MADRID.- Una investigación de la Guardia Civil
 desbarató en junio pasado las actividades ilegales de una organización 
criminal que se dedicaba a introducir atún rojo en el mercado de 
procedencia ilícita. El volumen de negocio en negro fue valorado en unos
 25 millones de euros anuales, según una cifra conservadora 
aportada por los oficiales la Unidad Central Operativa Medioambiental 
(Ucoma) del Instituto Armado y recoge El Confidencial. 
Las diligencias judiciales se 
iniciaron en la localidad valenciana de Picassent, pero desde este 
viernes el caso lo investigará el Juzgado Central de Instrucción número 3
 de la 
Audiencia Nacional,
 cuya titular es la magistrada María Tardón. 
El hecho de que la causa 
afecte a empresas de distribución de pescado de 12 provincias y a 
personas y sociedades de varios países -Malta, Portugal, Francia, 
Turquía, Túnez y Marruecos- ha provocado que el juzgado de Picassent se 
haya inhibido en favor de una instancia superior. 
No en vano, se trata 
de la mayor operación mundial de todos los tiempos contra el mercado negro del atún rojo del Atlántico norte, una especie protegida por haber estado hace unos años en peligro de extinción por sobrepesca.
La Ucoma puso al descubierto en la operación Tarantelo cómo un entramado de sociedades pesqueras y distribuidoras se
 habría dedicado en los últimos años a importar atún rojo no declarado 
desde Malta y a comercializarlo a través de España a los mercados 
nacional e internacional. 
Los oficiales del Ucoma estiman que la red habría importado, en avión y camiones, unas 1.250 toneladas legales y unas 2.500 en 'B' al año.
En junio fueron detenidas 79 personas en seis comunidades autónomas 
-Andalucía, Murcia, Valencia, Cataluña, Madrid y Castilla-La Mancha- y 
se rastrean las ramificaciones de la trama en otros países, 
principalmente en Malta, archipiélago desde donde procedía la mayor 
parte del atún blanqueado. 
Entre personas y mercantiles, las diligencias
 admitidas por la Audiencia Nacional (AN) investigan a 67 actores
 de esa red que los documentos judiciales califican como “organización 
criminal”. Se les imputan delitos contra la fauna, contra la salud 
pública, por falsedad documental, blanqueo de capitales, y otros delitos
 cometidos en el seno de una organización criminal.
Fuente 
policiales informan a El Confidencial de que el número de partes 
investigadas puede ampliarse porque hay fundadas sospechas sobre las 
actuaciones de otros operadores comerciales y altos funcionarios de 
países como Malta, Portugal o Marruecos.
Las partes querellantes en la causa trasladada a la AN son básicamente tres: la Guardia Civil, el 
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (
Mapama) y el 
Grup Balfegó,
 segundo operador más importante de atún rojo en España, domiciliada en 
L’Ametlla de Mar (Tarragona) y competidor de algunas de las empresas 
investigadas.
Multitud de tentáculos
La compañía más grande del mundo en la pesca, engorde y distribución de atún rojo atlántico es el 
Grupo Ricardo Fuentes e Hijos.
 Con sede en 
Cartagena, fue fundada en 1984 por Francisco Fuentes, 
'Paco-san' para sus clientes y socios de Japón, creó en 1996 su primera 
granja de engorde de atún en las aguas de la Bahía de 
Portmán (Murcia). 
Según relató uno de sus exdirectivos a este diario, Fuentes se jactaba 
en 2003 de haber capturado en ese año hasta 16.000 toneladas de atún 
rojo, la mitad de todo lo pescado en el Mediterráneo.
Era un época dorada para el mercado poco regulado del atún rojo. Tan 
delicioso es este pez que el auge de la gastronomía japonesa en todo el 
mundo propició que ávidos pescadores se lanzaran a capturarlo en el 
Mediterráneo de forma masiva y sin control entre mediados de la década 
de los noventa y 2010 aproximadamente. 
Hasta el punto de que la Comisión
 Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT por sus 
siglas en inglés) tuvo que adoptar medidas drásticas de vigilancia para 
evitar un mercado negro que en 2010 se estimó en más de 400 millones de 
euros anuales, según un cálculo conservador de 
una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (
ICIJ).
Los oficiales de la Guardia Civil que coordinaron la investigación de
 distribución y venta ilegal de atún rojo indican a este diario que a la cabeza de esa red ilegal estaría el Grupo Fuentes.
 Varias firmas del ‘holding’ y dos de los hijos de su fundador, ya 
fallecido, están nombrados entre las partes querelladas en la causa 
judicial.
La mercancía de origen ilícito llegaba desde Malta en 
camión por la frontera con Francia y por avión al aeropuerto
 Adolfo 
Suárez Madrid-Barajas. Acababa mayoritariamente en 
Mercasevilla, Mercabarna y 
Mercamadrid
 portando documentación falsificada. 
Antes y ya en territorio español, 
las sociedades valencianas Pescnort Mar SL y Mafishval SL habrían 
actuado como receptoras de gran parte del atún en naves del polígono 
industrial de la localidad de Albal. 
