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"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio" (Cicerón) "Toda verdad pasa por tres fases: primero, es ridiculizada. Segundo, se le oponen violentamente. Y tercero, es aceptada como auto-evidente." (Schopenhauer) * Newsletter de opinión e influencia, sin ánimo de lucro ni subvencionado con dinero público o privado, fundado en enero del año 1984 por Francisco Poveda, periodista profesional licenciado en la UCM desde 1976.
ALICANTE.- Por primera vez, un estudio del Laboratorio de Zonas Áridas y Cambio Global de la Universidad de Alicante (UA), dirigido por Fernando T. Maestre, y publicado en la revista Science
ha revelado que, a medida que este balance de sequedad se incrementa,
los ecosistemas áridos de nuestro planeta cambian de forma brusca. Y es
que las zonas áridas ocupan aproximadamente el 41% de la superficie
terrestre y albergan a un tercio de la población mundial. En estos
entornos, la vida está muy condicionada por la aridez, es decir, el
equilibrio entre cantidad de agua procedente de lluvia y la que se
pierde por evaporación. En este sentido, la aridez está aumentando a
nivel global debido al cambio climático.
«En el estudio hemos
encontrado que numerosas características del ecosistema respondían de
forma no linear a pequeños aumentos de aridez. Esto implica que hay niveles en los que los cambios son más rápidos, a veces incluso abruptos, para
incrementos relativamente pequeños de aridez. Por tanto, podemos
afirmar que hay una serie de umbrales de sequedad a partir de los cuales
el ecosistema cambia de manera desproporcionada cuando se aridifica aún
más» explicó a El Mundo Santiago Soliveres, investigador Ramón y Cajal en la UA y
coautor del estudio.
Los investigadores han identificado tres fases de cambio. En primer
lugar, cuando los niveles superan un valor umbral de aproximadamente
0,54, «el paisaje queda limitado por la falta de agua.
La vegetación varía y pasa a estar dominada por especies adaptadas a la
sequía como gramíneas y arbustos, como ya ocurre en muchas zonas de la
Península Ibérica», detalóa el investigador de la UA Fernando T.
Maestre.
Tras los cambios iniciales de vegetación, cuando los
valores de aridez superan el umbral de 0,7 la tierra se vuelve menos
fértil, pierde estructura y su vulnerabilidad a la erosión es mayor.
Asimismo, organismos que desempeñan funciones claves para mantener los
nutrientes del suelo se ven profundamente afectados y predomina la
presencia de patógenos en detrimento de organismos más beneficiosos.
Por
último, si se supera el umbral de 0,8 tiene lugar una pérdida brusca de diversidad y de cobertura vegetal. "Una
vez cruzamos este umbral el déficit de agua es tan grande que las
plantas son incapaces de crecer en estas condiciones. La actividad
biológica se reduce drásticamente y la vida pasa a estar condicionada
por ventanas de oportunidad que proporcionan los raros episodios de
lluvia. Los ecosistemas se han transformado en un desierto", según
Maestre.
Según las
previsiones climáticas, en 2100 más del 20% de las tierras emergidas del
planeta podrían cruzar uno o varios umbrales de aridez como se indica
es esta investigación. "La vida no desaparecerá, pero los hallazgos
sugieren que estos ecosistemas pueden sufrir cambios bruscos que
reduzcan su capacidad para prestar servicios a más de 2.000 millones de
personas, tales como la fertilidad del suelo y la producción de
biomasa", señaló Miguel Berdugo autor principal del estudio e
investigador en el Laboratorio de Zonas Áridas y Cambio Global de la UA
hasta enero de 2020.
Los hallazgos del estudio son muy relevantes
para entender la repercusión del cambio climático en las zonas áridas ya
que pueden contribuir a que se adopten medidas de mitigación.
"Aunque
no detendremos el cambio climático, creo que aún es posible minimizar
sus consecuencias negativas en estos entornos fundamentales para lograr
un desarrollo sostenible", indica Maestre.
"Con la información aportada
sobre cómo cambian las propiedades de la vegetación y el suelo frente a
la aridez, y cartografiando las zonas más sensibles, nuestros resultados
pueden utilizarse para optimizar las tareas de control y restauración,
conservar la biodiversidad y evitar la desertificación de estos
entornos", añade.
En este sentido, Ricard Solé, coautor e investigador
ICREA en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE, UPF-CSIC) y profesor
en la Universidad Pompeu Fabra, confía en que "este estudio ayude a
desarrollar escenarios potenciales de intervención que podrían incluir
el uso de la biología sintética para modificar ecosistemas en peligro".
