MADRID.- El Banco de España ha revisado dos décimas al alza su previsión de 
crecimiento para el Producto Interior Bruto (PIB) español, desde el 2,5%
 hasta el 2,7%, y ha mantenido sus perspectivas para 2026 y 2027 en el 
1,9% y el 1,7%, respectivamente.
En su último informe, el organismo que dirige José Luis Escrivá
 ha señalado que pese a la coyuntura internacional "incierta y 
compleja", la economía española ha seguido sorprendiendo al alza y 
mostrando un ritmo de crecimiento "robusto".
No obstante, estas previsiones no incorporan explícitamente el 
posible impacto del incremento de los aranceles, por parte de Estados 
Unidos, a las importaciones procedentes de México, Canadá y la UE, o la 
posible flexibilización de las reglas fiscales europeas para elevar el 
gasto público en defensa.
El director general de Economía del organismo, Ángel Gavilán,
 ha indicado que la política arancelaria tendría un efecto negativo en 
la actividad y positivo en la inflación, aunque este impacto sería algo 
menor en España que en el conjunto de la UE. En todo caso, ha advertido 
de que un aumento de la incertidumbre global tiende a estar asociado con
 caídas de la actividad económica en España, sobre todo en inversión.
En cualquier caso, el Banco de España ha decidido elevar su 
estimación para el crecimiento económico en 2025 al 2,7% --por encima 
del 2,6% previsto por el Gobierno--, aunque ha alertado de una ligera 
desaceleración en el ritmo de avance del PIB en los próximos trimestres.
La autoridad monetaria indica que los indicadores más recientes 
sugieren que la actividad económica española seguiría creciendo a un 
ritmo "robusto" en el primer trimestre de este año --entre el 0,6% y el 
0,7% en tasa inter-trimestral--, aunque en los próximos trimestres 
proyecta una desaceleración gradual de las tasas de avance de la 
actividad.
De acuerdo con estas proyecciones, el avance del producto en el 
período 2025-2027 estaría basado en el empuje de la demanda interna. El 
consumo privado sería la rúbrica con una mayor aportación al avance de 
la actividad, mientras que el consumo público moderaría su aportación. 
Por su parte, la formación bruta de capital aumentaría su contribución 
al crecimiento del PIB en los próximos trimestres.
En cambio, la contribución de la demanda exterior neta al crecimiento
 del PIB sería ligeramente negativa en el período 2025-2027. Se 
contempla una gradual desaceleración de las llegadas de turistas 
internacionales, que mantendrían, no obstante, tasas de crecimiento 
elevadas en los próximos años.
Peores perspectivas para la inflación general
En comparación con el ejercicio de proyecciones de diciembre, la tasa
 de inflación general prevista para 2025 se revisa cuatro décimas al 
alza, desde el 2,1% hasta el 2,5% por los mayores precios de la energía.
 Por su parte, la estimación para la inflación subyacente baja del 2,3% 
al 2,2% en 2025.
En cuanto al resto del horizonte de proyección, se mantienen 
inalteradas las tasas de inflación general previstas para 2026 y 2027, 
en el 1,7% y el 2,4%, respectivamente.
No obstante, la ausencia de cambios en dichas tasas enmascara una 
leve revisión a la baja en la inflación de la energía en esos dos años, 
que se compensa por una leve revisión al alza en la inflación subyacente
 en una décima cada año, hasta el 2% en 2026 y el 1,9% en 2027.
Mejora la tasa de paro
En cuanto al mercado laboral, el Banco de España ha proyectado que la
 creación de empleo se prolongará a lo largo del período 2025-2027, 
aunque continuará reduciendo su ritmo de avance, en línea con lo 
observado en los últimos trimestres.
En particular, se prevé que, frente a los incrementos del 3% y el 
2,2% registrados en 2023 y 2024, respectivamente, el empleo aumente un 
1,9% en 2025 y ralentice progresivamente su crecimiento hasta una tasa 
del 1,2% en 2026 y del 1% en 2027.
