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domingo, 20 de octubre de 2024

San Pedro Soler, fraile franciscano del barrio de San Cristóbal, ya es el primer santo lorquino desde hoy

 LORCA.- La Plaza de San Pedro del Vaticano en Roma ha tenido este domingo acento español. El que han impregnado los más de dos centenares de lorquinos que han acudido para presenciar el Rito de Canonización del beato lorquino Pedro Soler que junto a sus compañeros mártires era 'alzado' hasta lo más alto de los altares por el Papa Francisco y se ha convertido en el primer santo de la historia de Lorca.

"Nuestro paisano trasciende fronteras desde este domingo. Ya no es el beato lorquino del barrio de San Cristóbal, sino que se convierte en santo de la iglesia católica, siendo conocido en el mundo entero", así lo ha expresado el alcalde, Fulgencio Gil Jódar, quien encabezaba la delegación institucional de Lorca en la Santa Sede.

Participaba junto a la primera teniente de alcalde, María del Carmen Menduiña, y los ediles, Rosa María Medina Mínguez y José Luis Ruiz Guillén, en los actos conmemorativos que se iniciaban en la noche de este sábado con una Vigilia de Oración por los santos que en la jornada de este domingo han sido canonizados.

Miles de fieles llenaban la Plaza de San Pedro que alumbraban con velas mientras rezaban por el beato lorquino Pedro Soler, los siete hermanos menores franciscanos, Fray Manuel Ruiz López, Fray Carmelo Bolta Bañuls, Fray Engelbert Kolland, Fray Nicanor Ascanio Soria, Fray Nicolás María Alberca Torres, Fray Francisco Pinazo Peñalver y Fray Juan Jacob Fernández, además de los laicos, Francisco Massabki, Mooti Masabki y Raphael Massabki.

La peregrinación se iniciaba en la madrugada de este sábado, cuando los lorquinos viajaban hasta Alicante. Allí, un vuelo les llevaba hasta Roma. El obispo de la Diócesis de Cartagena, monseñor José Manuel Lorca Planes; el vicario episcopal de Lorca, Francisco Fructuoso Andrés; y los párrocos de San Cristóbal, Régulo Ginés Cayuela Lozano; y de San Diego, Juan Pablo Palao García, junto al que fuera cura de San Cristóbal y actual secretario personal del obispo de la Diócesis de Cartagena, Maximiliano Caballero, han participado en la ceremonia que ha presidido el Papa Francisco.

El alcalde ha destacado que "la santificación de Pedro Soler es un hito histórico. Sabemos de la importancia del turismo religioso en estos momentos. Va más allá de un destino. Es la inmersión en las tradiciones, los valores y la historia y será un motor económico para el barrio de San Cristóbal, para Lorca".

La casa donde nació, en la calle Abellaneda; la iglesia de San Cristóbal, donde recibió las aguas bautismales y donde se custodia un cuadro y una reliquia del santo; el convento e iglesia de San Diego, donde inició su formación; el convento de la Virgen de las Huertas, donde se encuentra una escultura del fraile; la iglesia de San Francisco, en cuyo retablo se colocó una talla del franciscano; y el Monasterio de Santa Ana y Santa María Magdalena de clarisas, donde se guarda el alba con el que cantó por primera vez misa y una reliquia del santo, serán lugares de visita obligada no sólo para los lorquinos, ha insistido Gil Jódar.

Pero, además, el imaginero alicantino Ramón Cuenca trabaja en una nueva talla para la iglesia de San Cristóbal, que está siendo financiada por cuestación popular y que está auspiciada por la Comisión Parroquial Canonización del Beato Pedro Soler.

También se prevé la reedición del libro 'Vida del beato Pedro Soler. Franciscano y mártir lorquino (1826-1860)', de Pedro Riquelme Oliva, publicado en 1998. En el nuevo volumen se incluirá un capítulo especialmente dedicado a la canonización del franciscano, este domingo.

El martirio del lorquino ocurría en la madrugada del 9 al 10 de julio de 1860. El relato está tomado de la carta del padre Ballester al cónsul de España en Turquía y de los que declararon en el proceso de beatificación.

