PALMA/ALICANTE.- Ya no son especulaciones sobre cuánto daño puede hacer en España la 'Xylella fastidiosa', una bacteria conocida como 'ébola del olivo' por sus efectos devastadores sobre los árboles leñosos. Es la propia Comisión Europea quien lo confirma: estamos perdiendo la batalla a
 pasos de gigante. En Baleares, primer punto de entrada de la plaga a 
nuestro país, la 'Xylella' está oficialmente fuera de control. Son 
tantos los focos en Mallorca (156 confirmados y subiendo) que habría que
 arrasar literalmente la isla para cumplir el protocolo de erradicación, revela hoy www.elconfidencial.com 
Y en Alicante, punto de entrada de la bacteria a la Península, tras el primer foco ha llegado un segundo, y la organización Asaja asegura haber visualizado al menos 30 focos potenciales.
 Igual que en Mallorca, si los focos se van confirmando uno a uno, no 
queda otra que arrasar parte de la Marina Baixa para cumplir con la 
normativa europea. Y como era de esperar en cuanto han visto el desastre
 sobre sus cabezas, agricultores y ayuntamientos se han levantado en armas contra el mandato comunitario.
Hace unos días, el equipo técnico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), que auditó en el mes de junio la situación en Baleares, publicó las 
primeras conclusiones.
 Y no son nada tranquilizadoras. La auditoría destaca dos evidencias. La
 primera, que "la cantidad de plantas portadoras se está incrementando",
 alcanzando ya viñedos además de almendros, olivos, acebuches y otra 
docena de especies.
Y confirma el peor presagio: "Incluso con la total aplicación de las provisiones, la erradicación será muy difícil de conseguir. Por eso, los estados miembros de la UE y la Comisión ya están debatiendo un plan de contención
 en las Islas Baleares". La segunda conclusión es que, tal como algunos 
expertos apuntaban, el Gobierno balear actuó "con una intensidad y una 
cobertura territorial limitada", es decir, no fue lo suficientemente 
diligente al contener la epidemia en sus primeros estadios.
El protocolo de la UE obliga a erradicar toda la vida vegetal en un radio de 100 metros a la redonda
 de una planta infectada por 'Xylella'. Y dada la enorme cantidad de 
focos y su expansión desbocada por toda la isla, habría que arrasar literalmente Mallorca
 para ir cumpliendo, infección a infección, con la normativa. "Si 
cumplimos lo que nos pide Europa, sería empezar a talar desde una punta 
de la isla y terminar en la otra. Desconozco si erradicar toda la vida 
vegetal es la solución, pero estoy seguro de que, en Mallorca, eso es 
imposible de aplicar", valora Gonzalo Rodríguez, 
gerente de la cooperativa Camp Mallorquí, que agrupa a 1.100 productores
 agrícolas de Baleares, muchos de ellos con almendros en sus fincas.
El 'ébola' afecta a todos los árboles leñosos, un total de 300 especies distintas,
 desde olivos a almendros pasando por cítricos, viñedos, frutas de hueso
 y también plantas ornamentales como el romero o la lavanda y hasta la 
planta de café. En Baleares se han detectado tres de las cuatro familias genéticas de
 la 'Xylella'. La 'multiplex', variedad que ataca con especial 
virulencia a los almendros, ha arraigado en Mallorca y Menorca, la 
'Xylella común' únicamente en Mallorca, y la muy temida 'pauca', que ha 
destruido los olivares del sur de Italia, se ha detectado en Ibiza.
Hay hasta 360 vectores o agentes transmisores de la 
enfermedad, la mayoría insectos tan comunes en las plantaciones como 
mosquitos o cigarrillas, y no se conoce cura hasta la fecha. En cuanto 
el árbol se infecta, la bacteria tapona sus vasos e impide la 
circulación de savia bruta, asfixiándolo lentamente. Sus primeros síntomas: hojas marchitas y decaimiento general. El resultado final: ramas secas y muerte del individuo.
"La lectura que saco del informe de la UE es que tenemos que adaptarnos ya a convivir con la 'Xylella'.
 Me sorprende comprobar que la situación es tan grave, pero ya sabíamos 
que es una bacteria que ataca y se extiende con mucha virulencia. 
Debemos ver qué cantidad de cultivo está abandonado o en condiciones 
propicias para que la bacteria se desarrolle (la 'Xylella' prolifera en 
terrenos descuidados) y atacar por ahí. Luego hay que apostar de cara al
 futuro por plantar las variedades de almendro y olivos que mejor 
resisten a la 'Xylella', igual que han hecho en Estados Unidos con éxito", urge Rodríguez.
Alicante se niega a talar árboles
Hace un par de meses, todos
 los agricultores y administraciones afirmaban orgullosos que iban todos
 a una con el protocolo de erradicación. Insistían en que hay que 
aplicarlo sí o sí para evitar un desastre mayor, que España no cometería el error de Italia. Pero ahora que la plaga se va extendiendo, surgen las voces críticas de los afectados.
Ese es el gran problema, casi igual de grave que la propia bacteria: el conflicto de intereses y la politización de la plaga.