Estos ritmos de avance previstos para el empleo, menores que los 
proyectados para el PIB, implicarían un aumento de la productividad por 
ocupado en los próximos años, que crecería a tasas algo menores que las 
observadas durante 2024, pero ligeramente por encima de las registradas 
en el promedio del período 2000- 2019.
Por otra parte, la tasa de paro continuará decreciendo en el 
horizonte 2025-2027, si bien a un ritmo menor que el observado en 2024. 
En concreto, el Banco de España ha mejorado la tasa de paro para 2025, 
del 10,8% al 10,5%, y ha estimado que caerá al 10% en 2026 y al 9,5% en 
2027.
El déficit pasará del 3,4% del PIB en 2025
En cuanto al déficit de las Administraciones Públicas, el Banco de 
España ha mantenido su previsión de que podría cerrar 2024 en torno al 
3,4% del PIB, superior al 3% estimado por el Gobierno y por encima de lo
 exigido por Bruselas (3%). El dato concreto lo dará a conocer Hacienda a
 final de este mes de marzo.
El organismo que dirige Escrivá ha proyectado que el déficit se 
reduciría hasta el 2,8% en 2025 y el 2,6% en 2026 y 2027, lo que supone 
una revisión a la baja de una décima en cada año con respecto al 
ejercicio de previsiones de diciembre.
La mejora del saldo a lo largo del horizonte de proyección se 
seguiría explicando, fundamentalmente, por la desaparición de las 
medidas temporales de apoyo ante la crisis energética aún vigentes y de 
los gastos extraordinarios asociados a diversas sentencias judiciales y a
 la dana --con un impacto de las medidas de un 0,5% del PIB repartido 
entre 2024 y 2025--.
Por su parte, la deuda de las administraciones en porcentaje del PIB 
se reduciría desde el 101,8% observado en 2024 hasta el 101,3% en 2025. 
En 2026, la ratio de deuda sufriría un ligero repunte, hasta el 101,6%, 
para posteriormente caer al 101% en 2027.
Incumplimiento del crecimiento del gasto comprometido con Bruselas
En términos del cumplimiento de las reglas fiscales europeas, el 
Banco de España prevé un crecimiento del gasto computable neto del 4,5% 
en 2025, del 4,1% en 2026 y del 3,8% en 2027, lo que supone unas tasas 
de avance que se sitúan, en esos años, unas ocho décimas, seis décimas y
 otras seis décimas por encima de los máximos establecidos en el Plan 
Fiscal Estructural a Medio Plazo del Gobierno, comprometido con Bruselas
 --del 3,7% en 2025, del 3,5% en 2026 y del 3,2% en 2027--.
Esta desviación es mayor que la estimada en el ejercicio de 
previsiones de diciembre debido al impacto, entre otras medidas, de la 
extensión de la subvención al transporte público y del decaimiento del 
gravamen a empresas energéticas; también, aunque en menor medida, por el
 efecto de los cambios en las variables macro-económicas y, en 
particular, el aumento del gasto en pensiones derivado de la revisión al
 alza de la inflación en 2025.
Tensiones comerciales y aumento del consumo público por Defensa
Entre las principales fuentes de riesgo externas, el Banco de España 
ha destacado el notable aumento reciente de la incertidumbre y de las 
tensiones geopolíticas y comerciales a escala global, que podrían tener 
"un significativo efecto adverso" sobre la actividad.
Entre las principales fuentes de incertidumbre de naturaleza interna,
 no descartan que en 2025 el consumo público vuelva a comportarse de 
forma más dinámica de lo esperado.
Todo ello en un contexto en el que, a escala europea, se está 
contemplando dotar a los Estados miembros de un mayor margen fiscal con 
el propósito de incrementar, de manera apreciable, el gasto público en 
defensa.
Además, entre otros factores, será importante seguir monitorizando 
hasta qué punto la actividad económica española puede seguir manteniendo
 un ritmo de crecimiento sensiblemente superior al de dos de sus 
principales socios comerciales --Francia y Alemania--, así como la 
evolución de la inversión privada, con una evolución más débil.