Con permiso, reproduzco aquí lo que 
escribía Palinuro el 18 de junio pasado a propósito de la Brexit y tras 
el asesinato de la diputada laborista. No quito ni pongo una coma ni me 
las doy de profeta. Lo que me interesa es subrayar los paralelismos con 
la situación de Cataluña que se ven al final del post.------------------------------
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La
 Brexit está analizándose sobre todo en términos económicos en donde, 
como se ve en la portada del "El País", se cargan las tintas. 
Probablemente porque cuando se llega a las amenazas, las más efectivas 
son las dirigidas a los bolsillos. Los contrarios vaticinan al Reino 
Unido la ruina, un descenso casi a país subdesarrollado. Los partidarios
 presentan la visión contraria. Y, al tratarse de proyecciones 
económicas, nadie sabe de cierto nada. Entre otras cosas porque estas 
decisiones económicas (todas, en realidad) son políticas. El contencioso
 es, sobre todo político. Y en él se encienden las más diversas 
pasiones, como demuestra a boca jarro el asesinato de la diputada 
laborista. Es un contencioso político como parte de uno cultural más 
amplio. Esto es Europa, un lugar en el que todo se cuestiona y no solo 
por razones económicas, sino también políticas, morales, culturales y 
hasta religiosas. 
La Brexit es, en el fondo, una controversia sobre el ser de Europa.
El
 Reino Unido nunca se ha sentido a gusto en el concierto europeo nacido 
en Roma en 1957. Todos sabemos por qué: porque rompía la configuración 
de la Europa continental como un mosaico de poderes enfrentados en 
beneficio en último término de Inglaterra. Su política desde la Paz de 
Westfalia en 1648, reforzada en el Tratado de Viena de 1815. Una Europa 
unida es justo lo que Inglaterra no quiere. Alentó al principio la 
esperanza de acogotar el originario Mercado Común contraponiéndole la 
AELC (Asociación Europea de Libre Cambio, EFTA en inglés) pero, cuando 
vio que los otros miembros cambiaban de lealtad, ella misma la abandonó 
y, siguiendo el viejo adagio de if you can't beat them, join them,
 pidió el ingreso en la ya entonces Comunidad Económica Europa. Vivía 
por entonces De Gaulle, quien siempre se opuso al ingreso británico por 
considerar que la Pérfida Albión sería como un partaaviones de los 
Estados Unidos. Y no le faltaba razón.
Pero
 De Gaulle murió y el Reino Unido se incorporó a la Europa 
institucional. Mal, con dudas, renegociaciones y todo tipo de salvedades
 en todas las políticas y pilares europeos, desde la Política Social al 
espacio Schengen o la moneda única. Inglaterra es Europa. Su vocación 
europea es innegable. Pero su visión del continente es propia, peculiar y
 no unánime con la de las potencias continentales. 
Las
 consecuencias de una Inglaterra fuera o dentro de la UE serán muy 
intensas, sin duda. Pero es absurdo teñirlas de negro en parte o 
pronunciarse contra la salida porque no hay criterios de validez 
universalmente aceptada que lo permitan. Por ejemplo, se dice que una 
eventual retirada del Reino Unido podría provocar un segundo referéndum 
escocés de autodeterminación. Sí, es una posibilidad. Y muchas otras de 
diverso tipo. Gibraltar aparece también en la danza. 
Repito,
 esto es Europa y en Europa es tradición que las fronteras son líneas 
políticas imaginarias, con consecuencias de todo tipo, por supuesto, 
pero esencialmente mudables. Los pueblos europeos están siempre en 
movimiento, agregándose, desagregándose, cambiando de régimen político o
 de forma de Estado. Nada se queda quieto. Europa es siempre Europa con 
Inglaterra de una forma u otra. Y la Unión Europea, que es parte de 
Europa, pero no toda ella, también se verá forzada a cambiar. Hay ya 
quien pide un nuevo Tratado. 
Inglaterra
 tiene derecho a marcharse de la UE y no hay derecho a negárselo. Nadie 
lo discute. Lo que hay es presunciones distintas respecto al resultado 
del ejercicio de ese derecho. Pero el derecho no se discute, como sí se 
discute el de Cataluña en España. 
