MADRID.-  El PP obligará a dejar el cargo público a quien tenga un  procedimiento judicial que dañe al partido o a la institución pública a  la que pertenezca. Esta es una de las condiciones que se incluyen en la  "carta de compromisos" que tendrán que firmar los cargos públicos,  responsables políticos y profesionales con funciones ejecutivas en el  PP, tal y como consta en la Ponencia de Estatutos que los populares  llevarán al XVII Congreso Nacional del partido que tendrá lugar a  mediados de febrero en Sevilla.
     
   La citada ponencia incluye esta medida junto con otras con el objetivo de reforzar y  agilizar la respuesta ante "comportamientos indeseables" de sus  militantes.
   Para ello, los redactores de la ponencia --Alberto Fabra,  Alicia Sánchez-Camacho e Ignacio Diego-- han añadido un nuevo Capítulo  Primero a los Estatutos relativo a la los cargos de representación  institucional.
   En el establecen la obligación de los cargos públicos,  responsables políticos y profesionales con funciones ejecutivas en la  organización de suscribir una "Carta de Compromisos", que contendrá un  conjunto de obligaciones de contenido "ético y deontológico".
 "La  negativa a firmar esta Carta impedirá ser candidato en los procesos  electorales, cargo público o tener responsabilidades ejecutivas en el  PP", precisa el texto.
     
   La citada Carta, que deberá renovarse cada dos años establece  cinco compromisos claros. El más destacado de ellos es el de "comunicar"  a la dirección del PP la apertura de cualquier procedimiento  jurisdiccional del que puedan derivarse "indicios racionales de comisión  de un delito y de poner a disposición del partido el cargo público u  orgánico que desempeñe cuando el Comité Nacional de Derechos y Garantías  considere que su permanencia en el mismo daña a la propia organización o  a la institución pública".
   En esta carta también se establece la obligación de realizar  una "declaración jurada" de que no existe ninguna causa jurídica que le  inhabilite para participar en un proceso electoral, ni alguna situación  posible de "conflicto de intereses", en caso de resultar electo, con su  persona o con los intereses privados de los que sea titular. 
   En la Carta se recordará a los dirigentes populares que, en el  caso de ser cargos electos, están sujetos al régimen de  incompatibilidades de la legislación vigente, cuyo incumplimiento lleva  parejas sanciones administrativas y también las que se deriven del  Reglamento disciplinario del partido.
   También se comprometerán a actuar públicamente de acuerdo con  los principios de integridad, responsabilidad, transparencia,  ejemplaridad y honradez además de poner a disposición del Comité de  Derechos y Garantías, cuando este lo requiera, la declaración de bienes y  actividades que por razón de cargo público están obligados legalmente a  depositar en la institución correspondiente.
   En el caso de no estar obligado a depositar esta declaración  por razón de cargo público, deberán presentar si se les requiere, una  declaración formal de bienes y actividades que incluya: los bienes,  derechos y obligaciones patrimoniales que posean; los valores o activos  financieros negociables; las participaciones societarias; el objeto  social de las empresas en las que tengan intereses personalmente y las  sociedades participadas.
   Finalmente, en la citada "Carta" está recogido el compromiso  de separar claramente la actuación pública de la privada y de las del  partido.
          
  Este nuevo Capítulo Primero establece también unos principios  generales que deben observar todos los cargos públicos y dirigentes  populares. Entre ellos, está la obligación de demostrar la "máxima  ejemplaridad, rigor y exigencia" en el desempeño de sus funciones,  velando siempre por el interés público y absteniéndose siempre de  cualquier conducta que, "aún siendo plenamente legal, pueda dañar la  imagen u honorabilidad de la organización a la que pertenecen".
   También deben actuar de acuerdo con los principios de  transparencia, eficacia y austeridad y se abstendrán de "toda actividad  privada que pueda suponer un conflicto de intereses en el ejercicio de  su función". En este punto, el PP deja claro que sus cargos "no  aceptarán ningún trato de favor o situación que implique privilegio o  ventaja".
   Además, establece que "no influirán" en la "agilización o  resolución de trámite o procedimiento administrativo cuando ello  comporte un privilegio en su beneficio o en el de su entorno familiar y  social". Tampoco podrán dedicarse a actividades recogidas en el régimen  de incompatibilidades ni por sí mismos, ni por persona interpuesta.
          
