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miércoles, 20 de mayo de 2020

La temperatura del agua en el Mediterráneo aumenta entre 0,3ºC y 2ºC cada 100 años, según el IEO

MADRID.- Un informe publicado por el Grupo Mediterráneo de Cambio Climático del Instituto Español de Oceanografía (IEO), que recopila la información obtenida durante cerca de 30 años de campañas oceanográficas en el Mediterráneo, constata el aumento de la temperatura y la salinidad de sus aguas y alerta sobre los graves efectos que tendrá esta tendencia en los ecosistemas. Una de sus principales conclusiones es que la temperatura del agua en el Mediterráneo aumenta entre 0,3ºC y 2ºC cada 100 años.

Las variaciones de la temperatura y salinidad se han evaluado desde 1945 hasta 2016 en el caso de las aguas intermedias y profundas. Las aguas intermedias son aquellas que se extienden desde los 150 hasta los 600 metros de profundidad, y las aguas profundas son las que van desde los 600 metros de profundidad hasta el fondo del mar.
Según el informe, las aguas intermedias y profundas han aumentado su temperatura a un ritmo de entre 0,2 y 0,3ºC por cada 100 años. "Hay que señalar que un incremento de 0,3ºC sobre un periodo de 100 años puede parecer una cifra muy pequeña, sin embargo, se debe tener en cuenta que el volumen de agua que estamos considerando es muy grande, mucho mayor que el que corresponde a la capa superficial del mar (que en consecuencia se calienta más fácilmente), y su calentamiento requiere de una cantidad enorme de calor", alerta el IEO en el documento.
La capa más superficial del mar, que en el caso del Mediterráneo suele tomarse como la que se extiende desde la superficie hasta los 150 metros de profundidad, presenta "oscilaciones muy fuertes" debido al intercambio de calor y agua con la atmósfera y requiere un muestreo más intenso. Por este motivo se han utilizado los datos de temperaturas superficiales del mar medidas desde satélite.
En este caso, las series temporales se extienden desde 1982 hasta 2017. Estas series de temperatura muestran tendencias muy claras sobre cuatro zonas en las que se analizaron este tipo de datos: Alborán, Murcia, levante y Baleares, y Cataluña. Las tendencias en todos los casos están en torno a un aumento de 2ºC por cada 100 años.
En cuanto al nivel del mar, también se constató un aumento, según las mediciones realizadas por mareógrafos del IEO en Algeciras, Málaga y Palma de Mallorca, y por el mareógrafo de la estación de l'Estartit (ICM-CSIC). En el caso de Málaga, la serie de datos de nivel del mar se extiende desde 1944 a 2013 y muestra un ascenso de 0,7 mm/año.
El informe destaca que el ritmo al que aumenta el nivel del mar se ha incrementado a partir de principios de los años 1990. En la estación de l'Estartit, la serie de nivel del mar se extiende desde 1990 a 2017 y muestra un fuerte ascenso a un ritmo de 3,1 mm/año.
Asimismo, la salinidad aumentó en toda columna de agua a un ritmo de entre 0,1 y 0,3 ups/100 años ('ups' significa unidad práctica de salinidad y equivale a gramos de sal por cada kilogramo de agua).
El informe recoge que a lo largo del año, y en la mayor parte de las aguas mediterráneas, se distinguen dos periodos claramente diferenciados.
Un primer periodo que los investigadores denominan de mezcla de la columna de agua (las primeras decenas o centenas de metros, según los casos), en el que las frecuentes tormentas del otoño e invierno homogenizan la parte superior de la columna de agua, inyectando nutrientes en la capa superior bien iluminada donde se produce la fotosíntesis (capa fótica).
A partir de primavera, y sobre todo en verano, el calentamiento de las capas más superficiales del mar produce un contraste de densidad entre las aguas más calientes (ligeras) de la superficie, y las aguas profundas, más frías y densas. Los investigadores hablan en este caso de periodo estratificado.
Las máximas concentraciones de nutrientes en la capa más superficial, así como las mayores concentraciones de clorofila se observan durante el periodo de columna de agua mezclada, cuando las tormentas otoñales e invernales inyectan nutrientes en la capa fótica, produciendo una fuerte proliferación fitoplanctónica.
Aunque en la mayoría de las zonas analizadas, esta proliferación se produce en invierno o primavera, en algunos casos se adelanta al otoño, cuando empieza a aumentar la intensidad del viento y la frecuencia de las tormentas.
Según explica Manuel Vargas, físico del Centro Oceanográfico de Málaga del IEO y primer autor del informe, "las variaciones de temperatura y salinidad del Mediterráneo podrían alterar la intensidad y posición de sus corrientes". 
"El aumento de las temperaturas puede producir el desplazamiento de distintas especies marinas, cambiar las épocas de puesta o la duración de estos periodos dependiendo de cada especie".
Además, explica que la estratificación de las aguas, es decir, el contraste entre las aguas cálidas superficiales y las aguas profundas más frías, podría acentuarse como consecuencia del calentamiento del mar. 
"Este aumento de la estratificación conlleva una mayor dificultad para la mezcla que el viento realiza entre las aguas superficiales y aquellas que se encuentran por debajo de las mismas, produciendo un descenso del aporte de nutrientes a las capas superficiales bien iluminadas donde se produce la fotosíntesis, base de la cadena trófica y mecanismo productor de oxígeno que además ayuda al secuestro de CO2", añade.
Igualmente, advierte de que este aumento de la temperatura de las capas superficiales podría inhibir los procesos de convección, mediante los cuales las aguas superficiales se mezclan con las profundas hasta profundidades a las que no alcanza la acción del viento. 
"El descenso en la intensidad de estos procesos convectivos, o incluso su ausencia, podrían reducir drásticamente la oxigenación de las aguas profundas con consecuencias muy negativas para la fauna marina", avisa.
Para el estudio, los datos obtenidos dentro del marco de los diferentes programas de monitorización del IEO han sido complementados con datos procedentes de otras instituciones tales como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) o de la estación oceanográfica y meteorológica de l'Estartit, operada por el Institut de Ciències del Mar (ICM/CSIC).
También se han obtenido datos de temperatura superficial del mar medida mediante radiómetros operados desde satélites de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Agency, USA), así como bases de datos internacionales como MEDAR/MEDATLAS (Mediterranean Data Archeology and Recue).