Por ellos, sabemos que el último en afrontar el martirio fue el beato lorquino. Viendo lo que aquella noche acontecía decidió refugiarse en la escuela. Tomó de la mano a un niño de doce años, José Massabky, hermano de Naame, e hijo de Mooti, maestro de la escuela parroquial franciscana, y a otro llamado Antonio Taclagi. 

Corrió a esconderlos, pero fueron divisados. Escondidos permanecieron horas. Finalmente, encontraron al padre Soler debajo de las escaleras que escondía tras de sí a uno de los pequeños.

Lo agarraron por el hábito y arrastraron su cuerpo hasta el centro del aula. En ese momento, sacando fuerzas de donde no tenía, gritó: '¡Viva Jesucristo!'. Le pidieron dinero, pero les dijo que no tenía nada. Y le invitaron a apostatar de su fe, insistiéndole que podía salvar la vida si renunciaba a su religión. Contestó que no. Que jamás cometería tal impiedad. Que era cristiano y prefería mil veces morir.

Se puso de rodillas e hizo la señal de la cruz, inclinando su cuello. Le asestaron una cuchillada con una cimitarra, cayendo boca abajo, rematando su martirio con crueles golpes en la cabeza y espalda. Y cortándole la cabeza.

Banderas de Lorca acompañaban a los lorquinos en la Plaza de San Pedro en este día histórico como lo han calificado los que han tenido la oportunidad de presenciarlo desde Roma. Hace casi un siglo otra delegación, igual de numerosa, acudía para participar del acto de beatificación del ya San Pedro Soler.



domingo, 15 de septiembre de 2019

Hoy es el día de la Virgen de la Fuensanta en Murcia


MURCIA.- La Virgen de la Fuensanta es la patrona principal de la ciudad de Murcia desde que así fuera proclamada en la primera mitad del siglo XVIII. Su onomástica se celebra el domingo siguiente al día 8 de septiembre; es decir, hoy. Anteriormente la patrona era Santa María de la Arrixaca, imagen del siglo XIII relacionada con la Reconquista del Reino y cantada por Alfonso X, que ha sido propuesta con muy buen sentido como patrona de toda la Región de Murcia

Patronazgo
 
La devoción del pueblo murciano por la Virgen de la Fuensanta es muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El Hondoyuelo. Cuenta la leyenda que en esta sierra, situada a unos 5 kilómetros de la capital y ya considerada como enclave sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había hecho brotar la "fuente santa" que dio nombre a la advocación. El pequeño manantial aún hoy riega aquel paraje y desde el siglo XV consta la existencia de una ermita en honor a la Virgen coronando el lugar.
La historia de cómo La Fuensanta ha pasado a convertirse en una de las más importantes devociones del Levante español comienza el 17 de enero de 1694. En esa fecha, tras una larga sequía que azotaba toda la zona, se acuerda bajar la imagen de la Virgen por vez primera hasta Murcia, por el camino de Algezares hasta el convento de Capuchinos. 
Con aquella romería se imploraba la lluvia necesaria para los cultivos, relatando las crónicas de la época que, al finalizar la rogativa, llovió copiosamente e incluso llegó a nevar. Por entonces se tenía como patrona de la ciudad a Santa María de la Arrixaca, venerada desde la Reconquista en la iglesia conventual de los Agustinos. 
Pero el milagro del agua se repitió en las sucesivas romerías y la Virgen de la Fuensanta rivalizó pronto en popularidad con la Arrixaca, llegando a ser nombrada como nueva patrona de la Ciudad y su Huerta en 1731.
Muchos milagros han sido atribuidos a su intercesión desde entonces y no todos relacionados con la lluvia, con lo que la devoción ha venido creciendo hasta nuestros días. El 27 de mayo de 1808 le fue otorgado el rango militar de "Generala del Reino" a raíz de la invasión napoleónica, apelativo con el que muchas veces se refieren a ella sus fieles.
El 24 de abril de 1927 se produjo su Coronación Canónica, realizada con gran solemnidad en el Puente de los Peligros ante una enfervorizada muchedumbre. También ha recibido la Medalla de Oro por parte de diversos estamentos y asociaciones tanto de la capital como de la Región, entre ellas las de la Ciudad de Murcia y la del Cabildo Superior de Cofradías. 