  Los populares también modifican en la ponencia de Estatutos la  parte referida a la apertura de los expedientes disciplinarios. Añaden  un nuevo punto en el que establece que se abrirá expediente  disciplinario en el momento en el que el partido tenga conocimiento de  una imputación judicial por "cualquier forma de corrupción" en el  ejercicio de cargo público o que realice conductas que estén tipificadas  como un "delito doloso" que, "por su naturaleza o por las  circunstancias" en las que se haya cometido se considere "incompatible  con las obligaciones y deberes éticos" a los que están sujetos los  afiliados del PP.
   Una vez que se haya incoado el expediente, el Comité de  Derechos y Garantías podrá determinar la suspensión de funciones o de  militancia, algo que acordará en función de las circunstancias  específicas de cada caso concreto.
   La duración del citado expediente se extenderá hasta que  transcurran dos meses de la firmeza de la sentencia o auto de  sobreseimiento que ponga fin al proceso penal correspondiente y, en caso  de sentencia absolutoria o auto de sobreseimiento, aunque no sean  firmes, se revocará inmediatamente cualquier medida cautelar o sanción  que hubiera podido acordarse y el partido reparará al afiliado, con los  medios a su alcance, los "perjuicios" que hubiera podido sufrir.
          
   Además, los Comités de Derechos y Garantías pueden acordar la  apertura de una información reservada, que podrá dar lugar a un  expediente disciplinario, cuando tengan conocimiento "por cualquier  medio" de la falta de ejemplaridad en el comportamiento o conducta de un  afiliado o cargo de representación institucional del PP.
   El PP también dos comportamientos que considera como  infracciones muy graves. Se trata de la realización de conductas que  estén tipificadas como delito doloso que, por su naturaleza o por las  circunstancias en las que se haya cometido se considere incompatible con  las obligaciones y deberes éticos establecidos en los Estatutos.
   También añade como falta grave la "deslealtad manifiesta al  Partido, entendida ésta como toda acción u omisión voluntaria encaminada  a perjudicar el interés general del PP". 
   En este capítulo precisa mejor la pena de expulsión del  partido, dejando claro que se podrá imponer "en todo caso, cuando exista  sentencia firme que condene al afiliado a penas de prisión o  inhabilitación, cualquiera que fuese su duración".
          
  No obstante, en otro apartado, deja claro que el Comité  Nacional de Derechos y Garantías podrá "suspender el cumplimiento de la  sanción firme, impuesta a un afiliado, siempre que se den circunstancias  especiales".
        En el preámbulo de la ponencia explican que los Estatutos son  "algo más que un Código de funcionamiento interno" y para ello  incorporan el Código de Buenas Prácticas, con el fin de que sea norma de  obligado cumplimiento.
El Gobierno fijará "obligaciones legales"
  La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz  de Santamaría, ha explicado este viernes que el Ejecutivo quiere "fijar  con precisión" un conjunto de "obligaciones legales" que deberán  cumplir gestores públicos y altos cargos de la Administración en materia  económica y después revisará el sistema sancionador para "intensificar y  fortalecer" la respuesta penal a los casos "más graves".     
   En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la  'número dos' del Gobierno ha explicado que en el control de la  responsabilidad de los gestores públicos lo primero es "determinar" por  ley las obligaciones legales de exigido cumplimiento. Esto se hará, por  un lado, a través de la futura Ley de Estabilidad y Sostenibilidad  Presupuestaria, pero también en una ley de transparencia, acceso a los  documentos y buen gobierno en la que se está trabajando y que es  competencia del Ministerio de la Presidencia.
     
   En esta segunda ley, ha precisado, se va a "concretar una  serie de obligaciones legales que tienen en materia de buen gobierno los  gestores públicos" en lo que se refiere a "la gestión económica que  tienen encomendada".
     
   Además, la ley también determinará qué incumplimientos deben  ser objeto de "un reproche administrativo o contable" y cuáles otros  "por su gravedad" tienen que ser objeto de una sanción penal. Entre  estos últimos, ha dicho, "indudablemente" estarán los incumplimientos  "más graves y que además puedan tener un carácter doloso, de  ocultación". Sáenz de Santamaría ha recordado que ya "existe" un  reproche penal ante determinados comportamientos de gestores públicos,  pero ha indicado que el Gobierno de Mariano Rajoy está "trabajando para  intensificar y fortalecer" esta respuesta.
     
   Por ello, según ha explicado, una vez se establezca la "base  amplia" de obligaciones legales, se va a "revisar" el régimen de  sanciones e infracciones ya existente. El objetivo, ha dicho, es  "establecer, para los casos más graves, de dolo acreditado o gran culpa"  una respuesta penal, mediante las reformas correspondientes, que, en el  caso del Código Penal, necesitarán de una ley orgánica, ha recordado.
          
   Dicho esto, la vicepresidenta también ha puntualizado que esta  reacción penal no debe identificarse automáticamente con la cárcel, ya  que "hay gran variedad de penas", entre ellas "algunas muy adecuadas"  para este tipo de delitos, como es la inhabilitación para el desempeño  de un cargo público, ha indicado.
        Además, también ha descartado que las nuevas sanciones que se  establezcan se puedan aplicar con carácter "retroactivo", como había  planteado el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago.  En cualquier caso, ha incidido en que lo primero es fijar el "conjunto  de obligaciones legales", 'porque "no se puede sancionar una conducta si  no hay una ley que dice que esa obligación existe para los gestores".