domingo, 10 de agosto de 2025

Las 'Kellys' hacen frente al doble de camas en agosto y sin jubilación anticipada

 VALENCIA.- Llega agosto y con él se intensifican las reivindicaciones de las camareras de piso de la Comunitat Valenciana, las conocidas como 'Kellys', que se enfrentan al mes más duro.

«Tenemos una sobrecarga de trabajo excesiva. Hay muchas camas en las habitaciones, mucho estrés, mucho agobio. En verano las camas se duplican. La mayoría de turistas que vienen son familias, así que ya no son dos camas, sino cuatro, lo que conlleva que esas habitaciones estén más sucias haya más trabajo y además hace más calor. Este mes de agosto es horrible».

Así lo explica la portavoz de las Kellys en Benidorm, Yolanda García, quien recuerda que estas profesionales, con turnos de ocho horas diarias, deben hacerse frente a una cifra media de 20 a 23 habitaciones este verano, además de limpiar las zonas comunes de los hoteles.

García avisa del final que les espera: «la sala de urgencias del hospital más cercano o una receta de dos ibuprofenos al día para poder llevar los ritmos del mes con más visitantes del año».

De acuerdo a la Encuesta de Ocupación Turística de 2025 del Instituto Nacional de Estadística, este junio ha habido un total de 1.013.870 viajeros en hoteles de la Comunitat Valenciana, lo que supone 35.005 viajeros más que el año pasado.

Pero además de este aumento, García ha destacado el cambio en el perfil del turista. «Ahora no es como hace unos años, cuando venía con más tiempo. Ahora es raro que esté más de cuatro o cinco días, con lo cual nosotros tenemos más trabajo al tener que hacer más salidas y entradas en las habitaciones», ha sostenido.

Además durante este mes de agosto, pero también en junio y julio, las habitaciones están «mucho más sucias» que en el resto de meses, lo cual implica más trabajo. La arena, las cremas, y todo lo que conlleva volver mojados de la playa o de la piscina hacen que una trabajadora necesite el doble de tiempo para limpiar una habitación.

Dolor lumbar, en las manos, en los hombros... El malestar físico se une al estrés y la ansiedad por querer acabar de trabajar a su hora para poder volver a casa, y todo eso favorecen a un «desgaste» por parte de las camareras de pisos.

«Es como si tu reloj se convirtiera en tu peor enemigo, porque no haces más que mirarlo, vas con prisa porque tienes ganas de terminar a tu hora, no quieres regalar ni 10, ni 15, ni 30 minutos de tu tiempo. Muchas veces no duermes bien, ni descansas, ni nada, porque estás siempre con dolores o muy estresada, y pensando que al día siguiente tienes que venir otra vez y hacer exactamente lo mismo», ha declarado.

Las camareras de piso se rigen a través de convenios de hostelería, que se revisan cada cuatro años. Ellas cobran «un poquito más» del salario mínimo interprofesional y que este año, han percibido una subida de 20 euros, «pero no es suficiente». 

«Tal y como se ha puesto la vida, ahora 20 euros no son nada. Los alquileres han subido mucho, hay falta de vivienda y muchas compañeras, después de haber trabajado como burras, viven al día y mirando su bolsillo constantemente», ha denunciado García.

La mezcla de dolores físicos, estrés, sobrecarga de trabajo, poco salario y falta de personal para hacer frente a las habitaciones, hace que la principal reclamación de las trabajadoras sea la declaración de su trabajo como penoso para poder solicitar la jubilación anticipada.

Tras la entrada en vigor el pasado mes de junio del Real Decreto 402/2025, de 27 de mayo, por el que se regula el procedimiento previo para determinar los supuestos en los que procede permitir anticipar la edad de jubilación en el sistema de la Seguridad Social mediante la aplicación de coeficientes reductores, las camareras de piso han reclamado que su trabajo cumple las características de penosidad.

El artículo dos de este Real Decreto describe los trabajos penosos como la «realización de actividades en condiciones extremas que implican un esfuerzo constante o de gran dificultad caracterizado, entre otras circunstancias, por la edad, la exposición a calor o frío extremo, ruido, vibraciones, uso permanente de fuerza física, nocturnidad y uso permanente de equipos de protección personal portados».

Según García, las camareras de piso consideran su trabajo como penoso «por la cantidad de bajas de incapacidad temporal» que tienen. «Casi ninguna camarera de piso se jubila en buenas condiciones o cuando llega la edad de jubilación, sino que lo hace porque necesitan operaciones o por incapacidades a causa de este trabajo. Nuestro trabajo requiere mucho esfuerzo físico y jurídico y no podemos estar atrapadas aquí hasta los 60 y 70 años».

Además de la jubilación anticipada, las trabajadoras han denunciado que en muchas ocasiones los convenios no se respetan y han pedido que estos se cumplan. García ha subrayado así la problemática de la existencia de camareras externalizadas a las que se les aplican convenios de limpiadoras fuera de los de hostelería. 

Asimismo, reclaman que se consideren esas dolencias causadas por las condiciones de trabajo como «dolencias profesionales», y no tengan que «estar peleando judicialmente para que sean reconocidas como tal».

La carga de trabajo, no obstante, no puede solucionarse tan solo con una jubilación anticipada. Esta va a seguir estando ahí aunque las trabajadoras puedan acceder antes a la jubilación. En este contexto, demandan más personal para no tener que hacer tantas habitaciones por persona.

«Pero también hay un problema generacional. Las camareras de piso ya tienen cierta edad y su cuerpo no está listo para continuar haciendo un trabajo como este», ha añadido.

Por otra parte, las 'kellys' trabajan por horas y no por habitaciones, sin embargo, si no realizan las habitaciones que deben hacer, son «sancionadas».

 «Estoy contratada a seis u ocho horas o las que sean, no a trabajar por un número de habitaciones, porque eso no es legal. Lo que hay que hacer es denunciar a la Inspección de Trabajo si eso ocurre, porque no se puede sancionar si se han cumplido las horas de trabajo», expone García.

No obstante, la administración es lenta y «tarda mucho en actuar» después de que llegue una denuncia, pero García considera que debería ser «más ágil» en estos temas. 

«Al final queremos que se cumplan las leyes de prevención y los convenios, pero no hemos adelantado mucho con las administraciones para poder mejorar nuestra situación», ha destacado.

Las camareras de piso no solo reclaman la acción de sindicatos, patronal y Gobierno, sino también la «consideración» del turista que se hospeda en los hoteles. 

«Que tenga un poco más de empatía. Que sepa que detrás de su habitación hay una persona que la limpia cada día. Hay turistas que aunque pagan por la limpieza saben que no pueden ensuciar toda la habitación, pero hay otros que no tienen ninguna consideración hacia las personas que están trabajando. Que ensucian, rompen cosas, vomitan... Porque se piensan que al pagar pueden hacer de todo» ha destacado García.

«Igualmente no culpamos al turista porque desde el hotel se sabe que estas cosas pueden pasar, pero queremos mejores condiciones para que mientras limpiamos no tengamos que estar tomándonos ibuprofenos todos los días», ha finalizado.

Las trabajadoras esperan que este pueda ser el último año sin jubilación anticipada y que sus condiciones mejoren para el año que viene con la consideración de su trabajo como penoso con el nuevo Real Decreto.

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