Las 25 obsesiones de EL ESPAÑOL
1.- España y las Españas
España es la morada vital de los
españoles. Es también la entidad histórica y política que garantiza los
derechos y libertades de todos los ciudadanos, la solidaridad entre sus
habitantes y el anclaje con la Unión Europea. Tenemos mucho de lo que
enorgullecernos y unas cuantas cosas de las que avergonzarnos. Debemos
impulsar un patriotismo transversal basado en los valores
constitucionales.
El interminable proceso de
transferencias del Estado a las comunidades autónomas pone en peligro la
eficacia del sistema, socava la igualdad entre españoles y amenaza la
propia unidad nacional. Creemos que ha llegado el momento de cerrar el
modelo territorial blindando en la Constitución las competencias
exclusivas del Estado y fijando el techo de las competencias
autonómicas.
España es una realidad plural.
Algunos nacionalismos excluyentes plantean la segregación de sus
territorios. Consideramos que es inaceptable la independencia de
cualquier comunidad sin que lo decida el conjunto de los españoles o sus
representantes.
Urge desarrollar el artículo 155
de la Constitución para garantizar la lealtad de los gobiernos
autonómicos al principio de legalidad, modulando la retirada de
competencias y demás respuestas del Estado en función de la gravedad de
las conductas. También debería restablecerse la tipificación penal de la
convocatoria de consultas ilegales.
Entendemos al mismo tiempo que
todo grupo de ciudadanos debe tener la posibilidad de plantear cualquier
aspiración por cauces democráticos. Sería conveniente pues que la
reforma de la Constitución incluyera también la regulación del derecho
de secesión, como por ejemplo ha hecho Canadá con la denominada ‘ley de
claridad’. Una norma similar debería implicar a las Cortes Generales en
ese eventual proceso estableciendo mayorías cualificadas y otras
restricciones para que resultara válido.
2.- Otra ley electoral
Seguimos teniendo la ley
electoral improvisada en 1977 cuando ni siquiera se había redactado la
Constitución. Es una norma que castiga a las minorías y sobre todo deja
el control de diputados y senadores en manos de las cúpulas de sus
partidos. Hay que ir a un sistema que recoja más fielmente las
preferencias de los ciudadanos, de forma que exista mayor proporción
entre los votos y los escaños. También debe reforzarse el vínculo entre
los diputados y sus electores. El modelo alemán debería ser el ejemplo a
seguir: es más proporcional y da opción a elegir de forma directa a una
parte de los parlamentarios en circunscripciones uninominales.
3.- Separar al Ejecutivo del Legislativo
No hay democracia auténtica sin
una división real de los poderes del Estado. Planteamos avanzar hacia un
régimen presidencialista que establezca una separación entre el
Gobierno y el Parlamento. Un jefe del Ejecutivo elegido directamente por
los ciudadanos tendría un mandato claro para gobernar pero no para
legislar a su gusto. De la misma forma, los parlamentarios tendrían
independencia para aprobar leyes y fiscalizar al Gobierno, pero no para
determinar su gestión. Es el sistema de equilibrios y contrapesos,
habitualmente republicano pero compatible con la Monarquía.
4.- Jueces independientes
Es imprescindible impulsar y
proteger la independencia de los jueces frente a las injerencias del
poder político. Hay que reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para
restablecer el principio constitucional de que sean los magistrados
quienes elijan de forma directa a la mayoría de los miembros del CGPJ.
Por otra parte, el fiscal general debería ser nombrado por una mayoría
cualificada del Parlamento y no por el Gobierno
5.- Democratizar los partidos
Los partidos están controlados
por sus cúpulas, elegidas a menudo a dedo. Hay que desarrollar el
artículo 6 de la Constitución que establece que su “estructura y
funcionamiento interno deberán ser democráticos". Una ley tendría que
supeditar las subvenciones que reciben las formaciones políticas a
requisitos como la elección de sus líderes mediante el voto de los
afiliados, la celebración de primarias para designar los candidatos a
cargos públicos relevantes o la limitación de mandatos.