Esta "terraformación" de ecosistemas es parte de la colaboración en curso entre UPF y la Universidad de Alicante.
Este trabajo inédito, que reúne la mayor compilación de datos sobre
zonas áridas de diversos continentes realizado hasta la fecha, forma
parte del proyecto BIODESERT financiado por el programa "Consolidator
Grants" del Consejo Europeo de Investigación.
OSLO.- El año pasado fue el cuarto más cálido del que se tiene registro,
extendiendo una calurosa racha a la que han contribuido las crecientes
concentraciones de gases de efecto invernadero producidos por el hombre,
dijo el lunes el servicio de cambio climático de la Unión Europea
Copernicus.
La temperatura media del aire en la superficie del
planeta fue de 14,7 grados centígrados en 2018, 0,2 menos que en 2016,
el año más caluroso registrado, dijo en la primera evaluación global de
temperaturas basada en datos de todo el año.
El año 2016 se vio marcado por el fenómeno El Niño, que calentó la superficie del Océano Pacífico.
“En
2018, hemos visto nuevamente un año muy cálido, el cuarto más cálido
que se ha registrado”, dijo en un comunicado Jean-Noël Thépaut, jefe del
servicio de cambio climático Copernicus.
“Los eventos climáticos
dramáticos como el verano cálido y seco en gran parte de Europa o el
aumento de la temperatura en las regiones árticas son señales alarmantes
para todos nosotros”, agregó.
Los años 2017 y 2015 también
fueron ligeramente más cálidos que 2018 en los registros, que se
remontan al siglo XIX, dijo Copernicus.
Casi
200 naciones acordaron un “libro de reglas” para implementar el acuerdo
climático de París en las conversaciones mantenidas en Polonia el mes
pasado, aunque algunos expertos dijeron que era insuficiente para
prevenir niveles peligrosos de calentamiento global.
Con el
acuerdo de París de 2015 se buscaba terminar la era de los combustibles
fósiles en este siglo, cambiando a energías más limpias como la energía
eólica y solar.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Donald
Trump, planea retirarse del acuerdo e impulsar la industria de
combustibles fósiles en Estados Unidos.
MURCIA.- La sequía que afecta a la cuenca del Segura preocupa a más de la
mitad de los murcianos, según el informe 'Actitudes frente a la
basuraleza' del proyecto LIBERA, desarrollado por las entidades
ambientales SEO/Birdlife y Ecoembes y que revela que la basura en la
naturaleza es motivo de inquietud para el 54% de los españoles.
A
este asunto le siguen otros como el cambio climático -preocupante para
el 53% de los encuestados-, la extinción de especies animales y
vegetales -con un 39% de menciones- o el agotamiento de los recursos
-con un 28%-, según este estudio elaborado con más de 5.000
cuestionarios en toda España.
Además, el 53% de los españoles se
considera «muy» o «bastante» informado ante estos fenómenos, «frente a
un 10% que cree no estarlo», ha informado SEO/Birdlife en un comunicado.
Problemas como la sequía han aparecido entre los asuntos más
urgentes en áreas como Murcia, donde el fenómeno ha sido mencionado por
el 50% de los participantes en el estudio.
Por otro lado, la principal
preocupación en Canarias, Cantabria o Andalucía es el cambio climático,
reconocido por el 60%, el 58,5% y el 56% de los encuestados en estas
regiones, respectivamente.
Por edades, la preocupación respecto a
la contaminación de los espacios naturales es mayor entre personas de
65 a 74 años (61,5%), mientras que los jóvenes de 16 a 24 años se
centran más en el cambio climático (56,6%).
La principal preocupación
entre las mujeres es el cambio climático, la contaminación de la
naturaleza gana peso entre los hombres.
MADRID.- Entre la sierra de Grazalema, en Cádiz, y Águilas (Murcia) apenas hay
400 kilómetros en línea recta, poco más de la mitad que entre
Pontevedra y San Sebastián. Pero están separados por un muro invisible e
impermeable, plantea hoy El Mundo.
En la húmeda sierra gaditana, el pasado mes de
marzo, ha llovido más que nunca en su historia. A pesar de ser uno de
los puntos más lluviosos de España, lo de este año no se había visto
jamás: sólo en el mes pasado han caído casi 1.500 litros por metro cuadrado.
