Siempre digo que el lenguaje es un arma de poder insospechado. Una palabra amorosa puede sanar, tanto como una palabra de odio puede herir, destruir, e incluso matar. Es la gran herramienta de los manipuladores, y es por ello muy frecuente que se escondan palabras, o que se creen palabras falsas, o que a las palabras se les doten de significados distorsionados para confundir la realidad, o para crearla según determinados intereses.


La palabra “humanidad”, por ejemplo, nos puede llevar a error. Por un lado, una de las acepciones que contempla el Diccionario de la RAE es “debilidad o flaqueza propia del ser humano” lo cual me parece del todo falso, porque “lo humano” no es débil, sino lo contrario. Como también lleva a confusión el hecho de utilizar el adjetivo sustantivado de la palabra que designa a nuestra especie (humano-humanidad) para designar cualidades como “sensibilidad, compasión, benignidad, mansedumbre, afabilidad”. 

Por supuesto que hay seres humanos con esas características, afortunadamente, pero también es verdad que la especie humana es la más cruel de todas y que existen muchos seres humanos carentes absolutamente de esas cualidades.


Quiero decir con ello que existen palabras, como humanidad, que reflejan una realidad que no es verdad. No somos los humanos, en general, ejemplo de benignidad ni de compasión y, por otro lado, la RAE no es objetiva cuando habla de “debilidad” refiriéndose a esas características que se nos atribuye. Es decir, aprendemos muy mal porque aprendemos la realidad desde una perspectiva muy sesgada, y algunos mediatizan la semántica de las palabras según lo que les conviene.


Hace pocos días el Partido Popular ha empleado esta palabra, humanidad. Lo cual es una excepción, un hito, un acontecimiento que merecería fuegos artificiales y una fiesta muy especial para conmemorar tamaña novedad sin precedentes. ¿¿El Partido Popular hablando de humanidad?? No me lo podía creer, no salía de mi asombro; será un error, pensé a vuela pluma, o un gazapo del periodista que escribía sobre ello. ¿¿El Partido Popular dando una muestra de tener en cuenta algún tipo de sensibilidad y de compasión hacia alguien o algo que no sean sus intereses, sus ideas fantoches o sus bolsillos??


Muchas décadas de una crueldad implacable para con los ciudadanos, de una insensibilidad y de un cinismo sólo propios de psicópatas, de decenas de leyes y decretos destinados a saquear el país mediante mafias corruptas, dejando a los ciudadanos en una precariedad tercermundista...; miles de parados, españoles en la calle, niños sin poder comer, miles de suicidios de los que no hablan, muchos miles de desahucios y de muertos por los recortes en la Sanidad, miles de españoles, muchos de ellos jóvenes universitarios que han tenido que emigrar, ¿y ahora hablan de humanidad? ¿Qué motivo podía provocar que una agrupación política calificada por muchos directamente como un grupo criminal utilizara esa palabra para ellos vacía de contenido? Pronto salí de dudas. Ah, claro, es que hablan de ella porque la piden, humanidad, para uno de los suyos. Para Zaplana.


Zaplana, expresidente de la Generalitat Valenciana, está en prisión provisional y sin fianza desde hace seis meses acusado de presuntos delitos de blanqueo de capitales, malversación y prevaricación, o sea, un angelito, de esos que tanto les gustan. Zaplana está enfermo, y ha sido trasladado, desde prisión, al Hospital La Fe de Valencia, para ser tratado de su enfermedad. 

Un día después de este traslado, exactamente el día 19 de diciembre, el PP publicó en su cuenta oficial de Twitter un mensaje en el que, aduciendo al estado de salud de Zaplana, pedía que sea tratado en el hospital, y no en un centro penitenciario. Y acababa el mensaje con esta frase: “Un poco de humanidad”.


Un poco de humanidad que ellos no han tenido en sus años de gobierno, y un poco de humanidad que la mayoría de ellos nunca tendrán. Ellos no han tenido compasión ni para cerrar plantas enteras de oncología infantil dejando a miles de niños enfermos de cáncer sin asistencia, ni para dejar a miles de ancianos sin posibilidad de poderse calentar en invierno, sin poder, incluso, comprar sus medicamentos. ¿De qué humanidad hablan? ¿Qué saben ellos de humanidad?


Es evidente que el mal llamado neoliberalismo es la psicopatía llevada al terreno de la gestión política. La ausencia de empatía y hasta el placer de ejercer la crueldad han presidido durante varias décadas las decisiones tomadas por la derecha neoliberal. ¿Y ahora se atreven a hablar de humanidad?


Por supuesto, no se trata de Zaplana, a quien deseo se recupere; se trata, como diría Benedetti, de defender la alegría y la justicia con uñas y dientes, y, como dice Alain Deneault en La Médiocratie, de volver a la cultura y a las referencias intelectuales, volver a leer, a pensar, a restablecer el lenguaje, a reafirmar el valor de conceptos que han sido despojados de contenido, para avanzar políticamente. 

Es decir, nos es necesario el humanismo y la humanidad, no ésa que piden los del PP cuando se trata de asuntos propios, sino humanidad de verdad, humanismo de ese que antepone el respeto por los demás antes que el amor propio.


(*) Doctora en Filología