Unos disfrutan y otros ofrecen con quién, cómo y dónde. La 
infidelidad es hoy un gran negocio, una enorme caja registradora capaz 
de generar tanto dinero como caricias y besos furtivos. Las empresas han
 echado las redes para pescar 
en un mercado potencial que en España
 está formado por 11.280.000 matrimonios y parejas de hecho, según la 
estadística de 2018 del INE, a los que en algún momento se les puede ir 
la pasión. Habría que añadir a los que conviven sin papeles de por 
medio.
Aplicaciones de contactos solo para 
adúlteros con millones de usuarios por todo el mundo, 
love hotels
 que venden discreción por horas, aplicaciones para borrar el rastro del
 engaño y hasta detectives privados para descubrir traiciones. ¿Cuánto 
dinero mueve la infidelidad?
Imposible de calcular.
 “Además de las páginas de contactos están los 
hoteles, los viajes, los regalos, los restaurantes… Es un negocio que 
mueve miles de millones de euros en el mundo y que tiene un peso 
importante en el PIB”, comenta Christoph Kraemer, responsable del 
mercado europeo de 
Ashley Madison, red social para infieles.
El pasado año, según una 
auditoría de Ernst & Young, registró 442.000 nuevos usuarios por 
mes, más de 5,3 millones en el año, lo que supone un crecimiento del 10%
 respecto a 2017. Perteneciente al grupo Ruby Life, dicen ser rentables 
desde su primer año, aunque no aportan datos de facturación. “No tenemos
 actualmente planes para salir a Bolsa. Ya veremos lo que el futuro 
puede traer”, comenta Kraemer.
De momento, el mercado español le da bastantes alegrías, tantas como 
1,56 millones, que son las personas registradas en la web, de entre 30 y
 40 años. España es su segundo mercado europeo, solo por detrás del 
Reino Unido. Y el noveno del mundo, siendo EE UU, Brasil y Canadá los 
Estados más desleales. 
Llegó en 2011 a España con la polémica bajo el 
brazo, al colgar una pancarta en pleno centro de Madrid usando la imagen
 del rey Juan Carlos junto con la del príncipe Carlos de Inglaterra y el
 expresidente Bill Clinton con el lema: “¿Qué tienen en común? Deberían 
haber utilizado Ashley Madison”. En los primeros tres meses 150.000 
españoles se apuntaron a la red.
En esta plataforma en la que se producen 15.000 aventuras por mes, 
4.500 al día, las mujeres no pagan por inscribirse. Los hombres deben 
comprar paquetes de créditos para poder mandar el primer mensaje. El 
pago mínimo es de 49 euros (por 100 créditos) y llega a los 249 euros 
(1.000 créditos).
Después de esta vinieron otras muchas. La oferta no para de crecer. 
Está Secondlove, cuyo eslogan es: “Coquetear no es solo para solteros y 
solteras”. Otra con tirón es Victoria Milan, con 625.000 miembros 
españoles, que anima a “revivir la pasión y encontrar una aventura”.
También está la web del encuentro infiel, Affairland. Pero si hay una
 que está revolucionando el mercado femenino es Gleeden, que se vende 
como el primer sitio de encuentros extramatrimoniales pensado por 
mujeres para mujeres. 
En la práctica significa que “no es un sitio 
enfocado a los hombres, como las demás, ni hay mujeres medio desnudas 
como gancho, no es una aplicación hipersexualizada”, dice Silvia Rubies,
 responsable de comunicación de Gleeden en España.
Su objetivo es captar a las mujeres que quieren echarse un amante y 
vencer el tabú que aún existe sobre la infidelidad femenina. Porque 
ellas, que tienen una media de 37 años, también son desleales. 
“El 30% 
dice haber sido infiel en algún momento de sus vidas y el 68% no se 
arrepiente”, según una encuesta a más de 5.000 mujeres realizada por el 
Instituto Francés de Opinión Pública. La web nace en Francia en 2009 y 
lo hace como respuesta a ese 30% de personas que hay en páginas de 
encuentros tradicionales que miente sobre su estado civil. Un año 
después aterriza en España, su tercer mercado europeo, tras el francés y
 el italiano. Cuenta con 5,5 millones de usuarios en el mundo y 700.000 
en España, el 60% hombres y el resto mujeres que tampoco han de pagar. 
Los hombres necesitan comprar créditos para poder abrir un chat, enviar 
regalos virtuales o ver el álbum privado de fotos; iniciar la 
conversación es gratis. El precio más básico es de 25 euros y llega 
hasta los 100. Además, ofrece servicios de discreción, como agitar el 
móvil dos veces para salir de la aplicación.