Nunca desde que se comenzaron a recoger datos en ese punto en el año
1913 se había registrado algo igual para el mes de marzo. La media
histórica es de cerca de 150 litros y, durante todo el año, no se suelen
recoger más de 2.000 litros en esos bosques de alcornoques.
En Murcia la primavera ha llegado en una situación muy diferente. En el Mar Menor no han caído más de 10 litros por metro cuadrado en todo el mes de marzo.
En Águilas, apenas se han recogido 46 litros desde el pasado mes de
octubre, y ya han pasado seis meses. Y esa miseria cae en un terreno
azotado por cinco años seguidos de sequía en una cuenca hidrográfica que
parece no poder salir nunca del estado de emergencia.
Fernando
Giménez vive -«sobrevive», dice él- en el corazón de una de las zonas
agrícolas más duras de Europa: el «secano rabioso» murciano. Cultiva,
desde que comenzó a trabajar casi de niño, 13 hectáreas de almendros y
300 de cereal en Zarcilla de Ramos, una pedanía de la
zona de montaña de Lorca.
Durante los últimos cinco años, ha visto cómo
se secaban cerca de 1.200 de sus almendros, más del 30%, y sólo ha
podido recoger una cosecha de cereal. El resto se ha echado a perder,
como la de este año, que se plantó en enero y, a falta de que llegue lo
más duro del verano, ya se ha secado. Otro año más en blanco.
SECANO RABIOSO
La
sequía estructural penetra sus raíces hasta el mismo tuétano de este
rincón olvidado de España. Fernando tiene sus almendros en cultivo
ecológico. Pero las mismas almendras que se pueden llegar a comprar en
las más modernas tiendas madrileñas a cerca de 20 euros el kilo, a
Fernando se las pagaron el año pasado a 1,30 euros el kilo.
Si no
fuese por las ayudas que se recuperaron hace pocos meses para zonas
desfavorecidas de alta montaña en Murcia (entre 6.000 y 10.000 euros por
familia y año) y por las subvenciones para reponer los arboles que se
secan y evitar así el avance del desierto, miles de familias como la de
Fernando no podrían vivir del campo.
«Aquí los meses menos secos son marzo, abril y mayo, y aún no hemos visto una gota de agua este año», cuenta desde el tractor mientras trabaja sus tierras. «Si no llueve algo en mayo, esto tiene muy mala pinta», dice.
Y los datos que maneja la Confederación Hidrográfica del Segura no contradicen a Fernando. Las reservas de los embalses murcianos tienen hoy 312 hectómetros cúbicos, es decir, el 27% de su capacidad.
Y se supone que estamos en la época más lluviosa para la región.
El año
pasado en estas mismas fechas contaban con 370 hectómetros cúbicos (el
32%) y la media de los últimos 10 años es de 622. A modo de ejemplo, en
el año 2014 la cuenca contaba con 878 hectómetros cúbicos en esta época
del año.
Y las previsiones no ayudan demasiado al secano rabioso.
«Los modelos no se ponen muy de acuerdo, pero de igual modo que no se
puede tener una señal clara de lo que ocurrirá en la mitad norte y
centro del país en la primavera e inicio del verano, todo indica que en
Canarias y la mitad suroeste lloverá menos de lo normal durante los
próximos meses», vaticina Rubén del Campo, portavoz de
la Agencia Española de Meteorología (Aemet).
«En el sur del Mediterráneo
las precipitaciones no suelen ser muy abundantes, así que con el
déficit que ya acumulan esas zonas, no se va a arreglar demasiado la
situación».
Sin embargo, la percepción del problema de la sequía
es muy diferente en otros puntos de España. Las intensas lluvias de los
últimos meses no sólo han regado más de la mitad del territorio sacando a
algunas cuencas de una situación delicada, como al Tajo o al
Guadalquivir.
También han dejado récords e imágenes para los anales en
algunos puntos del Ebro, por ejemplo, donde se dan la mano máximos
históricos de acumulación de nieve para esta época del año en la
cabecera y en los Pirineos con récords de lluvias en la margen derecha,
lo que ha desbordado el río en puntos como Quinto de Ebro anegando y
echando a perder cosechas enteras.
«El mes de marzo ha sido
impresionante en precipitaciones, pero la apertura de grifo la ha
provocado el paso continuo de borrascas atlánticas. Eso hace que se
riegue mucho la mitad occidental de España, pero mucho menos o nada la
oriental», explica el portavoz de Aemet. «Ha habido más lluvias
de lo normal en todo el país, excepto en las zonas más cercanas al
Mediterráneo. Allí este año no ha habido temporales. En el levante no han visto lo que ellos llaman la gota fría».