 En Italia, la actuación timorata de la Administración provocó la 
expansión incontrolada de la bacteria. El Gobierno regional de Puglia no
 quería contrariar a sus agricultores, que se negaban en redondo a talar
 todos los olivos que rodeaban un ejemplar infectado porque, decían, 
sería su ruina. Hasta grupos ecologistas se abrazaban a los árboles 
sanos. Unos por otros, la plaga se extendió brutalmente, causando la muerte de dos millones de olivos en cinco años en la región de Puglia y la declaración de zona catastrófica.
En España el contexto es distinto, pero también está surgiendo una fuerte oposición
 a la directiva europea. El Gobierno de Baleares ha pedido a Bruselas 
que no aplique el protocolo de erradicación en la comunidad, bajo el 
argumento de que destruir y quemar toda la vida vegetal, en este estadio
 avanzado de la epidemia, convertiría las islas en un erial. Por ahora, 
habría que talar y quemar 1.000 hectáreas, 500 de las 
cuales en Mallorca. La batalla en las islas tiene una lógica 
territorial, pero no así en Alicante, donde agricultores e incluso 
alcaldes se han levantado en armas contra la Unión Europea.
Ocurrió a finales de la semana pasada. Unos 70 vecinos y hasta cinco 
alcaldes del valle de Guadalest se hicieron fuertes en la finca que ha 
registrado el segundo foco de 'Xylella fastidiosa', muy
 cercano al terreno donde se confirmó el primer caso en la Península a 
principios de julio. Agricultores, representantes de Jóvenes 
Agricultores de Asaja y vecinos acudieron a la finca con el solo 
objetivo de detener las máquinas de Tragsa, que se 
disponían a talar y destruir todos los árboles en 100 metros a la 
redonda del almendro infectado por orden de la Consejería de Agricultura
 de la Comunidad Valenciana. Tras ejercer presión, los opositores, entre
 los que había también ecologistas, lograron que las máquinas 
abandonaran el lugar.
"Seguir con el plan de arranque en todos los positivos supondría 
deforestar por completo el interior de la Marina Baixa", afirma Jóvenes Agricultores de Asaja, en referencia a los más de 30 focos similares
 que, aseguran, pueden verse con facilidad en la comarca. Pero la 
organización agraria no usa ese dato para crear alarma, sino al 
contrario: para demostrar que desde el año 2012 hay 
almendros con las copas amarillentas y decaídos sin que eso haya 
supuesto una deblacle. Asaja asegura que Guadalest está siendo "la cabeza de turco" de una situación "que parece estar descontrolada y en la que nadie habla claro".
"Erradicar es el único camino. Cuando en Alicante se arrancaban los árboles para hacer chalés
 nadie se plantaba delante para salvarlos, y ahora con la bacteria 
amenazan a los operarios. La gente no quiere que su finca se convierta 
en un desierto, yo lo entiendo, pero es mejor uno o dos círculos 
desiertos que convertir todo Alicante en un cementerio", critica Ramón Mampel, secretario general de la organización agraria Unió de Llauradors i Ramaders (ULR).
"No
 me parece serio que una organización agraria (Asaja) y los alcaldes se 
opongan a la tala de almendros. Solo si atacamos ahora la plaga podremos
 tener un futuro mañana. Si no lo hacemos, nos pasará como en Italia. Es muy triste que se politice este problema",
 prosigue. Mampel insiste en que la Comunidad Valenciana se ha 
comprometido a indemnizar a los agricultores afectados, y que su 
organización, junto a investigadores y expertos europeos, lleva meses 
advirtiendo de la necesidad de quemar todos los focos que se detecten. Árboles sanos incluidos.
No lo ve así el alcalde de Guadalest, Enrique Ponsoda, 
que estudia demandar a la Consejería de Agricultura de la Comunidad 
Valenciana por allanar la finca afectada sin, presuntamente, notificarlo
 al propietario. Las máquinas comenzaron los trabajos de tala y 
destrucción una hora antes de lo que preveían los vecinos,
 que cuando llegaron a la finca se encontraron ya 10 almendros 
derribados. Tras mucha tensión, que obligó a desplazar al lugar a ocho miembros de la Guardia Civil,
 los operarios abandonaron la finca. No hay nueva fecha para la tala de 
esos 100 metros de almendral, aunque los ayuntamientos de Guadalest, 
Benifato, Benimantell, Confrides y Polop volverán a atrincherarse en la 
finca para impedir la aplicación del protocolo de la UE, que llega justo
 en plena campaña de recogida de la almendra.
La negativa de agricultores y alcaldes en Alicante recuerda 
preocupantemente al proceder de Italia en 2013. La propia Comisión 
Europea, en un reciente informe, critica duramente que "las autoridades 
italianas fracasaron al rastrear la expansión y no siguieron los planes de contención acordados
 con la Comisión Europea. Los esfuerzos para detener la infección han 
sido repetidamente obstaculizados en los últimos cuatro años". Bruselas 
también advierte de la gran capacidad de la 'Xylella' para mutar, factor
 que la convierte en incluso más letal. La buena noticia es que en 
Puglia se han identificado dos variedades de olivo relativamente resistentes a la bacteria, aunque llegar a obtener árboles inmunes llevará, según la UE, al menos una década.