sábado, 1 de febrero de 2020

Nuevas pruebas de la cascada de kilómetro y medio que llenó el Mediterráneo en dos años


MADRID.- Un artículo publicado en la revista Earth-Science Reviews ha arrojado luz acerca de hecho que sucedió hace 5,3 millones de años. Fue una entrada masiva de agua del océano Atlántico que provocó el llenado del Mediterráneo, que por aquel entonces estaba parcialmente desecado. Y la entrada de agua fue a través de una cascada gigante de 1,5 km de longitud, según ha difundido 20 Minutos

El artículo lo han elaborado un grupo de investigadores entre los que se encuentran científicos españoles del CSIC. Han encontrado evidencias de la llamada megainundación del Zancliense bajo las aguas del Mar de Alborán, un cuerpo de sedimentos de 35 km de longitud que se acumuló junto a un volcán submarino.
Hace 6 millones de años, la conexión entre el Atlántico y el Mediterráneo se cerró a la altura de lo que hoy es Gibraltar. Esto provocó que la cuenca mediterránea se desecara de forma parcial, bajando de 1.300 a 2.400 metros. 
Un millón de años después recuperó su nivel, al entrar una masa de agua por el Estrecho que inundó la cuenca occidental y posteriormente y a través del estrecho de Sicilia, la oriental, acabando así con la llamada Crisis de Salinidad del Messiniense.
"Los depósitos sedimentarios que hemos identificado son compatibles con esa gran inundación. Se trata de un cuerpo sedimentario alargado que se acumuló a sotavento de la inundación gracias a la protección que ejerció el edificio volcánico ante la fuerza del flujo de agua proveniente del Atlántico", dice Daniel García-Castellanos, del CSIC y primer autor del artículo.
Esta acumulación de sedimentos tiene un grosor máximo de 163 metros y tiene 7 km de amplitud. Está dispuesto en paralelo a un canal erosivo de 390 km de longitud que unía el Golfo de Cádiz y la Cuenca de Argelia, pasando por Gibraltar. En la cuenca de Alborán se dividió en dos para salvar un volcán, alrededor del cual se acumularon los sedimentos que se han hallado ahora.

jueves, 10 de octubre de 2019

El área mediterránea se calienta un 20% más rápido que la media mundial

BARCELONA.- La región mediterránea se está calentando un 20% más rápido que la media mundial por lo que, de no aplicarse medidas correctivas adicionales, se espera que la temperatura aumente 2,2 grados en 2040 y que para 2100 el nivel del mar suba un metro, afectando a un tercio de la población de la zona.

