003. 
El
 dictamen del Consejo de Estado responsabiliza por primera vez de lo 
sucedido al Ministerio de Defensa, que entonces dirigía Federico Trillo,
 actual embajador de España en Reino Unido. 
 Cardona ha pedido este martes, en declaraciones a la Cadena SER, que 
se reabra el caso que fue archivado en 2012 por el juez de la Audiencia 
Nacional, Fernando Grande-Marlaska.
Según el informe del Consejo de Estado, el accidente podría haberse 
evitado si Defensa hubiera atendido a las denuncias y señales que 
recibió sobre la precariedad de los aviones y tripulaciones que 
subcontrataba.
Para Cardona, “lo que diga el señor Trillo a mí me da 
risa. Él no debió autorizar, o alguien por encima de él, el vuelo del 
Yak-42 porque se ha demostrado en todas las instancias judíricas que el 
vuelo era ilegal. Si el Ministerio de Defensa hubiera actuado conforme a
 la legislación vigente ese vuelo no habría despegado”.
Cardona ha empezado la entrevista en la SER recordando que él no ha 
perdido ningún hijo. “A mí me han matado a un hijo”, ha dicho y ha 
continuado: “Si el Gobierno del PP pide perdón, que tengo serias dudas, 
que se atengan a las consecuencias porque mis lágrimas no me las pueden 
secar. Mi hijo y los 61 compañeros del Yak no vuelven a casa por Navidad
 y nunca volverán”.