Posteriormente, esas mismas 
mercantiles, el Grupo Fuentes y otras pequeñas distribuidoras hacían 
llegar a los mercados mayoristas los ‘botijos’, término en clave con el 
que se referían los miembros de la organización a los ejemplares de 
atún, según las conversaciones intervenidas por la Guardia Civil.
Aunque
 el grueso del mercadeo ilícito procedía de Malta, la red también 
contaba con pescadores que capturaban atún no declarado en alta mar y 
que arribaba a puertos de Tarragona y Barcelona.
El auto llegado a la Audiencia Nacional describe cómo investigadores 
de la Benemérita verificaron las entregas de atún no autorizado y el 
pago de esas transacciones mediante grandes cantidades de dinero metido 
en sobres.
La documentación judicial señala que el trabajo de la 
Ucoma acredita “la puesta en el mercado de consumo humano de ejemplares 
de atún rojo y partes de los mismos en mal estado, así como el procesado
 de estos atunes con inyectado de aditivos para que tuvieran apariencia 
de frescura y realizar no solo un fraude al consumidor, sino [también] 
poner en riesgo la salud pública”.
 Les inyectaban remolacha líquida para
 dar un color rojo brillante al pescado y que fuera más apetecible para 
el cliente.
Fuentes, un clásico en la AN
El Grupo Fuentes 
lo configuran más de 40 sociedades en España, Portugal, Francia, Italia,
 Croacia, Malta, Marruecos y Túnez. El 'holding' se dedica 
principalmente a la captura del atún en alta mar con barcos cerqueros, 
su traslado a granjas de engorde, su posterior sacrificio y 
comercialización nacional e internacional. También pesca con la técnica 
de la almadraba en Barbate (Cádiz), Portugal, Marruecos e Italia.
En
 lo que va de siglo XXI, esa compañía originaria de Cartagena ha sufrido
 varios incidentes por comercio de atún ilegal. En 2009, funcionarios 
japoneses de aduanas negaron la entrada en Japón de más de medio millón 
de kilos de atún engordado por el Grupo Fuentes en Túnez. Había sido 
pescado por barcos de pabellón argelino. Ninguno de los ejemplares que 
querían vender tenía el certificado oficial de captura.
También en
 los últimos años sus abogados han tenido que lidiar en tribunales 
locales y en la Audiencia Nacional para defender a su cliente. Este 
medio ha hallado hasta tres sentencias dictadas por la AN que condenan al Grupo Fuentes por actividades ilegales relacionadas con el negocio del atún rojo.
Una
 demanda de 2015 del Mapama contra Tuna Graso, SAU, sociedad del Grupo 
Fuentes, motivó una sanción administrativa de 60.000 euros. Esa multa 
fue ratificada por la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional en
 octubre de 2017 tras un recurso de la compañía.
¿Qué había sucedido para que se dictaminara ese fallo? Con fecha del 
15 de octubre de 2014, los buzos del Grupo Fuentes habían sacrificado 
125 ejemplares ante inspectores acreditados en su granja de Portmán. En 
ese tipo de matanza, los buzos se suelen sumergir con un fusil 
subacuático en las jaulas y disparan a la cabeza de los atunes para que 
no sufran, de modo que su carne no pierde calidad. 
Pero la Guardia Civil
 sospechaba e hizo labores de control. Como resultado de esa vigilancia,
 pudieron demostrar que realmente habían sacrificado 29 atunes de más,
 ocultados a los ojos de los inspectores, y los habían atado a la parte 
baja de la jaula para sacarlos más tarde en “B”. 
Se lee lo siguiente en 
el informe del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la 
Benemérita: “Se observa un descosido en las costuras de la red de 90 cm 
de diámetro (suficiente para sacar un atún muerto pero insuficiente para
 que los atunes vivos salgan por él)”. Esos 29 ejemplares pueden 
colocarse por encima del medio millón de euros en un mercado mayorista. Por mucho más en Japón.
En
 una segundo fallo de la AN de enero de 2013, su Sala de lo Contencioso 
admitió parcialmente un recurso de Tuna Graso contra otra multa del 
Ministerio equivalente a 60.000 euros por otra infracción grave. La sala
 dejó la sanción en 40.001 euros. En un acta de marzo de 2009, la 
inspección oficial halló la presencia de atunes en las jaulas de engorde
 de Fuentes que no habían sido declarados a las autoridades.
Por esos mismos hechos, en marzo de 2009 el Ministerio sancionó con 
60.000 euros a Doramenor Acuicultura SL, empresa del Grupo Fuentes, que 
es arrendataria de las jaulas de engorde propiedad de Tuna Graso. Tras 
recurrir a la AN, este tribunal también estimó parcialmente la 
reclamación y redujo la sanción a 40.001 euros.
Los noventa y 
hasta alrededor de 2010 fueron años de sobrespesca del atún rojo en el 
Mediterráneo, situación que llegó a menguar la población de esa especie 
hasta el punto de amenazar su propia existencia. 
Las autoridades 
internacionales y nacionales han puesto coto a esos abusos. Sin embargo,
 los hechos y los datos nos cuentan que el mercado negro aún no se ha 
extinguido del todo. En España, la Guardia Civil, el Mapama y los 
fiscales y magistrados de la Audiencia Nacional son sabedores de que ese
 problema sigue vigente.