Eso vale para la España peninsular, pero en Canarias también ha sido un año muy seco. En algunas zonas de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura
no ha llovido ni la mitad de lo normal desde que comenzó el año
hidrológico (1 de octubre). Y apenas ha caído un litro por metro
cuadrado durante todo el lluvioso mes de marzo.
Desde el
Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente,
responsable de las políticas de lucha contra la sequía, indicen en que
es importante trasladar a la ciudadanía un mensaje de cautela con
respecto a la situación.
En la actualidad, las reservas totales
en España están al 68,6% -con 38.461 hectómetros cúbicos-, un poco por
encima de la cantidad que se acumulaba el año pasado por estas fechas,
pero aún lejos de los 41.799 que ha habido de media en los últimos
cienco años.
Sin embargo, si se pone el foco en las cuencas
individuales, salen a la luz las dos Españas hidrológicas:
las cuencas internas del País Vasco o el Cantábrico Oriental están
rozando o por encima del 95%; mientras que el Júcar y el Segura no
llegan o superan por poco el 30%.
«Aunque está lloviendo
considerablemente y acumulamos más agua en nuestros embalses, hay que
recordar que estamos aún lejos de alcanzar la media de los últimos años
tras acumular varios años de sequía en muchas zonas... y en Segura y el
Júcar cinco seguidos ya», afirma un portavoz.
En el secano rabioso no
dejan de mirar al cielo. Pero en la España seca, igual que en el resto
del país, ya han llegado el sol de pleno y los cielos claros. En
Almería, Murcia y el sur de Alicante los termómetros ya rozan los 30ºC
esta semana, al igual que en Grazalema, para eso no funciona el muro.
MADRID.- Entre las cuatro zonas con más aridez de España se encuentra Murcia. El
32% de la región murciana es árida. Así lo demuestran los valores
climatológicos de precipitación anual, con entre 200 y 300 l/m2 al sur y
este de la provincia. Allí también se encuentra una de las temperaturas
máximas absolutas anuales más altas del territorio español, con 45.7
ºC, según un ranking de las zonas más áridas de nuestro país.
Hoy
por hoy las zonas más áridas de España, con precipitación anual
inferior a 300 mm, se encuentran en el sureste de la Península (Almería,
Murcia y Alicante) y en las Islas Canarias más orientales, ocupando un
total del 2.6% de la superficie del Estado.
En el sureste de la
Península la escasez de precipitaciones se debe principalmente a la
pantalla ejercida por la Cordillera Penibética, estancando
frecuentemente las tormentas del norte y noroeste. La aridez de las
Islas Canarias se debe a la persistencia del Anticiclón de las Azores y a
la influencia sahariana.
El desierto de Mahoya, entre Abanilla y Fortuna, o las ramblas de
Librilla son algunos ejemplos de esta aridez murciana. También las zonas
costeras de Mazarrón, Águilas o el Parque Regional de Calnegre están
entre las zonas más áridas de Murcia.
Junto a Murcia, entre las zonas más áridas de España también se encuentran: Almería, Alicante, Lanzarote y Fuerteventura.
Almería,
es la zona más árida de la Península Ibérica, en ella el 24% de la provincia es
territorio árido. Prueba de esta sequía es el Parque Natural
marítimo-terrestre del Cabo de Gata-Níjar, posiblemente el espacio más
árido de la Península.
En él las lluvias apenas llegan a unos 120 l/m2
al año, las temperaturas son muy altas en verano y en invierno suaves.
Es una de las zonas de Europa con más cantidad de horas de sol al año,
con cerca de 3.000 horas de exposición solar anual.
Alicante
cuenta con el 25% del territorio árido, en el sur y sureste de la
provincia. Allí el mes más lluvioso es septiembre y llueve unos 61 días
al año. Los veranos son calurosos y con temperaturas que pueden
sobrepasar los 40 ºC.
En 2014 se convirtió en el área poblada más
seca del planeta por falta de precipitaciones, con 12 meses consecutivos
en los que tan solo se acumularon 104 l/m2. Dentro de la provincia de
Alicante, las comarcas de la Marina Alta, el Vinalopó y L'Alacantí fueron las zonas con
peores registros pluviométricos este año.
