Un informe del Instituto Nacional de Meteorología predice olas severas de calor y disminución de las precipitaciones en verano
Así lo expuso el jefe del Servicio de Climatología del Instituto Nacional de Meteorología (INM), José Antonio López, uno de los veintitrés científicos españoles que intervinieron en el último informe del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés).
López explicó que los efectos del cambio climático serán globales y de ellos no se librará ninguna región del mundo, pero serán diferentes en cada una y en España las variaciones se apreciarán más en verano que en invierno, con severas olas de calor, similares a las de 2003, que pueden repetirse cada cinco años.
El INM ha elaborado un estudio, en el marco del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, en el que se detallan de forma «regionalizada» los impactos que el cambio climático puede provocar en España durante las próximas décadas, un estudio que hará público el martes la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona.
Las predicciones realizadas por expertos del Instituto Nacional de Meteorología a partir de los principales modelos de estudio que se utilizan en el mundo concluyen que el aumento de las temperaturas a lo largo de las próximas décadas encaja con el incremento que han experimentado durante la segunda mitad del siglo XX.
José Antonio López explicó que las predicciones están en sintonía con las globales que ha hecho el Grupo Intergubernamental, y precisó en ese sentido que el aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones se apreciará más durante los meses de verano.
«Está menos claro qué va a pasar en invierno», dijo el científico, quien advirtió, además, que todos los estudios apuntan hacia una mayor variabilidad de esas precipitaciones cada año o incluso dentro de cada ejercicio.
Lluvias torrenciales
Explicó que esa variabilidad afectará al actual régimen de precipitaciones y complicará el aprovechamiento y la regulación de los recursos hídricos, y que el aumento de las lluvias torrenciales, sobre todo en las regiones mediterráneas, multiplicará los problemas causados por este tipo de precipitaciones.
José Antonio López precisó que los estudios apuntan a que el aumento de las temperaturas en España como consecuencia del calentamiento global será «especialmente significativo» durante el verano, y que las olas de calor severas, similares a las que padeció España en el 2003, se podrían repetir cada cinco años.
Sobre los efectos durante el invierno «hay más incertidumbre», ya que hay una mayor dispersión de los resultados, explicó el experto.
Las regiones más afectadas serán las mediterráneas, ya que son las que soportan un mayor «estrés climático» y se encuentran ya en la actualidad cerca de los «límites» en términos de precipitación y de temperatura.
López dijo que el aumento de las temperaturas y la disminución de las lluvias propiciará en los ecosistemas mediterráneos una mayor «tensión climática».
Desertización
A grandes rasgos dibujó un panorama general en el que la mitad sur de la Península se parecería, a mediados del siglo, al norte de África y el norte de España se parecería al sur peninsular, y advirtió de que el cambio climático agravará problemas como el de la desertización.
«En el sureste peninsular tenemos ya zonas que son casi desiertos, y el problema se va a agravar», dijo el científico, aunque precisó que las incertidumbres de lo que va a ocurrir a escala local son todavía muy grandes.
Las precipitaciones se reducirán hasta en un 40% en la mitad sur de la Península Ibérica en el último tercio de este siglo, según recoge el 'Informe sobre Escenarios Climáticos para España', elaborado por expertos del Instituto Nacional de Meteorología y que se presentó al Consejo Nacional del Clima. En la mitad norte de la Península también se producirá una reducción de precipitaciones, aunque "más pequeña".
El documento presentado es la primera fase de un proyecto cuya finalidad es "generar proyecciones regionalizadas de cambio climático para el siglo XXI, con datos con suficiente resolución espacial y temporal para su aplicación por parte de una amplia variedad de usuarios".
En el «escenario más pesimista», es decir, si la comunidad internacional no ataja en serio las emisiones de CO2 responsables del aumento de las temperaturas, España podría sufrir incrementos térmicos de entre 5 y 8 grados en el último tercio de este siglo. Sobre todo «en el interior peninsular, y algo menos en el litoral», y más en las temperaturas veraniegas que en otras estaciones del año, precisó Francisco Cadarso, director del Instituto Nacional de Meteorología. Así, máximas de hasta 50 grados serían habituales en ciudades del sur de España. En el supuesto más optimista, en caso de que las medidas empezaran a surtir efecto, el aumento de las temperaturas será sólo de entre 3 y 6 grados.
El cambio climático también hará menguar los recursos hídricos. Habrá más evaporación por el calor, más sequías y más prolongadas, y menos precipitaciones. En el Norte ese descenso podría ser de entre el 10 y el 20%, según las áreas.
Son algunos de los datos recopilados por los científicos españoles, que han «regionalizado» los posibles efectos del cambio climático en la península y en Baleares a partir de diferentes escenarios (conocidos en el argot científico como A2 y B2) basados en la evolución que pueden seguir las emisiones de gases de efecto invernadero y en el desarrollo económico y social de cada región.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, abogó por evitar el catastrofismo y dijo que los estudios invitan «a la acción» política y a la implicación de todos los sectores para mejorar los escenarios futuros y para evitar que se cumplan las predicciones con las que coinciden todos los modelos utilizados por la comunidad científica internacional. (EFE y COLPISA)
Las regiones del Mediterráneo español serán las más afectadas por los efectos del cambio climático, que supondrán un aumento «significativo» de las temperaturas, ya que son las que soportan un mayor «estrés climático».
