Cuando Pedro Sánchez convocó las 
elecciones generales, Fernando López Miras reaccionó con el mismo 
instinto que su colega de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo 
Puig. Decidió dar el golpe de adelantar las autonómicas a la misma 
fecha. Pero su consulta informal a los Servicios Jurídicos le advirtió 
de que, según el Estatuto de Autonomía, no es posible cambiar la fecha 
de las regionales en el último año de la legislatura.
En la Región de 
Murcia no ha sido posible el 'superdomingo' por las estrecheces 
autoimpuestas en la legislación autonómica, pero quedémonos con este 
detalle: el presidente de la Comunidad tuvo un cálculo reflejo 
consistente en que le beneficiaría competir en el totum revolutum del 
mar de urnas, es decir, cree venirle bien enfrentarse a Pedro Sánchez, 
al programa nacional.
Sin embargo, tendrá que atenerse a la cadencia de 
las convocatorias sucesivas, y a las consecuencias que se deriven de que
 el primer envite, el de las generales, pudiera ofrecer un resultado 
beneficioso para el partido que las ha convocado, el PSOE, pues de otra 
manera no se explicaría que lo hubiera hecho. Y a un posible arrastre 
consecuente.
 3-3-2-1-1
 He
 podido constatar que el resultado electoral del 28 de abril se da por 
sentado tanto en el PP como en el PSOE con una misma definición: 
3-3-2-1-1. Es una quiniela compartida. Empate a tres en la cúpula 
(PP-PSOE), más dos escaños para Ciudadanos, uno para Podemos y otro para
 Vox. Esto es lo que reproducen las vietnamitas de los dos partidos 
principales. Ese 3-3 crea una perspectiva inquietante para el PP en las 
autonómicas, que se celebrarán al mes siguiente.
De ahí que el 
socialista Diego Conesa interprete que la candidatura al Senado es más 
importante que nunca, y replique que la designación de su vicesecretario
 Joaquín López como 'número uno' (o el intento previo de que ese lugar 
lo ocupara María González Veracruz) no es la asignación de un refugio o 
una relegación sino un propósito de impulso.
Y es que el partido más 
votado conquistará, según estas previsiones, tres diputados, como el que
 inmediatamente le siga, pero arrastraría tres senadores de los cuatro 
que se asignan a cada circunscripción provincial, incluida, claro, la 
murciana. El PSOE habría puesto el acelerador en la candidatura al 
Senado porque si sobrepasa en votos al PP ganaría en el cómputo total de
 escaños a las Cortes, aunque empatara en el Congreso. En el Senado, 
hasta ahora, el cómputo siempre es tres a uno.
 Las generales
  En
 el PP, sin embargo, confían en que seguirán siendo el partido más 
votado y no hay riesgo de pérdida de su mayoría en el Senado. Así que el
 candidato principal será el exalcalde de Lorca Francisco Jódar, que fue
 confirmado hace un par de semanas, ante su propia insistencia, en un 
acto público compartido con López Miras en la diputación lorquina de 
Aguaderas.
Un privilegio del que, al menos formalmente, no disfrutó 
siquiera el secretario general nacional del PP, Teodoro García, que solo
 transmitió oficialmente ayer la confirmación de que será cabeza de 
lista por Murcia al Congreso, aunque tal circunstancia era bien sabida 
desde hace semanas. Su anuncio en Twitter de la buena nueva, rodeado del
 resto de cabezas de lista de su partido en las distintas provincias 
españolas, empezaba con una frase espectacular: «Somos los mejores». Ya 
se ve que a Teodoro García no le hace falta tener abuela.
 En
 Murcia, detrás de El Mejor se situará Isabel Borrego, murciana de 
adopción por su matrimonio con Vicente Martínez Pujalte, cuya carrera 
política se desarrolló en la Comunidad Valenciana hasta que Valcárcel lo
 readoptó cuando allí estaba cascado y aquí finalmente caducó, aunque 
sigue siendo consejero en la sombra de determinados miembros del 
Gobierno y de su estructura mediática.
Borrego tiene el gran mérito de 
no haberse separado del teléfono durante los días previos a las 
'primarias' del PP en que confluyeron Casado, Cospedal y Sáenz de 
Santamaría. Llamó a media España para que votaran al primero, instalada 
en la sede regional del PP, y su esfuerzo y la enorme factura telefónica
 contribuyeron a que Casado cantara el éxito, de modo que tiene el 
escaño asegurado.
 El número 
tres (ya digo que, en las previsiones compartidas, con billete para la 
Carrera de San Jerónimo) será ocupado por Víctor Martínez, actual 
portavoz parlamentario regional. Intuyo que se trata de un encargo que 
el protagonista no recibirá con la mejor de sus sonrisas, pero sin duda 
le salvará de un destino más precario al que tal vez se creía destinado:
 la candidatura a la alcaldía de Santomera, un empeño casi imposible, 
sobre el papel, para él y para cualquier otro candidato popular.
 Renovación total
 Pero
 es que continuar en el Grupo Parlamentario Popular de la Asamblea 
Regional se va a poner muy difícil. Ríete tú de la escabechina 
socialista, de la que solo han sobrevivido dos diputados de los 
actualmente ejercientes. Lo que viene para la actual bancada del PP es 
su total exterminio, de modo que Víctor Martínez, que ha sido su capitán
 es casi un privilegiado al obtener una plaza para el otro Parlamento.
 Nadie sabe algo al respecto, todo debe estar en la libreta de López 
Miras, pero los indicios con que cuento, más que consistentes, indican 
que la renovación será completa. O casi. Como en el chiste, uno o 
ninguno. Puede salvar su plaza, tal vez, Jesús Cano Molina, que se ha 
venido desempeñando en el área de Agricultura y Agua. Y es posible que 
el único consejero del actual Gobierno que vaya en la lista sea 
precisamente el responsable de ese departamento, Miguel Ángel del Amor.