Estas son algunas de las conclusiones provisionales del Primer Informe de Evaluación Científica Sobre el Cambio Climático y Medioambiental en el Mediterráneo que se ha presentado este jueves en el '4º Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo' y que tiene como objetivo el desarrollo y aplicación de políticas eficaces basadas en la evidencia científica.
El secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), Nasser Kamel, ha alertado de las "calamidades" que puede provocar el cambio climático y que afectarían a "la estabilidad y prosperidad de nuestra región".
Aumento de las temperaturas, subida del nivel del mar, escasez de agua, muertes masivas de especies marinas, disminución de las cosechas y del rendimiento de la pesca y el ganado, incendios a gran escala, incremento de las sequías y de las olas de calor o conflictos por la escasez de recursos son algunas de las consecuencias que el cambio climático puede tener en la región, según el informe presentado.
El director general adjunto de la Comisión Europea, Maciej Popowski, ha asegurado que la lucha contra el cambio climático es una de las prioridades las instituciones comunitarias y que nos encontramos en el "momentum" para tomar acciones: "El tiempo para actuar es ahora".
La presentación del informe ha ido a cargo del coordinador de la red de científicos MedECC que ha hecho el estudio, Wolfgang Cramer, y de la autora principal, Semia Cherif, que en su trabajo han sintetizado los numerosos estudios científicos existentes para ofrecer todos los conocimientos disponibles hasta la fecha sobre la situación de la región.
Cherif ha hecho hincapié en los efectos del cambio climático sobre el agua y la comida, recordando que la subida de un metro del nivel del mar Mediterráneo afectaría a casi 200 millones de personas en 2100 y pondría en peligro sus medios de subsistencia.
Según el informe, una alta concentración de gases de efecto invernadero podría provocar un incremento de la temperatura aún mayor, que en 2100 llegaría a los 5 grados.
La científica ha subrayado que "cada grado importa" y ha recordado que, igual que en los humanos, el aumento de la temperatura, por poco que parezca, tiene grandes implicaciones.
En este sentido, ha señalado que, por cada grado que sube la temperatura del mar, los peces reducen entre un 20 y un 30% su tamaño, por lo que para 2050 el peso corporal medio de los peces se reduciría un 49%.
En el caso de los cultivos de trigo, calculan que cada grado reduce un 7,5% su producción, y que en 2090 se habrá reducido un 37,5%
Cherif también ha señalado los riesgos de contaminación del agua potable y ha señalado que dentro de 20 años más de 250 millones de personas sufrirán escasez y la disponibilidad de agua dulce disminuirá hasta un 15%.
Por su parte, Cramer ha hecho referencias a los efectos en la salud humana, los ecosistemas y los conflictos y ha señalado que las inundaciones y olas de calor, que serán más frecuentes, implicarán riesgos para la salud de las poblaciones vulnerables, especialmente en entornos urbanos.
El científico también ha destacado la posibilidad de que incrementen los conflictos bélicos, dado que las problemáticas derivadas del cambio climático "reducen la resiliencia del país a la inestabilidad".

martes, 13 de agosto de 2019

España es el segundo país que más plástico vierte al Mediterráneo: 126 toneladas cada día


BARCELONA.- El plástico representa el 95% de los residuos que flotan en el Mediterráneo, un mar que acumula entre el 20% y el 54% de las partículas de microplásticos del planeta. Estos filamentos de menos de 5 mm de diámetro, que los humanos ya estamos ingiriendo a través de la alimentación y cuya toxicidad sobre nuestro organismo está en estudio, se han convertido en una epidemia invisible de escala planetaria en la que la Fundación Aquae, pone el foco.

