MURCIA.-   Los profesores del área de Ecología de la 
Universidad de Murcia (UMU) Josefa Velasco, Arnaldo Marín y el 
investigador Javier Lloret y Carolina Bello han descubierto en una 
investigación que prácticamente la mayor parte de las lagunas costeras 
existentes presentan algún síntoma de impacto ambiental, y es frecuente 
observar en ellas problemas ambientales, sociales y hasta económicos 
derivados de su deterioro.
   Estos profesores han desarrollado el proyecto europeo de 
investigación 'Lagoons', realizado en cuatro lagunas costeras de Europa,
 cada una con sus diferentes realidades y desafíos, pero todas con una 
urgencia común: la necesidad de protegerlas de las enormes amenazadas a 
las que se enfrentan, según fuentes del 
Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
   Los científicos explican que la laguna costera del Mar Menor tiene
 muchos valores ambientales, pero actualmente sufre diversos problemas 
ligados al exceso de la urbanización, al cambio de uso del suelo y 
también a que la Rambla del Albujón ahora drena agua constantemente y 
aporta fertilizantes que han llevado a un cambio en la calidad de las 
aguas.
   Sin embargo, han descubierto que la Región de Murcia no es un caso
 aislado y han podido contrastar estos efectos en el Mar Menor y en 
otras tres lagunas costeras seleccionadas para llevar a cabo el estudio:
 la laguna de Vístula en Polonia; la Ría de Aveiro en Portugal y la 
laguna Tylygulskyi en Ucrania.
   Pese a que las lagunas costeras pueden parecer simples masas de 
agua de mar encerradas en el litoral, suelen ser lugares de gran belleza
 natural. Las ventajas naturales de las lagunas y los múltiples 
servicios ambientales que ofrecen han provocado que sean intensamente 
aprovechadas por el hombre. Sin embargo, esto se ha traducido en 
procesos de deterioro, aclaran los científicos.
   El ecólogo Arnaldo Marín destaca que "las principales amenazas en 
estas lagunas se deben a los cambios producidos por el hombre debido un 
uso poco sostenible de ellas; principalmente por la contaminación debida
 a las actividades turísticas, el exceso de urbanización, la pesca no 
regulada, la contaminación por pesticidas y metales pesados, la 
alteración de los flujos de intercambio de agua dulce y marina por la 
apertura permanente de bocas con el mar o la construcción de carreteras 
sobre el humedal".
   Según el investigador, el futuro de estas lagunas pasaría por 
controlar los impactos negativos a los que han sido sometidas y evitar 
que un incremento de la temperatura afecte o interaccione con los 
factores ya existentes y provoque un empeoramiento de la situación 
actual.
   La laguna del Mar Menor es un ejemplo de la problemática 
mediterránea, aunque es una laguna un poco más salada que las que se 
encuentran en este mar. Su agua se renueva una vez al año, dato 
llamativo si se compara con la laguna de Aveiro, laguna atlántica que 
renueva su agua una vez al día, o con la de Tylygulskyi en el Mar Negro,
 que no tiene nada de renovación. 
   En cambio, su renovación es más parecida a la de la laguna de 
Vístula en Polonia, cuyo periodo de renovación del agua es de seis 
meses. La utilización de la laguna de Vístula en Polonia como puerto 
comercial y militar ha modificado su salinidad, pasando de ser una 
laguna prácticamente dulce a tener una salinidad baja, parecida a la del
 Báltico.
   Las cuatro lagunas estudiadas en este proyecto suponen escenarios 
distintos, pero cuando se analizan sus problemáticas "hay bastantes 
semejanzas, ya que se repiten los mismos problemas ambientales y las 
repercusiones en los ecosistemas son parecidas", explican los 
científicos.
   La finalidad del proyecto es analizar el cambio que las cuatro 
lagunas van a sufrir en el contexto del cambio climático global. Conocer
 qué características diferentes tienen y cuáles son sus problemas 
comunes, para intentar dar algunas recomendaciones futuras de protección
 que puedan generalizarse al resto de lagunas europeas.