 Se
 prevé una candidatura de 'nueva generación' todavía más depurada de la 
que diseñó en 2015 Pedro Antonio Sánchez, con la desaparición de toda 
referencia a la 'vieja guardia' valcarcelista o 'camarista', y puede que
 haya algún fichaje de personalidades 'independientes', aunque parece 
que la disposición de quienes hasta ahora habrían podido ser reclamados 
no ha sido satisfactoria. Ejemplo, Santiago Martínez, presidente de 
Fecoam, la Federación de Cooperativas Agrarias, otra referencia para 
constatar en qué sector se insiste.
 Bernabé, Cachá, Segado... 
 El
 papel de que ha dispuesto hasta ahora Víctor Martínez, la portavocía, 
podría recaer en Francisco Bernabé, senador provisional y jefe de la 
campaña electoral, una encomienda que anuncia un ejercicio contundente 
de la política popular si atendemos a su previa trayectoria como 
delegado del Gobierno de Rajoy, fase en que aplicó el diálogo de la 
porra, si bien en su etapa como alcalde de La Unión fue capaz de aunar a
 todas las Administraciones (gobernaba Zapatero) en proyectos locales 
como el Festival del Cante o el parque turístico de la Mina 
Agrupa-Vicenta.
 Puede 
sorprender que la consejera más 'política' del Gobierno López Miras, 
Adela Martínez-Cachá, no se prefigure para ocupar plaza en ninguna de 
las listas, siendo además en la práctica la número dos del PP en su 
calidad de secretaria de Organización, un papel clave en las campañas 
electorales que se avecinan.
El presidente me aseguró hace algunos meses
 que «Adela siempre estará en mis equipos», lo que significa que 
continuaría en su próximo Gobierno, pero, para que así ocurra, el PP 
debe ganar las elecciones o, para ser más preciso, debe contribuir 
decisivamente a una suma con otras fuerzas para gobernar.
Martínez-Cachá
 debe tener claro que las elecciones no le auguran un protagonismo 
directo, pues hace algún tiempo me comentó, quizá irónicamente, que su 
futuro político consistirá en «ser jefa de gabinete de Noelia Arroyo en 
la alcaldía de Cartagena», a lo que la aludida, presente en la 
conversación, respondió con aparente seriedad: «Nada me gustaría más».
 Una
 incógnita es la contribución de Joaquín Segado, presidente del PP de 
Cartagena. Es impensable que vaya en la lista local, pues transmitiría 
la imagen de tutor de la candidata a la alcaldía, Noelia Arroyo, y 
restaría a ésta parte de su propio impulso. ¿A la Asamblea Regional? 
Para esto tendría que dimitir de la presidencia de la Autoridad 
Portuaria de Cartagena, uno de los puestos políticos más codiciados (y 
mejor remunerados), lo que ofrecería la impresión de desconfianza en la 
posibilidad de que López Miras pueda alcanzar el Gobierno, condición 
indispensable para seguir manteniéndose en ese cargo.
Su dilema debe ser
 extremo: no concurrir a las elecciones y expresar así la fortaleza de 
su compromiso en la gestión del Puerto (que apenas acaba de iniciar) así
 como transmitir la impresión de la imbatibilidad del PP, o 'descender' a
 la posición de diputado regional ante la posibilidad de quedarse sin 
nada. Caben apuestas.
 Lealtad, divino tesoro
 Por
 otra lado, hay que descartar la comparecencia a las autonómicas de 
alcaldes o nuevos candidatos a alcaldías, ya que la norma excluye la 
compatibilidad. Así que la banda es ancha para que López Miras ensaye un
 equipo parlamentario verdaderamente renovado, aunque, como en el resto 
de los partidos, siempre integrado por las personas más leales al actual
 estatus de poder, como ya ocurre en la dirección ejecutiva del partido.
 Y esto porque, en caso de derrape electoral, todo el aparato orgánico e
 institucional reaccionaría sin acudir a la exigencia de 
responsabilidades.
 Es la misma 
línea que autoriza a José Ballesta, candidato a la alcaldía de Murcia, a
 diseñar su lista municipal, ya sin concesiones o gestos para el pasado 
'camarista'. O la exclusión de Valcárcel de la candidatura europea tras 
haber intentado recabar votos de la delegación murciana en apoyo de 
Sáenz de Santamaría durante la noche anterior a la elección de 
presidente nacional del PP, a pesar de ser consciente de que la consigna
 de López Miras y de Teodoro García era en favor de Casado.
Se puede 
concluir que si alguien hubiera hecho algo así cuando Valcárcel presidía
 el PP, habría tenido la misma consideración con su opositor, y más en 
su propia consideración, que entiende 'traición' por 'disidencia'. Un 
cartel electoral compartido entre López Miras y Valcárcel destruiría 
todo propósito de renovación o cambio, así que no podrá ser, por mucho 
que el diputado europeo se empeñe ante el secretario general del PP.
 La
 presentación ayer de los 'números uno' al Congreso con el beneplácito 
de Pablo Casado señala el camino a seguir en cada circunscripción: la 
lealtad como primer valor, algo que, si bien se mira, reproduce el mismo
 dictado de Pedro Sánchez para los suyos. Sólo se observan algunas 
concesiones en ciertas candidaturas locales: el caso de Lorca en el PSOE
 o el de Archena en el PP, como ejemplos.
 Habrá, pues, que acostumbrarse a una nomenclatura casi completamente nueva.
(*) Columnista
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/03/17/actuales-diputados-regionales-pp-repetira/1005578.html