ALICANTE.- Las cuentas de Caja Mediterráneo de 2011 se 
falsificaron para ocultar la situación crítica de la entidad, y la 
responsabilidad de este maquillaje contable a gran escala recae sobre 
parte de la cúpula directiva. Los directores generales, Roberto López Abad y María Dolores Amorós, así como los ejecutivos Teófilo Sogorb y Francisco Martínez,
 fueron, según la sentencia de la Audiencia Nacional, los 
culpables de esta alambicada ingeniería para esconder los números rojos, según concluye el diario El Mundo en su edición alicantina. 
Desde la Plataforma de Afectados de la CAM se
 tachó ayer la sentencia de «vergonzosa y ridícula», ya que, en opinión 
de esta entidad, el pronunciamiento judicial «ha sido blando» con los 
causantes de la ruina de la caja. Y es que los condenados solo pagarán 
una multa de unos 
18.000 euros. El coste del rescate de la entidad
 rondará los 11.000 millones de euros.
Los números 
CAM presentó ante el Banco de 
España un beneficio de 39,7 millones de euros al cierre del primer 
trimestre de ese año; no obstante,  tres meses después, y con la caja ya
 intervenida por el Banco de España, las pérdidas se dispararon hasta 
los 1.163 millones de euros y una ratio de morosidad 
del 19%. Las cifras de los estados de balance e informe de los estados 
financieros, según relata el tribunal en su sentencia, resultaban 
«irreales y espurias». 
La Audiencia estima que la situación de la caja suponía un riesgo para 
el conjunto del sistema financiero, hasta el punto de que su caótico 
estado obligó a intervenirla. Con todo, el tribunal añade que la quiebra
 de la CAM no se debió únicamente «a la actuación irregular» de los 
acusados, sino que deriva de un entorno de crisis económica general 
donde muchas entidades no superaron sus problemas de liquidez. 
Al presidente de la caja, Modesto Crespo, le ha salido bien su estrategia de defensa. Alegó durante el juicio que su papel al frente de la CAM 
era meramente representativo y sin poder ejecutivo y de decisión.
 La fiscalía se creyó su versión y no solicitó pena alguna para el 
empresario ilicitano. La sección cuarta de lo Penal de la Audiencia 
Nacional le ha exonerado de toda responsabilidad en el falseo de las 
cuentas. El tribunal concluye que «su labor en la entidad que presidía 
no trascendía de la meramente protocolaria y de representación, sin 
participar de manera activa y efectiva en la adopción de las decisiones 
que tomaba el Comité de Dirección, compuesto por los verdaderos gestores
 de la entidad».
Otros tres directivos (Vicente Soriano, Juan Luis Sabater y Salvador Ochoa)
 también se han librado de las condenas al no apreciar la sala delito 
alguno en sus actuaciones. Todos los absueltos -excepto Ochoa- se 
enfrentaban a penas de prisión por falsedad de cuentas, estafa agravada,
 apropiación indebida agravada, administración desleal y falsedad 
documental.
Sueldos legales
Los cuatro 
condenados- Roberto López Abad, María Dolores Amorós, Teófilo Sogorb y 
Francisco Martínez- se han librado de los castigos que pedían las 
acusaciones (la fiscalía, el Frob, la Fundación Caja Mediterráneo, las 
particulares y la popular) por los delitos de estafa agravada, de 
apropiación indebida agravada, de administración desleal, falsedad 
documental, falsedad en la información a los inversores y manipulaciones informativas.
 Únicamente Teófilo Sogorb ha sido condenado por falsedad en la 
información a los inversores, de ahí que tenga un año más de prisión. 
El tribunal ha considerado que las 
millonarias retribuciones
 que recibió la cúpula directiva de la CAM en los meses previos a la 
intervención del Banco de España, unos 40 millones de euros, son 
legales, por lo que los 13 directivos que se beneficiaron de estos pagos
 no tendrán que devolver el dinero (los fondos procedían de las 
prejubilaciones de miembros del comité de dirección; de una prestación 
adicional asegurada para la jubilación de los integrantes de este 
comité; de una paga de beneficios; de las aportaciones al plan de 
pensiones; incentivos anuales y bono extraordinarios). 
 
 
Así, los jefes de
 la CAM podrán cobrar las pensiones vitalicias que les aprobó la 
entidad, unas remuneraciones que oscilan entre los 130.000 y 369.000 euros anuales
 (algunos las tienen embargadas para hacer frente a fianzas y 
responsabilidades en otras piezas judiciales relacionadas con la quiebra
 de la CAM). 
Tampoco tendrán que devolver los 15,4 millones de euros
 que percibieron seis directivos por prejubilarse en 2010 y 2011 (López 
Abad, Agustín Llorca, Gabriel Sagristá, Joaquín Meseguer, Vicente 
Soriano y Daniel Gil), antes de que la caja estallara.
La Audiencia 
Nacional tampoco observa responsabilidad civil alguna en las actuaciones
 de los directivos, por lo que no se verán obligados a indemnizar a 
nadie. De este modo, por ejemplo, la Fundación Caja Mediterráneo,
 que declaró su condición de víctima y perjudicada por el daño derivado 
de la pérdida definitiva del negocio financiero de la CAM, no verá un 
euro. El tribunal sostiene que será la vía civil la que tenga que 
decidir sobre las posibles compensaciones a los perjudicados por el 
falseo de las cuentas de la caja.