¿Son fiables los medios de comunicación españoles? No; especialmente 
en temas políticos.  ¿Por qué?  Porque responden a los intereses y a las
 posiciones ideológicas de sus propietarios, y por tanto no son 
neutrales ni objetivos ni independientes. 
Por ejemplo, Telecinco es propiedad muy mayoritaria de Silvio 
Berlusconi, y no creo que sea necesario explicar la ideología política 
del dueño ni de sus socios españoles. 
Antena 3 es propiedad mayoritaria de José Manuel Lara (editor del 
diario ultraconservador La Razón, y de Onda Cero, y propietario de la 
editorial Planeta) y el grupo italiano del Correo della Sera, de notable
 tendencia derechista.
TVE, La 2 y el canal 24 Horas son de titularidad pública y 
gestionadas por el Partido en el Gobierno. Hasta la llegada del PP el 
nombramiento del Director General era necesario consensuarlo en el 
Parlamento. Ahora se ha roto unilateralmente ese pacto y el PP ha sido 
el único responsable del nombramiento y consecuentemente de la gestión y
 programación.
La Cuatro pertenece también a Telecinco-Berlusconi, que la compraron 
al grupo Prisa, editor del diario El País y dueño de la Ser.
La Sexta está compuesta por un grupo formado por varias empresas, 
Televisa mexicana con la mayor participación, el grupo de Emilio Aragón,
 la empresa de Andreu Buenafuente, el cocinero Arguiñano, y el grupo del
 condueño del diario Público, Jauma Roures, cuando existía en papel y 
ahora en su edición digital. La Sexta va a ser inmediatamente absorbida 
por Antena 3, aunque de momento mantendrá su autonomía de marca (igual 
que La Cuatro y Telecinco), aunque ya bajo el mandato de Lara.
Las televisiones autonómicas están bajo la égida del grupo político 
dominante en cada autonomía. Todas tienen fuertes pérdidas y actualmente
 la mayoría de ellas están en trámite o proyecto de privatización, total
 o parcial, y naturalmente en subasta ‘sospechosa’ de adjudicación a los
 amigos de los gobernantes.
Las numerosas tv digitales, la superultra Intereconomía, TV13, Marca 
TV, etcétera, son fruto de concesiones de los dirigentes políticos de 
cada comunidad. Muchas están en la ruina, pero las mantienen como 
instrumento de influencia político-ideológica o esperanza de tiempos 
mejores. Otras son filiales o segundos canales de las cadenas 
principales.
Es muy importante destacar que el 85% de los españoles se ‘informan’ exclusivamente a través de la televisión.
En las radios, Radio Nacional de España pertenece a RTVE y por tanto 
sigue sus pautas; Onda Cero ya queda dicho que pertenece a Antena 3; la 
COPE es propiedad de la Conferencia Episcopal; y la SER pertenece al 
grupo Prisa, editor del diario El País y desde hace unos dos años, 
acosado por los créditos deudores, ha dado entrada y mando a un Fondo de
 inversión norteamericano, que, de momento, permite una cierta 
objetividad o independencia informativas.
A través de la radio se informa entre un 10 y un 15% de la población, o más en combinación con la televisión.
Los diarios nacionales escritos, tres periódicos terribles, ABC, El 
Mundo, La Razón pertenecen sin ambages al durísimo campo de la derecha. 
De El País ya queda señalada la participación que ha tenido que ceder el
 grupo Prisa.
Los muy numerosos diarios digitales tienen una incidencia menor, y 
son todos de marcada tendencia conservadora, salvo El Plural (en mi 
opinión excesivamente sectario de izquierda), y este modesto Público.es 
desde el que les escribo. No sé si este medio es objetivo, neutral o 
independiente, pero sinceramente creo que quienes lo hacen son honrados,
 cualidad máxima en el periodismo.  (Por mi parte quiero decir que jamás
 me han impuesto consigna alguna, nunca me han sugerido apaños, jamás me
 han vetado un artículo, y nunca me han eliminado ni una sola línea, ni 
yo lo admitiría.  Con relación a La Sexta debo decir que tal vez no soy 
objetivo, pues la única vez en mi vida en que acudí a dos 
recomendaciones para intervenir en el programa Al rojo vivo porque 
necesitaba trabajar, no fueron atendidas y no me admitieron).
Decir también que la consecución de publicidad es clave en este mundo
 de los medios de comunicación. Si no tienes publicidad, no sobrevives. Y
 naturalmente las empresas saben muy bien en qué medios deben 
anunciarse. De modo que es temerario hacer crítica negativa de alguna 
empresa anunciadora, aunque sea merecedora de ello.
Sobre los informativos en televisión de todas las cadenas, señalar 
que las caras no son lo relevante, puesto que se limitan a decir lo que 
les aparece escrito en una pequeña pantalla, teleprompter, que tienen en
 la cámara. Lo importante es el editor, que es quien impone lo que hay 
que decir, y que naturalmente ha sido cuidadosamente elegido por el 
Director General de Informativos.
En cuanto a las tertulias, comentar que se trabaja en ellas o por 
recomendación o por influencia o por amistad o por adulación o por estar
 patrocinado por un grupo político o un medio de comunicación. El 
director-presentador, como es lógico, sigue la línea informativa e 
ideológica de la cadena.
Finalmente, apuntar que las redes sociales serán el supremo 
instrumento de la información y comunicación, pero que todavía están en 
fase de organización y adquisición de credibilidad y coherencia.
En resumen se puede decir que la información de todos los medios de 
comunicación está al servicio y en sintonía con los dueños de los medios
 y de sus criterios y compromisos políticos, económicos y morales, que 
saben muy bien lo que hacen, sea cierta o no su influencia en la 
conformación de opiniones de los ciudadanos.  El panorama, por tanto, es
 desolador. Hace falta ser un auténtico experto para aun informándose a 
través de todos ellos, conocer la verdad. 
(*) Columnista en 'Público', Madrid