Esta gigantesca "mancha" de plástico que afecta a todo el litoral mediterráneo, desde Algeciras a Barcelona, es una seria amenaza para las especies marinas y para las aves de nuestro entorno. 
En total, 134 especies mediterráneas se encuentran gravemente afectadas por la ingesta de plástico: 60 especies de peces; 9 especies de aves marinas; 5 especies de mamíferos marinos (cachalotes, rorcuales comunes, delfines nariz de botella, delfines de Risso y delfines listados); y las 3 especies de tortugas marinas que habitan en el Mediterráneo (se han encontrado hasta 150 fragmentos de plástico en algunas tortugas boba).
Según datos del Servicio de Estudios del Parlamento Europeo, Greenpeace y WWF, los países que más plásticos vierten (en los países mediterráneos vivimos 150 millones de personas) son Turquía (144 toneladas al día), España (126 toneladas), Italia (90 toneladas), Egipto (77 toneladas) y Francia (66 toneladas).
Los residuos plásticos no solo afectan al Mediterráneo: el 80% de la basura que hay en nuestros océanos es plástico, concretamente más de 150 millones de toneladas, una cifra que para 2050 se espera que alcance los 12.000 millones de toneladas. Una situación que cada año provoca la muerte de más de 100.000 animales marinos y que amenaza a otras 700 especies del hábitat marina.
Asia es el continente que más toneladas de plástico vierte a los océanos al año (el 86,17% del total), con 1.210.000 de toneladas; seguido por África (7,78%), con 109.200 toneladas; Latinoamérica (4,8%), con 67.400 toneladas; Norteamérica y América Central (0,95%), con 13.400 toneladas; Europa (0,28%), con 3.900 toneladas; y Oceanía (0,02%), que vierte al año 300 toneladas de plástico en los océanos.
Los microplásticos, que provienen de desechos del plástico, se han convertido en un problema medioambiental, social, económico y, posiblemente, sanitario. 
Según un estudio elaborado por la universidad canadiense British Columbia y publicado recientemente en la revista Environmental Science and Technology, una persona (estadounidense medio) puede ingerir y respirar entre 70.000 y 121.000 partículas de microplásticos al año. 
Actualmente, los científicos intentan determinar si esta ingesta tiene alguna consecuencia para la salud humana.
El plástico es un invento del químico de origen belga Leo Baekeland, que en 1907 dio forma al primer plástico del mundo, la baquelita, llamada así en honor a su apellido.

sábado, 25 de agosto de 2018

Dos fragatas dotadas de misiles de crucero 'Kalibr', se incorporan hoy a la escuadra rusa en el Mediterráneo


MOSCÚ.- Las fragatas Almirante Grigorovich y Almirante Essen de la Flota del mar Negro de la Armada de Rusia se incorporan este 25 de agosto a la escuadra rusa en el Mediterráneo, informó hoy sábado el portavoz de la Flota, Alexéi Ruliov.

Indicó que ahora los buques, que partieron de Sebastopol rumbo al Mediterráneo, están atravesando los estrechos del Bósforo y los Dardanelos.
Las fragatas del proyecto 11356 como Almirante Grigorovich (en la imagen) y Almirante Essen tienen un desplazamiento de 4.000 toneladas, miden 125 metros de eslora, pueden navegar a una velocidad máxima de 30 nudos y tienen 180 tripulantes.
Están dotadas de misiles de crucero Kalibr, un cañón A-190 de 100 milímetros, tubos lanzatorpedos de 533 milímetros y un helicóptero de cubierta Ka-27 (0 Ka-31).


 ¿Por qué necesita Rusia los misiles Kalibr en el Mediterráneo?

El presidente ruso Vladímir Putin anunció el pasado mes de mayo que los buques rusos con misiles de crucero Kalibr montarán guardia permanente en el mar Mediterráneo. ¿Será esta estrategia demasiado potente como para aplicarse contra los terroristas sirios? ¿Qué otros objetivos podrían potencialmente apuntar estos misiles?

La escuadra mediterránea está casi formada. La columna vertebral está compuesta por los barcos de la Flota del Mar Negro, mientras que los buques de las Flotas del Báltico y del Norte se agregarán como secundarios de vez en cuando, explicó el experto militar Alexéi Leonkov en unos comentarios al diario Vzglyad.

"El despliegue de la escuadra mediterránea se desarrolla de acuerdo con el plan. La mayoría de los barcos que entran en servicio ya están equipados con los misiles de crucero o torpedos Kalibr", añadió.

Cuando apareció la primera noticia sobre los lanzamientos de los Kalibr en Siria, varios expertos se preguntaron si vale la pena utilizar unos misiles de crucero costosos para destruir instalaciones como almacenes o sedes de los terroristas, puesto que lo podría hacer la aviación. Sin embargo, hay varios argumentos a favor del uso de los Kalibr en este caso.

