

Francisco Poveda
Dentro de este mismo mes de abril, el director-gerente del Fondo Monetario Internacional (IMF), el doctor Rodrigo Rato, artífice indiscutible del último “milagro económico” español, vendrá a Murcia desde Washington con la justificación de intervenir en unas jornadas empresariales, oportunamente organizadas por la patronal CROEM a instancias del influyente y recalcitrante sector regional de la Construcción, (tan necesitado de terapias de filosofía de concepción/gestión más que estériles de imagen barata ofertadas por aficionados oportunistas y de ocasión cuando la tendencia es a empeorar).
Pero esa presencia parece sólo una coartada porque intuyo que a Rato le trae algo más: seguramente tantear el post valcarcelismo silente y conocer posibles alternativas internas al “liderazgo”, definitivamente tocado, de Valcárcel. Seguro que, en algún momento, “saluda” a Calero, líder obligado del PADE pero con el corazón en su genuino PP de antes de Aznar-Rajoy. El desastre es siempre anunciador de regresos en política.
Ambos han sido víctimas de las fobias del actual presidente de FAES y eso les une de nuevo cara a escribir el futuro de la derecha española y murciana. El tiempo dirá si me equivoco y si no es el primer acto a favor de la sucesión interna regional, aún en la improbable hipótesis de que Valcárcel se empeñase en retener el cargo en minoría. La salida sería probablemente el duro banquillo de los acusados.
Rodrigo Rato se está pensando volver a la política nacional española si, como es más que previsible, las próximas urnas pasan a la reserva a toda la extrema derecha del PP de Aznar-Acebes-Zaplana. Pero para abrir la consiguiente catarsis en el PP, antes necesita analizar, medir y contactar con las elites liberal-conservadoras de determinadas regiones españolas.
Murcia es etapa obligada, como Valencia, porque aquí está el origen de la principal financiación del partido desde los negocios del suelo, la promoción, construcción y determinadas exportaciones. Un político como Rato tendrá detrás, sin dudas ni competencias de terceros, al mundo mediterráneo del dinero y los negocios modernos sin necesidad alguna de retorcer el sistema. (Su hombre en la Comunidad Valenciana sigue siendo el impoluto ex secretario de Estado de Hacienda, Juan Costa, frente a “bluff” en que ha devenido el demagogo inoperante que es Francisco Camps).
La Murcia de Valcárcel-Egea-García o la Cartagena de Trillo-Navarro Valls-Huertas no son, por eso, “santo de su devoción”. Y desea, por tanto, escuchar mejor qué le dice el brillante Calero y hablar lo suficiente con el aspirante Gómez Fayrén. El pícaro alcalde Cámara queda descartado para cita por la corrupción que hoy le colma y porque está llamado a correr la misma suerte que un Rajoy recién pasado por Murcia para hablar poco más que de fútbol ante una audiencia bastante mermada. Se huele a metros la descomposición política pero… Calero no desea que venza el PSRM aunque eso signifique no ver rodar de inmediato la “cabeza” de Valcárcel.
Es, por algo, perfectamente observable la desesperación política de Valcárcel ante la inminente cita electoral. Se le ha puesto una risa nerviosa. Lo mismo acude a un pregón que a una romería, promete, si hace falta, lo contrarío de lo que está dispuesto a hacer, corre de un confín a otro de la Región dentro del día, abraza y saluda igual a un antiguo divisionario de Franco que a un sindicalista de la UGT, lo que sea con tal de cortar la hemorragia de votos que ya le señalan sus propias encargadas encuestas. Para él todo tiene explicación y dice tener la solución como si fuese mago.
Mientras la estructura económica productiva murciana se le desarma (textil,cítricos,curtido, mueble,agricultura intensiva, calzado…) multinacionales del plástico incluidas, y las exportaciones se encarecen por nuestra baja productividad, él no cesa de hablar de lo bien que marcha una región de cola y con el 32% de los sueldos por debajo del salario mínimo pese a lo sostenido del crecimiento del PIB. Mal reparto será, que dice la diputada Begoña Retegui para que los bolsillos de los murcianos de a pié no noten un 3% anual más de dinero circulando en nuestra geografía.
Todo vale aunque el PP de Valcárcel haya perdido para la Región de Murcia doce irrepetibles e irrecuperables años de mayoría absoluta para hacer cosas…y hacerlas bien. Para, por ejemplo, haber optado por la progresión de la formación y el conocimiento como valor estratégico seguro frente al ladrillo y el cemento como exponente de la falta de valores individuales, sociales y morales. Nunca pensó en el futuro de los jóvenes ni en una esforzada economía del Conocimiento para los murcianos.