   Pero lo novedoso de 'Lagoons' es que no se predecirán únicamente 
las consecuencias medioambientales que se van a derivar de los impactos 
sufridos por las lagunas, sino que la Comisión Europea exige que haya 
una interacción con la sociedad.
   En este proyecto los investigadores de la UMU han trabajado 
en  colaboración con un equipo multidisciplinar de científicos de las 
universidades de Aveiro (Portugal), Dundee (Reino Unido) y Odessa 
(Ucrania), junto con los centros de investigación Bioforsk (Noruega), 
IBW-PAN y SFI (Polonia), Instituto de Oceanografía de la Academia de 
Ciencias Rusa (Rusia), PIK (Alemania).
   "Colaborar con distintos grupos de investigación ha sido 
fundamental para este proyecto", afirma Marín, que asegura que su visión
 es ahora totalmente distinta a la que tenía al comienzo del trabajo. 
   "Incorporar al estudio la visión de los distintos grupos sociales,
 es decir, saber cómo perciben los problemas de estas lagunas es algo 
que no se me hubiera ocurrido de no ser por las aportaciones del 
sociólogo con el que hemos trabajado. También hemos integrado a nuestro 
trabajo en Murcia nuevas metodologías recogidas de nuestros colegas de 
fuera".
   En la actualidad el Mar Menor es un mar cargado de nutrientes que 
ha hecho proliferar el plancton- pequeñas algas o animales que viven en 
la columna de agua- de una forma muy rápida y masiva y, con ello, la 
población de medusas que se alimentan de estos organismos ha encontrado 
las condiciones ideales para su forma de vida.
   Por esta razón, en las playas de la laguna en verano se detectan plagas de nuevas especies de medusas. Se trata de especies invasoras
 que han entrado a él y lo han modificado. Dos ejemplos son la 
Cotylorhiza tuberculata conocida como medusa de huevo frito y la 
Rhizostoma pulmo o medusa blanca.
   La única solución para frenar la entrada de estas nuevas especies 
sería reducir la entrada de los nutrientes procedentes de la agricultura
 en la laguna, tarea que corresponde a la Administración. Por el 
momento, como medidas de freno no se usa más abono del necesario para 
cultivar, se comprueba que las depuradoras funcionen adecuadamente antes
 de verter y se mantienen los humedales de alrededor de las lagunas para
 que actúen como sistemas naturales de filtrado del nutriente.
   Para introducir el punto de vista social en la investigación, en 
el caso de la laguna del Mar Menor se han llevado a cabo sesiones con 
los distintos sectores sociales afectados, como asociaciones de vecinos,
 agricultores, pescadores, responsables de los complejos hoteleros, 
ayuntamientos y la Comunidad Autónoma, entre otros.
   Según Arnaldo Marín se han recopilado datos objetivos y 
retroalimentación significativa sobre el potencial real de la laguna y 
también sobre sus principales debilidades. Finalmente, se presentarán 
posibles modelos o escenarios de desarrollo en donde habrán sido los 
colectivos involucrados los que han opinado y juzgado cual será el 
escenario más compatible con lo que ellos quieren para el futuro de las 
lagunas.
   Los datos obtenidos sobre la falta de oxigenación e incremento de 
algas en las aguas del Mar Menor ya se han trasladado al gobierno 
regional que está sensibilizado con el problema y estudia iniciativas 
para poner remedio a situaciones como la avalancha de medusas que 
alteran el baño de residentes y turistas.
   "Desde la presidencia nos han brindado todo el apoyo posible, han 
asistido a todas las reuniones, están supervisando el proyecto, e 
intercambiamos información. Una vez que el proyecto esté acabado un 
representante de la consejería viajará para ver el informe final del 
proyecto en Bruselas" destaca Marín.

 
 
