ALICANTE.- «Los
 actuales gestores no parecen tener capacidad suficiente para enderezar 
la marcha de CAM, habida cuenta de la situación a la que han llevado a 
la entidad». Con esta rotundidad se expresaba el Banco de España en un 
informe aprobado por su comité ejecutivo el pasado 20 de julio de 2010, 
tan sólo 48 horas antes de que el regular interviniera Caja Mediterráneo
 (CAM) y sustituyera a su consejero de administración por tres 
administradores provisionales designados por el FROB.
El
 documento, al que ha tenido acceso Abc, rechazaba la cuarta versión del
 plan de capitalización que le había remitido la caja de ahorros, por 
considerarlo «inviable», y le daba un ultimátum de diez días para que 
elaborara un nuevo proyecto más realista, como requisito indispensable 
para que la entidad pudiera recibir los 2.800 millones de euros que 
había solicitado al FROB.
Según
 el dictamen, la ruptura del Sistema Institucional de Protección (SIP) 
pactado inicialmente con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura le 
costó a la CAM 2.450 millones de euros, Esta es la cuantía que los 
clientes retirar de sus depósitos desde el 23 de marzo, cuando 
trascendió la noticia de la ruptura de la «fusión fría» hasta el 20 de 
julio, cuando la descapitalización acelerada de la entidad hizo 
inevitable la intervención del Banco de España.
El regulador 
atribuye el pánico de los clientes que provocó esta fuga de depósitos 
—casi 2.500 millones de euros en sólo cuatro meses— al desenlace del 
SIP, así como a «la posterior bajada de rating por debajo del grado de 
inversión y las numerosas noticias de prensa sobre la mala situación 
financiera de la entidad».
Como
 consecuencia de ello, y del rápido deterioro de la cartera crediticia 
—lastrada por los impagos del sector de la construcción—, el Banco de 
España estimó que CAM no necesitaba una financiación adicional de 2.800 
millones de euros, la cifra solicitada al Fondo de Reestructuración 
Ordenada Bancaria (FROB), sino de al menos 4.000 millones.
El
 regulador constató que existía en aquel momento «un peligro potencial 
derivado de que la entidad entre en pérdidas (...) y no pueda pagar ni 
la remuneración de las cuotas participativas cuyo valor quedó reducido a
 cero tras la intervención ni los cupones de las preferentes». Al 
respecto, el informe señala que los titulares de ambos financieros 
poseían en aquellos momentos «saldos en cuentas corrientes, de ahorro y a
 plazo» en la caja por un valor global de 5.980 millones de euros. El 
Banco de España consideró muy probable que los titulares de estos 
depósitos se apresuraran a retirarlos, en caso de que la CAM no pudiera 
pagar las cuotas participativas y las preferentes, «a lo que habría que 
añadir el efecto que esta situación podría acarrear en el resto de 
clientes». Este informe llegó a la CAM el 21 de julio cuando se 
encontraba reunido su consejo de administración, cuyos miembros optaron 
por dimitir para facilitar la intervención.
 
