MURCIA.- En Murcia es palpable el aumento de la pobreza  con motivo de la crisis. Cáritas ha atendido a 75.000 personas en lo  que va de año y Jesús Abandonado ha dado 19.423 comidas en octubre.  Ambas instituciones reconocen que ha aumentado los usuarios en los  últimos años y predominan los motivos laborales.
   El índice de pobreza en la Región está entorno al 30 por ciento,  es decir, 450.000 murcianos son considerados 'pobres'. Otro dato que  demuestra el descenso de la calidad de vida en la comunidad es que  "antes, más de 70.000 personas vivían en riesgo de exclusión social,  ahora habrá subido a 85.000", como explica el secretario general de  Cáritas, Antonio Sánchez.  
   Cáritas ha atendido a 75.000 personas en lo que va de 2011 y su  secretario general espera que para final de año la cifra ascienda a  100.000, a pesar de que la ONG ha tenido 1,2 millones de euros menos que  en 2010.
    Por ello afirma que "es difícil que podamos atender un mayor  número de personas que las que atendimos el año pasado" para poder  "mantener la calidad de la atención."
   "Nosotros no podemos sustituir a los servicios sociales y ahora es  lo que está pasando", explica Sánchez, añadiendo que son "complemento  de los servicios sociales que son los que tienen que atender al público,  pero ahora en vez de ser nosotros los que derivamos a los servicios  sociales, son los servicios sociales los que nos derivan a nosotros".
   Cáritas parroquial tiene 26 centros de acción social y 170  equipos, a los cuales llegan personas con un perfil diferente al de hace  unos años. Ahora la llegada de "parados de larga duración va en  aumento".
   Son "normalmente profesionales poco cualificados, los que más  vienen son los relacionados con la construcción" que rondan entre los 30  y los 55 años.
   También ,desde hace unos años, acuden "autónomos que han tenido  personas contratadas, que han tenido un estatus medio alto y ahora ir a  Cáritas les da vergüenza y con frecuencia van a los directivos  reclamando una atención más personal y más anónima".
   Cáritas ofrece distintos programas para todos los que soliciten su  ayuda, por ello, Sánchez recalca que "la asistencia es un complemento a  esto".
   Uno de ellos es el Programa 'Proinfancia', basado en la atención a  familias desestructuradas  y niños que están en riesgo de exclusión  social. Incluye bienes pero también servicios, como la atención  psicológica para niños y familias o el refuerzo escolar. 
   A pesar de esto, cuando empezó la crisis, Cáritas abrió un Fondo  de Ayudas de Emergencia que recoge todos los donativos. Con ese fondo se  paga la ayuda asistencial como son los recibos de luz, agua y  alquileres que no pueden pagar los equipos parroquiales. Sánchez destaca  que "no se ha denegado ninguno que venga con los criterios", pero  advierte que el pago de hipotecas, por ejemplo, no se paga.
   Como conclusión Antonio Sánchez destaca que los programas y la  asistencia de la ONG son para ayudar a que estas personas salgan  adelante, por ello no quieren "generar personas dependientes, no nos  gustaría que la gente se aclimate a vivir con ayuda de la administración  y con la comida que le da Cáritas".
   Otra institución que ve de cerca las consecuencias de la crisis es  la Fundación Jesús Abandonado. En el mes de octubre repartieron 19.423  comidas (13.323 comidas en comedor social, 3.500 en la residencia para  personas sin hogar y 2.600 desayunos).
   En el mismo mes del año pasado la cifra fue de 10.972 comidas. El  director de esta Fundación, Daniel López, afirma que "desde enero del  2009 no habíamos tenido tanta actividad para dar de comer".
   López afirma que tienen "dificultades para conseguir comida pero  la Fundación está preparada". De hecho ya fueron "previsores" porque en  octubre de 2010 se inauguró un nuevo comedor social ampliado.
   El director afirma que "cada día se hacen 800 servicios" entre la  residencia y el comedor social. Un total de 200 desayunos, 300 comidas y  300 cenas.
   Daniel López mantiene que la mayoría de los usuarios están allí  por motivos laborales y que "se palpa bastante desesperanza", añadiendo  que "por desgracia la desesperación está haciendo mella".
   Como en Cáritas, en el comedor social de Jesús Abandonado también  ha cambiado el perfil de los usuarios "desde el último año y medio",  según afirma su director. "Antes el 80 u 85 por ciento de asistencia era  de inmigrantes, ahora el número de inmigrantes no ha disminuido pero ha  aumentado el de españoles". 
   Respecto a los asistentes españoles, suelen ser mujeres, chicos  jóvenes y enfermos mentales. La edad media total ronda los 40 años.
   Daniel López explica que el perfil de la residencia es diferente,  la mayoría son españoles, hay pocas mujeres y la media de edad oscila  entre 50 y 55 años. A la residencia llegan personas desde tres vías: a  través de la oficina de atención de acogida para personas sin hogar,  aquellos que son derivados por hospitales y con el Proyecto Encuentro. 
    Este último se basa en personas que salen a la calle todos los  días para ofrecerles la oportunidad a aquellos que están viviendo en la  calle. Además la Fundación también tiene un centro de acogida para  transeúntes que están de paso con 142 camas.
 
 

