MURCIA.- El estudio 'Antecedentes y problemática de la aplicación de agua marina desalinizada al riego agrícola', promovido por el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura (Scrats) al objeto de conocer la idoneidad de este tipo de aguas para los cultivos y elaborado en cuatro meses por la UCPT, concluye que el agua marina desanilizada, en principio y en caso de su regulación, "es una alternativa técnica aceptable para el riego agrícola", aunque el problema sería el factor económico, "entre seis y siete veces el coste del trasvase Tajo-Segura".
Y es que "su composición limita el desarrollo de los cultivos, lo que
 debería corregirse mediante la fertirrigación, con los consiguientes 
incrementos de costes para los agricultores", a lo que se suma la 
elevada concentración de boro, el riesgo de la elevada acidez y poder 
corrosivo en el agua y la necesidad de un aumento de la capacidad de 
control y gestión del agua de riego.
Es por ello que "los aportes actuales del trasvase Tajo-Segura ayudan
 mucho a poder gestionar adecuadamente la increpación del agua marina 
desanilizada", sin el agua del trasvase sería "problemático" su uso pues
 "el agua desanilizada es muy cara y más que podría serlo al tener que 
cumplir unos requisitos de calidad y uniformidad". Por lo que el agua 
del trasvase "es una herramienta de gestión óptima para incorporar el 
agua marina desalinizada".
Así lo explicaron los doctores Ingenieros Agrónomos de la Universidad
 Politécnica de Cartagena, Victoriano Martínez Alvarez y Bernardo Martín
 Górriz, tras analizar los posibles efectos de la incorporación de agua 
marina desalinizada de la planta desalinizadora de Torrevieja al embalse
 de La Pedrera (en la imagen), acompañados en rueda de prensa por el presidente del 
Scrats, José Manuel Claver, quien matizó que el estudio "demuestra, una 
vez más, la absoluta necesidad del mantenimiento del trasvase 
Tajo-Segura, incluso para hacer uso del agua desalada, si es que 
finalmente nos decidimos por ello".
Sin agua del trasvase "sería prácticamente imposible" porque las 
cantidades de boro concentradas en estas aguas, que varían dependiendo 
de la temperatura del agua, "dañaría los cultivos de la zona de la 
cuenca del Segura, sobre todo los cítricos". 
La principal ventaja de la desalinización de agua marina, según este 
estudio, es su condición de recurso hídrico "inagotable" y no sujeto a 
variaciones climáticas como la sequía, lo que la convierte en la 
herramienta "idónea" para aumentar de forma sistemática la 
disponibilidad de recursos hídricos para riego agrícola en el sureste 
español.
Sin embargo, su principal inconveniente persiste en el elevado 
consumo energético asociado a su producción, que cuadriplica el del 
trasvase Tajo-Segura, y que implica, a su vez, un nivel de emisiones de 
gases de efecto invernadero "poco compatible con las políticas 
orientadas al control del cambio climático".
De tal forma, "solo los cultivos más tecnificados y con mayores 
márgenes económicos pueden soportar los costes del agua desalinizada, 
pero a costa de una notable pérdida de rentabilidad en comparación con 
la situación actual".
De hecho, apuntó Victoriano Martínez, en Israel adecuar el agua de 
una desaladora al riego en una hectárea de pimiento cuesta 3.000 euros 
al año por hectárea, ya que "hay que incorporar el calcio y el magnesio 
que necesitan los cultivos y que ese agua de desaladora no tiene".
Otros problemas que pueden presentar, según las primeras experiencias
 realizadas en Israel, son los daños a la productividad de los cultivos,
 los costes de fertirrigación y la conservación de los suelos agrícolas;
 aspectos "que pueden comprometer la viabilidad económica de la 
agricultura de regadío en el corto plazo y su sostenibilidad ambiental 
en el medio-largo plazo".
Pero, según explicaron los doctores, estos problemas agronómicos y de
 gestión se pueden resolver mediante una correcta caracterización de 
este tipo de suministros, "que normalice la calidad a conseguir y que 
permita la optimización de su gestión conjunta con la de otros recursos 
hídricos disponibles" como las del Tajo-Segura. Para ello la UPCT 
propone la constitución de un comité multidisciplinar de forma similar a
 como se ha hecho en Israel.
Por su parte, José Manuel Claver, destacó que este estudio aclara dos
 problemas que veían los regantes en el uso del agua desanilizada, como 
era la calidad de este agua, "posible de realizar siempre que se adecue,
 esté regulado y se controlen esos niveles de calidad", de hecho, "es lo
 que vamos a plantear al Ministerio, que ya dispone de una copia del 
estudio, una herramienta de trabajo importante".
El segundo problema para los regantes es el precio del agua, 
"seguimos manteniendo que queremos un precio para el agua desalinizada 
inferior a los 20 céntimos por metro cúbico y es que partimos que ya 
estamos pagando, con diferencia, la tarifa más cara de España en el agua
 del trasvase".
Finalmente, señaló que este estudio viene a demostrar "la necesidad 
absoluta del mantenimiento del trasvase Tajo-Segura y el bien que hace 
para esta Región, que incluso la desalación sería inviable de realizar 
si no fuera por la disposición de este agua".
 
 

