VALENCIA.- La citricultura valenciana vive un momento
 complicado. A la prórroga del veto ruso se suma nuevos competidores en 
el mercado Europeo: Sudáfrica, el tratado con Mercosur y la naranja 
egipcia. Una situación que ha puesto en jaque a todo un sector que busca
 en la Unión Europea una solución. Pero para conseguir que la voz 
valenciana se escuche en Bruselas “hace falta que el sector esté unido”,
 asegura el director general de Anecoop, Joan Mir, hoy en Valencia Plaza. 
A su
 juicio, es necesario un lobby citrícola español unido que pase a la 
acción y reivindique de forma conjunta unas exigencias. Y esta solución 
pasa por conseguir que la Interprofesional Citrícola Española Intercitrus, organización que reúne tanto a industria, sindicatos como empresas del sector, sea ese altavoz.
“Ante
 las amenazas potentes hacia nuestro sector necesitamos la unión de 
todos. Debemos ir todos con las mismas peticiones y exigencias porque 
mientras eso no pase y cada uno diga su ocurrencia, no avanzamos casi 
nada. O lo hacemos o con el escenario que nos vamos a encontrar va a ser
 difícil poder competir con fuerza”, advierte para incidir en la 
necesidad de “pasar de la queja a la acción”.
Además,
 reclama a Europa las mismas reglas de juego para todos. “En toda Europa
 tendríamos que tener los mismos criterios y que haya un protocolo para 
que cuando una naranja entre, independientemente del puerto que sea, 
tenga los mismos requisitos y exigencias", subraya. A la espera del 
cierre de campaña el próximo 30 de septiembre, sus previsiones no son 
nada halagüeñas. "ha sido un año complejo y malo", subraya. Valencia Plaza
 se reúne con Joan Mir para abordar la situación del sector y conocer el
 impacto que la entrada de los nuevos operadores está teniendo en los 
cítricos valencianos.
-En el contexto actual, ¿cuál es la situación de la citricultura valenciana?
-Estamos
 en un momento de alta complejidad. Tenemos un entorno inestable y con 
nuevos jugadores jugando muy fuerte en nuestros mercados tradicionales. 
La radiografía no es buena porque salimos de una de las peores campañas 
que se recuerdan. A principio de campaña surgió un operador que ya tiene
 un acuerdo preferente con la UE que es Sudáfrica y no debemos de 
olvidar que aparece otro a nivel mundial que es Egipto. Estamos en un 
momento de doble presión con operadores importantes: uno afecta al 
principio y otro al final de la campaña. Además, se ha firmado el 
acuerdo con Mercosur que, aunque falta desarrollar protocolos, es otra 
amenaza más que va a tener el sector.
-¿Qué medidas se pueden adoptar para hacer frente a estas amenazas?
-Dentro
 del sector español algo que nos falta es la organización. Soy un gran 
defensor de la interprofesional Intercitrus y creo que, aunque podemos 
estar de acuerdo o no con lo que ha hecho, lo que está pasando ahora es 
mucho más relevante. Cada día se nota más la ausencia de Intercitrus y 
ante las amenazas potentes y en momentos de altísima complejidad, lo que
 necesitamos es la unión de todo el sector tanto sindicatos, industria, 
administración como cooperativas con todas nuestras diferencias. Debemos
 ir todos con las mismas peticiones y exigencias porque mientras eso no 
pase y cada uno diga su ocurrencia, no avanzamos casi nada. Tenemos que 
dejar de lado lo que nos desune y buscar lo que nos une que son 
muchísimas más cosas y más potentes.
-Ya se han dado algunos pasos para reactivar Intercitrus. ¿Qué impide entonces que esté a pleno rendimiento? 
-El
 sector siempre ha ido más o menos a su aire. No nos hemos caracterizado
 por ser como el de la manzana francesa en el que tradicionalmente iban 
todos juntos. El nuestro siempre ha estado dividido. A mediados de los 
noventa empezó Intercitrus por una apuesta de la administración 
valenciana muy fuerte, pero nos fuimos diferenciando y el sector cada 
vez va peor. Este año hemos tocado fondo y, aunque es verdad que se 
están haciendo esfuerzos por recuperar la interprofesional, han de ser 
mucho más potentes y mas rápidos porque el mercado y los problemas van 
mucho mas rápido que nosotros.
