MADRID.- El Colegio de Geólogos ha lamentado que dos años 
después del terremoto de Lorca no se haya implantado en España 
un plan integral de prevención del riesgo sísmico y lamenta que los 
poderes públicos se limitan a "medidas curativas de remediación de los 
daños causados".
   Los geólogos advierten de que estamos en un periodo de 
retorno en el que podría producirse un terremoto próximo a magnitud de 7
 grados en la escala de Richter y recuerda que, tras el seísmo de Lorca,
se  elaboró un decálogo con el objetivo de minimizar el riesgo sísmico, el 
cual fue enviado a las administraciones públicas (ayuntamientos, 
comunidades autónomas y Gobierno) que, según explican, no han llegado a 
concretar nada. 
   En este sentido, apunta que sólo obtuvieron respuesta de la 
Consejería de Presidencia, de Murcia, para realizar cursos de 
autoprotección en técnicos municipales y profesorado, aunque, señala que,
 a día de hoy, no se ha concretado nada.
   "Los poderes públicos a nivel local, autonómico y estatal se han 
limitado a medidas curativas para remediar los daños causados, pero no 
se está tomando ninguna medida de prevención", señala este colegio 
profesional.
    Los geólogos recuerdan que España y, concretamente, el 
sur-sureste peninsular están en una zona de actividad sísmica moderada, 
en la que el último terremoto se produjo en 1884 en Arenas del Rey. 
"Estamos en un periodo de retorno donde podría producirse un terremoto 
de magnitud similar", ha reiterado.
   El decálogo, que se envió el 30 de mayo de 2011, aconseja abordar 
la reforma de la Norma de Construcción Sismorresistente, que data de 
2002, con el objetivo de que en el plazo más breve posibles recoja las 
experiencias del terremoto de Lorca y que establezca con "mayor rigor" 
la necesidad de cumplir los requisitos antisísmicos e incorporar las 
aportaciones de la paleosismicidad y de fallas activas. 
   En este término, el ICOG se ofrece a participar en la Comisión 
Permanente de las Normas Sismorresistentes, junto a otros colegios 
profesionales competentes en la materia.
   Además, el decálogo insta a potenciar la realización de los 
estudios de peligrosidad y vulnerabilidad sísmica por el Instituto 
Geológico y Minero de España (IGME), tomando como modelo el Servicio 
Geológico Americano (USGS).
   Asimismo, aconseja reformar la inspección técnica de edificios 
(ITE) para que se exija en las zonas de peligrosidad sísmica la 
adaptación de los edificios a la Norma Sismorresistente en el plazo de 
cinco años. Al mismo tiempo, recomienda abordar la obligatoriedad del 
visado de los estudios geotécnicos en la seguridad en lo que se refiere a
 las condiciones geotécnicas de la edificación, para reforzar los 
controles de seguridad en lo que se refiere a las condiciones 
geotécnicas del suelo, en especial, del riesgo sísmico.
   Igualmente, el decálogo llama a impulsar que los órganos 
legislativos de las comunidades autónomas desarrollen el vigente Texto 
Refundido de la Ley del Suelo estatal, en concreto su artículo 15, donde
 se establece la obligatoriedad de la elaboración de mapas de riesgos 
naturales en los informes de sostenibilidad de los Planes Generales de 
Ordenación Urbana, armonizando estos instrumentos con la normativa de 
edificación.
   Además, pide gestionar desde las consejerías competentes en la 
ordenación del territorio de las comunidades autónomas situadas en zonas
 de peligrosidad sísmica, la elaboración de estudios de peligrosidad y 
vulnerabilidad sísmica, a fin de que se adopten medidas de prevención en
 la tipología de las construcciones, en los usos del suelo, en los 
condicionantes urbanísticos y en vías de comunicación. A estos efectos 
el ICOG se pone a disposición de aquellas comunidades autónomas que 
soliciten nuestros conocimientos.
   También recomienda realizar cursos de sensibilización y de 
formación para el personal técnico de los municipios, a través de la 
FEMP, tomando como referencia la 'Guía Metodológica para la Elaboración 
de Cartografías de Riesgos Naturales en España', realizada por el ICOG 
en colaboración del extinto Ministerio de Vivienda.
   Al mismo tiempo, el decálogo busca que se informe a los ciudadanos
 residentes en zonas de riesgo sísmico sobre las pautas de 
autoprotección adecuadas durante e inmediatamente después de la 
ocurrencia de un terremoto. Con ello, se evitarían muchas víctimas 
mortales en plena calle, debido fundamentalmente a desprendimientos de 
cornisas, tabiques, balcones, o colapsos de edificios. Asimismo se 
deberían elaborar manuales de prevención de riesgos sísmicos que puedan 
ser impartidos en el ámbito escolar.
   En noveno lugar, pide la aprobación de un plan de rehabilitación 
de los edificios construidos antes de la promulgación de las normas 
sismorresistentes, especialmente las infraestructuras críticas y los 
referenciados como de especial importancia en la Norma de Construcción 
Sismorresistente parte general y edificación (NCSR-02) tales como 
hospitales, edificios de comunicaciones, de bomberos, depósitos de agua y
 gas, centrales eléctricas, etcétera.
   Por último, el decálogo insta a mejorar los mecanismos de control 
del cumplimiento de la norma sismorresistente en los proyectos de 
edificios, mediante el visado de proyectos y certificados de 
cumplimiento de la Norma Sismorresistente por los colegios 
profesionales. 
   En la actualidad, existen dos modalidades de control: por parte 
del proyectista, a través de los ayuntamientos y colegios de 
arquitectos, y una segunda a través de los organismos de control técnico
 (OCT). Para los geólogos, sería necesario introducir un tercer 
mecanismo de verificación a través de muestreos por parte de las 
administraciones, mediante el reclutamiento de técnicos competentes en 
las actuaciones sobre el terreno.