Lanzarote y
Fuerteventura, con origen volcánico, son las islas más próximas al
continente africano, y por ello las más afectadas frecuentemente por la
calima. En ellas las precipitaciones anuales son muy bajas, de 98 l/m2
al año en el sur de Fuerteventura y no se superan los 200 l/m2 en el
resto. Las temperaturas no varían mucho a lo largo del año y las mínimas
no bajan de los 14 ºC.
La menor altitud de estas islas provoca que toda
su superficie se encuentre por debajo del nivel de inversión de los
vientos alisios, lo que dificulta las lluvias orográficas típicas de las
otras Islas Canarias occidentales que cuentan con algún obstáculo
montañoso.
En un momento en el que la sequía es uno de los
principales problemas de nuestros tiempos, la lluvia se ha convertido en
uno de los elementos más preciados en buena parte del mundo. También en
nuestro país, que alberga un gran número de zonas realmente áridas.
MADRID.- La tendencia de precipitaciones inferiores a
la media en Europa ha continuado en los primeros meses de 2012. La
misión SMOS de la ESA ha puesto de manifiesto las consecuencias
negativas de este reciente brote de "buen" tiempo.
Europa Occidental está experimentando una grave falta de agua
debido a esta tendencia. La preocupación por el déficit de agua está
aumentando en los países europeos y sus respectivos organismos
encargados del agua, en particular en España, Francia, Alemania y el
Reino Unido, explica la ESA en un comunicado.
La ausencia de suficientes recursos hídricos pone en peligro
las cosechas, lo que a su vez aumenta el precio de los alimentos y puede
provocar una escasez de agua potable o para la industria.
Otoño registró un clima particularmente seco, obligando a
interrumpir la navegación en el Rin y el Elba, e incluso provocando un
incendio forestal en Baviera.
La tendencia a la baja precipitación en Europa continuó en los
primeros meses de 2012, según reflejan las lecturas de humedad del
satélite SMOS.
Lanzado en 2009, SMOS registra radiación de microondas emitida
por la Tierra para calcular la cantidad de humedad que se mantiene en
la capa superficial del suelo, hasta una profundidad de unos cinco
centímetros.
La información es particularmente importante para una mejor
comprensión del ciclo del agua y los procesos de intercambio entre la
superficie terrestre y la atmósfera. SMOS adquiere sus mediciones a una
resolución de 50 kilómetros por pixel.
La combinación de observaciones de SMOS con los datos de alta
resolución sobre vegetación y la temperatura de la superficie de la
Tierra, permite crear unos mapas de humedad del suelo con una resolución
espacial de un kilómetro.
La información sobre la humedad del suelo a una resolución tan
alta puede ser utilizada en aplicaciones como la evaluación de
contenido de agua del suelo para la gestión de la agricultura.
En condiciones de extrema sequía, los mapas pueden ayudar a
localizar las áreas específicas de alto riesgo de incendio mediante la
combinación del conocimiento de la humedad del suelo con otros datos
obtenidos por satélite y los pronósticos de temperatura del aire y la
intensidad del viento.
BRASILIA.- Las zonas consideradas secas, que albergan a más de 1.000 millones de personas en todo el mundo, requieren de acciones públicas urgentes para proteger sus recursos naturales, alertó la Conferencia Internacional sobre las Regiones Semiáridas.
Si la sustentabilidad económica de las zonas secas y semidesérticas no puede ser asegurada "todo el planeta está amenazado", afirma el documento final emitido el viernes por la Segunda Conferencia Internacional sobre Clima, Sustentabilidad y Desarrollo en Regiones Semiáridas (ICID 2010) reunida en la ciudad brasileña de Fortaleza, al noreste del país.
"La ONU debe urgentemente considerar la actual situación de riesgo de las regiones de las tierras secas, especialmente el Africa Sub Sahariana, el sur de Asia y Medio Oriente, pero también en parte de América del Sur y del Norte, el Caribe, Asia oriental y el Pacífico", señalaron los expertos.
La conferencia recomendó la construcción de una nueva alianza geopolítica entre "países con tierras secas para aumentar los esfuerzos de resolver sus problemas". En ese escenario, se identificó la necesidad de contar con "fuentes financieras adicionales" para llevar adelante actividades de desarrollo sustentable que sea sensible al clima.
La conferencia sirvió de plataforma para el lanzamiento de la Década de Lucha contra la Desertificación (2010-2020), por parte de Naciones Unidas. La ICID 2010 es una reunión preparatoria de la conferencia mundial Rio+20, Conferencia de la ONU sobre desarrollo y medioambiente que se celebrará en 2012 también en Brasil.