-¿Quién debe dar ese paso?
-Todos;
 colegios, sindicatos cooperativas, industrias…. A lo mejor nos tiene 
que sentar una administración española, el ministerio o quién sea, pero 
alguien debe de hacer que nos sentemos en serio y no poquito a poquito. 
Tenemos que reconstruir Intercitrus rápido porque el sector lo exige. Ha
 habido durante este paréntesis varios intentos, pero no lo habremos 
sabido hacer porque lo cierto es que necesitamos un lobby citrícola 
español y europeo fuerte.
-A falta de ratificación del 
acuerdo de la UE con Mercosur, ¿tienen medido el impacto que puede 
suponer la entrada de más producto procedente de otros países para la 
citricultura española?
-No. Todavía hay que negociar 
protocolos y cerrar fechas, pero va a perjudicar porque lo que está 
claro es que habrá un jugador más en este campo y no sabemos aún las 
reglas. ¿Cuál es el problema? Que en Europa cuando negocian los países 
más potentes, las grandes industrias y lobbies entran con más facilidad y
 en mejores condiciones y la agricultura muchas veces es moneda de 
cambio. No podemos quejarnos de lo que hacen los demás y nosotros no 
tener un lobby fuerte de la citricultura española. Ya está bien de 
quejarse. Somos los campeones de la queja, pero no actuamos y lo estamos
 viendo en las negociaciones. A la agricultura continental se le trata 
de una forma y a la mediterránea de otra. Alguien tendría que plantearse
 el porqué la mediterránea es la más atomizada y dividida y en la otra 
están todos unidos. Tenemos que actuar. Los demás tienen lobbies muy 
potentes y nosotros seguimos yendo atomizados y dividimos. Quizás por 
nuestra propia naturaleza y el origen de nuestras explotaciones o quizás
 es por falta de cultura de unión en nuestro sector, pero o lo hacemos o
 con el escenario que nos vamos a encontrar va a ser difícil poder 
competir con fuerza e imponer algunos criterios del sector.
-Francia
 ha encargado una comisión de expertos independientes para que revisen 
al detalle el acuerdo con Mercosur. ¿Debería hacer lo mismo España para 
conocer la letra pequeña? 
-Totalmente. España debe tomar 
este tipo de iniciativas. En el caso del sector citrícola nos haría 
falta la interprofesional que sería el grupo de expertos que tiene que 
tener el Ministerio español o la Unión Europea en el caso de los 
cítricos. ¿Quién es más importante que España en cítricos en la UE? 
Nadie. Por tanto, nuestra Intercitrus debería ser el grupo de expertos 
de España y la UE para negociar con Mercosur.
-¿Cree, por tanto, que se deben defender los intereses de la agricultura valenciana con más ahínco? 
-Totalmente.
 En el año 2050 el mundo tendrá más de 9.000 millones de habitantes 
incluso hay demógrafos que están diciendo que será antes. Por tanto, 
habrá una numerosa y potente población que va a tener más necesidades de
 alimentos para lo que se necesitará más cultivos y para eso hace falta 
agua y tierra.
Nosotros somos expertos 
en hacer las cosas muy bien y lo que no puede hacer la UE es cerrar 
acuerdos con todo el mundo que generen una situación en la que nuestros 
productos vayan desapareciendo y que suponga que Europa, en un momento 
en el que va a necesitar alimentos, fuera absolutamente dependiente. Eso
 sería una barbaridad estratégica y de futuro. Por tanto, debe de cuidar
 de sus productores, ganaderos y sus recursos para que se pueda seguir 
produciendo y, al mismo tiempo, tiene que tener solidaridad con el resto
 de países que están evolucionando y quieren importar. Está muy bien que
 todo el mundo venga, pero nosotros debemos defender lo nuestro y 
debemos hacerlo por nuestros agricultores actuales y las generaciones 
futuras. Ahí es donde debemos hacernos fuertes y eso nos exige que 
Europa y el Gobierno español en todo momento velen por la defensa de sus
 agricultores.