Sin balas de por medio, aunque puede que sentencias condenatorias sí, junto con amigos íntimos y familia, el presidente se precipita a un final parecido al de Ceaucescu y su esposa Elena. Sólo el miedo a perder el poder y quedar al albur de jueces y fiscales, por cierto muy proclives en general al todavía incipiente proyecto político de Diego de Ramón, le mantiene plenamente movilizado a diario, queriendo ahora convencer falazmente a los electores de que hará finalmente todo lo omitido durante tantos años.
Pero volvamos a Rato y al posible futuro de una derecha centrada, moderna y europea, apoyada por la burguesía ilustrada. Calero lo tiene claro y ayudará en la administración de la derrota, si llega, para recomponer una opción alternativa a la socialdemocracia de Saura-Jara que, a dos meses del 27 de mayo, asiste medio atónita a su imparable acercamiento al poder político regional murciano sin apenas contraer compromisos de calado en torno a los temas más controvertidos o en manos del Tribunal Constitucional. Le faltan tres o cuatro escaños para poder en serio pensar en gobernar.
¿Qué opina Saura de tantas cosas que la izquierda murciana todavía quiere saber? Es difícil ante la estrategia de Princesa para disputar los indecisos votos moderados y centristas, y tratar de atraer a una todavía abultada abstención. El PSRM se mojará lo justo hasta en Águilas con la Marina de Cope.
La “sucesión” que, como contraste, ofrece Valcárcel a su propia mediocridad archidemostrada, con los promocionados acólitos Ruiz, Iniesta, Mercader o Sánchez, es una ofensa a la inteligencia de los propios intereses económicos que todavía le sustentan. Enaltecer a esa panda de impresentables, oportunistas, trepadores y desoficiados fuera de la política, parece una burla a la inteligencia del propio electorado y de todos los murcianos de una mayoría silenciosa y sin militancia en partido alguno. El miedo a otros (Marqués, García, Fayrén, Bernal, De la Cierva…) ha llevado al presidente a los brazos de gentes de su partido de ningún perfil.
Aferrado a su propio destino y a un discurso virtual, el presidente, ya en funciones, aspira a legarnos una herencia de regional preferente tras doce años en la tercera división de la política española. La prisa, a uña de caballo, por dejar resuelta la apertura de la innecesaria autopista de peaje Cartagena-Vera y en marcha el económicamente inviable proyecto de un aeródromo en Corvera, denota que el poder ya se le escapa entre los dedos y le urge dejar resueltos antes de las elecciones, que va a perder, todos los grandes negocios en su mano, prometidos a amigos y protectores por mantenerlo en el poder hasta el final.
Sin embargo, esa derecha económica acostumbrada a mandar desde atrás por falta de una transición democrática en Murcia como Dios manda, no está muy convencida del tándem Saura-Jara y, mucho menos, de un inquietante Diego de Ramón mientras a Pujante lo considera demasiado radical en el fondo tras dejarse acompañar de un “pájaro” como Costa Morata, que intenta sin mandato alguno apropiarse del capital social acumulado por el movimiento “Murcia No Se Vende” para provecho político propio. El mundo local del dinero los mete a casi todos en el mismo saco que a los de un Foro Ciudadano, hoy por hoy, sin capacidad real de ofrecer alternativas relativamente realistas, crítico pero repetitivo, y ayuno de tirón fuerte en todas las elites. Los de siempre no ven ahí ninguna “cantera” que les merezca algo la pena.
Precisamente por eso vuelven sus ojos a la “vieja cantera”. Están dispuestos a rehabilitar a Calero, entregarle la “cabeza” del traidor, por las buenas de la dimisión irrevocable o por las malas de animar a los jueces a impartir justicia de una vez para erradicar la corrupción política rampante. El caso es satisfacer al tanto tiempo agraviado. El juez del nº 2 (todo el sistema democrático pendiente de su decisión) parece va a manosear la denuncia de La Zerrichera hasta el 30 de mayo porque todavía no nota la presión del abogado del Estado. El tablero de la política murciana se mueve, aunque no se note desde la calle, pero en San Esteban están de infarto y no lo digo por el rápidamente recuperado consejero Medina.
En ese trance la CROEM se trae a Rato con la esperanza de que “enganche” a Gómez Fayrén como el relevo natural tras la derrota en las urnas o dimisión forzada tras una victoria pírrica. Y todo con Calero desde atrás marcando el ritmo, los tiempos y los objetivos, llegado el caso de tener que pactar para gobernar ya sin Valcárcel. Ahí pueden tener los conspiradores del actual gabinete su segunda oportunidad de medrar sin el lastre de un presidente a remolque siempre de todos los acontecimientos.