6.- Combatir la corrupción
La corrupción encuentra el campo
abonado allí donde hay opacidad. La sociedad tiene que poder examinar
la gestión de los servidores públicos y debe poder acceder de forma
sencilla a cualquier información relevante. Las leyes de transparencia
han de hacer justicia a su nombre y transformar los muros de la
Administración en paredes de cristal.
Para recuperar la confianza de
los ciudadanos en las instituciones también debe acometerse una reforma
de la Ley de Contratos del Estado que elimine la arbitrariedad en la
toma de decisiones. Hay que reforzar las garantías de imparcialidad y
correcto funcionamiento de la Administración devolviendo el protagonismo
a funcionarios de carrera que han sido sustituidos por personal de
confianza y de libre designación. Hay que perseguir también a los
corruptores: las empresas condenadas con sentencia firme no deberían
volver a participar en concursos públicos. Ningún dirigente beneficiado
por la financiación ilegal de su partido debería poder volver a
presentarse a las elecciones.
7.- Adelgazar la Administración
Los gobernantes han creado un
aparato elefantiásico pensando más en intereses políticos que en el
servicio a los ciudadanos. El resultado es una Administración cara,
sobredimensionada e ineficiente. Urge acabar con la duplicación de
competencias y suprimir órganos como consejos jurídicos consultivos,
tribunales de cuentas o defensores del pueblo autonómicos. Se impone la
reducción de parlamentarios regionales y la supresión de las
diputaciones provinciales.
8.- Bajar los impuestos
Aunque la presión fiscal en
España apenas llegue al 33% y sea una de las más bajas de la OCDE, la
dimensión de la economía sumergida y el fraude a altos niveles hacen que
el peso de la recaudación se concentre en el IRPF y el IVA. Una carga
tributaria superior al 50% de sus ingresos como la que soportan muchos
contribuyentes, convierte los impuestos en un arma confiscatoria en
manos del Estado. Por otra parte, las autoridades deben aplicar
criterios equitativos: ni la cultura se puede gravar con un IVA del 21%
ni la prensa electrónica deber soportar una carga fiscal mayor que la
prensa tradicional. También hay que combatir más resueltamente el fraude
a Hacienda.
9.- Menos multas de tráfico
La Administración ha encontrado
en las multas de tráfico -tanto en vías urbanas como en carretera- una
vía fácil para obtener ingresos. La mayoría de infracciones sancionadas,
con cámaras, radares y controles estratégicamente situados, no suponen
peligro alguno para el conductor ni para el resto de automovilistas. Lo
que se persigue no es la seguridad vial sino, descaradamente, la
recaudación. Las multas tienen que recuperar su verdadero sentido como
freno a las conductas imprudentes y guardar, en su cuantía económica,
proporción con la falta cometida.
10.- Mejor enseñanza con más inglés
España viene invirtiendo
ingentes cantidades de dinero público en la enseñanza sin que ello se
traduzca en una mejora de su calidad. Hay que reestructurar el sistema,
garantizando la escolaridad temprana, de 0 a 3 años, moldeando la
secundaria según las aptitudes de los alumnos y rompiendo la endogamia
de las universidades para que sean viveros de talento y cualificación
profesional. Hay que ir también a una armonización de programas. No es
serio que en cada autonomía se estudie la Historia con versiones
distintas o incluso opuestas de unos mismos hechos. Uno de los síntomas
del fracaso de nuestro modelo educativo es la baja capacitación en
inglés de los españoles. El inglés, como lengua de comunicación
internacional, debería ser una prioridad a todos los niveles.
11.- Libertad en la lengua vehicular
En algunos lugares de España las
lenguas han dejado de ser un instrumento de comunicación de las
personas y se han convertido en una herramienta política. Para evitar
imposiciones y asegurar el bilingüismo donde lo hay -ésa y no otra es la
auténtica normalización- debe quedar garantizada la libre elección de
lengua vehicular en la enseñanza y en las relaciones de los ciudadanos
con la Administración. Es intolerable que haya comunidades en las que la
lengua oficial del Estado sea excluida de facto de uno y otro ámbito.