Imagínense
 ahora a alguien diciendo que, pues el Reino Unido es Europa, la 
decisión sobre su salida deben tomarla también los rumanos, los checos, 
los franceses, etc. Pues es lo que sucede en España. 
 
Nada está aún decidido 
 Los observadores más inquietos, menos fáciles de gobernar y también de 
engañar con campañas edulcorantes, venimos diciéndolo hace días: todos 
los partidos, estancados (y con tendencia al descenso) y aumento 
paulatino del PSOE. La campaña ha hecho morir de éxito y sobreexposición
 a Podemos, de cuyos líderes  a todas horas hasta en la sopa, está ya 
todo el mundo harto. La insistencia en la sonrisa y otras consignas no 
menos cursis, también plagiadas, como el ruido mediático de sus 
ocurrencias, no pueden ocultar el hecho de que ha habido un intenso giro
 hacia la desconfianza y hasta el rechazo. Un  lider muy directo, 
sensible, pero de escasa integridad ideológica y cuyas propuestas 
recorren a veces todo el espectro político, de la derecha a la izquierda
 y de la izquierda a la derecha en cosa de horas no es un buen activo 
para el resultado favorable. La indefinición, la ambigüedad, la 
vergonzante presencia del comunismo de IU, con Anguita de nuevo en el 
proscenio cordobés con sus irrisorias admoniciones y la última hazaña patriótica de
 ir a reñirle la rojigualda a Pedro Sánchez, conseguirán que estos 
morados vuelvan a vender la piel del oso sin haberlo cazado, lo que les 
pasa siempre. Y de sorpasso, nada.
Al otro lado del espectro, un 
PP literalmente destrozado por la corrupción al que ha caido encima, 
como la plaga de la langosta, la historia de las inenarrables 
conversaciones con el responsable de de la Oficina Antifraude de 
Cataluña.  Entre ese ministro medio psicópata, sectario ciego del Opus 
Dei, que emplea recursos públicos de un Estado no confesional en 
condecorar tallas de madera que, según él, representan a la madre de 
Dios y la oratoria inflamada pero confusa de Pablo Iglesias, el 
electorado tiene poco en donde elegir, razón por la cual, la intención 
de voto del PSOE, que se había desplomado, está ahora recuperándose y, 
según las encuestas andorranas está ya a la par con la de 
Podemos. Es decir, nuevo empate allí en donde Errejón se han  pasado dos
 meses animando a desempatar. Resultó que no era tan fácil. El oso 
seguía vivo.
Pero hay más. Tengo para mí que las revelaciones de 
las conversaciones entre el psicópata de Interior y el hombre de la 
Oficina Antifraude catalana va a causar un impacto negativo en las 
intenciones de voto del PP. Por una serie de circunstancias, como la 
costumbre, el fatalismo, la falta de visibilidad, la lentitud de los 
procedimientos judiciales, la corrupción no pasaba factura en serio en 
las intenciones de voto de la derecha. Este otro asunto que afecta a la 
entraña misma del Estado de derecho y la seguridad jurídica de los 
ciudadanos ya es otra cosa. Aquí ya se esta hablando de arbitrariedad y 
prevaricación de los gobernantes en contra de los gobernados. La 
facilidad con que un ministro sin moral ni escrúpulos, como este, puede 
fabricar una acusación falsa, un escándalo inventado contra un ciudadano
 para fastidiarle la carrera y destrozarle la vida es algo que horroriza
 a cualquier espectador y, en este asunto concreto, espectadores somos 
todos.
Estas consideraciones fundamentan el juicio de que nada 
está decidido a un par de días de las elecciones y que nada hay seguro 
en ellas.
Añado algo de mi cosecha: tengo la convicción de que si
 el PSOE queda por delante en los resultados, modificará su actitud 
acerca del referéndum.
¿Pucherazo en las elecciones? 
