MAZARRÓN.- Los trabajos de escaneado con láser de las porciones extraídas del barco
de época fenicia 'Mazarrón II' comenzarán previsiblemente el 10 de
octubre, según ha hecho saber el director de la
intervención arqueológica para la extracción del pecio, el investigador
de la Universidad de Valencia Carlos de Juan, quien desarrolla el
proyecto macro con el profesor Agustín Díez Castillo.
Actualmente, el equipo de arqueólogos está dividido en función del
trabajo a realizar. Así, una parte se encarga de la extracción de los
restos que actualmente se encuentran a 1,8 metros de profundidad;
mientras que otra parte hace los trabajos de limpieza mecánica de las
maderas para depositarlas en las balsas de tratamiento del laboratorio y
ejecuta el escaneado láser de cada una de las porciones extraídas del
pecio.
De Juan ha indicado que este trabajo de escaneado láser
--que se realiza en laboratorio-- es de "altísima precisión, más allá
de lo que el ojo humano puede distinguir", y su resultado constituye la
documentación arqueológica con la que los investigadores podrán hacer
posteriormente el estudio final y detallado del pecio.
Asimismo, este trabajo de escaneado constituye el elemento de control
para que, durante los procesos de conservación, los conservadores tengan
siempre una referencia en archivo de cómo estaba cada una de las
porciones antes de iniciar los tratamientos de la madera de este barco
que se hundió hace 2.600 años.
Cabe destacar que el pecio está
dividido en 22 porciones y cada una de ellas es trasladada al
laboratorio donde, posteriormente, se realiza una labor de limpieza
mecánica preliminar de las arenas que puedan haberse quedado adheridas.
Una vez finalizado este proceso se hace el escaneado láser en el
laboratorio, sacando de manera momentánea las porciones con las 'cunas'
que el equipo ha prediseñado ya y que están ya en fase de fabricación.
"La porción se saca fuera del agua, a la mesa de laboratorio, y se
escanea con una técnica que es muy rápida, porque uno de los
condicionantes que siempre tenemos en este tipo de trabajo es que no se
nos puede secar la pieza, es decir, no se le puede escurrir el agua", ha
precisado.
Por tanto, el escaneado láser es una técnica "muy
efectiva" por la rapidez de ejecución y la calidad de la documentación.
Cuando la porción se ha escaneado, se vuelve a introducir en la balsa de
tratamiento del laboratorio.
Los arqueólogos están trabajando
en el agua desde el pasado 9 de septiembre y va a continuar con las
labores de extracción pero, a partir del 10 de octubre, compaginarán
esta tarea con la del escaneado láser. No obstante, De Juan ha advertido
que estas fechas dependen "un poco" de la variación del estado del
clima marítimo, que condiciona el calendario.
En concreto, el
equipo prevé tener ya preparados el 10 de octubre 4 o 5 porciones en el
laboratorio para empezar las labores de escaneado láser.
La consejera de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, Carmen Conesa,
ha valorado quedesde el Gobierno regional están "muy satisfechos e
ilusionados" de haber alcanzado la fase de extracción del pecio
'Mazarrón II' "tras décadas de trabajo en un proyecto que consideramos
fundamental para el patrimonio cultural de la Región de Murcia".
"Desde su descubrimiento, sabemos que el pecio 'Mazarrón II' supone
un hito para la historia y el patrimonio tanto de la Región de Murcia
como a nivel internacional, pues se trata de una embarcación única en el
mundo, y su estudio permitirá alcanzar nuevas cotas de conocimiento
respecto a la forma de vida fenicia, especialmente en nuestra costa", ha
añadido Conesa.
Así, ha valorado que "gracias al impulso y al
interés permanente por parte del Gobierno regional a través de la
Dirección General de Patrimonio Cultural y a la colaboración entre
administraciones, hoy podemos hablar de un proyecto de extracción,
tratamiento y conservación del pecio de referencia mundial que pone el
foco en la Región de Murcia".
Al ser preguntado por los plazos para completar la extracción, De Juan
ha puntualizado que el equipo siempre tiene el "pequeño hándicap" del
clima marítimo, que puede condicionar los plazos.
Con todo, el
equipo de arqueólogos ha hecho una planificación de 44 días hábiles de
trabajos, es decir, aproximadamente dos meses, lo que les llevaría a
acabar todos los trabajos --incluida la extracción y el escaneado-- en
torno al 10 de noviembre.
Por otro lado, De Juan ha reconocido
que todavía no se ha decidido el lugar en el que se mostrará finalmente
el pecio. "Nosotros, como equipo investigador no tenemos nada que
decir, y es la Comunidad Autónoma la competente en decidir su lugar de
exposición", ha afirmado.
En cualquier caso, sí ha reconocido
que los plazos que se manejan es que se podrá exponer en torno al año
2029 o 2030. Y es que ha señalado que los tratamientos de conservación
son "bien conocidos" pero "desafortunadamente son muy lentos" por lo que
"no es descabellado plantear que el proceso de conservación se dilate
durante 4 años o 5 años".
"Las sondas en la madera nos dirán un poco
cómo va la cosa", ha afirmado.
La intervención se realiza a través de un convenio de colaboración
entre la Universidad de Valencia y la Comunidad Autónoma de Murcia
dentro de un proyecto integral en el que participa el Ministerio de
Cultura con su Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA) situado
en Cartagena y su laboratorio ARQUAtec.
De Juan ha admitido
que no ha surgido algún problema sobrevenido durante los trabajos
extractivos porque la reflexión científica previa "ha sido larga" y el
equipo estaba "muy preparado" para cualquier contingencia. Y es que, ha
añadido, "es un ejercicio de responsabilidad y los errores son
irreversibles", por lo que "no hay nada improvisado".
De
momento, los arqueólogos han encontrado todo lo que esperaban, en base a
los trabajos previos realizados en 2023. No obstante, ha admitido que
lo único que puede romper estas previsiones es la extracción de las
porciones de la zona que se llama pantoque, que es "la curva que se
genera entre el costado del barco --que es más o menos vertical-- y el
fondo del barco --que es más o menos horizontal--".
"En esta
zona es normal que en el proceso de naufragio se introduzcan o acaben
depositadas pequeñas maderas, cabos, poleas y elementos de los que, en
estos momentos, nosotros no podemos tener ni idea porque en ninguna de
las actuaciones previas se ha excavado hasta ese nivel", ha afirmado.
Se trata, ha añadido, de una zona de la embarcación que sigue
sepultada bajo la arena desde hace 2.600 años y las anteriores
excavaciones "nunca pasaron de poner en luz las tablas más
superficiales, pero no las inferiores".
De Juan ha comparado los trabajos con los de una cirugía, porque
tienen que estar operando en una materia orgánica, como es la madera
arqueológica empapada en agua. En concreto, ha reconocido que la
maniobra final "es bastante delicada, con la extracción de la última
porción --la 22--, que es la pieza de la quilla con las dos tracas de
aparadura, que es prácticamente el centro de la pequeña embarcación de
época fenicia".
Y es que ha recordado que la quilla (porción
XXII) "tiene una longitud aproximada de 3,70 metros" y los arqueólogos
tienen que fabricar una estructura sólida en fibra de carbono para
trasladarla debajo del agua utilizando unos globos cilíndricos de aire
para quitarle el peso. Una vez en la orilla, tendrán que usar una
pequeña grúa para extraerla.
"Lógicamente, el volumen y el peso de la pieza requiere máxima concentración", ha señalado.