De acuerdo con las fuentes abiertas, el precio de un Kalibr en su versión de exportación es de unos 500.000-600.000 dólares. Para comparar, un misil de crucero estadounidense Tomahawk basado en el mar cuesta alrededor de 1,5 millones de dólares. Sin embargo, EEUU lanzó 59 Tomahawk contra la base siria de Shairat.

El uso en combate de unos misiles de crucero más económicos y, al mismo tiempo, efectivos impresionó a los potenciales compradores extranjeros.

Pero, por supuesto, una permanente presencia de los barcos armados con los Kalibr en el mar Mediterráneo tiene también objetivos geopolíticos.

La flota rusa comenzó a regresar al Mediterráneo incluso antes de la operación en Siria. En 2013, Serguéi Shoigú ordenó crear un comando de la unidad operacional de la Marina para proteger los intereses de Rusia en el Mediterráneo, zona de responsabilidad de la Flota del Mar Negro.

El experto militar Alexéi Leonkov, por su parte, destaca otro beneficio importante de la guardia permanente en el mar Mediterráneo.

"Gracias a esto, todas nuestras tripulaciones podrán ir al mar Mediterráneo y capacitarse en otras condiciones climáticas, como se hacía en la época soviética", señaló.

La lista de objetivos de los Kalibr en el Mediterráneo es bastante amplia, según Leonkov quien agregó que no se trata de un país específico sino de "un mensaje a los que supuestamente están luchando contra ISIS".

En la zona de alcance del Kalibr está, por ejemplo, la base militar británica de Acrotiri y Dhekelia en Chipre, al igual que la base turca de Incirlik.

"Si hablamos del Kalibr aplicado contra objetivos en tierra, se trata de una distancia de 1.500 a 2.500 kilómetros, al igual que los Tomahawk estadounidenses", recordó Leonkov.

Es decir, en el área de alcance de los misiles de crucero desplegados en el Mediterráneo oriental, está casi todo el sur de Europa, incluyendo la sede del Mando Conjunto de la OTAN en Nápoles, los centros de control de operaciones aéreas de la Alianza en Larissa (Grecia) y Poggio Renatico (Italia), la sede de las Fuerzas Aéreas Conjuntas de la OTAN en Izmir en Turquía, así como las bases aéreas de Bezmer y Graf Ignatievo en Bulgaria utilizadas por los estadounidenses.

Desde el Mediterráneo, se puede alcanzar también la base aérea de EEUU en Aviano (Italia), desde donde los estadounidenses bombardearon Yugoslavia.

No obstante, el presidente ruso Vladímir Putin declaró que la presencia permanente de los Kalibr en el Mediterráneo es necesaria "debido a la continua amenaza de ataques de los terroristas internacionales en Siria".

Putin recordó que los terroristas en Siria sufrieron daños graves causados por los ataques con misiles de crucero y los aviones de cubierta de la Marina.

El primer ataque de los Kalibr contra las instalaciones de Estado Islámico y el Frente al Nusra —ambos grupos terroristas proscritos en Rusia y otros países— se llevó a cabo desde el mar Caspio en octubre de 2015.

Dos meses más tarde, el lanzamiento desde el submarino Rostov na Donu se realizó por primera vez desde el mar Mediterráneo.

En octubre del año pasado, los Kalibr, lanzados desde el submarino Novgorod, destruyeron los objetivos en la provincia siria de Deir Ezzor. Y a finales de enero, los barcos y submarinos de la Flota del Mar Negro realizaron 100 ataques de los Kalibr contra los yihadistas en Siria.

viernes, 10 de agosto de 2018

El agua del Mediterráneo roza los 30 grados


MADRID.- La temperatura del agua del mar ha alcanzado valores cercanos a 30 grados centígrados en el Mediterráneo (arriba en la Dehesa de Campoamor) y los 25 grados centígrados en el Cantábrico (abajo en Biarritz), durante los últimos días, coincidiendo con la ola de calor, una cifra que supera en tres o cuatro grados los valores normales, según ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que constata que estos incrementos cada vez son mayores y más frecuentes.