-¿Cuáles son esos criterios que el sector citrícola debe imponer en Europa?
-Por
 ejemplo mensajes como el de reciprocidad. Si un país llega a la UE de 
una forma nosotros tenemos que poder acceder a esos países de la misma 
forma. Lo que no puede ser es que unos tengan libre el acceso y nosotros
 tengamos unos protocolos draconianos para entrar en esos países. Cuando
 un país va a importar a Europa negocia con la UE y entra en todos los 
países miembros, mientras que a nosotros nos toca negociar país por 
país. Hay países como México cuyos productos llegan aquí con absoluta 
facilidad y nosotros no podemos mandar ni un cítrico. México viene, 
negocia con la UE y llega a un acuerdo, pero cuando nosotros vamos a 
México no se va con toda la fuerza de la UE, sino que nos toca ir cada 
país. Es verdad que no solo es culpa de la UE, sino que son muchos 
países los que prefieren hacer su propia negociación y yo creo que eso 
es un error. Si negociamos para abrir la UE a un país deberíamos de 
negociar la apertura de ese país todos juntos. Además, se deben aplicar 
las mismas tarifas y controles sanitarios. Hay muchas cosas por las que 
el sector debería estar unido trabajando, pero no solo el español, sino 
el europeo. 
-¿Por qué se dan esas disfunciones en las negociaciones?
-Porque
 los Ministerios de Agricultura de cada país, sobretodo los 
mediterráneos, les da miedo que se antepongan los valores o productos de
 los países nórdicos a los nuestros. Vuelvo a lo mismo: España y 
nuestros sectores no hacen la fuerza suficiente en Europa. 
-Ha
 señalado la necesidad de que se apliquen los mismos controles 
sanitarios ¿Qué riesgos puede suponer la falta de reciprocidad en las 
exigencias fitosanitarias?
-La
 entrada de plagas y que productos cuya calidad no se admite en el 
mercado europeo a las propias empresas europeas, sí se les permite su 
entrada de otros mercados. Lo que más miedo me da es el peligro de la 
expansión de plagas. Me parece que los productos de Sudáfrica o de
 cualquier otro país que entran por los puertos españoles están muy bien
 controlados porque tenemos unos equipos de inspección muy expertos, 
pero no pasa en todos los países. Yo creo que en toda Europa tendríamos 
que tener los mismos criterios y que haya un protocolo para que cuando 
una naranja entre, independientemente del puerto que sea, tenga los 
mismos requisitos y exigencias. No es tan difícil de conseguir. Lo que 
en este momento necesita la citricultura no son solo grandes proyectos y
 palabras, sino pequeños detalles que se cumplan. 
-Hablando de Sudáfrica, ¿Cómo ha afectado sus importaciones de cítricos a Europa en la campaña de este año?
-Estamos
 ahora cerrándola, pero todas las variedades de principio de campaña se 
han visto afectadas y también las del final por la entrada de la naranja
 de Egipto. El precio se ha visto totalmente afectado. Si tú llegas a tu
 mercado natural, en el que además España esta campaña ha tenido una 
gran cosecha de cítricos, y ya hay gente posicionada y ofertando, el 
precio va a la baja. Además, no ha hecho este año un frío intenso lo que
 ha provocado que el consumo se haya ralentizado. El impacto del acuerdo
 lo vamos a ir viendo los próximos años, aunque ha sido negativo. El 
problema no es este ejercicio, sino el que habrá si Sudáfrica sigue 
creciendo como se prevé. Ahí es donde vemos el problema, sobretodo en 
las variedades de inicio de campaña como clementinas o navelinas. Eso sí
 que nos da mucho miedo de cara al futuro. Si Sudáfrica sigue creciendo 
tanto en sus plantaciones como sus exportaciones a Europa nos puede 
hacer mucho daño.
 -¿Y cuándo entre en vigor Mercosur?