Si las redes de contactos son un negocio, no menos los llamados love hotels,
 establecimientos que se alquilan por horas para parejas, la mayoría 
infieles. Aquí se paga el silencio y la discreción. No se trata de 
lugares lúgubres en polígonos industriales, sino que muchos son hoteles 
de lujo dispuestos ya en el centro de las ciudades. 
El modelo crece en 
España de la mano del hotel Zouk (Alcalá de Henares) o los barceloneses H
 Regàs, La Paloma, La França y Punt14 (de la cadena SuperLove). También 
Loob y Luxtal. Todos ellos alquilan habitaciones por horas. Además de 
champú, se incluyen preservativos de cortesía y caramelos de corazón. En
 algunos, el aparcamiento está en la propia habitación, de manera que la
 entrada y salida pueden realizarse sin bajarse del vehículo.
En otros, “para salir de la habitación deberá llamar a recepción 
mediante un interfono que tendrá en su habitación, de manera que le 
informaremos si puede salir sin que haya otras personas. No va a ser 
posible que se cruce con nadie”, explican en la web de Luxtal, con 
hoteles en Madrid y Barcelona. Sus precios parten de 30 euros la hora y 
las habitaciones tienen camas de 2,10 metros de diámetro en forma de 
media luna, grandes espejos colocados estratégicamente y complementos 
eróticos.
La privacidad es el sustento del negocio. En el hotel Loob, en 
Torrejón de Ardoz, los clientes “no ven a nadie del personal ni a los 
otros clientes hospedados en ese momento”, explican. El registro y el 
pago se realiza desde un cajero automático en la entrada. Además, la 
restauración se sirve a través de un pasaplatos, las habitaciones están 
decoradas con imágenes muy sugerentes y cuentan con jacuzzi o 
piscina climatizados, el columpio erótico, los espejos en los techos, 
una amplia carta de juguetería erótica, sillones tantra y películas XXX 
las 24 horas sin suplemento. El precio por cuatro horas va desde 62 
euros por la habitación más sencilla hasta 185.
En estos hoteles al pagar con tarjeta no aparece el nombre comercial 
del hotel, sino su razón social. La França es el más grande de 
Barcelona, con más de 70 habitaciones. Las hay desde 70 euros por hora 
para las más sencillas hasta 90 euros para la gran suite, con 
hidromasaje y espejos basculantes.
Estos establecimientos por horas son hasta tres veces más rentables 
que los tradicionales. “Al vender las habitaciones en tramos de horas 
puede sacarle más rendimiento que a un hotel convencional, en el que 
solo se vende una habitación al día, pero tienen más gastos de personal,
 ropa, lavandería y mantenimiento”, indican en Loob.
Aplicaciones discretas
Otra pata de este lucrativo negocio son las aplicaciones de móvil que
 borran el rastro del engaño. Una es Tigertext: todo lo que llega de un 
número de teléfono concreto es borrado, ya sean llamadas o mensajes. Si 
el infiel necesita borrarlo con urgencia puede agitar el móvil y 
desaparecerán. La aplicación es gratuita y tiene más de 500.000 
descargas. 
Otra es Vaulty Stock: su apariencia es la de una aplicación 
de Bolsa y cuesta 21 euros. O Photo Vault, que permite esconder todos 
los archivos tras una falsa calculadora.
A pesar de las facilidades, siempre hay conductas que hacen levantar 
las primeras sospechas de la pareja.
 “La sospecha puede surgir hoy día 
incluso antes que en el pasado, como poner una clave en su móvil cuando 
nunca la ha tenido; cambiar la contraseña del ordenador sin decir nada a
 su pareja o no atender llamadas o mensajes delante de su pareja”, narra
 Enrique Hormigo, presidente de la Asociación Profesional de Detectives 
Privados de España (APDPE), que cuenta con casi 400 asociados.
El método más usual de trabajo de los detectives es montar un 
dispositivo de observación y seguimiento que no suele durar más de tres 
días, indica. Se cobra por horas, entre 55 y 110 euros la hora. Dice 
Hormigo que las infidelidades no superan el 8% de sus servicios. En 
cambio, hay despachos de detectives privados especializados en 
infidelidades. 
La empresa Infidelity lleva entre 150 y 190 asuntos al 
año y, de media, dedica a cada uno cinco horas.
Alejandro Chekri, el director de la oficina, dice que el perfil del 
infiel ha cambiado mucho y ahora es más amplio: va de 20 a 74 años, la 
edad del último de los casos en los que ha trabajado. A la hora de 
contratar sus servicios, sus principales clientes son las mujeres.