La Guerra Civil
 
En el año 1936, siendo obispo de la Diócesis de Cartagena D. Miguel de los Santos Díaz y Gómara, desatada la Guerra Civil española, Murcia quedó en el “bando” republicano. En esa oscura etapa de la historia de España, en las zonas de dominación republicana, se generaron reacciones populares espontáneas contra la Iglesia (reforzadas tras el apoyo de ésta al bando sublevado), que llevó a la quema de templos e imágenes principalmente, así como en algunos casos la persecución, tortura y asesinato de sacerdotes, religiosas, religiosos y seglares, al margen de las instituciones republicanas.
Tras un primer asalto al Santuario, que no supuso la destrucción de la imagen, el día 2 de agosto, Fernando Monerri Córcoles, acompañado de Antonio Córcoles Romero, fueron a cerciorarse de la veracidad de la noticia, preguntando a Eugenio Úbeda Romero, entonces director de la Escuela Normal de Murcia, y que se encontraba en la Fuensanta, manifestándole éste que la Virgen no había sido destruida pero que corría serio peligro.
La Virgen y el Niño, para esa fecha, ya no se encontraban en el Santuario, si no que estaban en la casa que los canónigos tenían en la primera planta del edificio contiguo al Santuario. Ante la manifestación de Eugenio, Fernando Monerri rescató las imágenes de la Virgen y del Niño, bajando a la Virgen a su vivienda en Murcia, situada en la Plaza Fontes, y la del Niño en casa de su madre, Rosario Córcoles Ruiz, sita en el tercer piso del nº 2 de la calle Trapería, envueltas ambas imágenes en un colchón, atado con cuerdas, para lo que utilizó el vehículo del entonces alcalde de Murcia, el socialista Fernando Piñuela, hermano de su esposa Aurora Piñuela.
Parte del Santuario, incluido el camarín en el que debía estar la imagen de la Virgen, fue pasto finalmente de las llamas.
Durante los duros años de la guerra, la imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta siguió escondida y custodiada por Fernando Monerri. El 29 de marzo de 1939, dos días antes de la conclusión de la contienda civil, entraron en la ciudad de Murcia las tropas franquistas. Fernando Monerri, acompañado de su primo hermano Antonio Córcoles, fue a comunicar al entonces Gobernador Civil, Carmelo Monzón Massó, que las imágenes de la Patrona, la Virgen de la Fuensanta y del Niño, lejos de haber desaparecido o de haber sido quemadas en la contienda, pasaron los años de la guerra custodiadas por él y por su madre.
Ante tan alegre e insospechada noticia, se sacaron en procesión por la ciudad, trasladándola al Gobierno Civil (sito entonces en el Palacio Almodóvar), al estar la Santa Iglesia Catedral cerrada, para alegría, emoción y regocijo de una multitud de murcianos devotos de su patrona, enterados de la noticia por la información que Eugenio Úbeda trasmitió por la radio.
Fue entonces cuando el obispo D. Miguel de los Santos Díaz y Gómara encomendó que Fernando Monerri, y en lo sucesivo, su familia, custodiaran y se responsabilizaran de las imágenes de la Virgen de la Fuensanta y del Niño en todos los traslados que se realizaran de ambas imágenes de por vida, nombrándolo cabo de andas y a su hermano punta de vara del trono de Nuestra Señora de la Fuensanta a perpetuidad.

