Nosotros
 solo podemos mirar a las jirafas; pero siempre debemos disparar delante
 de la liebre, nunca donde está ahora, no es real, hay que apuntar hacia
 donde estará después.
Actuamos tarde. Ellos ya saben qué harán en septiembre cuando masivamente la población rechace nuevos pinchazos.
Saben que vendrá el frío, saben que regresará la oscuridad a las seis de la tarde.
 
¿Cómo luchar contra eso?
Ningún
 dictador puede triunfar sin la ayuda de parte de la población. Hay que 
convencer lo más deprisa posible a todos los que podamos, es el único 
antídoto.
Incluso los emperadores romanos más nefastos gastaban 
enormes cantidades de dinero en ofrecer a la plebe juegos, circo, teatro
 y victorias militares; en subir el sueldo a la guardia pretoriana, en 
que hubiera “pan y circo” incluso para los esclavos.
Todo César sabía que el descontento del pueblo acabaría en su asesinato y sustitución.
Esto
 no ha cambiado, por eso el mayor esfuerzo de la Agenda 2030 se centra 
en engañar, en comprar medios, en tener a la mayor parte de la gente 
fuera de onda.
Si es lo que temen es porque es lo que lo que los puede vencer.
Si no les afectara no tratarían de disimular y yo ya no podría estar aquí escribiendo nada.
 
Prediquen, convenzan, solo eso y Dios puede vencerlos.
(*) Geólogo  

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