12.- Reducir el paro juvenil
Un país que quiere mirar el futuro con confianza no puede tener a la
mitad de sus jóvenes en paro. Todo Gobierno debe presentar un plan de
choque contra esta lacra. Hay que dar facilidades para la contratación
de menores de 30 años y se tiene que simplificar el mercado laboral con
un contrato único que facilite la gestión al empresario y dé mayores
garantías y seguridad al trabajador.
13.- Igualdad salarial para la mujer
Según un informe de la UE la
brecha salarial entre hombres y mujeres en España es del 19,3%, cuando
la media de la zona euro está en el 16,6%. Ello obedece tanto a la
discriminación directa -igual trabajo, menor salario- como al tipo de
empleos que se conceden a las mujeres. Sin embargo el número de mujeres
graduadas en educación superior en España supera ya en casi un 30% al de
hombres. Estos datos reflejan una injusticia que la sociedad no debe
consentir.
14.- Apoyar a los emprendedores
Ser emprendedor sigue siendo hoy
en España una carrera de obstáculos: lejos de encontrar facilidades
todo son trabas y trámites burocráticos que se eternizan en los
despachos. La propia historia de la creación de EL ESPAÑOL da fe de
ello. Hay que simplificar de una vez los procesos administrativos para
fundar empresas, que son la base de la riqueza de un país.
15.- Igualdad sanitaria con muerte digna
Todos los ciudadanos españoles
deben tener derecho a las mismas prestaciones, independientemente del
territorio en el que residan. Además, un paciente nunca tendría que
sentirse intruso en una región que no sea la suya. Hay que implantar una
sola tarjeta sanitaria en todo el país.
Los avances médicos permiten hoy
mantener con vida a enfermos terminales que se hallan en una situación
irreversible. Por encima del deber médico de luchar por la vida creemos
que está el derecho del paciente a morir dignamente sin que se empleen
con él medios desproporcionados que alarguen su agonía. En España debe
abrirse, como ocurre ya en otros países, el debate de la despenalización
del suicidio asistido en determinados supuestos.
16.- Más Europa
España tiene que sumarse a
quienes apuestan por dar un nuevo impulso a la Unión Europea. Sólo
unidos, los europeos podrán recuperar su posición estratégica y tener
voz y protagonismo en el nuevo orden mundial que se está configurando.
Para ello es imprescindible superar el déficit democrático de la UE,
reducir su burocracia y establecer una política económica común en la
zona euro.
17.- Las víctimas del terrorismo
La memoria y el respeto hacia
quienes han sufrido esa barbarie no puede languidecer por el hecho de
que hayan cesado el secuestro y el tiro en la nuca. Las monstruosidades
que ETA y otros grupos terroristas han cometido en España y el
sacrificio de sus víctimas no pueden ser amortizadas por el presentismo.
La pervivencia de la amenaza yihadista y el ascenso de fuerzas
políticas que insisten en situar en un mismo plano a asesinos y
asesinados, añade motivos para reforzar la protección de las víctimas.
Ellas son el mejor estandarte para deslegitimar social y políticamente
cualquier proyecto totalitario. Las autoridades tienen que esforzarse
por resolver los crímenes de ETA aún pendientes de esclarecer, de la
misma forma que están obligadas a investigar cualquier elemento que
contribuya a clarificar en todos sus extremos los atentados del 11-M.
18.- Evitar la muerte de inmigrantes
La tragedia que supone que
miles de jóvenes desesperados mueran cada año intentando alcanzar el
Primer Mundo no puede sernos ajena. España, por su situación geográfica,
conoce bien el problema. Es un asunto que hay que abordar con realismo:
es imposible acoger a todas las personas que están dispuestas a
abandonar sus países. Ningún Estado del mundo permite la entrada libre
de inmigrantes en su territorio porque sus efectos serían catastróficos.
Cabe actuar en la prevención, invirtiendo en los países de origen de
los inmigrantes, ofreciendo información y cerrando acuerdos con sus
autoridades para regular flujos asumibles. También hay que actuar contra
las mafias del tráfico de seres humanos. Se trata, pues, de una
política que por su alcance y envergadura debe coordinarse dentro de la
Unión Europea.
19.- Proteger el bosque, repartir el agua
Conservar la naturaleza y
aprovechar bien sus recursos deben ser dos caras de una misma moneda.