Así lo expuso el jefe del Servicio de Climatología del Instituto Nacional de Meteorología (INM), José Antonio López, uno de los veintitrés científicos españoles que intervinieron en el último informe del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés).
López explicó que los efectos del cambio climático serán globales y de ellos no se librará ninguna región del mundo, pero serán diferentes en cada una y en España las variaciones se apreciarán más en verano que en invierno, con severas olas de calor, similares a las de 2003, que pueden repetirse cada cinco años.
El INM ha elaborado un estudio, en el marco del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, en el que se detallan de forma «regionalizada» los impactos que el cambio climático puede provocar en España durante las próximas décadas, un estudio que hará público el martes la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona.
Las predicciones realizadas por expertos del Instituto Nacional de Meteorología a partir de los principales modelos de estudio que se utilizan en el mundo concluyen que el aumento de las temperaturas a lo largo de las próximas décadas encaja con el incremento que han experimentado durante la segunda mitad del siglo XX.
José Antonio López explicó que las predicciones están en sintonía con las globales que ha hecho el Grupo Intergubernamental, y precisó en ese sentido que el aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones se apreciará más durante los meses de verano.
«Está menos claro qué va a pasar en invierno», dijo el científico, quien advirtió, además, que todos los estudios apuntan hacia una mayor variabilidad de esas precipitaciones cada año o incluso dentro de cada ejercicio.
Lluvias torrenciales
Explicó que esa variabilidad afectará al actual régimen de precipitaciones y complicará el aprovechamiento y la regulación de los recursos hídricos, y que el aumento de las lluvias torrenciales, sobre todo en las regiones mediterráneas, multiplicará los problemas causados por este tipo de precipitaciones.
José Antonio López precisó que los estudios apuntan a que el aumento de las temperaturas en España como consecuencia del calentamiento global será «especialmente significativo» durante el verano, y que las olas de calor severas, similares a las que padeció España en el 2003, se podrían repetir cada cinco años.
Sobre los efectos durante el invierno «hay más incertidumbre», ya que hay una mayor dispersión de los resultados, explicó el experto.
Las regiones más afectadas serán las mediterráneas, ya que son las que soportan un mayor «estrés climático» y se encuentran ya en la actualidad cerca de los «límites» en términos de precipitación y de temperatura.
López dijo que el aumento de las temperaturas y la disminución de las lluvias propiciará en los ecosistemas mediterráneos una mayor «tensión climática».
Desertización
A grandes rasgos dibujó un panorama general en el que la mitad sur de la Península se parecería, a mediados del siglo, al norte de África y el norte de España se parecería al sur peninsular, y advirtió de que el cambio climático agravará problemas como el de la desertización.
«En el sureste peninsular tenemos ya zonas que son casi desiertos, y el problema se va a agravar», dijo el científico, aunque precisó que las incertidumbres de lo que va a ocurrir a escala local son todavía muy grandes.
Las precipitaciones se reducirán hasta en un 40% en la mitad sur de la Península Ibérica en el último tercio de este siglo, según recoge el 'Informe sobre Escenarios Climáticos para España', elaborado por expertos del Instituto Nacional de Meteorología y que se presentó al Consejo Nacional del Clima. En la mitad norte de la Península también se producirá una reducción de precipitaciones, aunque "más pequeña".
El documento presentado es la primera fase de un proyecto cuya finalidad es "generar proyecciones regionalizadas de cambio climático para el siglo XXI, con datos con suficiente resolución espacial y temporal para su aplicación por parte de una amplia variedad de usuarios".
En el «escenario más pesimista», es decir, si la comunidad internacional no ataja en serio las emisiones de CO2 responsables del aumento de las temperaturas, España podría sufrir incrementos térmicos de entre 5 y 8 grados en el último tercio de este siglo. Sobre todo «en el interior peninsular, y algo menos en el litoral», y más en las temperaturas veraniegas que en otras estaciones del año, precisó Francisco Cadarso, director del Instituto Nacional de Meteorología. Así, máximas de hasta 50 grados serían habituales en ciudades del sur de España. En el supuesto más optimista, en caso de que las medidas empezaran a surtir efecto, el aumento de las temperaturas será sólo de entre 3 y 6 grados.
El cambio climático también hará menguar los recursos hídricos. Habrá más evaporación por el calor, más sequías y más prolongadas, y menos precipitaciones. En el Norte ese descenso podría ser de entre el 10 y el 20%, según las áreas.
Son algunos de los datos recopilados por los científicos españoles, que han «regionalizado» los posibles efectos del cambio climático en la península y en Baleares a partir de diferentes escenarios (conocidos en el argot científico como A2 y B2) basados en la evolución que pueden seguir las emisiones de gases de efecto invernadero y en el desarrollo económico y social de cada región.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, abogó por evitar el catastrofismo y dijo que los estudios invitan «a la acción» política y a la implicación de todos los sectores para mejorar los escenarios futuros y para evitar que se cumplan las predicciones con las que coinciden todos los modelos utilizados por la comunidad científica internacional. (EFE y COLPISA)
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