Santuario

Tiene la Fuensanta su Santuario en Algezares, emplazado en plena sierra que bordea a la ciudad. El lugar ya era objeto de culto desde épocas y culturas muy remotas, originándose el culto a la Virgen de la "Fuente Santa" a partir de una leyenda que narra la aparición del milagroso manantial que riega el paraje. Desde el siglo XV consta la existencia de un templo dedicado a la Virgen, sufriendo reformas y ampliándose sucesivamente, hasta convertirse en la bellísima iglesia barroca que tantos turistas y peregrinos visitan en la actualidad.
El Santuario de la Virgen es hoy uno de los más visitados del país, no sólo como lugar de peregrinación sino también por la belleza del enclave. 
Sobre la ermita primitiva, descrita en antiguos documentos como "entre iglesia y mezquita", empieza a construirse a finales del XVII un nuevo templo más acorde con el gran poder de convocatoria que estaba adquiriendo la Virgen de la Fuensanta. Se trata de un edificio de estilo barroco, enriqueciéndose en épocas posteriores y sufriendo una importante restauración tras la Guerra Civil.
En el interior de la iglesia se encuentra la venerada talla de la patrona, una escultura de origen gótico y retocada en el siglo XVIII por el imaginero Roque López, atribuyéndose el Niño a Francisco Salzillo
La hermosura de la imagen es indiscutible, cuyo aspecto se embellece con lujosos ropajes, joyas y coronas regaladas por los fieles, siendo el color tostado de su cara el que ha motivado que sea cariñosamente conocida con el sobrenombre de "La Morenica". 
También encontramos en el templo importantes frescos del pintor Pedro Flores alusivos a la advocación, así como una hermosa colección de relieves sobre temas evangélicos marianos realizados por el escultor Juan González Moreno.
El Santuario está custodiado por un monasterio de religiosas benedictinas, constituyendo ambos desde su encumbrado emplazamiento el mejor mirador sobre Murcia y toda la Vega del Segura.
La difusión del culto a Ntra. Sra. de la Fuensanta desde su proclamación como patrona, ha venido ligada a la celebración de traslados periódicos de la efigie desde el Santuario hasta la Catedral de la ciudad y viceversa. Estos traslados no tienen una fecha fija asignada en el calendario, siempre se realiza el trayecto del monte a la ciudad un jueves, y el retorno un martes.

Romerías

La Virgen de la Fuensanta visita en dos ocasiones al año la Ciudad de Murcia: una con la llegada de la Cuaresma, siendo siempre el día de la bajada el segundo jueves de Cuaresma, alargando su permanencia en la Catedral hasta la finalización de las Fiestas de Primavera, que tienen lugar tras la Semana Santa, siendo el día de “la subida” el martes siguiente al domingo en el que termina la novena que comienza el sábado siguiente al Domingo de Resurrección ; y otra en septiembre con motivo de su onomástica, que siendo el 8 de septiembre, la Iglesia lo conmemora el domingo siguiente, siendo la bajada el jueves anterior al inicio de la novena que acaba el día de la celebración de su onomástica. 
Fiesta que se celebra con una Misa Pontifical y Procesión Claustral en el interior de la Santa Iglesia Catedral. Ese jueves de “la bajada” da lugar el inicio de la Feria de Septiembre de Murcia. La Feria es inaugurada por las autoridades después de la llegada de la Fuensantica a la Ciudad. La Morenica volverá a su Santuario en Romería el martes siguiente a su onomástica, considerándose esta “subida” como la Romería mayor al ser fiesta en la ciudad de Murcia. 
Ésta es la más tradicional y multitudinaria, congregando a más de medio millón de romeros, murcianos o no, llegados de toda España para acompañar a la Virgen en su regreso al Santuario.
Durante su estancia en la ciudad, diversos actos protagonizados por la Virgen merecen especial reseña. Dos de ellos tienen lugar durante las mencionadas Fiestas de Primavera, como son la Misa Huertana y la solemne procesión con la imagen por las calles del casco antiguo. 
Los alrededores de la Catedral, empiezan a llenarse de fieles que esperan la salida de la Virgen mientras grupos folklóricos bailan y cantan en honor de la patrona. También las inmediaciones del Santuario se colman con los primeros romeros, que pasan la noche en el monte en un ambiente fraternal y lleno de tipismo. 
Al amanecer y tras una misa de despedida, Ntra. Sra. de la Fuensanta sale finalmente del templo catedralicio para emprender el camino arropada por la muchedumbre. El trono de plata navega lentamente por un río de romeros, sucediéndose las tradicionales "lluvias de pétalos" con que los murcianos tributan a su patrona desde los balcones del recorrido. Entrada la tarde y después de dejar atrás la ciudad atravesando el paisaje huertano, La Fuensanta llega al pié de su sierra, donde ya sólo restan las llamadas "Siete Cuestas" que la separan del Santuario; esas rampas son ascendidas por muchos romeros de rodillas, otros descalzos, en señal de promesa. 
Todo el monte es un clamor al paso de "La Morenica", que tras una lenta subida alcanza finalmente la atalaya de la iglesia. Y desde las puertas del Santuario, la Virgen es vuelta a la ciudad y al pueblo que abarrota el lugar en señal de despedida, entrando después a su templo acompañada de vítores que resuenan por toda la serranía.

jueves, 4 de octubre de 2018