Recuperar masa forestal debe ser una prioridad en un país como España,
en grave riesgo de desertización. Salvar el bosque es preservar la
riqueza de nuestra biodiversidad, la flora y la fauna. De la misma
forma, hay que actuar en el mar, restringiendo zonas a la pesca, para
que nuestras aguas no acaben esquilmadas.
El agua es vital para la
economía y la cohesión de un país. En España está mal repartida. Su
gestión tiene que ser una competencia nacional. Sólo con visión de
Estado, a través de un Plan Hidrológico Nacional, se puede contribuir a
una mejor distribución de los recursos hídricos.
20.- El coche eléctrico
El progresivo deterioro del
medio ambiente es inquietante en todo el mundo y se ha agravado como
consecuencia del calentamiento global. España tiene que ser ejemplar en
la reducción de emisiones y en el ahorro energético. El coche eléctrico
es una opción realista. Habría que fomentar su implantación dando
facilidades para su compra y para la recarga de baterías.
21.- Internet para todos, internet neutral
En la era de la comunicación hay
que facilitar la conectividad invirtiendo en infraestructuras. Las
autoridades deben hacer un esfuerzo facilitador para que la oferta de
conectividad sea adecuada en cobertura y ancho de banda en todos los
espacios urbanos, de manera que sea una herramienta verdaderamente útil y
al alcance de los ciudadanos.
Las operadoras de
telecomunicaciones deben garantizar la no discriminación en el envío y
recepción de datos. Los ciudadanos y las empresas tienen derecho a que
el tráfico de datos recibido o generado no sea manipulado, tergiversado,
impedido, desviado, priorizado o retrasado en función del tipo de
contenido, del protocolo o aplicación utilizado, del origen o destino de
la comunicación ni de cualquier otra consideración ajena a la de su
propia voluntad. Ese tráfico se tratará como una comunicación privada y
únicamente bajo mandato judicial podrá ser intervenido.
22.- Libertad en la televisión
Los políticos deben dejar de
contemplar la televisión como un instrumento de propaganda a su
servicio. Hay que cerrar todas las televisiones públicas que supongan un
agujero para el erario. También hay que fomentar el pluralismo en vez
del duopolio en la concesión de franjas del espacio radioeléctrico y,
sobre todo, propiciar el aumento del ancho de banda que impulse la
distribución de contenidos televisivos a través de internet.
23.- El ojo de halcón en el fútbol
La tecnología se ha introducido
en el deporte para hacer justicia en los lances controvertidos que
pueden ser decisivos para el resultado de un encuentro. El baloncesto o
el tenis son dos buenos ejemplos. Sin embargo, el fútbol, el deporte que
más aficionados moviliza y mayor negocio genera, sigue mostrándose
reacio a incorporar los avances tecnológicos. Es un error que hay que
corregir, particularmente en un momento en el que las sospechas acerca
de la limpieza de la competición pueden dispararse como consecuencia del
protagonismo que han adquirido las apuestas deportivas.
24.- Contra la mala educación
En España se grita en lugares
públicos, se insulta en los lances de tráfico, se silban los himnos, se
circula con motocicletas ruidosas a horas intempestivas, se aparca por
sistema en doble fila, se dejan los excrementos de los perros en las
calles, parques y jardines, se escupe en el empedrado, se arrojan
cáscaras de crustáceos al suelo de los bares, se olvida usar el
desodorante incluso en plena canícula, se tutea a cualquier desconocido,
se injuria y blasfema en los recintos deportivos. Por desgracia en eso
aun somos diferentes. Por eso, la mejora del civismo debe ser un empeño
de todos: de la Administración y de los propios ciudadanos.
25.- La Ñ
El español es la lengua que nos
abre las puertas de un continente entero y nos proyecta al mundo, donde
lo hablan más de 500 millones de personas. La ñ es un símbolo de su
riqueza en la medida en que representa con una sola letra un fonema para
el que otros idiomas necesitan dos. A todos los españoles nos interesa
que los grandes actores de internet incluyan la ñ en sus sistemas
operativos y que la Unión Europea -en contra de su actitud inicial-
proteja e impulse su utilización.