El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, ha explicado que no obstante estos datos son mediciones del agua superficial realizadas por satélites y añade que cuando llegan vientos que remueven el agua o que forman tormentas sobre el mar, estas aguas cálidas se enfrían rápidamente y recuperan sus temperaturas habituales.
En este caso, ha confirmado de que el calentamiento de la temperatura del agua del mar superficial en el Cantábrico oriental y en el Mediterráneo, se ha debido a la ola de calor en la Península asociada a una fuerte insolación y a la estabilidad atmosférica, lo que ha provocado el "rápido calentamiento".
Sin embargo, parece que en este 2018 los días de temperaturas máximas en el agua del mar, sobre todo en el Mediterráneo, se han adelantado, ya que estos valores suelen alcanzarse a mediados del mes y también ha destacado que "cada vez es más frecuente" que la capa superficial del mar esté "más cálida de lo normal" de acuerdo con las mismas anomalías de la temperatura del aire.
"Varios estudios han constatado el aumento de la temperatura del Mediterráneo en los últimos años", ha incidido Del Campo.
De hecho, se ha referido al Quinto Informe del Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU, que advierte de que los océanos están absorbiendo la mayor parte de la energía suplementaria que está incorporando al sistema climático.
En concreto, ha destacado que en la superficie, la temperatura del agua del mar está subiendo una media de una décima de grado (0,1ºC) cada década y estima que el nivel medio del mar a nivel global ha crecido 0,19 metros en entre 1901 y 2010.
Asimismo, ha agregado que varios estudios para el Mediterráneo, como el publicado en 'Pure and Applied Geophysics' ha constatado que entre 1982 y 2016, es decir en casi los últimos 35 años, ha subido más de un grado centígrado la temperatura del agua superficial y en áreas más concretas en el Mediterráneo y Baleares se ha calentado "incluso algo más, entre 1,2 y 1,5ºC".
Si bien, en contra de la creencia popular, un mar "demasiado cálido" no tiene por qué desembocar "necesariamente" en episodios de lluvias torrenciales.
Los episodios que se generan en las en las comunidades mediterráneas en otoño obedecen fundamentalmente a factores atmosféricos (como por ejemplo la llegada de una DANA o "gota fría" al sur peninsular) y sin su ocurrencia difícilmente se producen las lluvias.
Finalmente, el jefe de climatología de la delegación de la Aemet en la Comunidad Valenciana, José Ángel Núñez Mora, el Mediterráneo ha alcanzado a temperaturas cercanas a 30 grados centígrados a comienzos de agosto de 2017 y el otoño de ese mismo año fue extremadamente seco en la Comunidad Valenciana. 
"La situación de 2017 (mar anormalmente cálido en verano sin lluvias torrenciales en otoño), es un esquema que se repite con frecuencia", concluye.

martes, 10 de abril de 2018

Una inundación gigante rellenó el Mediterráneo hace cinco millones de años

MADRID.- El fondo del mar Mediterráneo central ha revelado pruebas de una de las mayores inundaciones en la historia de la Tierra, registrada hace más de cinco millones de años.

Se cree que la inundación, conocida como la inundación Zancleana, puso fin a la Crisis de la Salinidad de Messiniense (MSC), un periodo durante el cual el mar Mediterráneo se secó parcialmente. 
Debido a la reducción de su conexión con el océano Atlántico, el mar Mediterráneo se transformó en un lago salino gigante que se evaporó parcialmente por el clima seco de la región, hace seis millones de años.
Una de las teorías propuestas para explicar el rellenado del mar Mediterráneo al final del MSC unos 640.000 años después es una inundación catastrófica a través del Estrecho de Gibraltar.
Al examinar la colección más completa de datos del lecho marino de las islas costeras de Sicilia y las Islas Maltesas, un equipo internacional de geocientíficos ha descubierto una extensa masa enterrada de material que se cree que fue erosionado y transportado por la inundación Zancleana.
Esta masa cubre un área equivalente a la de la isla de Creta y tiene hasta 900 metros de espesor en algunos lugares. El paso de la inundación Zancleana a través del escarpe de Malta -un largo acantilado de piedra caliza submarina- dio lugar a una cascada de 1,5 kilómetros de altura (equivalente a cinco veces la altura de la Torre Eiffel). 
Esta agua erosionó un cañón de 5 kilómetros de ancho y 20 de largo en el fondo marino que aún se conserva bajo el agua frente a la costa de la ciudad de Noto (sudeste de Sicilia).
Este descubrimiento es importante porque demuestra que el nivel del mar Mediterráneo durante el MSC se redujo en más de 1.000 metros, y que el final del MSC coincidió con una inundación catastrófica que afectó a todo el mar Mediterráneo.