Previamente habíamos comentado, casi a principios del verano en esta sección de Republica.com,
que en el mes de agosto tendríamos un encuentro en la UIMP, en
Santander, Palacio de la Magdalena, sobre el gran tema del agua.
Efectivamente pudimos desarrollar ese proyecto y ahora se ofrece a los
lectores lo principal de lo allí expuesto por el autor, que como se verá
afecta a todos.
- El agua, un recurso finito.
El agua, el matrimonio químico más conocido, H2O,
es el fundamento de la vida y el bien más preciado en cualquier
sociedad humana y en el medio natural, eso, todo el mundo lo sabe.
Más concretamente, el agua dulce de que disponemos para tantos usos y
consumo, es una cantidad finita que está en los glaciares, los lagos y
los ríos, y en los acuíferos subterráneos. Pudiendo decirse que
disponemos hoy de la misma cantidad de agua dulce hace 70 millones de
años. Y globalmente, la disponibilidad e de agua dulce, controlada por
la sociedad se distribuye en tres aplicaciones fundamentales: 11% para
consumo de hombres y mujeres en todo el mundo, otro 19% para la
industria y los servicios y el 70% para la agricultura
[1].
Puede decirse que la necesidad de agua en los últimos tiempos, crece a
un factor doble que el de la población, lo cual genera no pocas
tensiones en determinados países, ya también entre estados que tienen
cursos fluviales comunes para su exportación.
El referido aumento del uso y consumo del agua, se debe al proceso de
urbanización (ya el 60% de la población vive en las ciudades a escala
mundial), y también al cambio de dieta alimentaria. Con aumentos muy
notables de consumo de carne, recordando que un kilogramo de vacuno de
buena calidad exige 15.000 litros de agua, diez veces lo que el trigo o
la cebada,y aun mas que los tuberculos.
Ello obliga a sistemas de aprovechamiento del agua cada vez más
sofisticados, con el caso limite positivo, que está en los invernaderos
en los que el líquido elemento se recicla y depura continuamente.
- La calidad del agua
Es un tema fundamental, pues el agua no potable es el origen de gran
número de enfermedades en los países menos desarrollados. Y la
aplicación a la agricultura es fundamental: según cálculos de la FAO, en
1961, estaban en riego en todo el mundo 139 millones de hectáreas.
Pero
con el crecimiento de la población y el cambio de dieta, en 2012 se ha
llegado a 320 millones de hectáreas: hubo una duplicación en solo 40
años. Ritmo que no puede mantenerse por razones obvias, de que no cabe
ya roturar los bosques existentes, que deben mantenerse a toda costa por
razones de producción de oxigeno y biodiversidad
[2]
El agua de buena calidad se perjudica por la fertilización de los
campos, con un crecimiento en el uso de abonos químicos de diez veces
desde 1960, haciendo que toda una serie de acuíferos mal gestionados ya
no sean utilizables, sino con procesos de depuración muy costosos del
agua que de ellos se extrae.
Análogamente a la inversa, estamos en una situación en que el agua
debe ser utilizada más veces posible, como en regadíos sucesivos, o ha
de ser reciclada, como sucede con las aguas residuales de las ciudades
para riego de parques y jardines además de la agricultura.
- No todos tienen grifos
En los países avanzados, como lo es España – a pesar de tener bolsas
importantes de desempleo e incluso de rentas bajas y pobreza-,
encontramos de lo más natural que al abrir el grifo llegue el recurso
agua en cantidades ilimitadas y de gran calidad.
Pero eso no sucede por todas partes, calculándose que hay unas 800
millones de personas que todavía no tienen agua potable (algo más del
10% de la población), y unos 2.500 millones que carecen de instalaciones
sanitarias para el mejor cuidado personal, que tanto contribuye a la
salud.
En la encíclica, hasta ahora única, el papa Francisco, titulada
“Alabado seas”, hay un capítulo importante dedicado al agua, en el
proceso de ecologización total propuesto por el Sumo Pontifice:
el agua debe ser gestionada con principios de sostenibilidad y
solidaridad, para resolver los problemas ya ciados de potabilidad,
sanidad, etc. en los países en desarrollo. En ese sentido, la FAO tiene
gran importancia para contribuir a solucionar esas penurias.
- Objetivos de desarrollo sostenible (ODS)
En la agricultura, por ejemplo, cabe la posibilidad de que los
sistemas de riegos suministren el agua con una productividad más
elevada, que con los métodos tradicionales de manta, o de
surcos. Los aspersores o la exudación, son esos nuevos métodos, cada vez
más productivos. En ese sentido, todos estamos obligados a aplicar el
principio nº6 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS)
aprobados por las Naciones Unidas en 2015 con el horizonte 2030.
Ese ODS nº6 seis, preconiza hacer el mejor uso posible del agua dulce, que la FAO ha cifrado en 43.920 km3. Debiendo recordar que un km3, es un ortogonio de mil metros lado, equivalente a 1.000 millones de m3.
En ese sentido en España tenemos una regulación importante de ríos, con
un sistema de embalses que, con una capacidad de 63.000 hm3, equivalente a 63km3.
- Explotación de los ríos
Naturalmente, se trata de que todos tengamos acceso al agua, al
aprovechamiento de los ríos, y que se tengan en cuenta los derechos y
las obligaciones de las partes en presencia, apreciando las grandes
tensiones que hay entre países con ríos comunes, aguas arriba y abajo.
Así, en el caso de Turquía, se han formado grandes embalses en la
cabecera del Tigris y del Eufrates, creando gran inquietud en Irak que
depende por entero por los dos referidos cursos fluviales.
Otro tanto sucede con Egipto y Sudán, desde el punto y hora en que
Etiopía va embalsar las aguas del Nilo azul, con fines hidroeléctricos
en curso fluvial, que aporta el 70% del total del agua del Nilo, que
necesitan, aguas abajo, los dos países citados.
Y debemos referirnos, también, al caso de China, en su proyecto de
controlar las aguas de los ríos Ganges, Brahmaputra y Mekong, que son
los más importantes de una zona poblada por casi 2.000 millones de
personas (India, Pakistan, toda Indochina), que dependen de los ríos que
nacen en los glaciares del Himalaya.
En el sentido apuntado, es un verdadero ejemplo el acuerdo entre
España y Portugal, aunque sea a una escala reducida, para la regulación
de ríos comunes, desde el Miño hasta el Guadiana.
Y vistos estos cinco temas anteriores, el próximo jueves 13 de
septiembre seguiremos con la cuestión del agua, hasta finalizarlo con
una amplia referencia al hasta ahora no realizado trasvase del Ebro. Y
en el interim, quienes lo deseen, pueden comunicarse con el autor al correo castenacien@bitmailer.com
[1] Prólogo de Enrique Yebes al libro “El estado del planeta, el Agua”, FAO/ El País, Madrid 2018, págs. 6 y siguientes.
[2] “El estado del planeta. El agua”, Ob. cot, pgs 46 y siguientes.
(*) Doctor en Derecho y Ciencias Económicas