-Más
 daño evidentemente. Si se abre todo y no hacemos nada ni se ponen 
cortapisas puede ser el final si no hay ningún tipo de control. Por eso 
insisto en que tenemos que sentarnos cómo han hecho grupo de expertos 
franceses para hacer un lobby y defender nuestras producciones. Debemos 
de actuar y no ponernos en el peor escenario. 
-¿Debería Europa activar la cláusula de salvaguarda para frenar la entrada de cítricos sudafricanos?
-Yo
 creo aún es pronto. Es fácil y popular pedirla, pero hacen falta unos 
requisitos previos. El gobierno español y la UE le han puesto la 
cláusula a las mandarinas satsumas en lata porque se demostró después de
 muchos estudios que se le estaba haciendo un dumping y eso iba a 
afectar a los agricultores y a la industria de conservas. Finaliza ahora
 y tendremos que ver qué se hace. La cláusula es un mecanismo más que se
 puede activar si se demuestra que el sector se va a ver muy afectado 
para reducir el nivel de acceso y frenar las exportaciones a Europa, 
pero no es para toda la vida, sino que es temporal.
-Desde
 los sindicatos se ha denunciado en alguna ocasión la presencia de 
naranjas procedente de otros mercados en supermercados españoles en 
plena campaña valenciana.
-Yo creo que en general los 
supermercados españoles defienden la naranja española. Creo que los 
europeos en cierta medida también. Uno de los miedos que tenemos es que 
ahora las cadena inglesas empiecen a trabajar más con productos de fuera
 de la UE, pero creo que en general las cadenas cuando hay naranja 
española de forma natural la consumen. Con la distribución española no 
tengo queja porque en general han defendido nuestro producto.
-Por
 otro lado, también esta la ampliación por quinto año consecutivo del 
veto ruso, un mercado que se había convertido en estratégico para sus 
intereses
-Esto afecta muy negativamente porque Rusia es un 
país con muchos consumidores y una clase media potente. Nosotros tenemos
 una filial allí y estábamos vendiendo muchísimo. Llevábamos una 
progresión muy importante que se ha visto cortada. El ruso es un mercado
 que si se abriera es importantísimo para Europa tanto para los cítricos
 como fruta de hueso y caqui. El año que se produjo el embargo, junio de
 2014, llevábamos vendidas 24.000 toneladas y nuestra previsión era 
tener unas 32.000 al final de la campaña en septiembre. Hoy estaríamos 
vendiendo más de 50.000 toneladas.
-¿Cree que en un futuro se volverá a abrir este mercado?
-Lo
 necesitaríamos, pero hablando con alguna autoridad europea no parece 
que se vaya a producir a corto plazo. Hay países con los que se está 
trabajando que podrían ser también importantes como Japón con quien 
también hay un nuevo acuerdo comercial y está funcionando muy bien en 
vinos, pero que en fruta y hortalizas hay que desarrollar ahora todos 
los reglamentos. 
-¿Qué pediría a la nueva Conselleria de Agricultura para la defensa de la citricultura valenciana?
-El Consell juega un papel importantísimo,
 pero al final la citricultura ya sobrepasa su límite. Aquí hay que 
hablar de la Junta de Andalucía, la Generalitat de Cataluña y del 
Ministerio. Lo que hace falta son acciones coordinadas. Por ejemplo, yo 
no entiendo que veamos publicidad de manzanas, sandías y de cítricos 
nada, pese a que es el principal motor de la agricultura valenciana. 
Nadie se preocupa del cítrico y esto es algo de lo que nos debemos hacer
 culpables todos.
-De cara al cierre de la campaña. ¿Cuáles son las previsiones?
-Esta ha sido una campaña de enorme complejidad y
 que en cítricos ha sido mala. La verdad es que está siendo un año malo.
 Empezamos con Sudáfrica, acabamos con Mercosur y por medio Egipto. Hay 
agricultores que lo han pasado muy mal. Vamos a ver si esta campaña 
próxima es buena y conseguimos levantar el ánimo y buenos retornos para 
el agricultor porque, en caso contrario, se acaba cansando y al final 
abandona y ese es el peligro que tenemos.