La bomba fétida de las conversaciones de
 Fdez. Díaz con el pájaro de la Oficina Antifraude, Daniel de Alfonso, 
va a reventar hasta las más firmes resistencias de ese búnker del voto 
franquista y nacionalcatólico que hasta ahora ha apoyado sin 
vacilaciones al PP. Los innumerables casos de corrupción entre sus 
dirigentes y cargos públicos, la evidente incompetencia y falta de todo 
escrúpulo moral de su presidente, la condición de partido imputado como 
tal en los procesos penales de la Gürtel no habían dañado 
apreciablemente esa voluntad del franquismo sociológico de cerrar filas 
en torno a los suyos por ladrones que fueran. Pero las barbaridades que 
dice y escucha el ministro en su despacho mientras su propia polícía lo 
graba sin que él se percate (lo que prueba que es un perfecto inepto); 
las patadas que da a la seguridad jurídica en un Estado de derecho; el 
carácter presuntamente delictivo de sus intenciones; su absoluta falta 
de principios y de moralidad; el hecho de que acepte sin pestañear alto 
tan odioso, inhumano y repugnante como la afirmación de que han 
"destrozado el sistema catalán de salud"; todo eso es, quizá, más de lo 
que los sectores más correosos de la derecha española pueden soportar.
Por
 eso Palinuro advirtió hace unos días que la limpieza y libertad de las 
elecciones próximas corrían peligro en manos de este sectario del Opus, 
capaz de fabricar escándalos con tal de dañar a sus adversarios 
políticos. Esa preocupación se ha extendido y corre por las redes, con 
lo que el presidente Sobresueldos ha salido al paso, a afirmar que aquí 
no hay peligro de trampa, tongo y pucherazo y que esto no es Venezuela.
No. Es peor
Este
 ministro, el autor de esa ley represiva propia de un Estado policial 
por la que se suprimen derechos básicos de la gente y se hostiga a los 
manifestantes, es el mismo que maltrata y quebranta derechos de los 
inmigrantes en las fronteras y también el mismo que recibió en su 
despacho oficial a un presunto delicuente inmerso hoy en un proceso 
penal que era de su partido, el amigo Rato. ¿Hay alguna duda de que un 
hombre con esta ejecutoria contraria a la seguridad del Estado de 
derecho y a las libertades públicas más elementales no es la persona más
 adecuada para velar por el recuento de los votos el día 26? 
Tampoco
 es la primera vez que se pone en duda su idoneidad como garante de la 
limpieza de las elecciones. La adjudicación del escrutinio de las 
anteriores a una empresa está denunciada y sub iudice, bajo 
sospecha de cohecho y otras prácticas ilícitas y en esta convocatoria 
electoral ya media una denuncia de Unidos Podemos contra el PP ante la 
Junta Electoral central por emplear recursos públicos, institucionales, 
estatales, en pro de sus intereses. 
Nos
 quedamos cortos poniendo en duda la integridad de Fdez. Díaz para 
organizar el recuento de los votos. Es más, muchos creemos que, después 
de sus repugnantes encuentros con el tal De Alfonso, debiera haber 
dimitido. Pero como, siguiendo la costumbre de estos gobernantes 
franquistas de no dimitir jamás por nada, no ha puesto su cargo a 
disposición de su jefe, estamos obligados a pedir la presencia de 
observadores internacionales.
La
 confianza, ya se sabe, es un vidrio muy fino. Cuando se rompe hay que 
cambiarlo. La confianza en el talante democrático de los miembros del PP
 no es fina; es inexistente.
Una descripción
Ladrones, sinvergüenzas, corruptos, 
embusteros, enchufados, parásitos, inútiles, meapilas, mamandurrios, 
reaccionarios, autoritarios, idiotas, ignorantes, prepotentes, cínicos, 
estúpidos, abusones, machistas (ellas incluidas), despilfarradores, 
prevaricadores, delincuentes, fascistas, homófobos (incluidos sus gais),
 mezquinos, cobardes, franquistas, engañadores, racistas, clasistas, 
caraduras, manirrotos, centralistas, manipuladores, malversadores, 
intolerantes, sectarios, aduladores, misóginos (ellas incluidas), 
lacayos, hipócritas, majaderos, deslenguados, monaguillos, burros, 
catalanófobos, fanáticos, chovinistas, militaristas, falangistas, 
miserables, matones, pretenciosos, pedantes, arrogantes, envidiosos, 
rijosos, beatos, indignos, murmuradores, señoritos, estafadores, 
trileros, cortesanos, botarates, tauricidas, mamarrachos, cantamañanas, 
necios y escoria. 
¿De qué gobierno de qué partido está hablándose aquí?
El día 26J la izquierda debe votar en bloque. Hay que echar a esta peste.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED